Imagen obtenida de internet
Suele ocurrir, cuando salimos de
viaje, los vecinos nos miran con curiosidad y preguntan hacia dónde vamos.
Nos ven cargar las maletas, ponerlas
ordenadamente en el maletero, como voy moviéndolas hasta encajarlas bien.
No me gusta que las cosas den
bandazos, ni que se vuelquen, y si es un cesto abierto, se salgan las cosas y
queden repartidas por el maletero.
Siempre conduzco, me gusta y suelo
aguantar bastante rato sin cansarme, cuando el trayecto es muy largo, solemos
parar de tanto en tanto, ya para repostar como para estirar las piernas y pasar
por el lavabo.
Mi
mujer es la rutas, suele mirarse el itinerario con todas sus cuitas,
para estar preparada para cualquier eventualidad, incluso ha visualizado el
trayecto en el ordenador, para conocerlo mejor y explicármelo.
Así, siempre estoy atento a sus
indicaciones, cuando va comentando las incidencias en la carretera, aunque
procuramos salir a horas tempranas, para evitar los agobios de un excesivo
tráfico.
De esta manera con el coche revisado,
para evitar sorpresas, con el depósito lleno de combustible y muchas ganas,
solemos partir ilusionados, ha recorrer el mundo.
Ir siguiendo la cinta de asfalto
negra, contemplando los paisajes que nos rodean, parando en lugares que nos
llaman la atención, sin ningún condicionante preestablecido.
Suelo estar atento a sus indicaciones
y disfruto con las explicaciones que me da, sobre lo que vamos recorriendo.
Las etapas del viaje, vienen marcadas
por la distancia acordada como ideal para realizar en una jornada y por la
reserva hecha de alojamiento.
Nos gusta llegar y tener el sitio
acordado para pernoctar, es muy incómodo, empezar a dar vuelta buscando
alojamiento, por la noche, entretiene mucho y es una pérdida de tiempo
evitable.
En las paradas, suelo hacer fotos
durante el itinerario y sobre todo en los lugares que hacemos estancia, por ser
sitios de interés cultural, paisajístico o simplemente turístico.
A veces ella me cuenta, con una
sonrisa que intuyo, la cara de sorpresa, de los empleados que nos ayudan a
descargar el coche y se lo llevan al garaje del hotel.
Bueno el hecho de llevar un bastón
blanco, para ayudarme en mis desplazamientos, cuando salgo del coche, no creo
que sea tan relevante, pero se ve que sí, que causa un cierto desconcierto.
Bueno, cuando regresemos, ya os
contaré que tal ha ido y pondremos unas fotos de recuerdo, de los lugares
visitados.
Esa preparación previa para evitar sobresaltos me parece estupenda. Máxime cuando hay esa discapacidad, aunque sea nimia en este caso. :-)
ResponderEliminarUn abrazo. Y si es el caso, buen viaje!
Cuando una pareja inicia un viaje, es primordial la ilusión de prepararlo, diseñarlo y todos los demás detalles. Se empieza así, con ilusión y después el viaje es más llevadero y acostumbra a salir bien.
ResponderEliminarYa nos explicarás. ¡Buen viaje!