REENCUENTRO


Foto de A.C.P. 

Sting - Shape of my heart 


Reencuentro

Los años, la vida, como se dice, nos habían distanciado; de ser una persona fundamental, en el día a día de mi existencia, a no ser nada más qué un grato recuerdo lejano, de muchas acciones en el devenir de la vida adolescente a la adulta.

Gracias a estas acciones, seguía presente en la particular memoria histórica, la que se hace de momentos breves, cargados de contenido emocional.

En un mundo donde se impone el ritmo de vida rápido, la inmediatez de las soluciones al instante, de enfrentamiento diario a un trabajo donde prima el tiempo sobre el resultado; los recuerdos son dejados de lado para seguir con lo que tienes, sin recuperar lo perdido.

Sin saber bien por qué, un paso diferente, trunca un camino compartido, desviándonos en nuestro avance por senderos divergentes, sin coincidir en nuestra aventura personal.

Por ello, en tiempo de vida reflexiva, de actividad pausada, de mirada a los recuerdos, de la necesidad de fijar nuestros puntos de referencia; nos llevan a mirar, con curiosidad, en las llamadas redes sociales.

Donde extraemos, con sumo cuidado, aquel archivo de nuestra memoria personal sin actualizar, aquella amistad recurrente que nos anima a recuperar tiempos pasados.

Tras el descubrimiento; la sorpresa, el intercambio, la constatación del largo tiempo transcurrido sin ningún punto de acción común, la necesidad del intercambio de noticias personalmente, sin la frialdad del teclado.

Al fin el reencuentro, de dos muchachos a directamente dos mayores, con gran parte de las acciones vitales ya hechas.

La puesta al día, de situaciones familiares, de trabajos realizados, amistades tenidas, conocimientos adquiridos, desengaños vitales, desencuentros espirituales, desafíos personales enfrentados, superados o no, aficiones perseguidas, lecturas satisfechas, desencantos ante la vida política, en fin el sentirse integrantes de un compendio de cosas comunes a una generación.

La entrevista, reafirma a sensación de un paréntesis, los años transcurridos separados, no impiden continuar la amistad en los siguientes.





Rosa

 





La veo, admiro y deseo, reluce impresionando mis ojos con su belleza.

Es tanta que quiero guardarla para mi, llevármela y tenerla conmigo.

Para poder verla siempre que quiera.

Pero fuera de su  planta, de su tierra, se marchitara y lucirá poco tiempo.

Puedo prolongar su estado lozano, poniéndola en un jarro de agua bien fresca, aunque morirá.

Más lentamente, pero morirá, ofreciéndome su belleza en sacrificio, añorando las abejas que la visitaban .

Si la dejo en su sitio, el viento se llevara sus pétalos, desnudando su hermosura, y se secara al sol.

Si la cubro para  protegerlas, perderá los besos del rocío y el calor del sol, quedará triste y apagada. 

Sin la compañía de sus amigas, su belleza será en vano, se perderá.

Tengo que dejarla donde está, en su naturaleza, para admiración de los paseantes, mientras esté entre nosotros, ofreciendo su belleza, estará viva.

Ascensor

                                                                        Imagen de Internet


Servicio de emergencia, ¡dígame!

¡Hola! ¡Soy yo!

¡Buenos días! Explíquenos cual es el problema.

¡Buenos días! Estoy sólo.

Perdón Sr. indiquenos que le ocurre.

Se lo estoy diciendo, estoy solo.

Bien Sr. pero que le sucede.

No tengo con quien hablar. ¡Estoy solo!

Sr. esto es un servicio de urgencias para atender una emergencia en el ascensor.  Si no le ocurre nada ni a Ud. ni al aparato, deje la línea libre. ¡Gracias!

Pero Ud. no lo entiende estoy solo, no hay nadie en el edificio, no puedo hablar con nadie.

Señor por favor, explíquenos el problema o retírese. ¡Gracias!

Se lo estoy explicando, este edificio se ha convertido todo en oficinas, el personal siempre me ignoran, pero a veces alguien me saluda, pero los festivos no, estoy solo.

Sr. esto no es el teléfono de la esperanza, cuelgue por favor.

No, yo no conozco ninguna Esperanza, me da igual hablar con Ud. ¡Entiéndalo! Llevo toda la Semana Santa solo.



Viernes/trece

Foto del Autor



No soy nada supersticioso, no me fijo para nada en el calendario, y me da igual la fecha o el día de la semana, actuó sin tenerlo en cuenta, la verdad es que no me fijo.


Me entero por las típicas bromitas en plan adolescente, que se hacen en el trabajo. Lo de mañana ¡ojo!, que es viernes y trece, cuidado con los correos, mirar tras las puertas, y cosas así.

Cuando salí esta mañana de casa, me encontré con la mujer que limpia la escalera, me puso mala cara por qué pisé lo qué estaba fregado, todavía estaba mojado y no quise esperar,  no me gustó su actitud  reprobatoria .

La deje junto con el cubo y la fregona en el cuarto que hay debajo del ascensor, donde están los contadores, se revolvió un poco, pero fue presa fácil, y os aseguro que le quite su cara de recriminación.

Eso me entretuvo, y no cogí el autobús habitual, me fastidia un poco cambiar de costumbres, pero hoy estaba justificado.

El conductor, en realidad no era tal, si no una mujer, con el pelo oxigenado, masticando un chicle con la boca abierta, iba escuchando una radio puesta a todo trapo, cómo si a los demás pasajeros nos importasen los chismorreos que estaba escuchando, encima pegó un par de frenazos, por no estar atenta al tráfico matutino.

Cuando llegamos al final del trayecto, en el polígono, tienen una pequeña garita con un baño, la deje ahí, con su ridículo pañuelo lila metido en la boca, junto con el chicle.

Fui a trabajar eufórico, me sentía como más ligero, le dedique una de mis mejores sonrisas a la recepcionista, la que tiene un lunar a la izquierda.

Por lo demás, fue un día de lo más normal, el ordenador funcionó perfectamente, y estuve en contacto con una empresa alemana para concretar las condiciones de una entrega.

Son gente seria y es fácil negociar con ellos, en fin que lo de viernes y trece, es una tontería, para los que no tienen de qué hablar.

LEÑADOR




La firma en blanco  (1965), de René Magritte


Hacía años que el bosque se le había hecho pequeño, tanto talar, tanto talar, lo logró.

Luego su distracción fue asustar a las paseantes con caperuza, cuyas abuelas no las aguantaban, todo el día acosándolas con sus preguntas, y las mandaban a la caza del lobo.

Aunque el ya había hecho también de las suyas al respecto, mejor no entrar en detalles escabrosos.

Pero las nuevas senderistas no se atemorizaban por nada y reían con voz estridente ante cualquier novedad que se les presentara.

Se quedaban a ver y preguntar como le iba por el bosque enano, y él se escondía detrás de un bonsái, con la cabeza metida en su camisa a cuadros para no ver.

Ahora era él, el asustado.

El PUNTO


Foto del autor

Era un tipo muy metódico, puntilloso, no empezaba un libro hasta no haber acabado el que tenía entre manos.

Por eso lo llevaba a todas partes, hojeándolo en los trayectos en bus y en las comidas; le gustaba comer solo, los compañeros de trabajo con su cháchara inconsistente, le ponían malo. 

Él y su libro eran inseparables, le hacían bromas al respecto, pero no le importaba, incluso se sentía superior, no sabía en qué, pero superior. 

Le regalaron un punto, una de esas cartulinas decoradas como recuerdo de un viaje. 

A partir de entonces, dejó de doblar la esquina de la hoja en la que se quedaba. Lo malo para él, es que no había marcas de lo que había ido leyendo los días anteriores. 

Claro que era mejor no dejar señales, a veces eran libros prestados y quedaba feo. 

Es que era muy despistado y encima le costaba recordar lo anteriormente leído. 

Cuando llegaba a casa, lo depositaba en el mueble de la entrada junto a las llaves y el teléfono, cosas importantes que no podía olvidarse. 

Por ello, al ir a salir y encontrarse el punto en el suelo, le entró pánico, un cierto temblor en la mano le hizo que se le volviera a caer al recogerlo. 

Tendría que volver a empezar el libro, y era nada menos que el Ulises de Joyce, versión comentada, por un prestigioso filólogo inglés y, traducida por un importante intelectual, de esos que se exiliaron y, se repartieron por todas las universidades del mundo civilizado.

Cogió el libro, el punto, las llaves y el teléfono y salió como en trance, se quedó un rato delante del ascensor, que ya estaba en la planta, se lo quitaron, tuvo que volver a llamarlo. 

En el autobús, no saludo al entrar y, se quedó quieto totalmente rígido cogido a una barra, le daba miedo sentarse y tener que empezar el libro otra vez.  

 ¡Desde el principio! 


LUPITA



                                                    Imagen obtenida de Internet



Al principio tuvo miedo, a más a más del nerviosismo propio de presentarse ante su primer trabajo, a pesar de ir recomendada por el colegio de monjas donde hizo sus estudios de secretariado con idiomas, evaluados con excelentes notas, sabía que el dueño de la empresa era un señor muy severo, con una gran rectitud en todos los aspectos de la vida.

En seguida se dio cuenta de que no era tan fiero el león, aunque el temblor de piernas de la primera entrevista, lo recordó durante bastante tiempo.

Al ser tan joven sus nuevas compañeras en la oficina  de don Venancio, la acogieron como su mascota, y le fueron ayudando en todo, para que no metiera la pata.

Lupita se fijaba mucho, y enseguida le dieron más tareas para realizar, aparte del aburrido archivar diario.

Cuando la llamaron para dictarle unas cartas, sabía taquigrafía y la secretaria estaba ausente, supero con prontitud el desafío, y don Venancio quedo encantado, también ayudo que era de una visión mucho más agradable que su secretaria habitual.

Era, ya lo hemos dicho, muy joven, y como tal se comportaba y vestía, lo cual era grato para sus compañeros de trabajo, que le lanzaban todo tipo de piropos, para envidia del resto de sus compañeras. Pero se lo tomaban a bien, era la peque, su protegida, y no permitían ninguna salida de tono.

Con el tiempo siempre se encargó ella de atender los requerimientos del jefe, despachando con él no menos de media hora cada día.

Lupita empezó a cambiar al cabo de un tiempo, se la veía más lozana, y empezó a engordar, lo cual disimulaba llevando prendas más amplias.

Fue por entonces que se empezó a hablar de la mecanización de la empresa, poner un ordenador para llevar todo el tema de administración, facturación y control de stocks. Siendo ella la elegida para asistir a unos cursos de iniciación a las nuevas tecnologías.

Mientras no estuvo, a don Venancio se le vio más cascarrabias de lo habitual, pero todos lo achacaron al cambio de sistema de trabajo que se estaba preparando.

Cuando al fin Lupita regresó, lo hizo como una persona más madura, ya no era la chiquilla de todos, se había convertido en toda una mujer, y tenía su carácter.

Se habilitó una sala en el despacho para la instalación de un inmenso mamotreto, que era la unidad central, con control de temperatura y humedad especifico.

Para el resto de los oficinistas, secretarias y contables, se les redujo el espacio vital, puesto que fueron despedidos algunos, por no ser necesarios, con el nuevo equipamiento.

De todo ello se ocupó Lupita, perdón, Doña Lupe.

POBLET

                                                    Foto del autor


Viernes Santo, pensamos inocentemente, que es un buen día para visitar el Reial Monestir de Santa María de Poblet.

Sera por la historia que destilan sus piedras, por la amplitud del recinto, la serenidad que se respira en su ambiente, su noble entrada, los viñedos que la circundan, las tumbas de los nobles de la realeza, la ausencia de beatería, o de parafernalia nacionalista.

Es un lugar en el qué te sientes copartícipe de una identidad, tiene algo que te hace volver cada cierto tiempo, para redescubrirlo y meditar entre sus paredes.

Te invade una sensación de bienestar cultural, y paz espiritual a la vez qué física, cuando te encuentras, ya sea entre sus muros como fuera, pero en su entorno.

La verdad es que ha sido un desplazamiento difícil, en un día climatológicamente triste, hemos llegado envueltos en un torbellino de piedra, siguiendo una senda de roderas marcadas sobre una carretera blanca totalmente, bautizada por el granizo, qué la había hecho suya, haciendo desistir a muchos conductores de su uso.

La vista del monasterio, con su patio de entrada vacío, impresiona más, se ve solemne y muy grande.
Quietos, con los paraguas enhiestos, desafiando las inclemencias del tiempo, observamos con humildad la magnificencia de las piedras que forman el conjunto arquitectónico, desarrollado en etapas sucesivas. Marcados por un denominador común, la humildad.

Francisco de Goya, "Luces y Sombras" en Caixa Forum






Excelsa muestra de una gran cantidad de obras del insigne pintor, del cual, prácticamente todos, tenemos un juicio hecho.

Goya es el intento de introducir la modernidad en la piel de toro, es querer abrazar las ideas francesas de la ilustración y sufrir su desprecio por el pueblo ignorante, qué sufre las consecuencias de la guerra.

Cada obra suya es cómo una editorial, intentando sortear la inquisición y a la retrógrada nobleza que rodea al poder. Mostrando una crítica de los usos y costumbres de un país atrasado.

Su colección de grabados, nos muestra el abuso de las tropas invasoras, contra el pueblo llano, que es quien sufre las consecuencias de la guerra, y también del poder oligarca.

Goya es un ciudadano lúcido y trágico, muestra lo que ve, y lo qué quisiera ver, aunque fueran sueños extraños, grandes pesadillas.

Una muestra digna de ver, para comprender el genio.