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Una tarde en el Ateneu
En medio del aquel jardín bautizado como romántico, existe el típico estanque con sus peces rojos, por el color de ideas parecerían verdes, muy ecológicos ellos pero sin dar un palo al agua. Simplemente se pasean todo el día arriba y abajo babeando, esperando alguna mosca despistada.
Incluso diría que algunos están algo descoloridos de puro aburridos, puesto que no les debe llegar el sonido de las bellas declamaciones de poesía seria que se realizan en el lugar y la música ofrecida tampoco debe de traspasar su ligera capa de agua.
Ni que decir tiene que el susodicho hábitat acuático, es de dimensiones reducidas y profundidad escasa, más bien el tropezar y caer dentro, solo daría pie a la chanza por parte del personal adyacente, pero no para provocar el susto de ver alguien en peligro de ahogarse.
En eso estaba, cuando habiendo acabado el grato encuentro con la persona citada en dicho lugar, tras las despedidas y buenos deseos para el futuro, me quedé un rato sentado repasando un texto en el que llevo años trabajando en plan Guadiana, digamos ahora no, ahora sí, ahora no.
Unos operarios empezaban a montar, en una tarima ad hoc para ello, los preparativos para uno de los conciertos programados por la entidad para disfrute de otros usuarios, que no de los propios socios, pero esa es otra historia.
En esto, el típico personaje despistado, no sé de qué novela debía salir, señorita por más señas, dicho por su aspecto jovial y sin ninguna otra connotación al margen. En un ataque de entusiasmo al ver a sus compis se desplazó con urgencia sin calcular en exceso la distancia a la que estaba del bello ornamento acuático. Dio un traspiés y se precipitó dentro del líquido elemento a hacer compañía a nuestros rojos protagonistas.
Los montadores del evento musical siguieron a lo suyo, cobran por instalar y no por horas trabajadas.
El de limpieza enseguida salió con una fregona para recoger el agua salpicada.
El personal de servicio se rio por dentro de las mascarillas, con una actitud seriamente ignorante de la suerte de la dama en cuestión.
Los ocupantes de las mesas lo miraron con la frialdad propia de quienes están hecho a todo y ya nada les sorprende. Hubo tanto risas como indiferencia total.
¡Ah por cierto!
De la chica no se volvió a saber nada.
Ateneu Barcelonès, 15 julio 2021
Pobre despistada!! No me hubiera extrañado que me sucediera mí misma, jajajaja
ResponderEliminarBesicos muchos.
Nos puede pasar a todos. ;)
EliminarAntiguamente había una vallita de hierro forjado muy mona, para evitar estos percances, pero en una remodelación la quitaron.
Muchos besitos.
¡Menudo despiste! y cada cual a lo suyo. La pobre lo pasaría mal sin nadie que se brindara a ayudarle. La galantería escasea cada vez más amigo mío.
ResponderEliminarBuen relato y bella instantánea, esa es de mi gusto con el estanque. Un bello lugar de relajación.
Un abrazo Alfred y buen resto de semana.
En la sociedad actual, cada cual va a lo suyo y los motivos de distracción depende de afinidades se les dedica lo justo.
EliminarLa galantería está mal vista.
Un lugar muy grato para pasar un rato tanto solo como acompañado y con una buena conversación.
Un abrazo y feliz semana.
Aquí diríamos, frente al caso, tremendo chasco. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarChasco en el charco ;)
EliminarUn abrazo Carlos.
Wowww esa si que esta peor que yo, jaaaa
ResponderEliminarpobrecita, gracias Alfred por traernos
esta historia y estar atentos.
Besitos dulces
Siby
Siempre hay alguien que está peor.
EliminarGracias a ti por leerla y comentarla.
Dulces besos Siby.
Regresó a la novela de donde salió y cuando vuelva a aparecer será protagonista.
ResponderEliminarOye, tiene que hacerle justicia el escritor! :)
Abrazo de miel y anís.
Es posible, pero no se vio ningún rastro de agua hasta la biblioteca.
EliminarEso estaría bien, igual era el cuento de la Sirenita. ;)
Abrazo anisado Sara.
Un día me metí yo en una fuente de manera tan ridícula. Lo primero que haces es mirar a ver quien se ríe. Me sorprendió agradablemente la educación de la gente, que pasaba sin manifestar sorpresa alguna porque un pavo se hallara en semejante situación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tendría su gracia, ajena. ;)
EliminarLa flema inglesa se ha idos escampando.
Un abrazo.
Supongo que ella hizo lo propio en estos casos: hacer como si nada hubiera pasado y desaparecer a la mayor brevedad posible con un mutis.
ResponderEliminarUn saludo.
Es de suponer, pero no me consta verlo, simplemente desapareció aparentemente dentro del estanque, por algo soy el autor ;)
EliminarUn saludo.
El estanque seguro que se alegró muchísimo.
ResponderEliminarSaludos.
Por supuesto, visitas tienen pocas, mirones muchos.
EliminarSaludos.
Eso fue un pequeño incidente, se ahoga y nadie le haría caso, son los tiempos que corren, falta de solidaridad y de ayuda mutua.
ResponderEliminarSaludos
Un traspies desafortunado.
EliminarTodo el mundo está muy a lo suyo.
Saludos.
Qué bueno, Alfred, tu personaje salió a tomar un baño refrescante, seguro que por el tiempo que llevaba en tu relato ya lo necesitaba! Un abrazo, y gracias por la música!
ResponderEliminarEs que con estos calores que hay por aquí, lo del tropezón igual solo fue una excusa.
EliminarGracias a ti, un abrazo.
Els peixos vermells van tenir festa per un moment. 😉
ResponderEliminarEntre el personal assistent crec que hi ha de tot, els que no ajudarien per res, els que amaguen la rialla, els despistats que no s'adonen i els que senten vergonya per la noia i fan com si no ho haguessin vist. I entre tots, no n'hi cap que li doni un cop de mà... Tot i que he de dir que, quan li passa a una, el que vol és sortir corrents.
Què tindrà el caure que fa riure a tothom?.
Bon relat, bona foto i la Katie, ja saps.
Petonets de tots colors.
Diguem que van estar distrets una estona.;)
EliminarLa gent bastant té amb les seves coses, per no atendre-la ni els del seu grup es van preocupar.
És el més bàsic per fer riure.
Moltes gràcies, la Katie és un valor segur.
Petonets.
Hola Alfred, un relato original he intrigante, queda la duda de que paso a la despistada y a los pobres peces, que encima que tienen poco espacio lo tienen que compartir, desde luego el lugar se ve bonito:)
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja, es un misterio lo que le ocurrió, la verdad es que no lo tengo muy claro, los peces tampoco, la olvidaron enseguida.
EliminarEs un lugar muy apacible.
Besos.
Se refrescó la despistada, una damisela en apuros en aletas de unos peces aburridos a los cuales les alegró la tarde. Gracias por esta sonrisa, Alfred.
ResponderEliminarMil besitos y feliz finde.
Y de valiente ;)))
EliminarHubo un instante de distracción para ellos.
Feliz semana, mil besos.
Divertida escena de comedia, Alfred, muy bien narrada por cierto. Casi que sobre tus imágenes haría sonar un piano jazzero tipo Oscar Peterson o tal vez eléctrico, Bill Evans, mucho mejor... Al menos los peces vieron de pronto sacudido su monótono destino de ir y venir por el estanque, no?
ResponderEliminarAbrazo amigo, hasta vos!!
Viendo esos peces un tanto aburridos en estos inicios de los calores veraniegos, pensé en darles una sorpresa, a ver si se animaban un poco. Sorprendidos seguro.
EliminarUn abrazo Carlos.
De esta historia me voy a quedar con la poca empatia hacia la mujer que se cayó, y la mala educación de los allí presentes en no dirigirse hacia el lugar al menos preguntar como s encontraba, no puedo con esto..la falta e humanidad. La historia esta genial la moraleja deberíamos mirar qué está pasando!!. Un abrazo .
ResponderEliminarTodo el respeto pero ningún intento de atenderla, piensa que desapareció en la penumbra de las aguas.
EliminarEs la historia que muestra nuestra época. Total respeto por las chaladuras de cada uno y nada de meterse con las señoras. ;)
Un abrazo.
Una damisela en peligro, por despistada, a la que nadie rescató.
ResponderEliminarQue mala actitud la de los demás.
Saludos.
Ante un peligro que no se sabe si es buscado, igual pensaban que se quería refrescar, o montar una performance con los rojos peces, a saber.
EliminarLos demás a lo suyo.
Saludos.
Una escena risueña, con toques ácidos ante la poca empatía hacia la mujer que despistada se cayó...
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Una escena que en plan verano es menos cruel y además siempre hace reír.
EliminarMuchas gracias lunaroja.
Un abrazo.
Pobre muchacha, esos peces aveces tienen mucha hambre.... Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarSí, pobrecilla ahí se perdió, las pirañas no son rojas. ¿Verdad?
EliminarSaludos Amiga Sandra.
Mind blowing post
ResponderEliminarMuchas gracias, eres muy amable.
EliminarEncantadora anécdota. Pobre chica, qué papelón :-)
ResponderEliminarUn beso, como de pececillos naranjas
Muchas gracias Albada Dos.
EliminarYa ves tú que tontería. ;)
Un beso refrescante.
Habia una vez alguien que desapareció del planeta
ResponderEliminarSaludos dorados de sol
Muy lejos se fue.
EliminarSaludos mediterráneos.
La chica padeció más por la vergüenza, que por la caída, seguro.
ResponderEliminarMe gustan estas historias, quedan para poder contar y hacer una risas en las reuniones familiares.
Alfred, un saludo.
Es muy posible que fuese como tú dices.
EliminarMientras sea divertido ya me vale ;)
Un saludo Ángel.
Yo no descartaría un efecto rebote y la posterior elevación a modo de "Ascensión Mariana a los Cielos" o en el peor de los casos un abducción por parte de algún alienígena aburrido conduciendo su "600 volante"
ResponderEliminarEs un aspecto a tener en cuenta, lástima no se me ocurriera en mayo, hubiera sido más efectivo.
EliminarNota de precisión:
ResponderEliminar600 volante
Nave interestelar marca SEAT con modificaciones que luego pasaron a llamarse "tuneado". Consistente en doble tubo de escape, llantas tipo Abart 1000, claxon con multitono "El Puente sobre el rio Kwai" y sobre todo triple juego de luces de alta potencia y antinieblas.
No te olvides de la pegatina lateral a modo de bandera a cuadros negros y blancos.
Eliminarlos peces no lo olvidaran durante, al menos, un segundo. Sus compis, que no me queda claro quienes eran, si la dejaron sola ante el papelon, tambien eran un poquieto para darles dde comer aparte.
ResponderEliminarsaludosss alfred
Sus compis, sentados en una mesa en grupo superior a diez, sin comentarios, apenas se percataron, dada la enjundia del tema tratado en la susodicha tarde.
EliminarSaludos Gabiliante.
jajjajajajajjajajajajajajajja
ResponderEliminarEsas distracciones por Dios!! Si me pasa a mi desaparezco del planeta de la verguenza!
Un relato que tiene tintes graciosos pero al mismo tiempo nos muestra un recorte de realidad , y nuestra visible indiferencia frente a lo que sucede alrededor nuestro..
Por cierto...los peces contentos... dejaron de estar aburridos jjjajajaj Abrazo grande Alfred...muy muy bueno tu relato... Feliz fin de semana!!!
A todos nos puede pasar, de ahí que se me ocurriera tamaña ridiculez.
EliminarMuchas gracias eli.
Buena semana.
¿Se la tragó un pececillo? Jajaaaa
ResponderEliminarBuen domingo, abrazo
Ahora que lo dices, el cuidador del jardín y por ende de su estanque, estuvo unos días sin darles alimento, por estar gordos.
Eliminar;)))
Feliz semana Milena.
UN abrazo.
Me encanta como escribes y comentas Un abrazo desde el calor
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarEres muy amable.
Un abrazo.
Muy buen relato, Alfred. La pobre chica, vaya corte y sofocón y qué poca empatía de todos los allí presentes. Deja mucho que desear esa actitud de la gente.
ResponderEliminarLos únicos divertidos, seguro, los peces!!! que salieron de su aburrimiento.
La música genial!.
Un abrazo, Alfred.
Muchas gracias Carmela.
EliminarYa sabes como somos todos de egoístas y desconsiderados.
Los peces quedaron sorprendidos apenas un minuto.
Un abrazo.
Hola Alfred!
ResponderEliminarMe es igual si la historia es real o ficticia. Es una historia explicada en clave de humor en la que como mínimo, haces una sonrisa. Con perdón de la que cae al agua, es una historia divertida.
Hola Enric!
EliminarEvidentemente es ficticia del todo, lo único real es el lugar y la gente.
Muchas gracias, me alegra que te provoque una sonrisa.
Ay pobre y nadie salió en su ayuda. Comida extra para los peces:))
ResponderEliminarBuen martes. Cuídate.
Un abrazo.
Me encanta la foto!!
EliminarEn un mundo igualitario, ya las damas saben salirse por ellas mismas, de cualquier contratiempo.
EliminarFeliz miércoles. En ello estoy y te pido lo mismo.
Un abrazo.
¡Muchas gracias!
EliminarNo es de extrañar que la chica desapareciera sin mas. Con eso de las mascarillas, ahora nos podemos reír de quien nos venga en gana sin que se nos note. A pesar de todo fue un poco de espectáculo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo.
Una situación en ni que sea inventada, se nota la poca empatía del entorno, por su desgracia.
EliminarUn abrazo fuerte amiga.
Buena idea, son los que lo apreciaran mejor y se reirán sin rubor.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
Feliz semana.
La indiferencia por los demás sobra. Me acordé que embarazada de las mellizas (estaba de cinco meses, pero con una barriga como si estuviera de ocho) y caminando con mi hija de 5 años me caí en la calle. Todavía estoy esperando a que alguien se acerque a ayudarme, a pesar de que era hora de entrada al colegio y por lo tanto con mucha gente alrededor. La chica de tu relato podría haberse quedado tranquila, nadie habría reparado en ella, nadie ve a los otros salvo para aprovecharse o reírse de ellos.
ResponderEliminarCuando describías a los peces creía que hablabas de políticos.
Beso, Alfred
Es signo de los tiempos que corren. Por otro lado considero que en parte son buscados. Pues tu caso es de lo más atípico, no creo yo que en tal situación por aquí te dejaran tirada. Al fin de al cabo esto no es más que una narración inventada.
EliminarUna buena observación, tendría que haber puesto algunos azules.
Beso Alís.
Ahora que todo el mundo lleva una cámara encima y todo es viral y arden las redes, hay que tener mucho cuidado con esas cosas :)
ResponderEliminarAhora la gente saca antes el móvil para hacer la foto que tiende la mano para ayudar, ya ves.
Sí, de cualquier cosa queda enseguida constancia gráfica.
EliminarPor supuesto, antes está en el imaginario colectivo, la vena reportera que la samaritana.
Por la sabia Minerva, Alfred. Qué bello jardín tenéis en el Ateneu, que yo lo conozco, eh. En cuanto he visto la foto.
ResponderEliminarMira que me has hecho creer en una historia real, que de todo hay, y pensando pensando...a ver si a la chica desaparecida le sucede como al hombre pez de Liérganes, que desapareció de esta población y dicen que apareció por Cádiz.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_hombre_pez_de_Li%C3%A9rganes
Salud y mejor disfrute (de jardines y de relatos)
Un lugar para conocedores de los rincones de esta ciudad ;)
EliminarDe realidad solo tiene todo lo que de ella le pongas a la lectura.
Gracias por el enlace.
Cual Ofelia perdida entre las aguas de su estanque, igual si podría aparecer, en nuestro caso en las aguas del puerto.
Salud y a disfrutar de todo ello.
A lo mejor eran pirañas disfrazadas de inocentes pecesillos ja.
ResponderEliminarUn abrazo Alfred
Todo podría ser, pero me place más una Ofelia harta de un mundo desquiciado.
EliminarUn abrazo Malque.
Hola Alfred.
ResponderEliminarImpecable cuadro descriptivo, no te ahorras detalles sabrosos de una situación cotidiana, con pinceladas tan vivaces y acertadas que cobra vida.
Un beso.
Hola Mónica.
EliminarEl retrato de una realidad de inventada pero tan veraz como la imaginación necesite.
Un beso.