TRAS UNA VENTANA
Se asomó a la vera de la ventana y su mundo había cambiado.
Vio algo que por un tiempo había desaparecido.
Mucha gente hablando sin hoscos ademanes.
Niños jugando sin adultos amenazantes.
Pocos coches rodando haciéndolo de forma silenciosa.
Infinidad de jóvenes mochila a la espalda desplazándose patín arriba patín abajo, sin atropellar a nadie.
Ni tan siquiera peatones azarosos por la acera esquivando.
Abrió la ventana y oyó lo mismo que cuando la tenía cerrada.
Desconcertado se fue al baño a mirase al espejo, como si éste pudiera darle alguna respuesta, pero la cara era la que conocía de siempre, barba incipiente, ojos legañosos, escaso pelo alborotado, mirada triste, en fin, nada especial.
Tras su buen cuarto de hora allí quieto, anonadado esperando vete a saber qué, se dirigió con paso firme a la cocina, abrió uno de los armarios con decisión y cogió el bote de café, para prepáraselo como hacía tiempo no había hecho. Al abrir la lata no apreció aquel aroma que le solía recordar, un despertar de los sentidos para preparar una mañana de actividad intensa. Simplemente olió un marrón ocre, tan aletargado como su vida misma. Lo volvió a cerrar, considerando la posibilidad de acercarse a una cafetería donde le dieran uno de verdad. Pero eso implicaba, según sus antiguos cánones, afeitarse, ducharse, vestirse, desplazarse y enfrentarse al agobio callejero.
Volvió a abrir el bote, olió con más fuerza y esta vez sí, obtuvo más convicción en el mismo olor, cogió la cafetera le puso el agua conveniente, añadió el polvo marrón añejo en su receptáculo, lo depositó en el fuego previamente encendido y esperó con calma enfrentarse otra vez a su mirada al exterior de la ventana.
Lo hizo, miro con atención, todo seguía igual, incluso mirando con más detenimiento pudo observar los embozos en todos los usuarios de la vía pública, blancos, negros, coloreados, con logos empresariales, con propaganda e incluso con la sonrisa de rigor pintada.
Giró la cabeza y se miró el aparato de televisión pensando en buscar una respuesta, pero ya sabía que los voceros del régimen andarían con sus peroratas habituales, además no recordaba dónde había tirado el mando la última vez.
Se quedó de pie, con la taza en una mano, un vago recuerdo de que el café era otro tipo de brebaje y la sensación de que igual valía la pena salir a la calle.
Barcelona, 02 junio 2021
Hola Alfred!
ResponderEliminarEl protagonista, está desorientado y un poco atontado. Pues claro que vale la pena salir, pasear y si te viene a gusto tomar un café. El ruido siempre existirá y forma parte de nuestras vidas.
Es mucho tiempo el encerrado en casa.
EliminarA veces resulta un poco molesto el aire que limpia el humo de las chimeneas y el ruidoso gorgeo de los pajarillos, pero en la calle no se está mal del todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nos acostumbramos a todo, incluso a esos animalillos.
EliminarUn abrazo.
Yo creo que la gente ya está en la calle, al menos en los barrios si que hay gente paseando y jugando con sus hijos pequeños, otra cosa son los centros históricos de las ciudades en las que antes se poblaban de turistas, no se, pero creo que no volveremos a ver, la pandemia dicen que ha cambiado a los turistas, en fin, el tiempo lo dirá.
ResponderEliminarSaludos
He salido unos días a hacer de turista con la bici y gente hay, poca pero empieza a moverse. El tiempo todo lo dice.
EliminarSaludos.
Muy bueno tu relato amigo Alfred, me gustó. Cierto es que, cuando menos sales menos ganas tienes de salir. La prueba la tienes en el incremento tan terrible que están teniendo las ventas por internet sin salir de casa y la cantidad de nuevas empresas creadas, ya es alarmante. De seguir así veremos qué pasa con algunos comercios.
ResponderEliminarComo cada uno ve lo que le interesa, buenos árboles botella los de la foto de portada.
Un abrazo y buen resto de día.
Muchas gracias amigo Juan. Acabaremos como esa tribu urbana japonesa que no se relaciona con nadie y viven de por vida confinados en sus casas. Espero que aquí sea pasajero y pronto se recuperen las viejos hábitos sociables.
EliminarUna flora curiosa plantada en el barrio del Raval de Barcelona. ;)
Un abrazo y feliz día.
Por el contrario, he tenido que dejar de escuchar esta música para poder leer bien el texto, que por cierto, me ha gustado. Al final ha tenido que ir a tomar su cafelito. Yo, que soy muy casera, lo habría hecho en casita y aunque solo fuese con unas galletitas, estaría muy contenta. Claro que todo el mundo no es así y les gusta mucho la calle.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es una música de las que anima a sentir y compartir un estado de felicidad. Bueno yo también me suelo tomar en casa, a no ser que quede con alguien. ;)
EliminarUn abrazo fuerte.
Very nice written Alfredo.Sometimes we all feel like that
ResponderEliminarThanx for sharing
wish you all good Alfredo!
Muchas gracias Anita, me alegra que te guste.
EliminarTe deseo un feliz día.
A mi les parets de casa mai m'han caigut a sobre. I sí que els carrers eren molt més tranquils l'any passat, ara tornen a recuperar les presses que crèiem haver deixat. I malgrat que el virus encara és aquí, hi ha persones que no ho han sabut mai.
ResponderEliminarFa mandra sortir després de tant de temps, però s'ha de sortir, encara que sigui a prendre l'aire.
Be happy! 😉
Aferradetes, Alfred.
La primera part de la pandèmia es va fer molt pesada, a part de la mascareta, havíem de posar-nos guants, sortir en trams d'hores per edat, netejar tot el comprat ...
EliminarAra la cosa està més fàcil i vacunats ni et dic.
Que tinguis un feliç dia.
Aferradetas, sa lluna.
Es absolutamente real aunque sea un relato. Empezamos a perder ciertas cualidades con tanto encierro,tanto ensimismamiento.
ResponderEliminarInteresantísimo tu relato!
Un abrazo.
Todo tiene un substrato de realidad manifiesta.
EliminarEstamos todos algo desconcertados.
Muchas gracias lunaroja.
Un abrazo.
Hola Alfred, he andado un poco perdida, pero aquí estoy de nuevo, feliz de seguir leyendo tus historias. Hay gente que se ha acostumbrado a vivir o malvivir entre cuatro paredes y es como si el mundo exterior les asustara. Creo que poco a pococ, sin cometer excesos, deberíamos volver a salir y disfrutar de la vida.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Carmela. Bienvenida seas a este rincón.
EliminarTras un año de encierro medio impuesto, hay quienes ya se han adaptado a vivir confinados todo el tiempo. Pero espero que se olviden de ello y recuperen las ganas de salir a respirar un poco, además algo menos de polución hay. ;)
Un beso.
Creo que el estar en casa por obligación hay personas que lo han llevado mal y puede que les cause no un trauma peros si dificultades, pero he de decir que tal vez lo que haya que mirarse es en el fondo de ell@s pq de ese padecer. Tu texto es genial. Puede que ahora valoremos más el hogar y la familia o tal vez nada en realidad haya cambiado.Un abrazo.
ResponderEliminarHay quién estaba por obligación y quién ya se ha hecho a la idea de salir lo justo. han cambiado las costumbres y no creo que para bien. Pero todo se puede retomar, es cuestión de recuperar la normalidad.
EliminarMuchas gracias Campirela. Un abrazo.
Avistó desde la ventana, casi como un topo que sale a la superficie, la ciudad. Un abrazo. Carls
ResponderEliminarDesconcertado ante una visión nueva, que no acaba de comprender,
EliminarUn abrazo.
Y dicen que no ha sido para tanto, pero si ha sido y para algunos tanto que parece un lustro. Pero hay que salir a la calle, la tenemos que llenar de voces y recuperar lo que nos han quitado. Abrazos
ResponderEliminarNo claro y todo es según del color del cristal con qué se mira.
EliminarLos hay que ya no se asomarán a ventana alguna.
Abrazos.
Seguramente, si sale se despeja de verdad. Bonito relato.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Cuando se pierde esa costumbre, luego cuesta dar el paso.
EliminarMuchas gracias Nani.
Muchos besitos.
Perder el miedo, salir, respirar, apreciar la belleza...sin duda, es necesario para nuestra salud fisica , mental, emocional.Mucha gente lo ha pasado y lo sigue pasando muy mal y lamentablemente esas consecuencias no se quitan con la vacuna. Un relato impecable Alfred y sobre todo actual.Abrazo grande!
ResponderEliminarEs imprescindible para tener una vida emocional adecuada.
EliminarMuchas gracias eli.
Un gran abrazo.
deliciosa historia de una vida real
ResponderEliminarGracias Mucha, por la visita y el comentario.
EliminarBuen relato y con la pandemia los que nos quedamos en casa se nos hace un poco dificil volver a salir pero es bueno hacerlo y descubrir cosas
ResponderEliminarnuevas. Te mando un beso
Muchas gracias. Hay que hacerlo, moverse, salir, convivir...
EliminarUn beso.
Hay quienes se han acostumbrado a estar en casa y solo ver por la ventana pero la vida esta ahi fuera, lastima que esta pandemia no permite salir libremente..... Buen relato amigo Alfred. Saludos.
ResponderEliminarSe cambian de costumbres y de hábitos y luego todo cuesta más, incluso salir.
EliminarGracias amiga Sandra.
Un abrazo.
Es probable que estuviera infectado.
ResponderEliminarEl olfato lo delata... aunque también podría estar resfriado.
Quedarse en casa como obligación ha sido terrible.
Espero que no se repita.
Saludos.
Creo que el exceso de encierro, ha afectado más de la cuenta a más de uno.
EliminarEsperemos que no.
Saludos.
Es como un sueño. pero ese bote de café me ha dejado intrigada. Por los placeres diarios, así, simples.
ResponderEliminarUn beso
Del cual despiertas pero sin enterarte, te parece que sigues en él.
EliminarPor las cosas sencillas del día a día.
Un beso.
El encierro te deja noqueado... realmente, tal cual, es una tortura
ResponderEliminarAbrazo
Hay gente que lo ha pasado muy mal.
EliminarAbrazo.
Hermosos los palos borrachos, aunque mi hijo del medio llenó sus dedos de espinillas el dia de su casamiento, había uno en medio del jardín donde se hacía la celebración. Muy contenedor el video con toda clase de personas diferentes unidas en la canción, y hasta mis admirados e irreverentes minnions! El texto simboliza el sentir de muchos, son tiempos aciagos, un abrazo Alfred!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras maría cristina. Han sido tiempos difíciles, esperemos que acaben de una vez.
EliminarUn abrazo.
Ojalá que esté tan lindo como lo ve el protagonista, que yo veo en lo que era jungla, ahora un verdadero infierno. Más ruido, más tráfico, más prisa, más gesticulación violenta, menos condescendencia y comprensión... Me está dando horror volver a ser parte de eso, lejos de lo cual me siento en paz.
ResponderEliminarAbrazo!
Sí, aquello de de ésta íbamos a salir más buenas personas y más sociable, parece que no. Pero lo de quedarse en casa no es buena solución.
EliminarUn abrazo.
Pues yo ya estoy sembrando unas palmeras a mitad sel salón para creerme que habito en una isla desierta, como siempre lo señé.
EliminarHoy salí una hora y fue suficiente para varios desaguisados. Tendré que tomarme alguna terapia desconfinativa, que si antes no toleraba ciertos comportamientos, hoy estoy más sensible.
Besitos.
;))) ¡Te estás creando tu propio oasis!
EliminarEs una opción, pero salir a vivir fuera también es conveniente.
Besitos.
Dejemos el miedo y salgamos...salgamos a empezar a reunirmos que ha sido mucho tiempo el estar casi huyendo de la gente. Empecemos aunque con cautela a recuperar lo perdido.
ResponderEliminarMe alegra que te gustara el túnel.
Buen jueves Alfred. Cuídate.
Un abrazo.
Miedos fuera y pasos hacia la salida.
EliminarLo encontré mucho mejor que uno que no olvidaré.
Buen finde Laura.
Un abrazo.
Claro que vale la pena salir a la calle, hay que salir, para respirar aire puro, y para que nos de el sol, y relacionarnos con gente, lo que pasa que a veces, no se tienen ganas de salir, por eso hay que buscarse una obligación para salir todos los días. Si tienes un perro contigo no te queda más remedio.
ResponderEliminarPero está claro que nos hemos acostumbrado durante este tiempo, a abrazarnos al silencio, y ahora lo encontramos un poco diferente todo.
Otra fotografía bonita.
Un abrazo.
En eso creo que todos estamos de acuerdo. Con la edad y en este caso con el miedo a la pandemia y sus consecuencias, hay quién se ha encerrado más de lo debido.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Este encierro al que nos han obligado, este miedo que nos han metido en el cuerpo ha hecho estragos, cuando acompañé a mi madre al psiquiatra me comentó que no me podía ni hacer una idea del número de pacientes que tenía desde lo del COVID, que se había triplicado y en su mayor parte gente mayor.
ResponderEliminarNo hay que dejarse llevar por el miedo, hay que salir, hay que VIVIR.
Besines
Es así, y muchos se han acomodado a ese sin vivir.
EliminarLo de los graves daños de carácter mental es digno de estudio y no creas, gran parte es en gente joven.
Hay que salir, relacionarse y ya de paso vivir.
Besines.
Lo que más temo es que se normalice esta realidad distopica que ise inició el 2020, se siente una fecha tan lejana...
ResponderEliminarSaludos
Hemos vivido un año (2020) que ha quedado entre paréntesis.
EliminarSaludos.
Siempre merece la pena salir a la calle!
ResponderEliminarLa casa tiene sus encantos, sin duda, y ha venido bien tenerla como "refugio" en momentos de restricción sanitaria. Pero todo tiene su medida. Y hay que saber decidir... ¡Y salir sin más!
Abrazo Alfred.
Por supuesto, hay que salir y relacionarse.
EliminarPara mucha gente ha sido un encierro, no todas las casas están pensadas para largas estancias.
Abrazos Ernesto.
No sé si podremos recuperar del todo esa normalidad, esa normalidad de antes que estallara el virus.
ResponderEliminarHay menos miedo, éso es verdad.
Besos.
Tendremos otra normalidad, esa denominada "Nueva Normalidad"
EliminarSí, pero hay mucha desconfianza.
Besos.
Será muy difícil volver a salir libres, sin mascarilla, Alfred. La agorafobia ha aumentado junto con las enfermedades mentales. ¿Saldremos?
ResponderEliminarEspero que sí.
Un abrazo.
Ha habido un notable aumento de casos, pero no hemos de desesperar por ello, hay que esperar recuperar la vida social.
EliminarUn abrazo.
Cuando digan que podemos salir sin mascarilla, todo cambiará. Por cierto, no será que tú protagonista no tenía mascarilla?
ResponderEliminarSaludoss alfred
Están empezando a decir que para julio ya no será obligatoria, veremos.
Eliminar¿Cómo tu sabes?
Saludos Gabiliante.
¡Hola! Muy bonita historia, gracias por compartirla. Un saludo.
ResponderEliminar¡Hola Carolina!
EliminarMuchas gracias, un placer.
Un saludo.
Ya se sabe que el encierro prolongado afecta a la mente. Pero no está nada mal esa paz y tranquilidad callejera. Es una forma de distopía bondadosa, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quedarse encerrado y más por voluntad ajena no nos sienta nada bien y acostumbrase a ella todavía peor.
EliminarUn abrazo.