Foto de I.C.C.
Un poco de canto coral
A la abuela le llevó muchos años no ponerse a llorar cuando veía salir humo por la chimenea.
Era algo que no entendíamos y que papá no quería aclararnos. A mis hermanos no parecía importarles mucho, decían que eran cosas de la edad, la abuela estaba muy mayor.
Mamá callaba y decía que no importunáramos, que eran historias antiguas y ya se le pasarían. Pero no se le pasaba y se quedaba ahí quieta tapándose la nariz con uno de esos pañuelos tan bellamente bordados que llevaba escondido en la muñeca. Tenía una mano excelente para el ganchillo, a pesar de que la vista ya le fallaba, cosas de las cataratas nos decía.
Luego al ir al colegio y aprender las cosas importantes de la vida, pensé que se emocionaba pensando en la elección de algún Papa de su época.
A mí era una cosa que me fascinó cuando me la contaron, incluso nos pasaron una película en que se veía todo el ceremonial, muy espectacular. Era en colores con un actor que el sábado anterior hacía de vaquero malo peleando contra el sheriff, en una del oeste. De esas nos ponían más y se entendían mejor.
En casa dejaron de encender la chimenea en cuanto pusieron la calefacción a gas, pero a la abuela eso le dio igual. Aunque no humease se la quedaba mirando durante horas, desde la ventana en invierno y desde fuera en verano, sentada o de pie, daba lo mismo.
A veces me quedaba con ella, haciéndole compañía porque me daba mucha pena y, ella apoyaba su mano sobre mi cabeza diciéndome algo en un idioma que yo no entendía.
Luego dejó de llorar y al poco se nos puso enferma y se nos fue al cielo, como decían en casa de todos los que se morían.
Algo después fui a otro cole donde los chicos eran más mayores y los profes no llevaban sotana. Ahí un día me cogieron las libretas y pintarrajearon una especie de cruz rara, el tutor me dio otras y como no había testigos de nada, se limitó en hacer una advertencia a toda la clase.
En el fondo todos imaginábamos quién o quiénes podían ser los autores de la fechoría, pero se corrió, como se solía decir por aquel entonces, un tupido velo, pues eran los que mandaban socialmente.
En casa no comenté nada, nunca lo solía hacer y tampoco hubiera servido de gran cosa.
La máxima familiar era:
“No te metas en líos”
Barcelona, 2 Julio 2020
Durísimo. Hubo muchos republicanos españoles en los campos de exterminio, demasiados seres humanos. Los supervivientes, como esa pobre abuela, qué sentirían luego ¿no?, qué valentía en rebelarse al destino.
ResponderEliminarMuy bueno. Un beso, Alfred
Que importa de que nacionalidad, religión, partido, condición sexual fueran o que coeficiente intelectual tuvieran.
EliminarLa salvajada era la misma para todos y las secuelas también.
Hay quién quiere ponerlo en duda con la esperanza de repetirlo supongo.
Gracias Albada.
Un beso.
Magistral, Alfred. Ojalá que despertamos a tiempo, porque la semilla sigue.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias Sara.
EliminarNo se ha erradicado esa mentalidad desructiva contra todo lo diferente.
Un abrazo fuerte.
La chimenea, metáfora para un cuento que, a pesar de su familiaridad, de una niñez de modales reprensivos, lleva ínsitu en la mirada de la abuela, la memoria del horror. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAquí crecimos con una dictadura, dándolo todo por normal.
EliminarUn abrazo.
Cuantas chimeneas sin humo, cuantas viejas fotografías con pátina de silencios, cuantos "de esto no se habla", cuantos lutos interiores sin derecho a la lágrima.
ResponderEliminarSé de lo que habla tu relato, amigo, y a pesar de los años, todavía duele.
!Que no se repita!
Un abrazo.
Duele incluso para los que lo sufrimos de forma más leve, quizas por no meternos en líos.
Eliminar¡Que no se repita!
Un abrazo.
Has descrito una situación horrorosa de una forma magistral y sutil . Amigo ojala aquellos acontecimientos no vuelvan a repetirse.
ResponderEliminarAbrazos en esta tarde.
Gracias Campirela.
EliminarEso es lo único importante:
¡Que no se repita!
Abrazos.
Alfred... me has hecho viajar en el tiempo, cuando la voz era queda y las miradas tenían miedo. Yo era solo una niña... pero todavía recuerdo las conversaciones de los mayores, las cuales intentaba descifrar. A mis preguntas la única respuesta era más o menos lo mismo... "Oír, ver y callar". Me ha encantado la sutileza de tu relato.
ResponderEliminarMil besitos para ti y feliz tarde.
Había conversaciones en susurros y temas ocultos a los oídos jóvenes.
EliminarMuchas gracias Auroratris.
Mil besitos.
Qué grande eres, querido.
ResponderEliminarDe una manera tan sutil y con esa fina ironía que asoma, has logrado trasladarnos a una época negra de nuestra Historia.
Una época de temas tabú, de tener que esconder y callar.
Enhorabuena!
Por cierto, la música divina, adoro la música coral.
Besines.
Muchas gracias querida Livy.
EliminarYa sabes lo de "marca...
Una época negra para la humanida y el concepto de humanismo.
Siendo del norte no me extraña.
Besines.
Cuántas cosas se han callado por miedo. El miedo de las víctimas y el miedo de los...
ResponderEliminarEs un texto duro pero real, a muchos niños les ha pasado eso mismo.
Un saludo
Todas, atenaza y somete al espíritu y al cuerpo en que habita.
EliminarCreo que sí, no hay buenos recuerdos de ciertas cosas.
Un saludo.
Brutal!!!
ResponderEliminarLos nazis vuelven.
Cada vez hay más, ahora se disfrazan con otros nombres de partido políticos, pero siguen siendo tan criminales como aquellos genocidas.
El humo de la chimenea, uffff, brutal, brutal.
Saludos.
Así es, circulan por aquí con camisas de colores y sonrisa profiden.
EliminarNo hay humo ahora, pero el hedor persiste.
Gracias Toro.
Saludos.
Magnífico relato de otros tiempos que nos averigüenzan, esperemos no volver a ellos
ResponderEliminarBesos
Parece que ya no importe por los años pasados. Pero si no reconocemos nuestro pasado podemos repetirlo. Todo de forma muy democrática, eso sí.
EliminarBesos Tracy.
Un relato magnífico, Alfred. Ojalá no lo olvidemos nunca, y no vuelva a repetirse.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias carmela.
EliminarDe eso se trata.
No caer en el olvido.
Un abrazo.
Brutal lo de la chimenea.
ResponderEliminarUn abrazo, Alfred
¡Gracias!
EliminarBrutal y necesario.
Un abrazo.
Je. Entro y de inmediato viendo esa chimenea pienso en los Cónclaves de los católicos.
ResponderEliminarSí, hay ceremonias más gratas de ver, pero igual de absurdas.
EliminarImpresionante, Alfred!!! Jamás pensé en esas chimeneas. El final me sobrecogió... Realmente impactante tu relato.
ResponderEliminarMuy bueno, terriblemente bueno.
Besos
Hola Alis, muchas gracias por tus apreciaciones.
EliminarMe gustaría que se sintiera de forma convincente, por quién no da importancia, a esa ola que va viniendo.
Besos.
Tiempos pasados que dejan huella. Magnifico relato. Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarDejan huella en algunos, para muchos ya suena a cuento de abueletes y no son conscientes de lo que puede pasar.
EliminarSaludos amiga Sandra.
La filosofía de "no meterse en líos" trae muchas veces malas, muy malas consecuencias, el ejemplo que nos cuentas es claro, el humo de la chimenea como una buena metáfora, y hay más, algunos los tenemos en nuestra propia casa y ni se enteran.
ResponderEliminarSaludos
Están aquí y les estamos dando carta de naturaleza. Este país está formado por un montón de gente educada en esos principios.
EliminarNo, no queremos enterarnos.
Saludos Emilio.
Es un relato bello mi
ResponderEliminaramigo Alfred, me agrado
mucho visitarte.
Besitos dulces
Siby
¡Gracias siby!
EliminarEs un tema delicado, pero que es necesario recordar.
Dulces besos.
Cosas del pasado que traen recuerdos a quienes vivieron una época triste de nuestra historia.
ResponderEliminarMuy bueno el relato Alfred. Te felicito.
Besos
Puri
Muchas gracias Puri.
EliminarTema ha tener siempre en cuenta.
Besos.
¡Qué historia! Aquellos recuerdos terribles quedaron marcados a fuego en la pobre abuelita.
ResponderEliminarUn relato estremecedor, Alfred. Cada día te superas, amigo
Un abrazo
Hay cosas que con nada se pueden quitar.
EliminarMuchas gracias Rita.
Un abrazo.
Magnífico relato, Alfred. Sobrecogedor.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo.
Gracias Chema.
EliminarUn tema que no da para florituras complacientes.
Un abrazo.
Toda la razón tenía la abuela, Alfred, esa chimenea seguramente le recordaba los tiempos de la guerra y su barbarie.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son cosas que ocurrieron, aunque en ninguna mente sana pueda caber tanta barbarie.
EliminarUn abrazo.
Me gustan las chimeneas y ver crujir y bailar el fuego, es algo que me hipnotiza.
ResponderEliminarNo meterse en líos está bien.
Un relato con mucha fuerza.
Un abrazo.
A mí también, además es algo que añoro.
EliminarA veces es necesario.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Mi primer suegro (me lo prestaron solo por un tiempo) decía: Lo más importante de una chimenea, no es el tubo ni su sombrerete, ni el regulador de tiro. Lo más importante es el humo.
ResponderEliminarCreo que tuviste suerte.
EliminarMe peleé bastante con dar con la orientación, tiro, puesta de sombrerete de una estufa de leña, para no tener que salir corriendo en cuando le daba por intercambiar el sentido de circulación del humo. Toda una proeza.
Entiendo a la abuela. Como para ponerse en una esquina y dejarse morir. Espeluznante.
ResponderEliminarBesitos Alfred
Creo que está, se mantuvo con vida, para dar testimonio.
EliminarMuchas gracias lopillas.
Besitos.
Hola Alfred!
ResponderEliminarEstá muy bien explicado. Pobre señora!. La historia, bien pudiera ser un caso real y no me extrañaría que lo fuera. El hombre, la mujer, puede ser lo mejor de este mundo y en algunos casos también lo peor. Hay quien continúa exhibiendo cruces gamadas. Hay veces que el ser humano, no aprende de la historia.
Hola Enric!
EliminarHay quién se aprovecha de los olvidadizos, para volver.
No aprenden y no quieren que otros lo hagan.
Hola Alfred , un relato desgarrador , por un momento me perdí
ResponderEliminarya que pensé que habían calcinado al abuelo en la chimenea , pero no en la de la casa si no , en la del campo de concentración , por eso actuaba de esa manera la pobre anciana , muy bueno si señor te felicito , besos de flor.
Hola Flor, muchas gracias, la pobre mujer quedo aterrorizada.
EliminarBesos.
Algunas veces, aunque no queríamos meternos en líos, los líos se metían con nosotros...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Algunas veces es necesario, tenemos la suerte de hay quién sí lo hace y mejora nuestras vidas.
EliminarSaludos.
Pobrecilla abuela la chimenea nunca quemó sus recuerdos.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias a eso tenemos constancia.
EliminarAbrazo.
Oh Alfred qué tierno y qué duro, esos recuerdos que siguen doliendo tantísimo y lo peor es que algunos ni siquiera recuerdan el horror de los extremismos, da miedo ver lo poco que se recuerda.
ResponderEliminarBesos
da miedo pensar que todo eso se irá perdiendo.
EliminarYa estamos en ello solo con ver como se mueven ciertos partidos.
Besos y gracias Conxita.
Hola pasaba saludar!!!!
ResponderEliminarTe cuento que abrí un blog de haikùs y voy a dejar los otros puesto que no me da el tiempo para todos.
Espero verlos allì, un beso enorme y un abrazo.
PD: ESTE ES MI ÚLTIMO Y ÚNICO BLOG DE AQUÌ EN MÁS. TE SIGO CON ESTE NUEVO PERFIL.
Muy bien, ya pasaré a verte.
EliminarUn abrazo.
Los recuerdos son una forma de aferrarte a las cosas que se aman y que no quieres perder.
ResponderEliminarSaludos Alfred.
Y necesarios de tener y compartir.
EliminarSaludos Guillermo.
Gracias Julio.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mi en casa me decían:
ResponderEliminarNunca seas la última en nada ni tampoco la primera.
😉
Besos.
Muy típico.
EliminarEn el ejército te decían los veteranos:
No seas voluntario para nada.
Mi abuela también decía algo parecido a la frase del final...vio muchas barbaridades y estaba ya tan asustada...
ResponderEliminarMuy fuerte lo de la chimenea
Cuántas burradas cometidas por “humanos”.
Era muy propio de todas las abuelas que había vivido la guerra con hijos participando o sometidos a ella. Mujeres fuertes que habían visto todo tipo de atrocidades.
EliminarPues aún lo he suavizado bastante.
Demasiadas y lo peor es que no hay ningún interés en aprender de todo ello.