Foto obtenida de internet
DESENCUENTROS
Habían quedado
en verse para ir a un concierto de música, de estos que en tiempo estival proliferan por toda ciudad que se precie y quiera mostrar sus encantos, arquitectónicos y otros,
al turismo dicho de calidad y al autóctono despistado.
Tras un largo
tiempo de relación virtual, con muchos me gusta compartidos, alguna aportación
mostrada, rápidamente ensalzada y puesta en circulación entre el grupo de
amigos y un inicio modesto de conversación privada, decidieron conocerse en
vivo y en directo.
Ella era más
lanzada y le invito a un evento musical, Concierto de cámara con obras de Bach, creyendo que a él dado los gustos mostrados en la red social podría agradarle.
Él, tímido y
retraído, como cualquier persona escondida tras una pantalla, un poco ausente
de lo que solemos llamar en lenguaje coloquial, vida real. No supo decir que
no, puesto que su natural forma de ser le obligaba a decir que sí siempre, a
todo lo que se le requería.
Tardo un poco
en contestar, cosa que a ella no le extraño, pensando en lo muy ocupado que
siempre parecía estar, Aunque en realidad se limitaba a procesar la oferta
presentada por ella.
Concierto: Buen
orden y disposición de las cosas. / Ajuste o convenio entre dos o más personas,
entidades o sociedades sobre algo. / Función de música en la que se ejecutan piezas
sueltas.
Le hizo gracia
su forma de responder y se prestó a seguirle el juego, como siempre solía hacer
con aquel tipo tan rarito, le indicó la opción tercera.
A lo que le
contestó, tras una pausa con posibilidades de tomarse un café. Cámara:
Múltiples acepciones, necesito precisar más.
Ella estuvo al
quite y tras tomarse el café, le respondió.
Música de cámara:
la formada por un pequeño número de intérpretes, preferentemente con
instrumentos de cuerda.
Bach J.S.:
Compositor alemán del barroco. ¿Si?
Llena de gozo
por la rapidez en la contestación le dijo un sí, reiterativo, esto es:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
A lo que él
contestó con un lacónico: No puedo leer este código de barras.
Tras troncharse
de risa por su grata ocurrencia, decidió darle el lugar, fecha y la hora del
encuentro, indicándole también su aspecto para poder ser reconocida.
Tras recibir el
OK de rigor, quedaron emplazados para desde el lugar de encuentro trasladarse a
la capilla donde se realizaba tan magno acto musical.
Como era un
conocido paseo de la ciudad, muy concurrido a cualquier hora, ya sea por
turistas, carteristas, borrachos, jóvenes de marcha, esculturas ambulantes, o
vendedores de mercadeo rápido, en función de los paseos de los agentes urbanos,
que nunca, nunca ven nada. No hubo problema para saber ubicar el sitio. A la
puerta de un conocido edificio de carácter oficial.
Ella insistió
en su indumentaria, para ser reconocida fácilmente.
Iré con un poncho
rojo, jazmines en el pelo y rosas en la cara, y también una Pamela fucsia.
Como era un
tipo educado y bien programado, se limito a contestar, que iría con las gafas
con ojos y las orejas puestas para aguantarlas.
Aunque no
entendió por qué le decía que llevase también una trompetilla, lo cual archivó
como si fuera una broma, cosa que solía hacer cuando no entendía algo,
añadirlo a su particular diccionario.
Se dieron los
besos de rigor y quedaron emplazados, para tan magno acontecimiento. Conocerse y
compartir un acto de elevado tono cultural.
El día en
cuestión, salió del garaje un poco más pronto de lo que tenía por costumbre
para recoger el periódico de su amo.
Se encamino,
vía navegador, al lugar de encuentro, donde una vez llegado, nadie se extrañó
mucho de su curioso aspecto, pues era normal todo tipo de disfraces,
vestimentas y camuflajes.
Los hombres estatua, se iban poniendo en su sitio en el paseo
central a medida que llegaban, tras acabar de arreglar sus indumentarias.
En ningún momento analizó el hecho de que las siete de la mañana, no es precisamente una buena hora para acudir a un evento artístico de suficiente enjundia.
En ningún momento analizó el hecho de que las siete de la mañana, no es precisamente una buena hora para acudir a un evento artístico de suficiente enjundia.
Incluso hubo una bailarina que hasta le ofreció un poco de agua,
invitación que declino con una sonrisa metálica.
Se quedo en la
puerta, mientras veía como todo tipo de gente desfilaba por delante de él y
algunos le echaban monedas a los pies.
Pasado el
cuarto de hora de cortesía, empezó a intranquilizarse, pues no sabía que más
tenía que hacer. Al cabo de una hora, con la cabeza cubierta por un panamá de
una chica que se quiso hacer una foto con él y que se lo dejo de recuerdo,
empezó a plantearse la retirada, la cual consumó una hora más tarde. Tras pedir
permiso al corro que se había formado a su alrededor, mientras silbaba el
concierto nº 1 para cello,
de J.S. Bach, tal como había aprendido, tras interiorizar una grabación del
maestro Casals.
Se fue ciudad arriba,
para retirarse a su lugar habitual de estancia, esperando entender, tras
consultar al ordenador principal, que es lo qué podía haber fallado en su interpretación
de los hechos.
Encontrarse en un concurrido domingo por la tarde, con una
pinta harto curiosa para los numeroso
paseantes, con ganas de asimilar todo lo que aquella fabulosa ciudad de los
prodigios, (en voz de un reputado autor literario bautizada), pudiera ofrecer.
Le empezó a poner de los nervios, acudir a una cita, con
puntualidad británica y verse despechada a la grosera falta de tacto nacional,
le empezó a mosquear. Su interlocutor más habitual, no parecía ese tipo de
personas, displicente con sus congéneres.
Es más lo tenía por un tipo sumamente educado y refinado,
jamás le había visto pronunciar un taco o una palabra mal sonante, ni criticar
o hablar mal de alguien.
A punto de que se le hiciera tarde para acudir al concierto
y tras varias llamadas desesperadas a un supuesto teléfono de contacto al que
no contestaba nadie, optó con la Pamela bien puesta, por acudir sola y
despechada, inquieta y desasosegada, por no saber si su partenaire podía haber
sido víctima de un atropello, que le impidiese acudir a tan magna cita, o un
cruel despiste del destino.
Tras disfrutar de un discreto acto musical, en un caluroso
recinto, decidió no pensar más en lo ocurrido, esperando noticias en días venideros.
Cuando el robot llegó a su casa, el dueño lo desconectó para
que no se volviera a escapar, y avisó al servicio técnico.