Entrada principal, acceso a la iglesia. (Foto del autor)
Cuando te encuentras ante un monumento de estas características,
independientemente de saber su fecha de construcción, ( fue fundado en el 1326
por la reina Elisenda de Montcada), de que pertenece al gótico catalán, ( es
una obra atribuida a Bernat de Riquer ), quieres saber qué motivo a unos
hombres a realizar tan bello edificio, te emocionas por ver una obra
hecha pensando en un ser superior, al cual quieren unos pocos rendir culto, con
unas reglas determinadas y nada acomodaticias.
Las voces del coro
ascienden por encima de los rezos de los fieles, acompañadas por el aroma del
incienso, que un diácono cumplidor ventea entre los concelebrantes. Al estar
delante de los vitrales, las volutas de humo encadenadas con las voces, nos
presentan una plegaría de paz.
Observando disimuladamente, como turista respetuoso, en un entorno que desconoce, veo como un monje se frota los ojos con ademán pausado, contemplando con su cansada vista, el claustro donde se refugia a meditar, tras largas horas ante el ordenador, como sus antecesores hicieron ante el pupitre, estudiando y copiando documentos, recuperando la historia de unas órdenes y unos monasterios, en la que muchos fueron victimas de la sinrazón , de una época triste de recordar.
Tu paseo por la historia me lleva a imaginar sucesos de oscurantismo, de monjes y velas entre pergaminos. De tiempos convulsos.
ResponderEliminarEsos cantos, el coro que asciende hacia las bóvedas en busca de la sonoridad perfecta, me traen un sosiego que es de agradecer siempre.
Gracias por este recorrido de vida, piedras, historia y música. Un fuerte abrazo, y feliz Año Nuevo.
Se me ha puesto el dedo morado de pasar páginas del libro de las horas, y el incienso me está procurando una suerte de desvanecimiento, que me aleja de la realidad cotidiana, mientras oigo un coro de ángeles que me da la bienvenida, espero que a un nuevo año fantástico, que es lo que te deseo.
ResponderEliminarUn beso.