Foto gentileza de Internet
Cena de empresa
Como cada año por estas fechas, viene la consabida cena de
compañeros de trabajo, esas en las que celebramos el hecho de amargarnos la
vida diaria en equipo.
Vienen fiestas de guardar y de buena voluntad y hemos de estar
todos disponibles, para compartir estos momentos en lo que nos sentimos más
solidarios de lo normal y no nos importa compartir un plato con nuestro enemigo
más preciado, el jefe de recursos humanos.
A medida que la crisis se fue afianzando en el mundo global de las
empresas, las atenciones para con el personal fueron menguando, empezando por
los lotes navideños, en que con unos turrones, cavas y otras chucherías gastronómicas,
se contentaba al empleado, antes del reparto de aguinaldos entre los elegidos
más fieles a la cúpula de decisión empresarial.
Más tarde, las llamadas cenas de empresa, en las que el jefe
rodeado de sus empleados súbditos, obligados a reírle las gracias, permitían ver la autentica forma
de ser, del envarado señor que a última hora de la tarde, siempre necesitaba un
dato que era incapaz de buscar y que ahora se reía a carcajadas de su
incapacidad de llenar un vaso.
También desaparecieron, al menos en su formato
inicial, quedando algunas como un acto de compañerismo, en que los mismos
empleados se las organizan y disfrutan. ¡Sin jefes claro!
Ahora todas estas cenas de compañeros de trabajo, se han convertido
en eventos sociales de compañerismo de empresa, en la que se entrelazan sinergias
entre los diferentes departamentos, para mejorar la conectividad y la idea de
trabajo en equipo, tan deportiva ella.
Incluso algunas han recuperado el manto protector de la gerencia y
con ello se ha profesionalizado a nivel de buscar lugares específicos, en donde
se realizan diversos tipos de entretenimiento, para mantener al personal distraído
y jocoso, incluso motivado para ser exprimido un par de vueltas más.
Es el día en el que la gorda de administración se siente reina de
la fiesta cuando la sacan a bailar un cha cha cha, el animador de turno, previa
propina de los compañeros guasones, para ver como se le mueven los refajos.
O incluso la gritona animadora, con el micro en ristre, persigue al
tímido administrativo, que solo tenía ojos para la rubia de compras, para que
salga a mover el esqueleto aguantándose el peluquín con la mano izquierda,
mientras la derecha sigue las instrucciones de la presentadora, intentando
acertar en la diana de la suerte, mientras baila.
Y no digamos la gracia de los almaceneros rimbombantes, formando
una piña, subidos unos a otros intentando hacer una canasta imposible a cuatro
manos.
Como siempre el paso del tiempo, hace que el aspecto culinario de
la cena, pierda importancia, ante el avance de la influencia alcohólica, que
derrumba las barreras del conformismo y del comportamiento controlado.
Luego llega el momento de las deserciones, por impepinable orden de
edad, los mayores suelen retirarse antes, con el beneplácito del jefe.
Los comerciales, hombres de mundo en sus múltiples facetas, tiran
del carro marchoso, en la mayoría de ocasiones, siendo capaces de contar
chistes, bailar un tango con la morenaza de facturación y reírle los chistes al
director comercial, que ni está ni se le espera, por coma etílico agudo.
Las chicas, todas y cada una de ellas, vestidas para impresionar, a
los compañeros, los jefes, la competencia en el local y sobre todo para
berrinche de las otras compañeras, que no se han puesto tan monas.
Como es de rigor, toda cena concluye con unas vueltas al ritmo de
la conga, en que los más lanzados requieren la unión, de los que aun están
sentados, comentando el próximo plan quinquenal de ventas imposibles, así todos
juntos inician la escapada buscando la salida, para dirigirse a otros locales
fuera de la disciplina del jefe de turno.
Acabar a las tantas de la madrugada, confesándose los múltiples
sueños, a los que una vida disipada han ido haciendo añicos, para desespero de
familiares hartos de aguantarles confidencias que no conducen a ningún sitio
conocido.
Así hasta el año que viene, en que los novatos tomaran el relevo a
los que se han marchado o han sido invitados a irse, para que puedan
desarrollar su gran capacidad creadora en otro lugar.
Menudo circo.
ResponderEliminarHace ya mucho que deserté de ese bochornoso espectáculo.
Saludos.
Pues he estado suave con lo visto en una de esos lugares que organizan fiestas.
EliminarSaludos.
Pocas veces he ido, solo si "tengo garantizado un buen momento"
ResponderEliminarbesos ¡¡ y gracias
Jajaja! Eso depende de tí y tus ganas de pasar un"buen momento"
EliminarBesos y Gracias a ti!
Mejor el campo, la fiesta de un amanecer junto a quien quieres.
ResponderEliminarAbrazos, Alfred
Si! Mucho mejor! Por supuesto que si.
EliminarAbrazos Alicia.
Esas cenas multitudinarias son un engorro, muchas veces vas por compromiso, pero si no vas te miran mal.
ResponderEliminarMejor estar en compañía de quien de verdad te hace feliz.
Besos
Puri
En principio son un engorro, pero a veces te hace gracia ver a algunos compañeros, pero no en estos formatos de macro fiesta, son para salir corriendo.
EliminarBesos.
Te deseo toda clase de felicidad y paz en estas Fiestas de Navidad, que las vivas con alegría y las comparta con tus seres queridos y, así, todos unidos, lo celebréis con alegría y alborozo y vuestro corazón lleno de gozo. Con todo mi cariño, Demófila
ResponderEliminarMuchas gracias por tus buenos deseos y tu cariño. Te deseo igualmente unas felices fiestas.
EliminarUn abrazo.
Fui una sola vez.
ResponderEliminarCuando vi el bochornoso espectáculo...ya no volvi más.
Sí quedaba con compañeros de vez en cuando para cenar o tomar algo,pero con los que me sentía a gusto.
Besos.
Eso es lo mejor, cenas más reducidas en tamaño, que son mucho más llevaderas y permiten conversaciones divertidas o entretenidas.
EliminarBesos.
Desde hoy te quedas asignado a la sección de sociales de todas las revistas, jajaja,
ResponderEliminarBesos.
*Que pases una Feliz Navidad!!!
Vaya! Me has adjudicado los ecos de sociedad, no esta mal.:)
EliminarBesos.
Muy felices fiestas!
Es la única manera, empezando por uno mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Pues todas las chicas, sin excepción, vestidas para impresionar no impresionan. Las han visto con las ojeras de los lunes, o las de las niños llorones en las noches, pero hacen virguerías para parecer frescas, como orquídeas de invernadero, por las que cenas de empresa.
ResponderEliminarMuy tierno alegato a una tradición de navidad de quienes trabajan. Un beso
Un divertimento sobre una costumbre banal de celebrar las fiestas por parte de un sin número de personas sin afinidades comunes.
EliminarUn beso.
Este año he renunciado atribuyéndome una gastroenteritis (falsa por supuesto.) Lo siento, pero como muy bien dices, hay que saber hasta donde llegan algunas personas con la influencia del alcohol... o mas bien diría yo, con un comportamiento incontrolado e indecente, que algunas veces, nada tiene que ver con el alcohol.
ResponderEliminarNunca me ha gustado.
Un beso Alfred.
Hay de todo, pero estos días las calles han estado en horario nocturno, invadidas por hordas descontroladas de gente encorbatada en algunos casos y ceñidos vestidos negros subidos a unos finos tacones, en otras, oteando locales de copeo a tanto el combinado.
EliminarUn beso Daphne.
En principio la cena de empresa es una buena idea si no fuera porque cenas con el mejor equipo humano, pero también con el peor. El acierto o desacierto de la cena depende de tantas variables, que al final aceptas por imposición social.
ResponderEliminarUn saludo viendo la tele con la mujer.
Bueno, como en todo grupo humano heterogéneo, puedes encontrar todo tipo de comportamientos y la mayoría son correctos, pero esos no tienen gracia para ser expuestos.
EliminarUn saludo sufriendo la tele.
Hola, gracias por pasar por mi blog.
ResponderEliminarAfortunadamente nunca he ido a esas cenas de empresa.
Si alguna vez fuera, que lo dudo, mi comportamiento sería excelente para que ni el jefe ni mis compañer@s supieran de mis debilidades.
Bueno, yo me porto siempre igual porque como no bebo alcohol, pues no hay problema de que me pierda en la noche. Eso sí, aguanto como el que bebe hasta bañarse en alcohol, pero yo con agua, coherente cada segundo del evento.
Saludos
Gracias a ti por tenerlo y permitir las visitas, lo cual pienso repetir. Si no bebes, no tendrás según se deduce, la posibilidad de acabar haciendo según qué. :D
EliminarSaludos.
Gracias por la visita!
No me gustan pero he ido en algunas ocasiones. No son eventos para pasar un buen rato. Son eventos para sentir mucha vergüenza ajena. Lo que yo siento...
ResponderEliminarEl reír las gracias del jefe es de lo peor...
Se va más por compromiso que por otra cosa, aunque también ves a compañeros que hace tiempo que sabes nada. Hay de todo.
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