LA PRESENTACIÓN

 

Fotos de A.C.P.

Avanti Popolo

La Presentación

Entrada del centro cultural, del cual soy socio hace unos cuantos años, donde se celebran de tipo de actos, académicos o no, pero siempre abiertos a debate. 

 

• ¡Caballero! Espérese aquí al lado, que viene la comitiva  

• ¿Cómo dice? 

• Que ahora no se puede entrar, está viniendo la vicepresidenta con su comitiva. 

• Pero yo no voy al acto de presentación, voy a otra sala. 

• Da igual, ahora tienen que esperar y ya luego podrán pasar. 

• Pero es que el acto al que voy está empezando ahora. 

• Lo siento mucho, pero no podemos dejar entrar a nadie. 

 

 

Acto de campanillas en el Ateneu Barcelonés, donde un partido político, o más bien la suma de los restos de todas las subdivisiones que a lo largo de las legislaturas, llevamos unas cuantas, se han ido autoproclamando la izquierda necesaria, quieren presentar la llave de lo que será, la panacea para desligar el nudo gordiano catalán, y con ello permitir perpetuarse en el poder gubernamental, con su cuota obtenida por ser la izquierda chupi guay, la de verdad, la auténtica...

 

Todas las viejas glorias, de los que han sido de ese partido o sus sucesivas refundaciones, están al quite de las cámaras, por aquello de chupar un poco.  

En realidad, se trata de presentar su proyecto de ley de amnistía, consiguiendo en caso de que salga adelante, a pesar de la pelea y de todos los contratiempos que pondrá la derecha cañí para impedirlo, ayudada por la cúpula judicial, que para eso la controlan por detrás.

Será pues, un intento, si consigue salir adelante, de poder pacificar el territorio e intentar una vía de negociación con los indepes, de los cuales, de momento, lo único que quieren es que acepten dejar continuar al jefe de gabinete, más progre de la historia. 

El patio de carruajes del centro está abarrotado de gente de todo tipo y condición, incluso hay algunos con corbata. 

La aglomeración empieza a ser importante y la comitiva ya ha entrado, un señor que lleva rato ocupando la primera línea, en la cola para acceder al centro, le dice al segurata:

 

• Déjele entrar a este señor, que él ya ha dicho que va a otro acto. 

• ¡Vale! Pase, suba por las escaleras de la derecha. (Es la entrada principal y se accede al jardín, bar y salas de estar). 

• 
  

Subo presto y muy decidido, sin mirar atrás, en la escalera hay otro elemento, pero no me dice nada, ha visto que su compañero me dejaba entrar. 

Llego al final del tramo de la escalera, no hay control para abrir la puerta, hay tanta gente que la puerta está abierta y no hay control de huella personalizado.

 

Subo por las escaleras, me destino es la segunda planta, por donde la marea humana ascendente es importante, cuando llego al rellano intento irme a la sala Pompeu, pero una señorita de la organización, muy amablemente, me dice que es por la derecha, ya puestos y encontrando jocoso lo del lado, le hago caso, voy directo a la sala de actos, entro cuando ya está copada por periodistas gráficos, buscando todos los ángulos para captar la entrada entre vítores alquilados, de la excelentísima señora vicepresidenta en funciones del gobierno.

Visto el panorama y conociendo cómo va la cosa, me voy por una escalera pequeña hacia el anfiteatro, donde al final de la misma hay otro segurata con el pinganillo en la oreja, podría ser también un señor joven sordo, para el caso que me hace tanto da, también hay que decir que entro como alguien habitual del lugar con todo el derecho a sentarme entre los periodistas que están ahí, con sus portátiles abiertos, esperando hacer sus crónicas de tan afamado evento.

• No te sientes aquí, que hay una compañera fuera. 

• Hola, vale. 

• 
  

Me giro y le digo a un joven que parece grabarlo todo con su teléfono.  

¿Está libre este asiento? 

• ¡Sí! No hay nadie. 

• ¡Gracias! 

• 
  

Por suerte me agencio un sitio libre y ahí estoy yo, tan ricamente sentado, sin estar acreditado, ni pasar ningún control serio, sin dejar constancia de quién soy ni si represento a algún medio conocido o no. 

Apoyado en la barandilla, mirando tanto a nosotros como a la platea, otro sordete con aparato, nos observa con cara circunspecta, ora a unos arriba, ora a otros abajo, con un movimiento similar al de ver un partido de tenis en vivo y en directo. 

 

La conferencia presentación, bien gracias, no se aceptaron preguntas. 

 

 

Terrassa, 12 octubre 2023