Cena de compañeros



                                                             Imagen obtenida de internet

Tenía que ser una cena especial, un encuentro con las compañeras recién  despedidas, pero por avatares de la vida, se fue desinflando en cuanto a su concurrencia, empezando y finalizando por las homenajeadas.

Así y todo la cena se llevó a cabo y, los participantes tuvimos la oportunidad de contar con la presencia incluso, de una antigua compañera, ausente de la empresa por voluntad propia.

Evidentemente, en la conversación el tema principal, fue ocurrentemente el susodicho despido, las causas objetivas y subjetivas del mismo, la marcha de la empresa a nivel económico, de resultados y de los posibles objetivos, cumplidos o no.

Dada la diferencia de ámbitos en la que participábamos  en la misma, la escasa o nula responsabilidad, en la ayuda en la toma de decisiones tan drásticas, las criticas se elevaron a las cabezas pensantes del barco y a su capacidad, manifiestamente discutida, de llevarlo por el buen rumbo a puerto.

Siendo conscientes, en base a la mayor o menor experiencia acumulada, que ello no es fácil, ni cómodo, ni oportuno, pues las decisiones hay que saber tomarlas en un tiempo determinado, antes de sus efectos se echen a perder.

Con los estómagos satisfechos, en la hora del epílogo, las anécdotas divertidas, los momentos jocosos, las situaciones superadas, las tristes despedidas, las presentaciones de novedades, tratadas por los concurrentes, desató unas risas contagiosas, que nos unían en nuestra travesía.

El peso de los ausentes no impidió, un repaso generalizado de todos los departamentos, con lo mejor de cada uno de ellos, que era mucho y variado.

Lo qué siempre me ha quedado claro, es que en una barca de remos, si un remero falla, se le sustituye, pero si se quitan efectivos, se tardará más en llegar a meta y no se ganará seguro.

Hemos de tener claro que si un elemento, no era el adecuado, o no era necesario para para la travesía, el encargado de la selección ha fallado en ella.

Está visto que si el ritmo, o el rumbo a seguir, impuesto por el patrón, no es el adecuado, las opciones de ganar, también se desvanecen.

En cualquier actividad, llevada a cabo por equipos, ya sean de carácter cultural, deportivo, político, social o de trabajo, la actuación del líder es fundamental.

Ha de cargarse el grupo y conducirlo, motivarlo y sacar lo mejor de su gente, la responsabilidad es suya los méritos se los adjudican, pero si no es así, los deméritos también.

El preocuparse en tener siempre la razón, imponerse en función del cargo ostentado, en nada beneficia a la buena marcha de una empresa.

Impide el flujo de ideas, el aprovechar convenientemente la información obtenida, de todos los colaboradores y la inmersión de estos en el proyecto.

Pero vendrán otros días, nos encontraremos ante la maquina expendedora del café, comentaremos a vuela pluma, los últimos rumores y seguiremos cumpliendo.

6 comentarios:

  1. Un buen canto a que el timonel lleve el ritmo de unos remeros que juntos, y sincronizados, puedan llegar a destino.

    Una empresa camina hacia un objetivo que sólo se alanza aprovechando lo mejor de cada miembros, motivando a dar lo mejor de sí y dejando fuera a los que no reman en la misma dirección, cosa que los cargos intermedios ganados por casta o favoritismos, no suelen brindar.

    Un abrazo, marinero

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  2. ¡Qué difícil es el mundo de una empresa!
    El ejemplo del barco y los remeros, es muy bueno y el comentario de Albada, también.

    Hemos sido educados para que en la familia, en nuestras actividades, en la empresa, en el País, funcionemos como una barca de remeros?

    Un prejubilado, amigo tuyo.

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  3. A los prejubilados, se les exime de remar, pero no de aportar su conocimiento y experiencia.
    Un amigo, currante.

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  4. Cuentan los más veteranos que, hace pocos años, se celebró una competición de
    remo entre dos equipos de empresas del mismo ramo, una japonesa y la otra
    española. Tras dar la salida los remeros japoneses imprimieron un fuerte ritmo,
    empezando a destacarse claramente de los remeros españoles. En la meta, la ventaja
    del equipo oriental acabó siendo de una hora. La dirección de la empresa española se
    reunió entonces para analizar las causas de tan bochornosa actuación, llegando a la
    siguiente conclusión:
    "Se ha podido observar que en el equipo japonés había un jefe de equipo y diez
    remeros, mientras que en el nuestro había un remero y diez jefes de equipo, por lo que
    el año próximo se adoptarán las medidas adecuadas."
    Al año siguiente se repitió la competición y, nuevamente, el equipo japonés empezó a
    destacarse desde la primera remada; esta vez la ventaja obtenida fue de dos horas y
    media sobre los españoles.
    La Dirección volvió a reunirse, tras la bronca de Gerencia, para estudiar lo sucedido y
    vieron que ese año el equipo japonés de nuevo se compuso de un jefe de equipo y
    diez remeros, mientras que en el suyo, tras las eficaces medidas adoptadas el año
    anterior, se componía de un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de
    sección y un remero. Tras un minucioso análisis, se llegó a la siguiente conclusión:
    "El remero es un inepto."
    Un año más tarde, como no podía ser diferente, el equipo japonés escapó nada más
    darse la salida. La embarcación española, que aquel año se había encargado al
    Departamento de Nuevas Tecnologías, llegó con tres horas de retraso. Tras la regata,
    y a fin de evaluar los resultados, se celebró una reunión al más alto nivel en la sexta
    planta de la sede social, llegándose a la siguiente conclusión:
    "Este año, el equipo nipón optó una vez más por su ya tradicional tripulación, formada
    por un jefe de equipo y diez remeros. El nuestro, tras una auditoría externa y el
    asesoramiento especial del Departamento de Organización optó por una formación
    mucho más vanguardista, que se compuso por un jefe de equipo, tres jefes de sección
    con plus de productividad, dos auditores externos y cuatro vigilantes de seguridad que
    no quitaban el ojo al único remero, al que habían sancionado quitándole todos los
    pluses e incentivos por el fracaso registrado el año anterior."
    Tras varias reuniones, se acordó que, "para la próxima regata, el remero será de
    contratación externa, toda vez que a partir de la decimoquinta milla marina se ha
    venido observando cierta dejadez en el remero de plantilla escuchándole frases como
    “ Que os vayan dando” y “ Va ha remar tu … madre” , actitud que rozó el pasotismo en
    la línea de meta, llegando nuevamente a la conclusión el remero es un incompetente”.

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  5. Enfrentados ante tan grace disyuntiva, el cómite de empresa, exigió estar representado en la toma de decisiones, dándose por perjudicado al suprimir un puesto de trabajo, sin contar con su intervención. como es preceptivo tras largas y tediosas deliveraciones, a poder ser en una comida de generosas proporciones.
    Acordándose para el próximo ejercicio, contar con dos becarios, para que hubiera paridad de sexos. suprimiendo un auditor externo.

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