Foto de A.C.P.
Cipreses Erguidos
Las balas le quebraron los huesos
no eran de plomo, no aguantaron el impacto.
Se jactaron de tu muerte en la taberna
donde los valientes héroes se tomaban
vino áspero y barato antes de tocar poder.
Que eso era lo creían, haciendo limpieza,
de todos aquellos que no comulgaban
con lo que consideraban santo y seña
de ese nuevo amanecer que auguraban
espléndido para su nueva gloriosa España.
Los desafectos al nuevo orden eran muchos
y no se podían permitir dejarlos como faros
que ilustraran al pueblo, marcando otro camino,
en las aguas procelosas del variopinto panorama
en el que la nación exigía una claridad de ideas
que solo ellos, los elegidos por dios, podían ofrecer.
Pero tú Federico, creías estar protegido por amigos,
y cuando viste que las hordas bárbaras te llevaban
con ellas a dar un paseo nocturno en su camión,
apenas te dio tiempo de despedirte de la luna, tu luna.
Terrassa, 18 agosto 2025