Imagen obtenida por Internet
La situación es de una angustia
tal, que provoca ese sudor que nos surge cuando no se tiene calor en el alma.
Nos han detenido y nos conducen a
un cuartelillo inmundo, tirando a infecto, de esos que solo imaginas en
películas de denuncia, preferiblemente en ambientes sudamericanos.
Pero aquí estamos, desconcertados
y asustados, esperando nos indiquen nuestro futuro inmediato, unos agentes que
no saben ni el suyo.
Sin más dilación, nos empujan escaleras
abajo hasta meternos en un cuartucho vacío y lóbrego, donde la poca luz que hay
proviene de un ventanuco situado casi en el techo, es más bien un tragaluz, o
sea que estamos en un sótano.
Antes de entrar, uno de nosotros ha visto
en una mesa situada en recepción, dónde nos clasificaban según posibles
delitos, un montón de sentencias ya firmadas, en las que solo faltaba poner el
nombre del sentenciado.
Nos lo comenta con el semblante un
tanto desencajado y el ánimo compungido.
Todo ello sin saber de qué estamos
acusados, aún no nos han informado de nada, pero en uno de los montoncitos
ponía:
"Penas de muerte".
Cómo mucho, se nos ocurre
inocentemente, pueden acusarnos de disidentes, por el simple hecho de
estar en una manifestación gritando consignas, pero no creemos que la cosa dé para mucho más.
Pero uno de los agentes que
custodia la puerta, nos comunica que estamos en la sala de los condenados a
pena sumarísima y si queremos la asistencia de un sacerdote, pues la sentencia
se cumplirá en breve.
A todos nos fallan las piernas, no
tenemos donde sentarnos y solo podemos apoyarnos unos en otros.
La cara de estupor, desconcierto,
incredulidad, y pánico, no sirve para mostrar nuestro lado más entero.
Por voces en el exterior, sabemos
que van a preparar enseguida una silla eléctrica y que las descargas, dadas las
restricciones de suministro, será la mínima necesaria para dejarnos ko. Lo harán
en intervalos que hagan posible no quedarse a oscuras.
Se oye a uno gritando que mejor
darnos unos tiros, pero otra contesta a voz en grito que el fusilamiento es un
honor que no nos merecemos.
Sin despedidas de familiares, sin
poder escribir un último mensaje y menos hacer una proclama, ya que nos han
escogido, parece ser como mártires y nosotros sin saber que las muertes podían ser con más o
menos honores.
La asistencia religiosa no la
quiere nadie, lo cual nos hace quedar como muy malos y bichos raros ante
nuestros vigilantes.
Ante la premura en que se realiza
todo y los pocos medios con los que se cuenta, me veo con una exposición eléctrica
insuficiente que apenas pueda acabar con nosotros y con mucho dolor por
delante.
Como cinéfilo que soy recuerdo que
mojando la cabeza, la corriente fluirá mejor y será más efectiva, pero nos
dicen que no hay agua disponible.
Se me ocurre que quizás unas hojas
verdes de las plantas de las jardineras de la entrada algo en nuestro favor
podrán hacer y eso sí nos las facilitan.
Así que ahí estamos con las
cabezas cubiertas con hojas, en plan comando militar, al asalto de un punto
vital del enemigo.
Al ser el último en ponerse ese
sombrero, prácticamente lo único que tengo son los tallos, unas ramitas tiernas
tras despelucarlas, pero poco efectivas para mis deseos.
En estas veo que el encargado de
llevarnos a cumplir sentencia es un viejo compañero de uno de los múltiples
trabajos en los que uno ha recalado a lo largo de su vida.
Nos concede una pequeña tregua,
metiéndonos en una estancia algo mejor, donde hay sillones y tapices de grandes
batallas y rendiciones entre caballeros y algo más importante, una puerta que
me conduce al exterior.
Me veo corriendo solo y hasta la
extenuación, sin nadie que quiera seguirme.
Y de ahí al exilio, no sé cómo ni
de qué manera, pero me reencuentro con la persona amada y rehacemos nuestras
vidas en un país muy lejano que también sabe de dictaduras.
Ahora estoy muy mayor, tanto que
ya no me dejan viajar solo, pero quiero volver para que cumplan la sentencia
que dejé pendiente.
Todo esto me resulta muy extraño,
será por qué he visto volar al dictador, pues esta mañana he hablado contigo y todo
parecía normal e incluso me has enviado unas fotos muy chulas.
Barcelona, 24 octubre 2019
¿exilio? vénganse para Argentina que no van a extrañar nada de lo que pasa ahí je...
ResponderEliminarNo extrañaríamos nada y además viviríamos bien ;)
EliminarLo siento. Estoy a tu (su) lado.
ResponderEliminarUn abrazo de cariño sin precedentes.
Parece mentira que den oportunidades a que salga en plan espectáculo lo que tendría que hacerse en silencio y sin espectáculo.
EliminarUn abrazo.
Afortunadamente, hoy se le ha puesto solución a parte de la pesadilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tarde y mal, pero ya se ha hecho.
EliminarUn abrazo.
Eso es lo que me está pareciendo el día de hoy al poner las noticias y ver a tanto tarado, una pesadilla. Fuera tele.
ResponderEliminarBesitos pa ti
Es una pesadilla como nos marean y como estamos retrocediendo en valores ciudadanos.
EliminarBesitos.
Estamos rodeados de tarados, y lo peor es que nos lo van a contagiar.
ResponderEliminarHay muchos asuntos muy importantes y no se les da solución.
De verdad se fue la ¿pesadilla?
Besos Alfred
Lo estamos y de todo hacen un espectáculo mediático a mayor gloria del gobernante de turno. Mi pesadilla fue real, me vi en otros tiempos, donde los hay que quieren volver.
EliminarBesos Carmen.
Qué horror.
ResponderEliminarTodo.
Y lo que queda aún.
Saludos.
Un Horror y un inmenso error lo que se nos viene encima.
EliminarSaludos.
Ufffff Alfred, me ha dado escalofríos tu comentario, es tan real, que parece que lo estás viviendo en primera persona. Pero creo que no se debería haber hecho esto, se han reabierto muchas heridas que con dolor, estaban algo sedadas... Tanto como hay que hacer en España y un presidente en funciones se le ocurre esta bomba, para ganar las elecciones caiga quien caiga.
ResponderEliminarPués ahora que se dedique a desenterrar a tantos republicanos que permanecen enterrados en las cunetas de las carreteras o en las tapias de los cementerios...porque un país que tiene tantos cadáveres sin sepultar, no es un país democrático, el miedo y el rencor, se ha vuelto a instalar en el corazón de los familiares de no pueden llevar un ramo de flores a la tumba de un ser querido, porque no saben donde está enterrado.
Un abrazo Alfred.
Esto solo es, como bien dices, una de las muchas acciones por hacer en este tema.
EliminarUn abrazo Ángeles.
Hola Alfred!
ResponderEliminarEs la exaltación de aquel franquismo, que nunca se fué. La idolatría de un dictador que estampó en la mente del estado y su posterior rey, aquel lema de una grande y libre. Los tentáculos del estado que atan al rey y ministerios a unos medios de comunicación que continuan sirviendo al franquismo y el español medio que recibe estos mensajes con gran benevolencia. Puedo decir mucho más.No quiero ser pesado.
Hola! Una cosa que era de justicia haber hecho tiempo ha, se hace tarde y mal, a mayor gloria de un regimen al que se le permite seguir presente en nuestras vidas.
EliminarNo eres pesado, hay cosas que es necesario ir repitiendo.
me gusta un texto totalmente diferente a lo que estoy acostumbrada a leer
ResponderEliminarYa ves, por aquí se habla de todo ;)
EliminarUna gran pesadilla.
ResponderEliminarBesos.
Esperemos acabe pronto.
EliminarBesos,
Hola Alfred , que suerte tuvo el protagonista de tu relato , que muchos no tuvieron tanta suerte , menos mal que solo fue eso una pesadilla , besos de flor.
ResponderEliminarHola Flor. No muchos no la tuvieron, sus restos están en esa montaña cargada de indignación.
EliminarLas pesadillas pasasn.
Besos.
Ojalá fuera un relato del pasado.
ResponderEliminarA veces tiendo a pensar que mejor no reabrir viejas heridas, y sé que no es reabrirlas porque nunca cerraron. Y hay acciones que son necesarias para empezar a hacerlo.
Descubro (en estos días especialmente) mi miedo al conflicto, pero este miedo no debería ser excusa, jamás, para olvidar la dignidad. Y hay actos que tienen que ver con restituir en cierto modo esa dignidad dañada.
Sentí al leerte la angustia, la injusticia, incluso la indignación.
Muy bueno el relato. Por lo que dices, por cómo lo dices y por el momento en que lo dices.
Besos, Alfred
Hay una mezcla de tiempos.
EliminarMuchas gracias Alis por tus apreciaciones.
Besos.
Una pesadilla horrible. Un texto desgarrador Alfred. Saludos.
ResponderEliminarDe las pesadillas se despierta, la realidad es más aterradora.
EliminarGracias Sandra.
Saludos.
La imagen es gráfica. Quien la haya compuesto es un artista. Un detalle revelador de su buen hacer es esa señal de aparcamiento a la izq. :))))))
ResponderEliminarTambién hay algo esperanzador... ¿Ese personaje de blanco/obrero de la construcción sobre el tejado de la basílica, de los Benedictinos (¿es suya, la sustentan con su trabajo, esfuerzo y dineros..., o la "dirigen" y "comen" de ella a costa de los impuestos de los demás?), la está desmontado?
¡¡Debería desmontarse!! No tanto la basílica en sí como el negocio que la iglesia tiene montado. ¡Si San Benito levantase la cabeza, cogería el látigo de su "maestro", y de nuevo los expulsaría del templo!
En cuanto a tu historia, Alfred, no sé de dónde has sacado semejante guión (mis palabras son pura ironía), pues en este país no suceden, no sucedieron, las cosas tal como las pintas...
Las "derechas", la iglesia, el poder económico en su mayoría, y algún descerebrado de la izquierda, abogan por no desenterrar el pasado... Como si éste no siguiese presente en los estamentos señalados.
Un último punto, "será que he visto volar al dictador"... ¡No fue el único que voló!
Abrazos Alfred.
La imagen me gustó, con piezas de juego infantil, te montan una escena muy de Berlanga. El tipo que está arriba es un cámara. ;)
EliminarLo mejor que podrían hacer es volarla directamente.
Aquí la historia está muy mal explicada y siempre se usa como una arma arrojadiza más.
Abrazos Ernesto.
La imagen me parece brutal.
ResponderEliminarEl relato desgarrador, me provoca mezcla tristeza, cabreo, cansancio de todo lo que está sucediendo, de que tantos años después en esto que llamamos democracia están ocurriendo cosas al más puro estilo dictatorial.
Besines.
Yo la encuentro muy acertada ;)
EliminarLas pesadillas tienen eso.
Besines.
Uf, una alucinada invocada por imágenes de un hecho fuera de Europa, fuera de la coherencia, fuera de cualquier excusa para tal retraso. Muy bueno, Alfred.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias Albada Dos, es una astracanada más, buscada a mayor gloria de un presidente vendedor de humo, otro más.
EliminarUn beso.
Terrorífico, escalofríos, una historia de terror que parece que nunca acaba. Y lo peor es que parece más viva que nunca.
ResponderEliminar¿Por qué se permiten estas exaltaciones?
Este país parece estar viajando al pasado oscuroa toda velocidad.
Besos
Me temo que hay un interés enfermizo en retroceder en la historia.
EliminarBesos Conxita.
No has podido elegir mejor título a tan desgarrador, duro y horrible relato. Ciertamente, como nos dice el amigo Juan: "Afortunadamente, hoy se le ha puesto solución a parte de la pesadilla"...
ResponderEliminarEstoy contigo.
Te envio un fuerte abrazo.
Gracias maricarmen, me vienen bien los apoyos y ese abrazo sincero.
EliminarOtro para ti.
Y lo más grave es que esto ocurría cuando ya la guerra había acabado.
ResponderEliminarLas trincheras siguen vigentes Manuela.
EliminarImpresionante relato de los que encogen el alma. La frase del comienzo es tan potente que constituye todo un microrrelato por sí sola: "La situación es de una angustia tal, que provoca ese sudor que nos surge cuando no se tiene calor en al alma."
ResponderEliminarLa imagen te atrapa y te pasas un tiempo analizándola.
Y ese final del que casi ni se lo cree después de tantos años, fina ironía: "Será que he visto volar al dictador"
Muy bueno, Alfred.
Un abrazo.
Muchas gracias María Pilar, estamos viendo cosas que parecen sacadas de un álbum de cromos antiguos. Muy antiguos.
EliminarUn abrazo.
Hace meses que no veo la tele.... me da miedo, es encenderla y comienzan las pesadillas....
ResponderEliminarQue horror todo.
Buen relato para estos días.
Besos.
Puedes esconder la mirada pero la pesadilla está ahí, ante nuestras narices, somos nosotros quienes tenemos que hacer limpieza.
EliminarBesos Laura.
Muy bien casada la imagen de internet con el relato.
ResponderEliminarCada cual tiene sus propias pesadillas en el pasado, en el presente... y las que nos quedarán por vivir en el futuro.
Mientras queden buenas personas, habrá esperanza.
Un beso pacífico.
Muchas gracias Eva. No estamos libres de ellas, pero algunas son recurrentes y se podrían evitar.
EliminarEso siempre :)
Un beso