Imagen obtenida de internet
Queda una botella,
algunos cigarrillos y el temor infinito de no saber quién golpeará esta vez la
puerta... (S.K.)
No importa quién llamará, tiene que ser alguien
que sepa lo que quiere, aunque sea yo, lo único que quiere, que en el fondo, si
lo tiene claro, ya me parece bien.
Tengo claro que no quiero más decepciones, nada
de elementos fantásticos de esos que iluminan como estrellas los días que me
abandona la luna, pero que son resplandores efímeros, más pequeños que las luciérnagas.
Es importante tener reservas para poder pasar
una noche, otra noche, en espera, en soledad, buscada pero soledad al fin de al
cabo.
Contemplo la botella y me siento mejor, como
con más seguridad, con esa fuerza extra que te da una bebida sobria, enérgica,
fuerte , sin concesiones, un trago seco tras otro, hasta poder entender los
sinsabores que hacen que no importe quien aporreará hoy la maldita puerta.
En verdad no tiene ninguna importancia, hay que
intentar sacarse los temores de encima y para eso un trago va bien, incluso un
cigarro, pero tu presencia también.
Congoja el alma atormentada
ResponderEliminarCariños
Hay que dejar un resquicio para ver qué...
EliminarUn abrazo.
Terrible soledad que alberga tantos temores mientras nadie se acerca a esa puerta.
ResponderEliminarLa soledad puede estar fuera.
EliminarLas decepciones son inevitables. Yo no me encierro para evitarlas, uno se puede perder demasiadas cosas. Pero cada uno es cada uno.
ResponderEliminarBesos
Di que sí, dejemos las puertas abiertas de par en par, que fluya el aire y la música, que nos invadan los extraterrestres con su salero zumbón. Que no cunda el pánico, que empiece la fiesta, todos son bienvenidos a la habitación de Celia ;)
EliminarBesos.
Las puertas bien abiertas siempre, si total la van a forzar,mejor facilitar las cosas.
ResponderEliminarY las estrellas fugaces tienen su encanto y aunque sea por un segundo han dejado belleza alli por donde han pasado.
Muy bien, dejemos las puertas abiertas y contemplemos las estrellas.
EliminarHace tiempo que no veo puertas.
ResponderEliminarTodo son muros.
Si las encuentras déjalas bien abiertas.
Saludos.
Lo haré, para poder hacer un muro han tenido que poner una puerta, la encontrarás.
EliminarSaludos.
Temores ningunos, las puertas siempre abiertas, y si hace falta se da un capotazo; me tomo un trago, y que pase el siguiente.
ResponderEliminarYa lo dijo Aznar en una ocasión ¡¡VIVA EL VINO!!....., y se marchó tan feliz con su Botella.
Un abrazo.
Pues venga! Abramos bien las puertas!
EliminarJajaja!!! Menudo el susodicho.
Un abrazo.
Son los temores los que hacen que permanezcan cerradas las puertas, si las abrimos descubriremos que todo puede pasar en un segundo y de ahí a la libertad solo hay un paso.
ResponderEliminarInteresante texto que hace reflexionar.
Besos
Puri
Gracias Puri, encerrarnos tras una puerta para aislarnos del mundo y sus problemas, no nos puede traer nada bueno, abramos las puertas y dejemos que la vida circule libremente.
EliminarBesos.
Por eso, siempre he sido enamorada de las puertas. Salida, pero también posibilidad de entrada. Éso es lo peligroso de ellas y también lo fascinante... que también conducen a infiernos propios.
ResponderEliminarEs para reflexionar mucho tu entrada de hoy.
Besos.
Bien, hay que ver la doble posibilidad, entrada/salida.Lo fascinante es imaginar que puede haber al otro lado.
EliminarBesos.
Ahí te dejo unas puertas mías, por si quieres ojear.
EliminarUn beso.
https://saboranisestrella.blogspot.mx/2012/03/las-puertas.html?m=1
Gracias! voy a mirarlo, por aquí también hay más de una :)
EliminarUn beso.
Hola Julio David, muchas gracias por ponerme estos versos. Aunque sean de una esperanza en recuperar un amor perdido cuando este texto va un poco de otra cosa, como más metafísica por decir algo.
ResponderEliminar;)
Saludos.
Pues yo pienso que me sí uno es muy propenso a las decepciones , y para colmo se consuela con la botella de alcohol , pues mal vamos a final acabara sin ver ni puertas ni muros , ni nada y sí esperas ver a tú persona amada , está lo que hará será llevarte a alcohólicos anonimos .
ResponderEliminarBesos de flor .
Este texto surgió como una sugerencia a la propuesta de Sofia puesta en su página de FB. Mi desarrollo a dado pie a todo tipo de interpretaciones, lo cual es bueno. la diferencia enriquece.
EliminarEspero no acabar en esa buena asociación como cliente.
Besos.
Gracias Alfred, por el rescate a este texto, veo que hace años que lo subiste , pero conserva todo su aroma. Las puertas pueden ser infinitas y esta que nos dices es el sentir que alguien tras de ella nos va a decepcionar , eso siempre esta presente , pero ¿y si quién la abre es alguien que nos alegra la vida?
ResponderEliminarAbramos nuestro corazón que es la mejor puerta aunque nos dañen , la vida esta compuesta de errores y alegrías, vivamos .
Muchas gracias, por tu aporte .
Abrazos.
Gracias a ti por permitirle una nueva vida.
EliminarUna buena interpretación, la tuya. ¡Abrámoslas!
Abrazos, Campirela.
Muy bien llevada la angustia y el miedo a la soledad y uno o dos tragos, valen. Pero cuando se baja la botella de whisky que se tiene por única compañera, hay peligro. Peligro de caer en un pozo del que no se pueda salir. La mano amiga, acompaña y da calor, sí, ya lo creo. Un abrazo, Alfred.
ResponderEliminarEl prota habla de una soledad buscada, no muy deseada, pero mejor que alguna compañía mal llevada, como la botella.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Me gustó mucho el cariz que le has dado a esa puerta, Alfred. Muy emotivo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Neogeminis, Un abrazo.
EliminarTe felicito y me felicito por haber recuperado el texto que tanto me ha gustado leer, aunque la soledad esté fuera siempre hay que dejar la puerta abierta por si alguien necesita cobijarse contigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Un escrito fruto de una época pasada, pero con cosas siempre válidas.
EliminarLa soledad no siempre es mala.
Un abrazo.
para las soledades buscadas, hay que tenerlo tan claro como el que vaya a llamar a la puerta en el primer parrafo. si es lo que quiere, bien. Pero , ademas hace trampas, no esta solo,esta la botella.
ResponderEliminarabrazo, alfred
Las cosas se presentan como se presentan. Una compañía forzada, por esquivar una soledad no deseada, no suele ser una buena solución.
EliminarAbrazos, Gabiliante.
Los desengaños tienden a cerrar las puertas, a sumirse en la soledad como tul protagonista ...y buscar solo la compañía de la copa.
ResponderEliminarEstá genialmente descrito el sentimiento de tu protagonista. Felicidades por tu relato
Muchas gracias, Sylvia.
EliminarSon tantas las situaciones que pueden dar píe a ciertos comportamientos de autoencierro...
Cerrar voluntariamente las puertas, alejarse del mundo es una decisión muy personal en algunos casos, en otros te obligan, cuando te encierran por la fuerza. En ambos casos es difícil abrir la puerta cuando alguien llama y normalmente son mentes torturadas las que están allí encerradas.
ResponderEliminarLo ideal sería no tener que cerrar ninguna, dejarlas abiertas a la vida, al sol, al aire; excelente texto.
Saludos.
PATRICIA F.
Sería ese el ideal, tal como tú comentas, no necesitar puertas.
EliminarSaludos.