Imagen gentileza de M.Q.
Una tenue luz atravesaba las cristaleras, iluminando
débilmente el banco lleno de velas que resplandecían en una de las capillas de
la gran iglesia.
Es la que tiene más, pues es donde los feligreses
tienen más confianza en ser atendidos en sus peticiones.
En ella se hallaba una anciana enlutada, que parece
sacada de un álbum de fotos antiguas.
Tiene las rodillas desgastadas de tantas horas en el
reclinatorio, esperando una señal divina de haber sido escuchados sus ruegos.
Pero pasaban las horas, días, meses, años y no
obtenía respuesta a sus plegarias, lo cual no menguaba su inquebrantable fe, en
saber que estaba haciendo lo correcto, acudiendo cada día a depositar su cirio rogativo.
El encargado de la venta de los cirios y exvotos a
la entrada de la basílica, la saludaba por el nombre, dada la confianza
establecida con el tiempo, largo ya, de acudir diariamente al recinto, previa
compra en sus instalaciones bien surtidas al principio y algo decaídas
últimamente.
Esperaba aguantar hasta su jubilación, vendiendo las
estampas, rosarios, cirios y demás artilugios previstos para facilitar el rezo
de los feligreses.
Ya estaban previstas las máquinas expendedoras y las
velas sustituidas por luces, con duración predeterminada en función de las
monedas depositadas.
El santo Cristo la miraba con una sonrisa sardónica
o una dolorosa mueca de escepticismo, mientras reposaba inerte en brazos de su amantísima
madre, que si sufría un rostro de dolor intenso e insuperable.
Allí, ante ellos, desgranaba todas sus peticiones, que
siempre eran las mismas, pues nunca se cumplían, como esa carta a los reyes
magos, en que pides lo imposible, por si suena la flauta y te lo traen.
Mientras, postrada ahí, formando parte del paisaje,
fielmente retratada por fieles, turistas y devotos varios, el canónigo cargado
de años en el cargo, la contemplaba con el mismo interés que miraría a una tabla
de Berruguete.
Su estoicidad era admirada con indisimulada
veneración por los visitantes, algunos de los cuales, los más osados o
irreverentes, se instalaban a su lado, para hacerse unas fotos poniendo caras
piadosas.
Se mantenía imperturbable ante todas estas muestras
de simpleza educacional, pues no le alteraba para nada el comportamiento ajeno.
Con el aumento de las arrugas en su blanca tez, su
despreocupación por el entorno se fue incrementando de forma notoria.
Así las cosas, llegó un día, como otro cualquiera,
en que una niña se le acercó con cara curiosa y cariñosamente le preguntó:
- ¿Abu, estás
bien?
La anciana figura, salió de su ensimismamiento,
para, contemplándola desconcertada, decirle:
-
Sí cariño.
-
¿Qué haces aquí
tan quieta?
-
Rezo.
-
¿Qué es rezo?
-
Rezar, es hablar
con Dios.
-
Pues no te oigo
decir nada.
-
Se hace en
silencio.
-
Entonces no te
oye.
-
Él lo oye todo,
lee nuestros pensamientos.
-
¡Anda ya!
-
Nadie lee los
pensamientos, eso son trucos del circo.
La anciana, se la quedó
mirando, se levantó y se fue.
La niña la vio partir,
mientras soplaba las velas, para ver cuántas podía apagar de una vez, tal cómo le
enseñaron el día de su cumpleaños.
Pidió un deseo:
Que nadie dejara de
escuchar a la gente mayor.
Contemplaba la escena, mientras me limitaba a poner
mi cirio, en beneficio de la pronta sanación de una persona conocida, tal cómo
me habían pedido, los que la querían.
Sarrià, 28 Febrero
2017.
Paciencia es lo que se necesita para convivir con las personas mayoras. Lástima que el mundo veloz de hoy ha hecho alianza con la tecnología. Nadie tiene tiempo para escuchar (Para oír cualquiera).
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Malque. Interesante la disquisición oír/escuchar.
EliminarUn abrazo.
Los cirios de ahora no son como los de antes, vaya usted a comparar, aunque dicen que las oraciones valen lo mismo y los ruegos se cumplen (o dejan de cumplir) de la misma forma. Lo importante es la limosna. Y la fe, claro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Contemplando las manchas del techo, no sabría decirte. Creo que las hechas con cera de abeja eran las mejores. Lo de los ruegos con obtención de premio en función de la vela contratada, no sé si hay estadísticas. Lo de la limosna es muy importante.
EliminarUn abrazo.
Todo se moderniza, hasta las ofrendas ya no son lo que eran y seguro que incluso hay una aplicación en el móvil para hablar diréctamente con Dios.
ResponderEliminarTodavía quedan personas como esta abu, que se sienten bien hablando en silencio con Dios, rezando.
Una iglesia cuando está vacía es un lugar tan tranquilo y plácido. Muchas veces en la uni, antes de un examen, entraba en la capilla que había en la universidad, para relajarme, no le pedía nada a Dios eh? ;)
Ojalá y ese deseo de la niña -los niños siempre dando lecciones- se cumpla.
Otro gran relato, estás que te sales :)
Besines
Cierto Livy, todo se moderniza, estos días hemos tenido por aquí las últimas novedades en telefonía móvil, pero no han hablado de ese tema, conexión directa con Dios. Quedan personas así, por momentos te crees que son figurantes contratados, pero no.
EliminarEs agradable y reconfortante, adentrarse en una iglesia y dejar correr la imaginación. Además en esta basílica, han ofrecido conciertos de una gran calidad, por los interpretes y por la excelente acústica que tiene.
Muchas gracias!
Besines.
Que se cure la persona conocida Alfred, pero hasta esa frase, lo que me he podido reír
ResponderEliminarUn abrazo y buen miércoles
Hola Marijose, esperemos que si, sólo fui el mensajero o artificiero de la vela, por expreso deseo ajeno.
EliminarUn abrazo y feliz finde ya.
Poca gente escucha a la gente mayor.
ResponderEliminarY han vivido mucho y tienen muchas cosas que contar.
Muchas veces se les ignora y eso me da mucha pena.
Besos.
A veces parece que nadie, como si estorbaran. Han vivido mucho y tienen mucho que decir.
EliminarBesos.
Esa es la hermosura de los mayores, su sabiduría, hay que correr por toda una vida para llegar hasta ahí.
ResponderEliminarUn placer leerte Alfred.
Un fuerte abrazo.
Bueno yo lo veo, dado que mi edad se les va acercando, como las personas que debieran ser escuchadas antes de la toma de ciertas decisiones, los consejeros imparciales con experiencia para guiar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Aunque no era escuchada, e ignorada por todos, ella era perseverante en su fe. Muy loable relato Alfred. Besos!!
ResponderEliminarPaseando por muchos lugares, ves ancianos que han sido arrinconados y que no se les tiene en cuenta, eso es muy triste.
EliminarBesos Rosana.
Ahora piden por Whatsapp.
ResponderEliminarTe quedó hermoso. Yo conocí a una anciana que siempre iba o venía de la Iglesia cuando me la encontraba. Pues siempre yo le preguntaba. Creí que se haría santa si seguía en ese plan.
Un fuerte abrazo.
Es posible Sara :)
EliminarMuchas gracias!
No por mucho ir a la iglesia se vuelve uno santo, tengo entendido, hay curas que se pasan la vida y pondría la mano en el fuego por ellos, te lo aseguro.
Un abrazo fuerte.
Buen relato, Alfred. Y muy ilustrativo.
ResponderEliminarLa anciana abuela llevaba razón.
Un abrazo.
Hola Tecla!
EliminarMuchas gracias!
Quieres decir?
Un abrazo.
en breve las plegarias se harán por whatsup, sólo deben montar el sistema para poder cobrarlas ;)
ResponderEliminarAhí le has dado, es simplemente el sistema de cobro el que lo está retrasando. ;)
EliminarHola Alfred!
ResponderEliminarHoy tocas un tema religioso. Si, los de la tercera edad a veces son los que más practican o lo intentan.La Fe, es algo muy personal y cada cual que vaya a su bola. Hace poco asistí a una misa y es como si no hubiera asistido, claro que el tiempo lo puede cambiar todo.
Hola Enric!
EliminarDigamos que tangencialmente y por un motivo de interposición, por imposibilidad manifiesta del solicitante. Evidentemente la fe es una cuestión muy personal en la cual no voy a entrar, allá cada unos con sus creencias y lo que haga por ellas. Pues me temo que deben de ser muy parecidas a las que recuerdo...
Sentires que se deben apreciar, cada uno los tiene y todos son respetadoa
ResponderEliminarAunque creo que seremos escuchados si lo hacemos tambien en un banco de la plaza,la idea es la creencia que va con ncostros siempre
Llegamos a cierta edad en que nuestros ojos ven sin velos y la Luz en su claridad nos muestra lo magnifico que es la serenidad.
Cariños
Hola Abu!
EliminarHay que respetar los sentires, creencias y comportamientos, propios y ajenos. Sobre todo de la gente mayor.
El lugar, momento y situación, cada uno lo escoge según sus posibilidades, imagino.
Un abrazo.
Esas velas son la esperanza de muchos, y en tu caso ALfred,deseo que se haga efectiva la petición.
ResponderEliminarLa cosa ya no es lo que era antes, yo por casualidad entré en una iglesia y atónita descubrí que las susodichas velas funcionaban con electricidad, en fin cosas del progreso...
Besos
Puri
Hola Puri! Han cambiado mucho la forma de presentar las velas, pero aún conviven las tradicionales. Hago mención de ello.
EliminarBesos.
La Fe mueve montañas y a pesar de ser un desafío continuo y una permanente desilusión en algunos casos, la gente que la posee es capaz de gestos como los de la abu, sí.
ResponderEliminarMás besos.
Supongo que sí, sino es incomprensible ese comportamiento.
EliminarBesos Marinel.
Pues a mí me ha parecido un relato súper tierno a la par que bien escrito en tu tónica habitual.
ResponderEliminarMuchos besos, Alfred.
Muchas gracias Celia, me he puesto colorado ;)
EliminarMuchos besos!
Alfred gracias por todo, me voy a mi pueblo unos días que necesito ver la llanura de Castilla, sin ecos.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Espero lo hayas pasado bien por esas buenas tierras.
EliminarUn abrazo amiga.
:) Que diplomático eres.
ResponderEliminarBuenos saludos,