Última
página
Todo llega,
el momento más esperado y temido, el final de la historia, la posibilidad de poner
la palabra fin a una obra creada en solitario y acabada en compañía.
Tras muchas
lecturas, con sus consiguientes
correcciones, cambios, acotaciones, supervisiones ortográficas e impresiones varias y diversas, el texto
parece listo para pasar el examen.
Una pequeña narración, sacada del olvido por la insistencia de quién sabe verle unas posibilidades para crecer, hecha el vuelo como algo con cierta entidad.
Una pequeña narración, sacada del olvido por la insistencia de quién sabe verle unas posibilidades para crecer, hecha el vuelo como algo con cierta entidad.
Unas cuantas
risas, complicidades, discusiones por salvar una frase, dar vida a un
personaje, o finiquitar a otro, nos han proporcionado momentos inolvidables.
Del mismo
modo que no sabes, en qué momento la narración se te escapa y empieza coger
vida propia, imagino que es cuando los personajes empiezan a hacer de las
suyas, tampoco tienes claro cuando has de poner fin.
Siempre te
queda la duda, de si los protagonistas han dicho todo lo que tenían que decir,
si ha quedado nítido el porqué ha sucedido lo narrado, si las situaciones son
creíbles, los espacios aceptables, los paisajes definidos, no sea que la niebla
impida una buena visión o el humo de las chimeneas nos afecte los ojos e
impidan una buena lectura.
Las peleas
cuando un protagonista te sale respondón y pretende darte lecciones de
comportamiento, él que gracias a ti, tiene una vida más o menos aceptable y
coherente.
Al final, en
una actuación muy democrática, por algo el voto del autor vale más, le pones un
zapato en la boca, al insurrecto y estableces una paz duradera, que bien
gestionada, te permite continuar tranquilo y feliz, el desarrollo de la
narración.
Las ingratitudes
están a la orden del día, en cualquier actividad humana, que nunca acabas de
controlar del todo, siempre queda esa pequeña parte que se te escapa, por
suerte contar con la persona adecuada para dar vida al proyecto, te soluciona
grandemente la gestión del desarrollo de la obra.
Pero llega,
todo llega, tras largas sesiones, un proyecto empezado en los albores, del
discurrir por este mundo de los blogs, complementado ahora, con la premura de
presentarlo a una persona competente, para que le dé el visto bueno y pueda ser
aceptado con la prestancia de un libro.
Palabras
mayores, algo que empieza siendo un post, continua hermanándose con otros, para
tener una continuidad narrativa, pasa a ser un proyecto conjunto, se unifica en
un relato, recibe el hermanamiento de otras manos, con otros sentimientos y
mejor buen hacer, para convertirse en un texto, que bien revisado puede llegar
a ser un libro.
Si, para mí,
ciertamente eso son ¡Palabras mayores!