Foto de Mª.P.G.B
Latidos.
A pesar del
tiempo que llevaban juntos: cinco años, cuatro meses, dos semanas, cinco días, 6 horas, dieciocho minutos, veinte segundos y dos décimas, siempre estaba dudando,
Le preguntaba
una y otra vez si la quería, con la excusa de que le gustaba oírlo.
Repetía una y
otra vez en que estaba pensando, a pesar de que la respuesta siempre era la misma:
“En nada”, para seguir
enfrascado en la resolución del sudoku que venía en el diario.
Aprovechaba la
excusa de que quería cepillarle la chaqueta para revisar lo que llevaba en los
bolsillos.
Controlaba las
llamadas y contactos de su móvil, en los momentos de sus estancias en el baño.
Analizaba sus
estados de ánimo, observando con detenimiento cualquier cambio en su mirada por
imperceptible que fuera.
Le disgustaba
su obsesión por practicar deporte con la sana intención de mantenerse en forma
y con un buen aspecto jovial.
¿Jovial para
quién? A ella le gustaba con sus michelines, era señal de que le gustaban sus
platos.
Pero su
obsesión iba creciendo y cualquier detalle por nimio que fuera le ponía en
guardia.
Hasta que
encontró, esa carta, en realidad una nota, impresa en Arial 12, en una hoja
tamaño folio, blanca.
Era un
apasionado y encendido relato amoroso, incluido un posible toque erótico en su
desarrollo.
Se estuvo la
tarde entera llorando, sin creer para nada, que fuera un ejercicio literario cómo,
al verla en ese estado de depresión profunda, le dijo sin avergonzarse para
nada.
Entonces sus
delirios de que iba a ser abandonada, le impedían dormir, resintiéndose su salud
y con ella su raciocinio,
Llegando a
pensar que tenía que averiguar la verdad. Qué había de ella en su corazón, o si
ya estaba ocupada por una rival.
Sólo había una
forma de averiguarlo, verlo físicamente, tenerlo en sus manos y comprobar que
tenía en él.
Ahora, en las
frías noches de invierno, sola al calor de la chimenea, mientras hacía una
funda de ganchillo para la urna de cristal donde tenía, el corazón de su amado,
únicamente para ella,
Con toda la seguridad,
limpio de cualquier posibilidad de contagio, en un lugar preferente de la sala,
a su entera disposición y sin rechistarle nada, sólo para ella.
Se veía
envejecer junto a él y había tomado las medidas para que cuando el ser supremo la
llamara, se depositara también su corazón en la misma solución de formol, en el
mismo envase de cristal y en un lugar con vistas al mar.
Ahora sí que me estás dando un mieeeedo, Alfred, jeje. Con un toque muy romántico al final con vista al mar.
ResponderEliminarTe quedó excelente.
Un abrazo de anís.
Lo importante es que lo quiere. ¿No?
EliminarMuchas gracias!
Un abrazo, espero no salpicarte con formol. :D
Grrrr, me cáchis, Alfred!
ResponderEliminarSe me ha puesto la piel de gallina con ese final espeluznante y absolutamente macabro. Un final de auténtica película de terror, vaya que sí.
Besos.
:D, Bueno Marinel, solo es un toque final!!!
EliminarBesos.
Mantenido activo mediante pequeñas descargas eléctricas, cuenta conque los latidos son para quién los escucha, pero tu versión me gusta mucho.
ResponderEliminarGracias!
Un abrazo psicológico. :D
Que maja, y que bien abrigadito va a estar ese corazón....
ResponderEliminarQue suerte hizo ese hombre...
Saludos.
Tú no sabes que hay amores que matan? Pues eso!
EliminarSaludos.
¡Mamma mía que relato más terrorífico!!! Vaya guión para "peli" de terror.
ResponderEliminarUffffffffff, que no me quieran tanto porfa.
Besos Alfred.
No se Daphne si te querrán mucho o no, pero que te hagan una fundita de ganchillo, tendría su qué.
EliminarBesos.
Me encanta el relato, el amor tiene tantas vertientes....Y el mar, además el mar...
ResponderEliminarBesos!
Ese amor tan posesivo, que no admite dudas, para toda la vida y como dices el mar, siempre ahí, dándole más entidad a todo. :D
EliminarBesos.
Molt bé!!!
ResponderEliminarMoltes gracies!
EliminarMe fascina cómo el amor enajena. En el caso de un protagonista mío, también mujer.
ResponderEliminarEnorme texto. Muy logrado. Un beso
El amor trastoca, en algunos casos, por suerte pocos, de una forma enfermiza, el resto como palanca de superación en esa carrera de obstáculos que se llama vida.
EliminarUn beso.
El escritor, es un buen escritor pero esta vez el guión del relato lo he encontrado demasiado cruel. Cuestión de criterios.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
La vida a nuestra alrededor está llena de crueldades mayores, créeme.
EliminarUn saludo cordial.
Oh no! pobre hombre.... :'(
ResponderEliminar:S
Le deja un corazón latiendo pausadamente, sin saber por quién.
EliminarBss.
Se me ha puesto la carne de gallina leyendo tu relato, sobre todo al final, inesperado, creo que la mujer es una excentrica y celosa, pero lo de la idea de los dos corazones unidos en una bolsa de ganchillo ha sido la gota que colma el vaso, me he quedado pasmada con el final de la historia.
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu comentario, dices que mi poesía es de un amor apasionado de los que ya no existen, no creas, aún los hay, aunque menos que antes, pero quedan algunos casos, las excepciones confirman las reglas.
Dices que la última parte de mi poesía da alas a la violencia de genero, puede ser, pero ésta se da cuando la muerte no es consentida, ésta, la de mi poesía, es por amor, quizás es un poco violenta, pero yo no la llamaría de genero.
Besos, feliz domingo.
Bueno, quizás la cosa es que en un cuento de terror, lo relativizas todo, y la muerte en sí, impresiona menos. Pero en un poema de amor tan apasionado como el tuyo, pedir la pena máxima antes que perder el objeto de sus amores, es como algo muy antiguo, aunque literariamente muy válido, por supuesto. Los boleros están llenos de amores desgraciados, incompletos, no correspondidos y desgraciados.
EliminarEn cualquier caso es un poema excelente, victima en un juicio tras una lectura rápida. :D
Besos y un muy feliz domingo.
No me extrañaria que hubiera locas asi no????
ResponderEliminarSeñores ante feminas asi..... escapadddddddddddd
Saludos risueños
Buen domingo
Gente loca hay en todas partes y con malas intenciones también, el género no importa.
EliminarFantásticos saludos.
Feliz domingo.
Madre mía, qué agobio tan desesperado: ¿Cómo se puede vivir así?
ResponderEliminarEs un relato muy bueno, Alfred.
Tic-tac, tic-tac. El corazón late un poco descompensado, pero los impulsos eléctricos le da la marcha suficiente para seguir latiendo, no sabemos por quién ni para qué.
EliminarMuchas gracias!
Que situación tan espeluznante Alfred, menos mal que casos como este solo pasan en la ficción, uf que alivio.
ResponderEliminarBesos Alfred.
Puri
Estas segura de que solo pasa en la ficción???? :D
EliminarBesos Puri.
Estimado Alfred
ResponderEliminarHoy has presentado la historia de una persona posesiva, obsesiva e irredimible. Siendo la vida tan bella, habría que estar loca para desperdiciarla de esa manera. Me parece que las parejan que pasan contando hasta los minutos que llevan en la relación, en el fondo no son realmente felices.
Excelente escrito, aunque tenga un toque macabro.
Cordiales saludos, un fuerte abrazo
Hay gente encerrada en su mundo, celosa incluso del aire que acaricia las mejillas de su pareja, no conocen otra felicidad que la de cumplir con su obsesión.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo cordial.