Foto obtenida de Internet
Sintió la imperiosa necesidad de seguirla con la mirada, sería por su ondulada melena rubia, acariciada por el viento, que protegió con un hermoso pañuelo de seda.
O quizás por ese contoneo de caderas al caminar, que no necesitaba música para captar toda su atención. y la del resto de personal masculino que hubiera a su alrededor.
También por esa mirada deslumbrante, con sus enormes ojos azules, que provocaban una perturbación en el habla de sus contertulios, qué sólo emitían sonidos guturales sin sentido.
Cuando se planto frente a mi, con una medio sonrisa interrogante, y sin poder contener su mirada, me quede con la vista fija al frente, donde un escote generoso para la época y el lugar, acapara toda mi atención.
Una ola de calor bermellón se apodero de mi blanca palidez, cambiando las sensaciones en las raíces de mi cabellera, despeinada por sus caricias.
Me plantó un beso sonoro en toda mi frente, quedando registrado por el rojo carmín de su pintalabios para sonrojo de mi persona y agravio de mis compañeros.
Pero a pesar de ello, pasaría a ser motivo de befa, mofa y escarnio en la próxima hora de recreo en el patio, pura envidia.
Por no decir la atención que se le prestaba a su llegada, sobre todo en verano, amontonados todos a la puerta del vestidor, donde se quitaba el vestido , llevando solamente la bata, con lo que las posibilidades de ofrecernos buenas vistas eran mayores.
De ahí, la alta cotización de los asientos en primera fila, sujetos a transacciones muy jugosas y rentables, de los cromos con los jugadores favoritos de nuestro club de referencia.