Cortina de Letras de Jaume Plensa
(Foto de I.C.C.)
LETRAS
Una lluvia de letras cayó sobre mí. Así de golpe
y porrazo, no pude hacer nada para apartarme y evitar su doloroso encuentro con
mi cabeza.
Siempre me sobrevuelan ideas por encima, pero
esto era diferente. Eran letras reales, además contundentes, me cayeron con todo su
peso.
Abrieron en mi desprotegido cuero cabelludo, una ligera brecha por la cual intentar entrar.
No iba a
servir de nada, pues así sin orden ni concierto, unas letras no dejan de ser si
no un signo o figura, más o menos decorativa e incluso bella en función de su
tipografía, pero que necesita de una correcta colocación para poder dar un
sentido a su presencia.
Pero ahí estaba yo bajo una lluvia de letras, que
clamaban por ser seres dependientes, deseosas en pasar a formar parte de una palabra
y así conseguir ser creativas.
¡Pobre de mí! Me encontré superado por aquel alud
alfabético con un intenso placer en intentar iniciar algo superior, como palabras e incluso luego
quizás pretendieran llegar a ser frases, algo inconcebible para aquellas feúchas y
pesadas letras.
Estaban renunciando a su natural humildad, para poder llegar a ser en su unión, un todo entendible y posiblemente intentar llegar a formar
un texto, un cuento, o un poema.
¡Un poema! Unas
simples letras caídas, con ínfulas de hacerse notar y transmitir sentimientos,
belleza, paz, armonía…No podía ser verdad tamaña osadía, claro que siendo
letras ya se sabe.
Unas irresponsables recién venidas de dios sabe dónde,
encima con pretensiones; algo inaudito y totalmente reprobable sobre mi cabeza, que empezaba a acusar tamaña entrada violenta de elementos extraños, venidos de
otra esfera de vida, ajena a mis principios y conductas, llegaban con una costumbre por
lo visto alocada y demasiado permisiva en su comportamiento.
Pero en mi intento de recomponerme del impacto y
susto consiguiente, tuve la suerte de ser informado del verdadero valor de
todas aquellas letras, estrellas protagonistas de una verdadera obra de arte, colocadas con sumo esmero formando una cortina silenciosa, lo cual me reconfortó admirablemente.
Barcelona, 12 Marzo 2019