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Acompañamiento musical
Llueve,
lleva varios día haciéndolo, es lo que tiene la primavera, aquello tan dicho de
“En abril aguas mil”.
Pero
como soy un ciudadano concienciado me decido por ir a los contenedores de
basura. No puedo esperar más, ya llevo un par de días y no me gusta dejar los
desperdicios en casa y menos los orgánicos.
Hace
un viento racheado, que me moja la cara y con ello las gafas, impidiendo la
visión correcta, no puedo hacer nada, tengo las manos ocupadas con las bolsas
de colores. Ya saben, azul, verde, amarillo, gris…Son muy monas y vistosas,
sobre todo la de color butano, en esa como es más grande, pues pongo lo que me
hace más bulto, claro.
Todas
son reciclables, se descomponen en un tiempo relativamente breve, me daría
tiempo de llegar al vertedero, si hiciera falta.
Al
final he decidido repartir lo más grande en varias, llama menos la atención y
es más fácil de introducir en los contenedores.
No
es tan fácil lo de saber, que es lo qué va en cada contenedor con su mona tapa
de color indicativo, eso sería una cosa sencilla y el Excmo. Ayuntamiento de
nuestra excelsa ciudad, no está para esas tonterías, bastante ha hecho con
ponerlos y pasar a vaciarlos.
Tras
una campaña de desinformación, lo que el sentido común, ya saben el más común
de los sentidos, nos había hecho llegar a pensar, no vale.
La
cancioncita del spot, ya se encarga de sembrar dudas allí donde no las había.
Cristal sí pero sólo botellas, plástico sí pero solo envases, papeles sí…bueno
el de papeles es el único que lo vacían con cierta rapidez los furgoneteros que
se ocupan del reciclaje por cuenta propia.
Al
final todo el mundo se va al gris y ya se lo harán.
Lo
del marrón es más simple, si hace peste a ese, en una operación rápida, pues es
muy desagradable cuando la sincronización de lanzamiento de bolsa, no coincide
con la apertura, tras apretar con rabia en la barra para levantar la tapa.
Otra
cosa que queda por los suelos y ya se…
Pero
claro, uno es un profesional y hay cosas que interesa que queden a buen
recaudo.
Además
los autónomos nos ocupamos de todo, no estamos para delegar nada, como ahora se
dice.
Así
que cegato por la lluvia, con las bolsas resbalando por pesadas y mojadas,
atravieso la calle camino de la plaza, donde en una de sus esquinas, se
encuentran los susodichos depósitos de deshechos para casi todo tipo de desperdicios.
Y
siempre te quedas ahí enfrente, con las dudas propias ante la gran responsabilidad de
haber acertado por una vez en tu vida, con el sencillo protocolo municipal.
Sarrià,
29 Abril 2017