ARTURO (VI)

Miró por Picasso

Foto de A.C.P. 

 

Victor Goines - Wynton Marsalis  

Petite Fleur  

 

 

Arturo 

 

10.59 h. de la mañana siguiente, una extraña pareja, se halla ante la puerta del apartamento de Don Pedro, tocan el timbre, que suena con el timbre justo y necesario, para que lo puedan oír en toda la casa, sin necesidad de molestar al vecino de al lado. 

Un becario del despacho de abogados del piso superior, baja la escalera saltando la escalera de dos en dos y cuando se encuentra con la visión de un dúo atípico, hasta hace relativamente poco, la visión de un humano con un asistente robot, era cosa de los telediarios.  

Aflojó el ímpetu de la carrera y les deseo unos buenos días con la mejor de sus sonrisas. Los tiempos estaban cambiando y cualquier día sería sustituido por uno de ellos. Aunque no le veía saltando escalones de dos en dos. 

La señora que se ocupaba de las tareas del hogar del piso de Don Pedro se los quedó mirando, bueno en realidad la vista se le fue al completo hacia Arturo, era mono, pero tampoco había para tanto. 

• ¡Sí! ¿Qué desean? 

• Buenos días. Tenemos una cita con don Pedro. 

• ¡Buenos días! ¡Ah! Pues no me ha dejado dicho nada, y no he visto que se levantara, al menos no ha salido de su cuarto. 

• Pues habíamos quedado a las once en punto. 

• ¡Sí claro! No se preocupen. ¡Pasen, Pasen! ¡Voy a avisarle! 

Entraron tras ella, hacia la sala, donde les dejó a sus anchas, mientras se dirigía a la estancia de Don Pedro.  

Éste apareció al momento, recién afeitado, con el pelo bien peinado y vestido de casa, a la antigua, es decir, con un batín y con unas zapatillas que sin ser de abuelete, sí eran de una calidad similar a un buen zapato.  

• ¡Buenos días! Aquí me tienen dispuesto para la prueba sanitaria. 

• ¡Pues pongámonos manos a la obra! Exclamó Ofelia, intentando poner un entusiasmo a algo que era un puro acto rutinario. 

• Por favor, siéntese y extienda el brazo derecho. Arturo se limitó a pedirle que se arremangara para poder tomar la presión. 

Tras mirarle la presión arterial, la temperatura, la lengua, la pinza en el dedito, y ya puestos comprobó las pupilas. Una cosa de lo más completo, lástima que no fuera de blanco, con cofia y una cruz roja, para ser más completo. 

• Por mi parte, ya está listo, Don pedro. 

• ¡Anda! Sí sabe hablar normal. 

• Sí, es cuestión de saber dirigirse a él, parece ser. 

• ¡Caramba! Eres una caja de sorpresas, Arturo. 

• No sé si darle las gracias, entiendo que habla bien de mi labor. 

• Bueno, sí, más o menos. Era un poco en broma. 

• ¿Broma señor? 

• Perdona a Don Pedro, no tiene en cuenta tu condición de robot. 

• Bien, ya sabe que para mí, todo es en serio. 

• ¡Sí claro, Arturo! Aquí todo es en serio. 

• Espérame en el recibidor, que tengo que hablar con Don Pedro. 

• Entiendo Ofelia.  

Mientras se dirigía hacia su destino, fue observando las paredes del corredor, bien abastecidas de cuadros de todo tipo, grandes, pequeños, acuarelas, óleos, dibujos, aquello era un auténtico museo, él parecía estar como asimilando toda aquella belleza, o memorizándola, ves a saber, seguramente se limitaba a grabarlos. 

• Don Pedro, dado que está confirmado que su hijo controla a Arturo, sería conveniente facilitarle cierta información, para que él la recibiera, como fiable sin saber que nosotros la controlamos, pero Arturo lógicamente no puede saber nada. No puede mentir ni manipular ni alterar nada. 

• Entiendo, le tengo que dejar hacer, o más bien hacerme el loco, cuando se mire mi ordenador, pero no tengo que tener nada que sea útil a mi hijo. 

• ¡Exactamente! La verdad es que es una situación, que se me hace extraña. En mi caso no estoy al corriente de las cosas de mi madre, mi padre falleció, hace muchos años y mi madre se hizo cargo de todo. 

• En el fondo es culpa mía, pero es que no le podía confiar nada de mis asuntos, por ser una persona débil, de carácter inconstante y muy influenciable, su primera mujer lo dejó por pusilánime y la de ahora, es como él, una aprovechada, que nunca ha dado un palo al agua. 

• ¡Vaya panorama! 

• ¡Sí hija, sí! Ya ves, cada hijo sale a su aire. 

• ¡Ya! ¿Vaya pensando en qué información adicional podemos darle? 

• De acuerdo. ¡Lo Haré! ¡Gracias! 

Recogió a Arturo, que seguía en plan contemplativo, con la pinacoteca de Don Pedro. 

• ¡Vamos para casa, Aturo! 

• Sí, Ofelia. 

Una vez en su piso, Ofelia le preguntó. 

• ¿Cómo es que te fijas tanto en los cuadros? 

• Tengo que valorar el patrimonio de Don Pedro y hacer un reporte, sí hay alguna variación, con los datos que me introdujeron al respecto. 

• ¿Quieres decir que tienes un inventario de todo lo de valor de Don Pedro? 

• Afirmativo. 

• ¿Y ha variado algo, lo que has visto con el que te introdujeron?   

• Sí Mucho. 

• Pues dar detalles. 

• ¿Detalles? 

• Si varía en más o en menos. 

• Ahora tiene muchos más cuadros, y su importe global ha subido bastante. He estado cotejando lo que iba viendo, hay el doble de lo que tengo introducido. Algunos además muy caros. 

Como habían hecho un grupo de esos para enviarse chats por teléfono, con Tomás, Don pedro y ella, lo envió al momento, para que estuvieran al corriente. Tomas enseguida dijo, que no era bueno que se enteraran de que estaba desinvirtiendo en un paquete de acciones que le había recomendado el banco, para comprar lo que en tiempo de crisis sale barato y a la larga siempre es rentable, si sabes del tema. Don Pedro dijo, que eso no tenía que salir. Ofelia contestó, que estaría pendiente de Arturo. 

• ¡Arturo! ¿Qué tienes que hacer, exactamente con el inventario? 

• Actualizarlo. Cuando hay altas y bajas, hacerlo constar. 

• ¿Y has enviado algo! 

• No, todavía no, el patrón se conecta, a primera hora de la mañana. Cuando estoy recién cargado. Para que pase los datos con total fiabilidad. 

• ¡Bien, gracias! 

Aquella noche, sin enterarse, Arturo estuvo conectado a una toma con una sola fase, la corriente a dudas penas alimentaba un led. 

Al día siguiente, a primera hora, cuando observaba el comportamiento de Arturo, vio que a duras penas podía transmitir un byte. Sonrió pensando lo fácil que había sido boicotear al chivato. 

 

 

Terrassa, 6 diciembre 2023 

  

•