Siguiendo una invitación de "La Mujer de Negro"
Esperábamos ansiosos el día en que nuestro agente secreto nos iba a proporcionar una más de sus múltiples brillantes actuaciones.
La semana se nos hacía larga esperando sentarnos ante el televisor para ver todas las ocurrencias que solo un verdadero agente de su graciosa majestad británica, era capaz de improvisar para solventar el problema de turno.
Nosotros nos teníamos simplemente que dedicar a improvisar una buena excusa para escaparnos a cenar a casa de la abuela y de paso que estábamos con ella haciéndole compañía poder ver uno más de los episodios de nuestra serie favorita, en realidad era la única que provocaba esa escapada, andando con paso nervioso por el paseo para llegarnos a tiempo de poder disfrutarla con tranquilidad, después de los besos, abrazos y loar la cena con la que nos obsequiaba.
Nos quedábamos en babia ante esa tele en blanco y negro con unos cuernos haciendo de antena, aposentados sobre un tapete de un blanco impoluto realizado artesanalmente.
Varillas que siempre, siempre, siempre, había que orientar de tanto en tanto para poder esquivar miles de interferencias que alteraban las malditas ondas cada dos por tres, Haciendo perder su correcta visión.
Nuestra querida abuela se quedaba con nosotros viendo el episodio de turno, sin entender del todo aquello que adivinaba más que veía, mientras continuaba con sus labores de ganchillo.
Justo acabar el episodio, salíamos zumbando para nuestra casa, andando por aquel espléndido paseo en aquellas horas en que los espléndidos escaparates iluminaban unas deshabitadas aceras.
En eran pocos los que se movían en esas horas nocturnas. Los que se podían permitir ir al cine o a los diversos locales de restauración y copeo e incluso el más animado que era un local muy puesto a la moda más moderna y tenía un permiso para tener todo tipo mini tiendas abiertas hasta altas horas de la madrugada.
Eran tiempos grises, pero con grandes deseos de que no lo fueran. Las costumbres ajenas empezaban llegar en cuentagotas, pero llegaban.
Barcelona 30 octubre 2022