ACTIVIDAD NO PROGRAMADA (I)

 

Foto obtenida de Internet

The Beatles - Now And Then

(Official Music Video) 

Actividad no programada 

 

• ¡Mira papá! Este año, entre todos, te hacemos un regalo de los buenos. (Su hijo mayor, siempre haciendo de portavoz familiar).

•  

• Y no sabes lo mucho que nos ha costado, pero es algo que te va a hacer ilusión de verdad. Te mereces algo así. Añade su segunda mujer, (con cara de estar siempre contando sus pulsaciones, para ver cuándo podrán ir al notario).

•  

• Para que no estés solo en casa enfurruñado. 

Suelta Andrés, su hijo pequeño, el único que lo conoce bien. 

• ¡Sí abuelo! Podrás practicar ajedrez, para cuando yo venga en las vacaciones del próximo trimestre.  

(¡Qué mona es Marta y cuánto se parece a su madre!)

 

• ¡Claro! y tendrás instrucciones de todo lo que podemos montar con ese Lego de la Navidad pasada.  

(Pedrito es el más pragmático de la familia, por algo quiere ser ingeniero). 

• Podrás tener recetas de postres, sin necesidad de usar el horno. 

(Susana, golosa como ella sola, recuerda con fruición, ese pastel de chocolate, que hacía la abuela y que él ha sido incapaz de hacer, sin que tenga, un tono más negro que marrón). 

 

El buen hombre, que ha conseguido llegar a una edad avanzada, por méritos propios y una cierta ayuda genética, los mira con cierta cara de desconcierto, mientras contempla esa caja enorme. 

Mucho más grande que cuando le trajeron una tele, que tenía que irse al pasillo para poder verla. 

Intentando poner una cara ilusionada mirando a sus hijos, nueras y nietos, con esas sonrisas profesionales, de tanto practicar para los selfis, se queda ante aquella especie de armario auxiliar para la cocina, en el cual no consigue adivinar que pueda ser, para que le solucione o mejore su solitario, día a día. 

• Mire abuelo, (Que lejos queda cuando para la nuera mayor, era Don Pedro). 

• Funciona como el aparato ese para aspirar el polvo del suelo, va con baterías recargables y el mismo se va a la base para recargarse, no se te tendrá que ocupar de nada, pero esto no lo podrá pisar, por su tamaño y por qué no le va a coger ninguna manía. ¡Ya lo verá! 

Sí supiera, la de veces que dejó la puerta del rellano abierta, a ver si de una puñetera vez se iba de casa y se despeñaba escaleras abajo. 

• Pero familia, si yo, solo con que me vengáis a ver tengo suficiente, no necesito nada, ya tengo todos los cachivaches posibles. Incluso ese trasto que lo cocina todo, sin agarrarse y con el mismo sabor, eches lo que le eches. 

• ¡Qué gracioso! Contesta Su nuera pequeña. 

Era la única, que parecía tener un cierto sentido del humor, tan escaso entre sus hijos, y más a partir de la ausencia de su madre, que hacía de traductora. 

Contempla anonadado, ese grupo familiar, que él ha ayudado a crear en parte, que le miran entre divertidos, cariñosos, sorprendidos y esperando una reacción no estudiada, tal como cuando van a un parque de esos con animales en vías de extinción. 

• Chicos, no sé qué deciros, me abrumáis con un regalo así. 

• ¡Ábrelo abuelo! 

• ¡Voy! 

Coge el cúter, para hacer el primer corte inaugural en la tapa de la caja, que le llega, casi a la altura de la barbilla, no es moco de pavo, el tamaño de la caja. 

• ¡Bien!  

Les sale del alma a todos los presentes. 

 

Desarman la caja y un espantoso elemento parecido a algo así como otro nieto, aparece entre las ruinas de la caja de embalaje. 

• ¡Un robot! 

• No papá, es un asistente personal, hará todo lo que le pidas y estará al quite de todas tus necesidades.  

• ¡No veas! 

• ¡Qué pasada! 

• ¡Es tan alto como yo! 

• ¡Ya me gustaría tener algo así en casa, para poner orden! 

Las expresiones y los comentarios eran de admiración, sorpresa, envidia... 

• Per chicos os habéis pasado tres pueblos, esto es demasiado, no necesito una cosa así, además esto tiene que valer mucho dinero. 

• ¡Papá! Déjanos ponerte algo que te facilite la vida, ya verás que buenas migas tendrás con él! 

Aquí, su mirada asesina, para con su hijo mayor, le pareció que trascendía de su cara y se manifestaba bien visible. 

• Bueno chicos, vosotros mismos, tendréis que activarlo y no sé si programarlo, para que me entienda. 

• Eso ya está hecho, tú le pides algo y él lo hará al momento. 

• Me recuerda una peli futurista de hace años, en la que ya se planteaba la IA. 

• Pues ya está, tienes antecedentes de cómo puede funcionar este aparato. 

• De momento lo dejamos conectado, para que haga una carga completa, eso puede llevar unas cuantas horas. Lugo el mismo, saldrá para verte y ver que necesitas. 

• De acuerdo chicos, ya os comentaré, que tal nos llevamos, 

• ¡Vale! Ya verás que bien vas a estar con este robot. 

• Por cierto, se llama Arturo. 

• ¿Arturo? ¿Una mascota que ya viene con el nombre puesto? 

• ¡Sí, así es! Cómo aquello de hace años, la Alexia. 

• ¡Ah, sí! 

• Vuestra madre la guardó en una caja, cuando no supo decirle, cuándo tocaba regar las plantas. 

• ¡Ya, aquello era muy básico! 

• Era más para tener música y algo de información. 

• Esto es muy diferente, es un asistente, pendiente siempre de ti. 

• Bueno, todos sea por el progreso.

• 
  

Tras la merienda, con el pastel y el vino dulce, la apagada de velas, el soltar globos por la casa, animar a los vecinos, con un poco de bullicio, se hizo la hora, en que a todos les cogió las prisas por irse a sus hogares. 

Cuando se quedó solo, se fue a mirar al intruso, que parecía dormir el sueño de los justos, ahí en su rincón, con los ojos apagados y una pequeña lucecita roja, señal de que estaba succionando energía. 

Decidió que mañana sería otro día y ya se ocuparía de ese trasto más adelante, quizás tenía sitio en algún armario, para meterlo. 

 

*** 

 

 

Hace mucho rato que Don Pedro, se ha ido a la cama, el silencio nocturno es prácticamente total, queda el sonido del reloj moviendo el péndulo y sonando, cuando toca dar la hora. El susurro silencioso del aparato que mantiene la estancia en esa temperatura escogida y no otra. 

En esto, otro ruido se añade a esa hasta entonces tranquilidad hogareña, un arrastre de pies rodantes, un balanceo sincopado de piernas rígidas, un giro de cuello, de cabeza que voltea mirando a uno y otro lado, sin rumbo claro. 

A medida que va tropezando, con los muebles que ocupan los espacios, toma medidas de por donde se puede mover. Esas esferitas que tiene como ojos, calibra y memoriza, por donde se puede pasar. 

En esto llega a la habitación, donde un venerable señor de edad indefinida duerme plácidamente. 

• Don-Pe-dro-ne-ce-si-ta-al-go-de-mí. 

• In-sis-to-ne-ce-si-ta-mi-ser-vi-ci-o. 

• Es-tá-bi-en. 

Sus ojillos pequeños, oscuros y brillantes, estudia esa masa amorfa tumbada que ronquea con entusiasmo. 

• Se-ñor-du-er-me-us-ted. 

• Ronquidos por respuesta. 

Alarga sus digamos sucedáneos de brazos y zarandea el bulto sobre la cama, que deja de roncar. 

• Us-ted-dor-mir. 

• ¡No! ¡Ya no! (Airado) 

• Se-ñor-no-gri-tar-Ar-tu-ro-o-ir-bi-en.-  

• ¡Vete a cagar! 

• Ac-ti-vi-dad-no-pro-gra-ma-da. 

Terrassa, 24 noviembre 2023