Begur, Costa Brava , vista del Castell y Las Medas
Pasear por tan bello pueblo de la
costa Brava, en Girona, Catalunya, es siempre una buena actividad para un día
festivo.
Aunque eso lo piensen una multitud de
gente y te encuentres pidiendo permiso para poder avanzar por una calle.
Es lo que tiene la globalización galopante que nos invade, todos lo
compartimos todo.
Es una villa, en la que los indianos,
señores que emigraron a las Américas, hicieron fortuna allí y regresaron a su
pueblo, manifestando tal hecho, construyendo mansiones de auténtico lujo.
La mayoría han están en buen estado,
o bien han sido restauradas, o están en ello.
Son palacetes, se podría decir, que
actualmente están dedicados a actividades lúdicas, hoteles y restaurantes,
principalmente.
Todos ellos están documentados, con
unas placas informativas, explicando sus características y las de sus
propietarios originales.
Dado que son edificios caros de
mantener, sus paredes están decoradas con bellos frescos, algunas galerías,
abiertas al exterior en unas arcadas, permiten verlas desde las calles
posteriores.
Pasear contemplando esas fachadas,
puertas artesonadas, barandillas en los balcones con motivos forjados, es un
deleite para la vista.
Si tienes la suerte, de ser
acompañado por unos buenos amigos haciendo de cicerones, la visita es súper
agradable.
Foto de C.H.
Recuperado el aliento, agradeces la
excursión y reconoces entre dientes que ha valido la pena, aunque las Islas
Medas, las veas igual de lejos que cien metros más abajo.
El descenso, por calles escalonadas,
hasta la plaza del ayuntamiento, por calles recovecas, con pequeños jardines,
imposibles de imaginar sin haber sido vistos en estas casas digamos normales,
en las que cada una tiene un encanto particular, fruto del deseo de sus dueños.
En la población existen cantidad de
buenos establecimientos, dedicados a la gastronomía con buen hacer y distintos
presupuestos.
Nos acogimos en uno, de reciente
inauguración, en un caserón en vías de rehabilitación, en el que se
conservaban, las diferentes estancias con sus pinturas originales, algunas
protegidas con cristal del posible roce de los comensales.
Con una atención jovial, pero no
carente de profesionalidad, fuimos atendidos a las mil maravillas, de lo cual
dejo fe y constancia.
Convenientemente reconfortados en el
aspecto de la ingesta alimentaria, acompañados por una luna en todo su
esplendor, salimos de la localidad, sabiendo de nuestro regreso en futuras
ocasiones.
Foto del autor
Muy bonitas las fotos y el artículo sobre esta preciosa villa, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias a ti por tu grata visita, un placer.
EliminarUn beso.
Un pasea dominical de gloria, con sabor a sal y resol de luz.
ResponderEliminarGracias por dejarnos pasear por ese bello lugar. Un beso
Pasear por nuestros pueblos costeros, reconvertidos en escenarios de la avidez del descubrir humano, en buena compañía, es un gran placer.
EliminarUn beso.
Me has hecho volver a hace muchos años.
ResponderEliminarA un tiempo que ya no existe más que en mi memoria.
Begur....
Gracias.
Espero te haya resultado un viaje en el tiempo, con un resultado agradable.
EliminarUn saludo.
Es que estas en un lugar muy bonito. ¡Disfrútalo!
ResponderEliminarUn saludo
No te quepa la menor duda.
EliminarUn saludo.