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La Gran Jugada
Situémonos en un campamento militar de instrucción, en épocas pretéritas, de cuando la dictadura estaba plenamente vigente y su final aún no estaba anunciado.
El sol ya se ha puesto y el día camina a su fin. Se arría la bandera y la jornada finaliza. Solo un corneta sopla contento, todos los demás resoplan de cansancio.
Tras el recuento en la última formación del día, los reclutas obtienen permiso para romper filas y disfrutar de su tiempo libre.
En uno de los barracones cunde un jolgorio inusual, a pesar de que, desparramados por las literas, sus ocupantes están cada uno a lo suyo.
Quién escribiendo una carta, quién sesteando esperando la cena, quién adelantando el afeitado matutino para ganar tiempo, quién mirando una nota perfumada de la novia, quién reclamando un masaje reparador para unos pies descarnados...
En fin, hay de todo, incluso hay uno que está leyendo un libro, con pinta de no enterarse de nada de lo que pasa a su alrededor.
Pero el follón no proviene de esta fauna habitual, que se parece mucho en todos los recintos, está al fondo del barracón, un poco al resguardo de las miradas indiscretas de una posible visita de un mando, por supuesto no deseada.
Ahí al fondo como digo se encuentra un corrillo bastante numeroso de ciudadanos aspirantes al honroso mérito de formar parte del glorioso ejército salvador de la patria, en menesteres no tan gloriosos ni educados.
Situados todos alrededor de una litera, cuya cama superior hace de mesa de juego de una muy seguida partida de “Mentiroso” ese juego de dados muy apreciado en la época, por los jóvenes ociosos a los cuales aún no había cundido del todo el sacrificado y austero espíritu nacional.
La partida está de lo más animada, se van sucediendo las rondas y los jugadores van mermando a medida que van siendo eliminados.
El bote no era nada despreciable, al ser muchos los que habían empezado el juego, una buena cantidad de billetes está en el centro del lecho, despertando la codicia hambrienta de todas las miradas, pero solo para uno será el premio, el más osado o el más astuto o quizás el más paciente.
Los envites se van sucediendo, cuando se llegan a cinco fallos se abandona la partida, aunque todos se quedan a ver el final, sin apartarse del centro de operaciones.
Tampoco hay ninguna distracción a la vista con más suspense que esta partida.
Ya solo quedan dos contendientes, la partida llega a su fin, las miradas se cruzan con frialdad, las caras de póker impiden ver los verdaderos rasgos faciales de los aprendices a soldados.
De momento solo son “Pequeño Gran Hombre” y “El Viejo” dos contendientes de peso, en ese pequeño microcosmos del comportamiento humano en situaciones de pérdida de libertades individuales.
La partida ha sido muy loca, con todo tipo de vicisitudes, en las que los más veteranos han sabido abortar cualquier intento por parte de los siempre afortunados novatos por hacerse con la victoria ni que sea parcial, pero ahora quedan uno muy ducho contra alguien totalmente desconcertante.
- ¡Full reyes jotas! Dice “El Viejo” eufórico.
-Tú cantas. “Littel”
- ¡Voy!
Dice, mientras contempla los dos reyes acompañados de una jota que hay fuera del cubilete. Ha hecho jugadas tan extraordinaria que ya nadie duda de su capacidad de sorprender.
Acepta el envite, se queda contemplando los dados del interior del cubilete, una dama y un diez, nada de full. Saca la dama fuera e introduce la jota. Remueve y mira. Canta imperturbable.
- ¡Póker reyes con dama!
Nadie se mueve, ni si quiera respirar. Saben que no será la primera vez que lo consigue. El Viejo también lo sabe. Su contrincante está en racha. Eso es caro de superar.
Acepta y se queda con lo que hay un diez y una dama. Nada.
Introduce la dama exterior, dejando los dos reyes fuera. Remueve y sin mirar canta:
- ¡Superior!
-Levanta tú mismo le responde Littel.
Han llamado a comedor, pero nadie se aparta de los que están alrededor de aquella mesa de juego improvisada.
El "Viejo" se limita a guardar los dados y levantar el pulgar hacia arriba, dando el triunfo al aspirante.
Todo el mundo celebra la victoria del aparente novato, el Viejo en un gesto que le honra, impide el conocimiento exacto de la jugada introduciendo los dados en su cubilete, tampoco a nadie le gusta perder con un farol en contra.
Barcelona, 10 Febrero 2020
El Viejo sin duda un gran jugador que sabe "perder".
ResponderEliminarBuen relato querido Alfred. Me has hecho visualizar toda la escena como si estuviese ahi mismo (apostando)
Besines.
En esta ocasión no le tocó otra.
EliminarMuchas gracias Livy.
Ohía tus gritos a medida que tus monedas menguaban.
;))))
Besines.
De excelencia, la emoción de los participantes, saludos desde Chile!
ResponderEliminarHola Carmen, un placer tenerte por aquí.
EliminarRememoramdo viejas emociones.
¿Bonita tierra!
Saludos desde Barcelona.
Mira que mi divertía jugando al "mentiroso" con dos amigos míos.
ResponderEliminarNos jugábamos quien pagaba las copas de después.
Qué buenos recuerdos...
Gracias.
Era lo normal, jugarse la consumición o el tabaco.
EliminarPer aquí fue diferente, parecía más una tarde en el Oeste ;)
Sí, bien buenos que son.
Gracias a ti.
Qué buena esa partida, y el contexto, tan bien definido
ResponderEliminarHistorias de la pura mili y de un tiempo ido. Muy bueno. Un beso
Debió ser buena, pues la recordé tal cual, lo cual no es muy normal en mí. Y menos hablando con un hijo ;)
EliminarLa P. Mili daría para todo un tratado y más en mi caso, te lo aseguro.
Muchas gracias.
Un beso.
Una historia perfectamente narrada, imagino que alguna vez presenciaste algo parecido. Me ha traido recuerdos de los tiempos jóvenes, cuando los muchachos iban a la mili a "hacerse hombres"...¡Qué tiempos!
ResponderEliminarUn abrazo, Alfred
Muchas gracias Rita.
EliminarMás que presenciarla la protagonicé ;)
Lo hacerse hombres era una falacia total.
Sí ¡Qué tiempos!
Un abrazo.
Muy buen relato Alfred, y eso que no comulgo demasiado con las cosas militares,pero,lograste engancharme al relato!
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy agradecido Luna Roja.
EliminarTe puedo asegurar que yo tampoco.
Un abrazo.
No entiendo mucho de juegos de cartas Alfred, pero has logrado engancharme. Un relato muy bueno, feliciades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Hola Nani, era un juego de dados con los mismos valores que las cartas francesas.
EliminarDe eso se trata, de hacer un relato atrayente ;)
Muchas gracias.
Muchos besicos.
No recuerdo que en Viator y en el año 70 nos permitieran jugar, eso sí, emborracharnos hasta las trancas, luego en la hora del recuento, las hostias dadas por el oficial volaban con aquellos que no se podían ni mover.
ResponderEliminarSaludos
Esto fue en el año 72 en Palma de mallorca.
EliminarLo de emborracharme no me iba y en cuanto a los mandos sí que alguno no iba del todo derecho al final del día.
Saludos.
No conozco ese juego, pero lo "he vivido" en primera persona, al ladito del viejo estaba.
ResponderEliminarUn beso
Hola Carmela, he puesto un enlace para que se pueda ver de que va el juego.
EliminarEl Viejo, era una institución, grandote y con una sonrisa de lo más pícaro. tenía una auténtica faz de hombre mayor, de ahí su mote. Un buen tipo.
Un beso.
Me gusto como narraste la partida sin duda la tensión se mascaba ..como dirían los presentes de la partida..
ResponderEliminarUn saludo .
Muchas gracias Campirela, por momentos tuve el estómago en un puño. ;)
EliminarUn saludo.
Has jugado más de una partida, es un juego muy entretenido como tu relato, el final es magnífico, diría que es el mejor de los posibles. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Ester, si que lo era, aunque creo ahora no se lleva tanto.
EliminarUn abrazo.
Yo jugaba al kiriki, era de lo mas entretenido ... pero no en el cuartel,sino en el bar del pueblo. Besos
ResponderEliminarLo he buscado y veo que es una variante con solo dos dados.
EliminarDigamos que el mentiroso tiene más posibilidades ;)
Bueno, claro, lo había jugado en bares, en casas etc.
Besos.
Yo jugaba al mentiroso en la residencia de suboficiales de Barbastro —donde hice mis prácticas de milicias—, pero solo nos jugábamos la consumición. Luego he jugado alguna vez más y lo encuentro divertido.
ResponderEliminarBien relatado, Alfred.
Un abrazo.
Imagino que se jugaba a todos los niveles, yo estaba con la soldadesca ;)
EliminarEn esta ocasión fue una partida seria y por todo lo alto, lo ganado daba para pasar un buen fin de semana.
Muchas gracias Chema.
Un abrazo.
No conozco el juego pero conozco el mundillo de la milicia, de las apuestas... pero me impactó ese final, esa sensación que no era una partida limpia, honesta.
ResponderEliminarMuy bien narrado, sabes atrapar al lector. Un beso.
Hola AlmaBaires.
EliminarHe puesto enlace para que se sepa de qué va.
No creas, el juego consiste en hacer creer más de lo que tienes y que le sea imposible superar al contrario. ;)
Fue un ajugada limpia y entre caballeros, no como algunos de los que se quedaron por el camino.
Un beso.
Muy buena partida. En el juego como en el amor, hay que saber perder. Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra.
EliminarEn todo hay que saber perder y ganar.
Saludos amiga.
Vaya! He revivido momentos de la mili. Situación parecida. Timbas sobre el camastro en el barracón. Solo un añadido: arena del Siroco por todos lados. Una bota de vino peleón. Sáhara Occidental Español 1970.
ResponderEliminarGrácias Alfred !!
Hola Nexeus.
EliminarEs lo que tienen los relatos de la P.Mili, que varias generaciones nos vemos reflejados en ellos. Por suerte eso se acabó, al menos de forma impuesta.
Así fue, sobre una litera y todos alrededor y sentados en otras literas para jalear y apostar entre ellos.
Ya veo que soy posterior ;)
Nosotros agua por todo el lrededor.
Gracias a ti.
Sí, he ido recordando los once únicos días de "mili" que hice. Hijo del cuerpo. Y así como el hijo del acomodador de cine tenía la entrada gratis, los "hijos del cuerpo" disfrutábamos de esa... ¿gracia?
ResponderEliminarTimbas no hubo en aquel grupo nuestro. Once días no daban para mucho.
¡¡O sí!! Hice instrucción, disparé un fusil, intentaron que aprendiese los distintos rangos de los militares..., pero fue que no. Recibíamos las visitas de compañeros de nuestros padres... ¿Estáis bien?, etc.
Salté la tapia del cuartel un día que habían prohibido las salidas, y yo había quedado con una joven. Me ayudó a ello el cabo Cantalapiedra.
"Juré la bandera"... y nos mandaron a casa!
Con una cartilla grisácea donde se leía: ¿Valor?... ¡Se le supone!
Buen relato amigo.
Abrazos Alfred.
Jolines!!! Creo que ganas a un amigo que estuvo poco más de una semana, hasta que le hicieron una revisión amañada y volvió.
EliminarBueno los del cuerpo no se les solía ver.
Mis clases de tiro eran para beneficiar al vecino, tiraba en su diana. ;)
Hasta que me pillaron y me preguntaron si es que no tenía ganas de ascender ;)))))
Sobre lo de la tápia, te puedo decir que hicieron poner una escalera de esas de pintor, para que no se manchara la pared encalada.
Tengo un amigo que le pusieron "Valor demostrado", por ir a un rescate.
Muchas gracias.
Abrazos Ernesto.
Hola Alfrd!
ResponderEliminarUna buena redacción, sentido del humor y suspense. Muy buenos ingredientes, dan un buen resultado. Todo me huele a Formación del Espíritu Nacional.
Hola Enric!
EliminarMuchas gracias. El humos que no falte, es lo único que nos hace humanos.
Eso que dices, más bien apestaba un poco. ¿No?
No conozco ese juego, pero el relato ha conseguido captar toda la emoción del momento.
ResponderEliminarBesos.
Ya, no deja de ser un juego que ahora ya no se lleva mucho.
EliminarMuchas gracias Amapola.
Besos.
Genial esa partida Alfred, los humanos nos cuesta reconocer que hemos perdido. Gracias por ofrecernos ese juego que yo no conocía, y me he sentido ahí, en esa partida.
ResponderEliminarFeliz día Alfred.
Un beso
Muchas gracias Carmen. Bueno a nadie le gusta, pero aquí era un final entre caballeros ;)
EliminarFeliz día también para ti.
Un beso.
No conozco ese juego, pero por lo que cuentas debe de ser muy interesante, al menos genera mucha emoción y suspense.
ResponderEliminarUn cálido abrazo Alfred
Hola Sneyder, he puesto un enlace ;)
EliminarEra muy entretenido y divertido. Tenía unos cambios de ritmo muy singulares.
Un abrazo cálido amiga.
He visto tantos fracasos vitales por culpa del juego, que nunca me gustó probar.
ResponderEliminarMe sacas del "chinchón" y no tengo ni idea. Me canso hasta cuando gano a mis nietas, mejor dicho cuando me dejo ganar.
En ese bien estructurado relato, escrito con sutiles trazos de humor, yo sería el del libro.
Un abrazo.
En eso tienes toda la razón, he visto comportamientos de lo más lamentable por culpa del juego o más bien por un mal perder. Era de los que solía jugar con garbanzos y tira que te vas. Pero aquí se dieron otras circunstancias y saber...sí sabía ;)))
EliminarNormalmente era el del libro.
Muchas gracias.
Un abrazo.
La foto me ha recordado mis años jóvenes cuando jugábamos en casa y en el bar con amigos. A mi lo que me gusta es la Brisca y juego medianamente bien.
ResponderEliminarEl relato es muy agradable, seguro que muchos hombres se han identificado con esos jugadores.
Un abrazo.
A todos nos recuerda épocas lejanas pero que están bien vivas en cuanto les sacamos un poco el polvo ;)))
EliminarA eso habíamos jugado en casa de mis padres.
Ten por seguro que sí.
Un abrazo.
Ay qué recuerdos con las cartas y la pandilla :)
ResponderEliminarTienes buena maña para captar la atención en tus relatos!
Besitos
Ni que lo digas lopillas;)
EliminarMuchas gracias!!!
Besitos.
Has descrito también, ese ambiente cuartelero, que me he trasladado a Cerro Muriano donde hice yo la mili, y aunque al día siguiente de llegar me dieron el destino en las oficinas de la Cía. mi tiempo libre lo pasaba con mis compañeros, por lo que puedo dar fe de que allí ni estaba permitido ni había ganas de juegos de este tipo. Es más, recuerdo, que cuando nos leyeron las obligaciones nada más llegar, si te cogían echando una partida con dinero, tenía pena de tantos años, y un día, porque todas las penas terminaban con ese: "más un día".
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato.
Un abrazo, Alfred.
Gracias Manuel. Todos tenemos mil recuerdos de esos tiempos cuarteleros que difieren según épocas y localizaciones.
EliminarUn abrazo.
Ese lo jugaba con mis hijos ;)
ResponderEliminarEstarías enganchado esperando el desenlace.
Un abrazo Julio.
Caramba, parecía según lo leía que estaba allí mismo.
ResponderEliminarMuy bien relatado ¡¡¡¡
SAludos.
Hola Manuela, muchas gracias.
EliminarSaludos.
Por lo que lei en tu enlace (porque no conocia el juego y eso que es antiguo) es un juego de azar y estrategia asi que no dudo que "el viejo" gano la partida y quizas el "pequeño Gran hombre" (lindos apodos jaja) necesitaba el dinero mas que el y lo dejo ganar, ya que no mostro sus dados. Sabes Alfred que tengo dos juegos de cartas el "UNO" y la baraja Española y siempre que estamos en familia con sobrinos incluidos todos jugamos y es muy divertido, solo para compartir con la familia. Tengo muchos videos jugando con mis hijos y sobrinos. Voy a ver si puedo subir uno a mi blog en la parte de abajo para que lo veas.
ResponderEliminarLa musica, muy agradable, me acompaño en toda la lectura.
Besos Alfred!!
Hola Gra!
EliminarEs un juego antiguo en el que cuenta mucho la capacidad de persuasión con tu actitud y los resultados claro.
En esta ocasión el "Viejo" cayó en su propia trampa.
Besos.
Cierto, a nadie le gusta perder con un farol en contra, ni en el juego ni en la vida.
ResponderEliminarBuena historia y bien contada, Alfred.
Besos
Ya ves, es una cruda realidad.
EliminarMuchas gracias.
Besos.
Mira tú que yo con mi abuelo mientras vivió jugamos a muchos juegos de mesa , más cartas que dados , el cinquillo , los montones , el 7 y medio
ResponderEliminarla brisca etc... Este no me suena de nada , o al menos no me acuerdo , pero por lo que e leído que buen capote le echo "El viejo" al "Pequeño gran hombre" me a gustado mucho , te deseo una feliz noche besos de flor.
Bueno, era un juego muy de bar y de gente joven, al menos cuando yo lo era.
EliminarEl que se llevó el gato al agua fuí yo ;))))
Besos Flor.
Muy buen relato, te seguire leyendo!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarEres muy amable.
Se bienvenida.
Esos son buenos jugadores, saber perder con la cabeza alta no es tan fácil. Hay que ser honesto con uno mismo y esperar que en la proxima cambien las tornas ;)
ResponderEliminarBesos Alfred
Hay que tener la cabeza fría y saber aprovechar el momento adecuado.
EliminarBesos kanet.
Superior! Como superior tu relato y encima de fondo ese temazo de Coltrane...ayssss qué recuerdos jugando al mentiroso en una terraza junto al mar...noches de verano inolvidables...
ResponderEliminarGracias,Alfred.
Besos!
Muchas gracias Carmen, forma parte de mis recuerdos, esas partidas en terrazas, salas caseras, aulas escolares, bares y, campamentos militares. ;)
EliminarBesos.
Many Thanks for the shared this informative and interesting post with me.
ResponderEliminarDefly io Game Online 2020 |Dogeminer 2 Wiki
Esto es otro tipo de juego.
EliminarSiempre aquí a tu lado para agradecerte tu compañía ...
ResponderEliminarbesos
Hola Marina-Emer, ya vi como tus letras cogen nuevos aires y soplan con fuerza.
EliminarBesos.
Soy pésima en el ajedrez sospecho que por eso me va como me va en otras áreas de la vida que requieren prestancia y destreza jeje
ResponderEliminarEse es otro juego, bueno diría que es algo más, que no practoco hace muchos años.
Eliminar;)
Hay personas que se le dan bien los juegos, todo es cuestión de suerte.
ResponderEliminarPetons!!
Sí hay quién a fuerza de ser excesivamente racional, se pierde la magia que conlleva ese punto de locura que se da en toda partida.
EliminarPetons!!!
Un relato envolvente hasta el final...
ResponderEliminarSoy tu fan. Lo sabes ¿verdad?
Un beso lector.
Muchas gracias Eva.
EliminarCon fans así me veo escribiendo sin descanso hasta...
Un beso leído.
Siempre me han dado miedo los novatos y a mi edad, mucho más. Buen artículo. Un sesgo satírico-irónico, muy interesante.
ResponderEliminarFeliz tarde de sábado
La suerte de los novatos, basada en que no actúan según criterios de conocimiento racional de las posibilidades y probabilidades en un juego, permiten que a veces ganen alguna cosa, pero siempre se acaban imponiendo los conocedores del tema, como sucede aquí.
EliminarFeliz domingo.
Desde luego lo has escrito genial, la tensión va in crescendo y es que uno no puede descuidarse cuando se juega al mentiroso.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Conxita, en nada puedes distraerte ni un segundo sí quieres que la cosa salga bien ;)
EliminarBesos.
Has narrado también la historia que era como vivirla, feliz día.
ResponderEliminarMuchas gracias Mari-Pi-R, un realismo in crescendo que intenta cautive al lector ;)
EliminarFeliz día.