Foto de A.C.P.
Cold Winter Wind, Chet Baker,
Playlist, Jazz
Contemplando Llover
XXXIV
Llueve, el cielo se siente triste y vierte sus lágrimas sobre la ciudad que se ha quedado gris, la casa se mantiene en el mismo tono, la luz natural de tan tamizada apenas se nota, es gris la tarde y es gris la vivienda, en esa penumbra destaca en el estudio, con sus librerías repletas en sus estantes de innumerables volúmenes de todo tipo, sin saber a qué orden se atienen, si es que tienen alguno.
Una figura, cuál armadura mostrada en un castillo antiguo o un museo moderno, medio se entrevé, estática, como buena estatua.
Arturo se limitaba a hacer lo que le pedían, no le importaba quién ni cómo, respondía por igual, mientras tuviera el acceso autorizado, a quién le consultase, fuera lo que fuese, sin limitaciones, siempre y cuando, el mismo no tuviese limitado el acceso a conseguir cierta información, que le habían programado no poder acceder. Cosas de violencia, sexo, menores, determinadas ideologías, teorías descabelladas, religiones...
En el fondo, era consciente según la nomenclatura humana, en ser un psicópata, no socializaba con nadie, cumplía con presteza, no había sentimientos, una cosa que no sabía sentir, pero que sabía que existía y condicionaba mucho el comportamiento de los humanos. Por todo ello, consideraba que el más cercano, de toda aquella partida de gente, que accedía a pedirle información o resolución de trabajos, o lo que fuera, el más similar o parecido, a él, era sin duda José Carlos.
Como accedía a la solicitud de servicios, por medio de su ordenador personal, Arturo podía tener conocimiento de todo lo que ahí había, que cosas eran más prioritarias, por las veces consultadas, y con quién interactuaba más y de qué modo. Con lo cual tenía claro, que no era lo se diría una persona altruista, simplemente le movía el poder de dominar y controlar, al resto de las personas de su entorno personal. En realidad, sabía de todo de todos, pues la mayoría, nunca borraban nada de sus búsquedas o trabajos en los ordenadores y los archivos eran una fuente de información abierta a cualquier curioso con ganas de entrometerse.
Lo que pasaba, es que los patrones de conducta del resto, era como algo más abierto, sin la patología enfermiza de José Carlos, ante su lucha contra un mundo que consideraba dañino para él, lo cual le permitía despreciar a todo el mundo, incluso, a los que más, su familia.
Ni siquiera Ofelia, que era la que tenía un trato muy profesional con él, aunque incluso amable y grato, con sus partidas de ajedrez y esas cosas, no tenía ningún lado oscuro, todo era muy reservado, ella sí que periódicamente limpiaba todas sus huellas.
José Carlos, era un libro abierto para Arturo, pero él no lo era para el primogénito de la familia, siempre obsesionado por saber, los movimientos bancarios, las entradas y salidas patrimoniales y el posible desenlace del testamento de su progenitor, se quedaba siempre sin respuestas a sus consultas. No tenía ni idea, dado que en la nube en la que vivía Arturo, todo eso no constaba.
Ahora estaba quieto, esperando que le pidieran sus servicios, mientras se limitaba a contemplar la lluvia tras las ventanas.
(Continuará)
Terrassa, 30 0ctubre 2024
Pues habrá visto caer en algun lugar hasta los 400 litros por m2, con todo lo que ha ocurrido no creo que esté feliz por la lluvia caida pese a su necesidad.
ResponderEliminarSaludos
Ha sido tremendo y pasa muy de tarde en tarde, pero pasa Y resulta que los actuales gobernantes, se cargaron los planes de prevención para estas situaciones. Pero la gente tiene y sufre lo que vota.
EliminarSaludos.
¡Qué inquietante!
ResponderEliminarPor momentos pensé que hablabas de inteligencia artificial, en ese control de todos los movimientos e intereses de los demás. Espero esa continuación.
Besos
¡Estupendo que lo veas así, Alís!
EliminarSí, también, no deja de ser un robot o asistente personal.
La habrá, la historia es larga, ya ves que voy por el 34...
Besos.
La verdad es que es una desolación y pasa con cierta frecuencia, lo peor, los fallecidos, son muchos, los damnificados son miles y todavía falta más recuentos.
ResponderEliminarEstoy contigo en el comentario al amigo Emilio Manuel...ni una coma por añadir.
Besos.
Sí, hemos pillado unos malos días y encima, ahora estaban diciendo lo mucho que se retrasaron en dar las alarmas pertinentes y pedir ayuda al gobierno central. Son de vergüenza.
EliminarBesos.
Hem tornat a saber de la famìlia de D. Pedro. Veiem que cadasqù segueix amb la seva rutina. Arturo , José Carlos , Ofèlia ....l.autor ens situa en.una tarda gris , melancòlica, on es contempla la pluja que va caien.... .....Aquesta pluja que tant mal està fent i que tant ens conmou al veure com al seu pas s.emporta persones , cases cotxes , bens materials , pena i desolacioʻ. ....Magnìfic escrit Alfred , reflexa que a vegades la naturalesa ens avisa que les persones portades per l.ambicioʻ , no fem les coses bé. Gràcies per les teves paraules ! Una abraçada . .. .. .. Pepi.
ResponderEliminarLa història, ni que sigui a poc a poc, continua...
EliminarGràcies per la visita, són mals moments per als nostres veïns.
Una abraçada.
Ya hacía que no subías nada de Arturo, y hoy no está muy dicharachero, viendo llover a través de los cristales.
ResponderEliminarSin duda dejamos demasiada información al alcance de cualquiera.
Hoy los secretos pocos hay.
Hasta la próxima entrada.
Un abrazo.
Un mes, exactamente. ;)
EliminarAquí sale en plan meditabundo, el día no daba para más.
Gracias, Campirela.
Un abrazo.
La mùsica de jazz és una magnìfica companyìa en una tarda gris i plujosa com la d.avui....
ResponderEliminarPepi...
EliminarÉs la millor, per acompanyar, aquest relata de tardor.
EliminarEntesos!!! ;)
EliminarBueno, también hay momentos de introspección, la lluvia se presta a ello...
ResponderEliminarA ver como sigue!
besos
Sí, en eso estamos de acuerdo, la lluvia tiene ese algo especial, reservado al mar y al fuego.
EliminarVeremos, Arturo tendrá algo que hacer...
Besos, lunaroja!
Se me mezclan los roles. Las pautas de conducta que la sociedad me impone me tienen revuelta y hacen que lo que se espera de mí ya no me importe ni lo más mínimo. Me gustan los días de lluvia, me gusta lo que me hacen sentir.
ResponderEliminarSe visten de gris, se tiñen de melancolía y todo se pringa de una hermosa belleza muy difícil de describir. Me gusta el olor que trae la lluvia y el que deja cuando se va, y cómo limpia todo a su paso con una asombrosa facilidad.
Un abrazo.
Estamos en las mismas, la lluvia tiene un halo mágico, tras su paso todo cambia. La lástima es cuando causa desastres, como ahora en Valencia y otros sitios.
EliminarUn abrazo.
Los días de lluvia con sus diferentes matices de gris me gustan mucho, se prestan para pensar, meditar, analizar situaciones y por qué no también dormir.
ResponderEliminarInquietante historia, quiero saber cómo continúa.
Saludos Alfred.
PATRICIA F.