Fotografía obtenida de Internet
Había llovido mucho y durante mucho tiempo, en el viejo caserón, allá entre montañas, la única preocupación era ir poniendo, cubos barreños y palanganas, bajo las goteras, para recoger el agua que se colaba por los huecos que las tejas desplazadas por el viento, les dejaban libres de paso.
Incluso las meigas que habitaban en el bosque de castaños que había alrededor, lo habían abandonado para resguarde en la húmeda buhardilla.
Allí en la galería, a resguardo de las inclemencias, esperábamos que regresara el reinado del sol, cuyo anuncio venía marcado, en ocasiones sumamente especiales y por ello muy valorado, por la aparición del esperado arco iris.
En ese momento, siempre embobados, críos y adultos, diferenciados por que unos chapoteaban el los charcos, aunque siguieran cayendo gotas, salían al exterior a disfrutar del fin de la tormenta, admirando los colores expuestos en el cielo, sin ninguna connotación social.
Las victimas de todo ello era los caracoles, que sacaban sus casas a pasear por los bellos prados mojados que facilitaban su desplazamiento y con ello su captura, para llenar la cazuela de un apetitoso manjar, curiosamente denominado, caracoles a la cazuela.
Algunos de ellos, por su habilidad en los desplazamientos rápidos y control de las derrapadas, conseguían salvar su destino, cómo caballos trotones con el carro a cuestas, participando en carreras, evidentemente clandestinas, por el suelo de la cocina.
No nos consta las cantidades y el tipo de apuestas, pero estas se realizaban y contaban con la participación de todos los inquilinos, incluidas las damas del bosque.
Cabalgando ahítos, de sensaciones.
ResponderEliminarLa luvia limpiando, por los rincones.
Nos dejaba limpios, como gorriones.
Las damas del bosque, los gnomos amables,
la multitud de seres, nos hacían florecer, como las flores.
Un beso, Alfred.
Digamos que sería un cuento coral.
EliminarUn beso.
A veces, las tormentas son un buen atractivo para las personas. La naturaleza nos muestra su poder y si no es destructivo, a menudo nos muestra su belleza y sus cosas...como los caracoles.
ResponderEliminarUn saludo.
tras la tormenta, biene la calma y un ambiente más puro.
EliminarUN saludo.