EL CIPRÉS


Foto del autor 





Un ciprés alzado
al cielo.


Una esperanza
 perdida en la tierra.


Un deseo de venganza
por  reprimir.


Una paz imposible
en eterno  desánimo.


Muchas voces implorando,
acalladas por la fuerza.


Nubarrones bien negros
cargados de futuro.


Parece que al final
se acaba imponiendo
la sinrazón.


Pero en nuestras manos
está la posibilidad
de qué esto no sea así.


Que no acallen
nuestras voces,
todos tenemos
algo que decir.


Y sí no,
al menos soñemos
en voz alta.


Que se nos oiga
 bien alto y claro,
por encima
de calles y plazas,
montañas, ríos y praderas.


Más allá de sus mentiras
están nuestras razones
que por ser varias,
son mejores.




Barcelona, 28 Agosto 2019



EL ESCRITORIO



Foto del autor






El escritorio


Está ahí, todavía lustroso,
en un lugar preferente
dominando la escena.

No siempre ha sido así
tuvo épocas, arrinconado,
con oscura indiferencia.

Tras su inicio de estrella
pasó pronto al triste olvido
habitando en diversos
 estados y estancias.

Pero en su interior acunaba
unos viejos manuscritos
lleno de letras y palabras.

Sólo el guardarlos
daba sentido a su nombre
e interés a su contenido.

Algunos sin sentido,
dado el tiempo y la premura
en que fueron escritos.

Incluso ahora mismo,
 en tiempo cercano,
 con mucha más paciencia
ignoro que dicen del todo.

Siendo de vital importancia,
perdí las ganas de leerlos,
simplemente permití
que la madera los acogiese.

Sin darles esperanzas
de poder llegar a nada
más allá de habitar en él.

Pero ya se sabe que escribir,
es un hilvanar de recuerdos
que no siempre agrada revivir.

Pero no por eso renunciamos
a mantener las palabras,
bien atadas a las hojas
que en blanco papel
fueron un día puestas,
para descanso mental
de un joven ignorante
de la vida y la muerte,
pero muy leído para
renunciar a las palabrejas.



Barcelona, 23 Agosto 2019.

LAS RAMBLAS, II ANIVERSARIO


Foto de I.C.C.

Dias Irae

17 Agosto
II Aniversario
Atentado en las Ramblas
Barcelona

In Memoriam



Día de gestos, palabras, sobriedad,
dudas aparcadas, situación molesta.
Los familiares están presentes,
no suelen quedar bien en las fotos.

Recordar muerte, dolor, pánico.
no es grato para seguir vivos.
Aunque siempre hay quién
saca provecho y portadas.

Los muertos no cuentan,
ya no están, son estadísticas.
Y dolor, mucho dolor para
los familiares apenados.

Nosotros, testigos ingenuos
de actos que no podemos
entender del todo,
ni siquiera osamos
intentar comprenderlos.

¿Cómo pueden jóvenes
criados y formados
en nuestras escuelas
hacer algo así?

Pero se hizo,
el atentado tuvo lugar,
la muerte nos rodeó
la desgracia nos unió.

Ahora aquí estamos,
lamentando la muerte
de inocentes paseantes
en una tarde de verano.

Mientras discutimos
sobre ello con pesar,
ignoramos el próximo
atentado, que vendrá.

Seguro que así será
sí no somos capaces
de ofrecer algo mejor
a esos jóvenes marginados.

Jóvenes que no se sienten
¿integrados? En ningún ambiente,
ni en nuestro, su  país,
ni en el de sus padres.



Barcelona, 17 Agostos 2019

LA AMERICANA (bis)

Foto gentileza de I.C.C.


LA AMERICANA (bis) 


Sin darme cuenta me he visto abandonada en una infecta percha de plástico; dejada de cualquier modo, sin un acomodo decente cómo me correspondería por mi noble condición.
Por lo que parece me ha dado el cambiazo por otra, en un visto y no visto.
Tanto tiempo abrigando las espaldas de un hombre, al que quieras o no le coges cariño, y cuando menos te lo esperas, te ves cubriendo una simple percha pública, en el guardarropas de una sala de fiestas del tres al cuarto.  
Pues no parece que esté acompañada de piezas de un diseño muy exclusivo que digamos.
Un sombrero de copa que se hace el graciosillo para ligar con poca clase.  ¿Quién usa hoy en día una chistera si no es para disfrazarse haciendo el payaso?
Y esa estola con aires de diva teatral, que son las formas que gasta, me parece de lo más insustancial que pueda haber actualmente puesto sobre una bella espalda.
Está  claro que no les he caído nada bien, en el fondo creo que estoy muy por encima de ellos dado mi origen artesanal y de buen paño inglés.
A mi dueño, (igual le puedo llamar ex) le gustaba fardar de llevarme hecha a su medida, mostrando los botones de la bocamanga desabrochados. Cosas del pijerío.
No sé si el elemento en cuestión, volverá a por mí, o si por el contrario es una cosa definitiva, pero no le ahorro la ganancia, pues se ha llevado un pendejo de usar y tirar. Esas cosas de hoy en día que justo cumplen una temporada. 
Muy vistosa al primer golpe de efecto, pero a la hora de la verdad nada de nada. Una cosa de lo más insustancial.
Noto las miradas estiradas de todos las prendas depositadas en este lugar, que dicho sea de paso podría oler algo mejor.
Esta mezcla de perfumes de baratillo me está empezando a marear.
La verdad es que con él he conocido todo tipo de lugares y de gente, a cual más singular y sugerente.
Normalmente la gente interesante está precisamente en sitios totalmente originales.
Espero que me saquen pronto de aquí, me han recibido con un silencio sepulcral, eso que hace un momento esto parecía un gallinero. Todos piando al unísono.
Veamos qué se puede esperar de estos especímenes.

Pero pronto se encienden otra vez los murmullos:
-     ¿Has visto ésta como se las da de señorona?
-     Ya ves, las hay que han de hacerse notar sea como sea.
-     Sí además sin respetar al personal presente.
-     Cómo si fuéramos un coro para hacerla destacar.
-     Si es que no hay educación, enseguida se nota de qué pie calzan algunas divas.
-     ¡Dejadla! No la necesitamos para nada, Además la han dejado tirada. Está resentida.
-     Sí, muchos humos, pero su dueño se ha llevado a otra.
-     Pues cuando venga el dueño de verdad, se tendrá que contentar con eso. Ya veremos qué pasa.
-     Sí, eso si la quiere y no monta una reclamación en toda regla por mala custodia.
No seáis tan crueles con ella, lo debe de estar pasando mal, seguramente. Quién así hablaba era el  serio abrigo protestón con su suerte noctámbula.
-     ¡Hola cariño! Parece que han abandonado por otra ¿verdad? Mediaba la estola intentando un acercamiento.
- ¡Buenas noches! Eso parece, pero creo que es una broma.

No voy a perder mucho tiempo en intentar hacerme ni la graciosa ni la víctima. 
No tardará en aparecer por aquí "El Prendas ni que sea para recuperar su cartera.

Barcelona, 12 Agosto 2019

UNA AMERICANA SINGULAR




Amazona (Amedeo Modigliani)




Una americana singular








La fiesta estaba en un punto anterior al cierre, en plena decadencia de formas, pero con la nota  incierta de que todo es aun posible.

La música había bajado los decibelios, marcando un ritmo más para acunar que para animar al desenfreno.

Las parejas para encamarse ya estaban hechas, algunas incluso habían venido puestas,  otras se formaron entre bailes y jugueteos.

Quedaban las soledades que no hay manera de romper por no querer o por ser imposible para otros superar ciertas animadversiones personales.

Los efectos de sustancias diversas metabolizadas en alcohol, nublaba los sentidos de forma profunda.

La vista en aquella sala, noche dentro de la noche, apenas rota por algunas velas, sólo servía para hacernos notar el estar acompañados en nuestra eterna soledad.

Estaba claro que no podía discernir ni colores ni por supuesto caras, todo lo cual me hacía constantes trampas en mis atribuladas percepciones.

Me acerqué a una pequeña barra, donde un aburrido camarero servía todo tipo de mejunjes con sabores y colores capaces de asustar a gente más valiente.

Apoyado frente aquel oasis líquido, pedí sin convicción  mi enésima copa, servida con extraña presteza por la abúlica jefa de sala. Pero que resuelta me dijo:

-              ¿por qué no va a pescar algo por la oscuridad?

Dicho de forma conspirativa, mientras señalaba con su cara hacia la zona de guardarropía.

Dirigí mi vista hacia el lugar en cuestión, donde no me pareció adivinar ninguna presencia femenina necesitada de calor humano.

Pero como soy un chico obediente y predispuesto, me trasladé a la citada zona, que se hallaba sumida en una penumbra aun más notoria.

Alguien había abierto los ventanales para poder admirar la noche estrellada y así con los consiguientes juegos de palabas convencer a quién fuese y se terciara de ser su estrella guía.

Lo cual hizo que se produjese una notable corriente de aire, en la cual bailaban cortinas, manteles, estolas y demás telas de usos varios, incluidas las prendas colgadas en los percheros.

Prendas que con el movimiento, se enzarzaron en un diálogo inquietante para mí, pues aun no estaba en el grado alcohólico necesario para comprender ciertas conversaciones.

Pero sí pude apreciar que un abrigo muy puesto se quejaba de estar mal colgado durante horas, de una triste percha   de plástico a altas horas de la madrugada:

-             Esto es intolerable, voy a quedar deformado de por vida.

 A lo que un visón todavía de muy buen ver, le respondía:

-             No hay percha mala si el paño es bueno.

En esto intervino una chaqueta de esmoquin blanca, cuyo propietario no debía tener muy claro las reglas de urbanidad protocolarias puesto que la había depositado en aquella jaula de prendas revueltas.

-           Mi caballero ha preferido dejarme aquí a mi suerte, antes que   intentar quitarme esa mancha de vino que tanto me humilla.

-            No te preocupes bonita, así resalta más tu hermosa blancura.

Quién así respondía, no era otro que un altivo (por estar situado en un estante por encima), sombrero de copa.

-             Ya está la chistera haciéndose la graciosa.

Le marcaba una estola, harta de caracolear al ritmo de la corriente de aire.

Yo alucinaba con todo aquel guirigay de voces que no paraba, incluso me miré la copa, por si con esta moda de echar de todo al gin-tonic, esta vez se habían pasado con la pimienta.

Entonces la vi, estaba con toda su plena belleza acariciada por un rayo de luna, lo que realzaba de forma notable todos sus encantos, de forma que no podía evadirme de ellos partiendo en retirada.

Educado en las viejas normas de lo políticamente incorrecto, en cuanto a la relación entre sexos diferentes, no pude menos que sin prevención alguna, dirigirme a la conquista de una posición más cercana y desde allí iniciar el asalto en plaza.

Para ello tenía que olvidarme de mi compañera en aquella noche, fiel compañía durante varios años, ya perdidos en los vericuetos de la memoria, iniciada por unas sabias manos de las que se encargan de todo, para que todo encaje como debe ser.

Pero esto era diferente, era como si algo estuviera machacando en mi cerebro que era ahora o nunca; que esta era mi ocasión perdida, no sé cuando, pero seguro que en alguna otra ocasión tuve oportunidad y no me atreví.

Así que en un descuido en la guardarropía, cambié mi vieja chaqueta por aquella hermosura de tez pálida y ribetes sedosos, que en su silencio daba alas a mi deseo inconfesable.

Mientras huíamos presurosos, le prometí un viaje a Venecia con góndolas incluidas, una visita a París con el Sena acunado por acordeones, una estancia en Madrid con chapoteo de remos en el  Retiro…

Pero ella sólo sonreía, a mí, me sonreía a mí y eso bastaba.

Se oyó cómo un repiquetear de mangas sonando parecido a una ovación de aplausos, mientras nos escabullíamos por el forro.




Barcelona, tres de Agosto 2019