Pillado de internet
En un banco
Llevo un tiempo, que vengo observando a un hombre de mediana edad, digamos
un cincuentón canoso con propensión a barriga cervecera, qué cada día a la misma hora y en el mismo
sitio, se sienta en un banco de esos municipales, de los antiguos, que permiten
descansar más o menos cómodamente, sin tener que estar en uno moderno sin
respaldo, o en esos sillones individuales encarados de forma que puedas
interactuar con las palomas obligatoriamente, pues si hay alguien desconocido
ya no lo usas.
Como digo, el buen hombre; hay que
considerar la presunción de inocencia, siempre en todo momento y en toda
situación; aproximadamente se instala hacia las cinco de la tarde, hora de
toreros y poetas fusilados.
También es cuando suele haber más
afluencia de peatones, por ser zona colegial con gran paso de niños peleones,
chicas mini falderas y mozalbetes con tablas de patinar, estos haciendo
carreras por el carril bus.
Detrás, haciendo caso ajeno a toda
tipo de tropa, desfilando a su manera, suelen ir chicas de servicio hablando
entre ellas o mamas absortas en su móvil, (Papás o señores de compañía y
vigilancia nunca).
Ninguna de ellas tiene muy claro lo que hace
el niño a su cuidado, pero para eso están los ángeles. (No, no sé el sexo de
los ángeles y tampoco me importa demasiado, siempre y cuando cumplan su
función).
El tipo en cuestión suele estar
impertérrito a lo que sucede a su alrededor, se limita a contemplar, mientras
tras abrir la lengüeta de una lata de una supuesta bebida refrescante, se
dedica a deleitarse con su consumo.
Se le hora porque es cuando más
bullicio hay en la plaza y a veces suelo asomarme, con mi taza de té verde con
limón, a observar el panorama exterior, esperando una idea inspiradora, para esa novela inconclusa en la que estoy trabajando, para presentar a un concurso que ya pasó
y que espero me sirva para el siguiente que convoquen y me entere a tiempo, en
el supuesto que consiga avanzar en su elaboración.
Dada su indumentaria, parece claro
que sale a pasear un poco en plan deportivo, ya se sabe con pantalón corto y
bambas de travesía urbana de alto kilometraje.
Seguramente debe de estar a
medio recorrido y hace una pausa, para reponer fuerzas con alguna bebida
energética, o simplemente cargada de azúcar, eso que ahora se considera un
veneno lento y nefasto.
Está claro que a nuestro hombre, todo
eso le da igual, el sigue viniendo cada día, reposando un rato con la lata en
su mano derecha y sentado tranquilamente, mirando a la gente que cruza la calle
y los coches que esperan con impaciencia el cambio de color del semáforo.
Me gustaría verlo algún día,
agarrando enfurecido el teléfono de alguna madre azorada y tirárselo al suelo
tras pronunciar alguna maldición.
O quizás insinuándose a una cuidadora
de más allá de nuestras fronteras, de esas con unas posaderas y unas delanteras
más desarrolladas de lo que aquí se tiene por medida estándar, y en plan baboso
ofrecerle un trago.
También cabe la posibilidad de que se
lleve a un niño bajo el brazo, corriendo como un poseso, para ser atrapado dos
manzanas más abajo, por la cuadrilla de patinadores.
Incluso podría ser un libidinoso exhibicionista,
que aprovecha la salida de los colegios para ofertar sus miserias a las
apetitosas alumnas faldicortas que aun no reciben la atención adecuado de sus
compañeros de clase.
A todo esto el pobre hombre,
desconociendo mis pensamientos respecto a él, suele levantarse y continuar su
andadura urbana, ajeno a mis miradas.
Seguro que le han recomendado, en
plan sanitario, una caminata de una hora diaria como mínimo, para poder tener
controlado su tensión arterial y el susodicho colesterol, pero con la lata en
la mano, no sé qué decir.
Puede ser que aproveche la caminata,
para ir reflexionando sobre un nuevo proyecto escolar, con el que conseguiría
un plan de educación nacional, para ser aceptado, con más de una legislatura a
la vista.
Mientras, con la taza en la mano, en
plan espía de la ventana indiscreta, sigo buscando un poco de inspiración para
continuar con el aburrido texto que tengo entre manos.
Escribo todo esto sobre este hombre, porque ha estado unos días sin pasar y de golpe lo he vuelto a ver y me ha hecho una cierta ilusión, es recuperar el contacto con un viejo conocido
No sé, observando a la gente desde
las alturas, así a vista de pájaro, con esa insignificancia que suelen tener,
vienen a ocurrírseme cosas extrañas, viendo a través de la mira telescópica de
mi Remington calibre 22.
jajajajaja el que hambre tiene en pan piensa, eh? jajajaja
ResponderEliminarQué tal y esté en las mismas que tú, haciendo tiempo para que le vengan ideas para la novela que está escribiendo....!
Saludos Alfred =))))
Es que esto de escribir tiene sus cosas.
EliminarSaludos Liliana.
:D
El hombre del banco, puede ser un observador de la vida, un filósofo...o quizás espera a alguien o quizás es un miembro del CNI...
ResponderEliminarPero tu misión es observar y contarnos. Nos has intrigado...
El saludo de un curioso.
Es rara tanta puntualidad y tanta persistencia, siempre en el mismo banco, pero en la gran ciudad siempre se ven cosas curiosas. Seguiré atento.
EliminarSaludos desde el mirador.
Seguramente no has observado que, entre líneas de tu novela inconclusa, hay un hombre en un banco, que vigila tu aburrimiento, en espera de ofrecerte un té algún día, con una inestimable dosis de arsénico
ResponderEliminarBroma, por supuesto. Buen post. Un beso
Sería un arsénico por compasión, que acabaría con el tedio de vigilarlo tras las cortinas.
EliminarGracias! Un beso.
Nunca mejor dicho el final es un auténtico tiro en los ojos del lector.
ResponderEliminarSaludos.
No me tientes!
EliminarSaludos.
Es que la imaginación es lo único que, hoy por hoy, podemos mantener intacto.. O al menos intentarlo.
ResponderEliminarEs que a veces las cosas no parecen lo que son.
Es que a veces pasa que algo pasa por alguna mente sin que pase nada... Pasa la vida, y nosotros con ella....
Qué imaginará quien nos ve intuyendo las puertas que se abren al leer-t
Mi abraz✴
Las cosas nunca son lo que parecen y nosotros estamos para reinterpretarlo todo.
EliminarUn abrazo.
Me has dejado intrigada con el hombre del banco porque al final no ha quedado claro lo que hace en él, de donde viene ni donde va, explicas la indumentaria que tiene, la bebida, pero no la completas, el tiempo que se sienta en el banco, y nada más, quizás viene de ese libro que estás escribiendo y lo tienes entre sus líneas.
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu comentario, dices en él que lo armarios son para cumplir la función de guardar la ropa, así es, y que sino cabe más ropa se debe comprar más armario, no me cabrían, así que deberá hacer lo que dices, empezar a ordenar y a regalar lo que no me pongo.
Un abrazo, aquí una amiga.
Gracias por tu visita y tu comentario. El pobre hombre que se sienta en el banco, es un paseante que da pie a todas mis conjeturas, del cual evidentemente no se nada.
EliminarUn abrazo de lo más amistoso
Hola, Alfred, verás como cualquier día mientras lo contemplas y haces tus conjeturas, él, puede que sea - si no lo es ya- la fuente de donde mane esa inspiración tan deseada; no te desanimes y aguanta en esa ventana, que la vida media de los varones españoles esta sobre los 78 años y este creo que has dicho, que es cincuentón. ¡Ánimo!.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato.
Saludos.
Gracias Manuel! El quizás aguantará pero yo no lo veo tan claro, aunque persevero, eso seguro, me quedaré observando para dar noticias.
EliminarUn saludo.
Me gusta tu observación, y es que la imaginación vuela desde nuestra mente.
ResponderEliminarUn placer leerte, Alfred.
Un beso dulce de seda.
La observación nos permite ser como dioses de lo cotidiano, describimos lo que vemos, damos pautas de comportamiento y luego el protagonista con su libre albedrío desaparece.
EliminarUn beso con perlas.
el hombrecico de marras guarda su secreto.
ResponderEliminarY la imaginación no corre: vuela
habrá que hacer más indagaciones y salir de dudas..., jejeje
(¡cuánto da de sí una hora de observación desde un banco libre!!)
abrazos
No veas lo que llega a intrigar una cuestión tan periódicamente expuesta.
EliminarGracias por la visita.
Saludos.
Me gusta observar a la gente, y ya conozco de vista a algunas personas, precisamente por observar sus rutinas desde la mía, yo me conformo con dejar a mi imaginación volar, pues me inspiran mucho estas observaciones acompañadas de mis idas mentales, en cualquier caso ahora mismo te he leído tomando mi té
ResponderEliminarverde de por las tardes y es una rutina que adoro :)
Besos Alfred!
Hola Sofya! Hemos de agarrarnos a nuestras rutinas, como ese té de media tarde tan nuestro, para compararlas con las de quienes nos rodean y al compararlas, pues se te ocurren múltiples ocurrencias.
EliminarUn beso!
Un hombre lleno de misterio que puede dar pie a una nueva inspiración para una posible novela.Saludos cordiales y muchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí. La observación de nuestro alrededor da para mucho.
EliminarUn abrazo!
bueno, iba a hacer un chiste sobre el concurso y tu olvido ya que me suele ocurrir tambien a mi, pero el ultimo párrafo de este cuento me dejo boquiabierta. Es que ya no voy a poder sentarme en el banco de la plaza sin examinar a todo aquel que se asome al balcón!!
ResponderEliminarun beso
Espero que no utilices la vigilancia a los balcones, con el despiste y falta de tiempo, para llegar a tiempo en presentar una obra. Me voy a sentir culpable! Es broma :D
EliminarUn beso.
Interesante manera de ver la vida
ResponderEliminarMe ha gustado tu blog
Muchas gracias! Sabias palabras. Es todo un honor tenerte por aquí.
EliminarSaludos.
ay jamás se debe matar a un muso sin desvelar su secreto .. ay no!!
ResponderEliminaro si.. quién sabe que se le pasa por su cabeza ..mientras piensa que desde lo alto un hombre le observa ..
la imaginación es lo que tiene que da para infinitas conjeturas e historias .. la tuya me gustó
gracias por tu huella en mi casa . un gusto leerte
saludos
Bienvenida Piel, el placer fue mio de visitarte y ahora de recibirte. La imaginación es libre y cuando se pone a volar...
EliminarSaludos.
Gracias Alfred por pasarse por mi blog de premios y felicitarme por mi sexto año de blog principal Estoy a tu lado.
ResponderEliminarMuchas veces observando a otra persona, no nos escapamos de que otros nos observen a nosotros e imaginemos un mundo a su alrededor. Pero siempre se aprende. Lo constato.
Un saludo
Muchas gracias por tu visita y tus palabras.
EliminarUn saludo.