UNA DE ARTE (XXIV)

 


Retrato (sin datar) 

Foto de A.C.P. 



Chick Corea & Hiromi Uehara Medley   

Una de Arte (XXIV) 





Parecía como si las cosas se hubieran estancado en una tranquilidad de esas que ni siquiera parecía anunciar tormenta. 

Los días se sucedían sin novedades, en casa de Don pedro todo era tranquilidad, hasta que recibió una nota de una galería en la que le solicitaban si era posible cederles algunas de las obras que tenía de uno de esos pintores con buena técnica pero que no había destacado lo suficiente en el mercado, como para salir más a menudo en los papeles esos que hablan de una gran cotización en una subasta.  

Ganó un premio académico y el reconocimiento de los enterados en el tema del arte, pero no del del show business que controla el mercado.  

Pero como en toda inversión siempre llega el momento oportuno, que en estos casos solía ser, cuando el artista en cuestión dejaba de estar preocupado por su cotización, por irse a pintar angelitos en el cielo. 

Ese momento acababa de llegar y todos aquellos que tenían cuadros suyos se frotaban las manos y los galeristas pugnaban por ver quién de ellos conseguía montar una retrospectiva, y ya de paso ver quien picaba en la compra de artista muy reconocido y cuya obra ya no iba a aumentar, lo cual siempre revaloriza lo ya hecho. 

Ni que decir tiene, que la nota le puso de buen humor y contestó con el talante cordial, usado en las operaciones comerciales, con perspectiva de ganancia, que con gusto colaboraría en prestar las obras de su colección del desaparecido pintor, para proporcionarle el reconocimiento póstumo que se merecía. Se brindaba a recibir al comisario de la exposición para que escogiera los óleos que considerase más indicados. Tampoco había que decir de buenas a primeras que se los podían llevar todos, no fuera caso que lo tuvieran demasiado fácil y se creyeran que estaba dispuesto a cederlos luego a cualquier precio. 

Se reservó de decir nada a nadie al respecto, tampoco hacía falta que la noticia le llegara a su querido hijo mayor, el pobre estaba ninguneado incluso por su propia familia. 

Le envió un mensaje a su querida vecina, para ver sí le podía enviar a Arturo, pensaba que le iría bien comprobar la cotización actual de ese maestro pintor y comprobar su inventario al respecto. 

Ofelia tardó en verlo, tiempo en el que Don Pedro, se puso al día de las actividades de su nieto preferido, para ver de poder contar con él para gestionar el control de cómo se trasladarían las obras en caso de llegar a un acuerdo con la galería, lo cual daba por hecho, en los últimos tiempos y tal como estaba el mercado, habían bajado bastante los humos de los sacrosantos máximos popes de la cosa esa de la compraventa de las obras de arte. 

Cuando Ofelia le contestó, diciéndole que lo mandaba presto al momento, puesto que, en ese momento, no estaba haciendo nada especial. 

Arturo tenía contados los metros del recorrido, el tiempo empleado, la humedad ambiente según la hora del día, el desgaste de la moqueta del pasillo, la altura precisa para tocar el timbre del jefe e incluso podía prever cuando abrirían la puerta. 

*** 

Cuando llegó Pedrito, ya tenía a punto los datos de los cuadros: medidas, peso, fecha, tipo y estado del marco...Arturo había hecho los deberes. 

Recorrió pasillos, estudio, comedor, sala demás rincones de la casa, en la que los cuadros estaban por doquier y sin demasiado orden ni concierto, se había llegado a un punto en ponerlos en cualquier hueco libre de alguna pared de la vivienda. 

Como los interesados en el tema, no quería dejar escapar la oportunidad, pidieron pode pasar cuanto antes a mirar y escoger las obras, temían que hubiera alguna menos de escasa importancia para una exposición, pero así y todo, lo mejor era presentarse in situ, ahora que tenía las puertas abiertas a una negociación que esperar que el dueño se lo repensara esperando un incremento en el valor de las obras. 

Cuando llegaron los individuos en cuestión, más parecían los funcionarios de una funeraria que unos expertos en obras de arte, asesores de coleccionistas y tratantes, en un mundillo de buenas maneras y muchos engaños. 

Eran dos, vestían de riguroso traje negro, camisa blanca y corbata de colores neutros. Con sus carteras modelo ministerial, bien cogidas y el único fallo bien visible y que denotaba que eran unos simples empleados sin jerarquía, era la suciedad en los zapatos. 

Para cuando llegaron, ya estaban todos a punto, es decir Don Pedro, Pedrito, Arturo (al cual no presentaron, pero que era evidente que estaba ahí, por si era necesario hacerle alguna consulta técnica) y también el primo Ernesto. 


(Continuará) 


Terrassa, 28 abril 2024 

AGUA REGALADA

 


Fotografía de A.C.P. 



Passacaglia de Händel    

 

 

 Agua Regalada 

 

Vi las gotas de lluvia 

cómo me empapaban 

cabello manos y cara. 

 

Sintiendo como enfrían 

cuando no te importa 

el destino donde acaban. 

 

En una reacción tardía 

acaparamiento, intentan 

propia de la desesperanza.  

Sin medios ni fuerza 

esas manos que no atinan 

si no alabar su presencia. 

 

Tristemente reconocía 

que los torpes escatiman 

en aprovechar una regalía. 

 

Terrassa, 26 abril 2024