ENTRE GORRIONES



Foto del autor 


Música callejera


 

  • ¿Te cuento el último? 

  • Que pesado eres. 

  • ¿Quiero saber si esta historia te gusta? 

  • Pero si son todas copiadas de los libros que hay por aquí. 

  • ¡Qué dices! Mi material siempre es original. 

  • Lo que tú digas, a mi todo me suena conocido. 

  • ¡Ya está! El pico que se lo ha leído todo. 

  • ¡Vale, empieza! 

 

Don Sebastián vivía con resignación espiritual las carencias motrices y de otra índole que la vejez había traído a su piadosa vida.

 

Viudo desde hacía muchos años, pues su mujer harta de no sé sabe qué, optó por bajar por el hueco del ascensor sin usar la cabina.

 

A partir de entonces mantenía un pequeño oratorio en el recibidor con unas velas siempre encendidas en su honor, ante un retrato que hizo pintar de una foto sacada poco después de su treceavo y último aborto, con el cual ella dio por concluido su interés en querer tener descendencia, no así Don Sebastián, pero esto nos apartaría del tema.

 

Dado su estado y su prolija edad a pesar de ser ignorada por todo el mundo menos su albacea, se mantenía firme en sus convicciones y en su testadura forma de ver las cosas, lo cual le había llevado a no tener relación familiar o amistosa con nadie, se desconocía si había familiares más o menos cercanos y tampoco se sabía nada de amigos o compañeros de su carrera judicial, en todo caso lo más posible es que ya los hubiera enterrado a todos.

 

Tenía nuestro buen hombre un asistente para todo, dado que, tras un largo periodo de bastoneo, al final necesitó ante la evidente rendición de sus piernas ir en una silla de ruedas, lo cual acabó de configurar aún más su carácter negativo.


Entonces por recomendación de su asistenta y ante la evidencia de que él iba a peor, contrató a uno de esos inmigrantes de trato cariñoso, que se ocupan a tiempo completo de nuestros ancianos.

 

Rigoberto Matías De la Hoz y Fuentelabrada, natural de Lima (Perú) pensó que, con su titulación de maestría en ingeniería mecánica, podría desarrollar una vida laboral con más posibilidades en nuestro país, lo cual no se ajustó a sus sueños y tras trabajar varios años en un servicio rápido de neumáticos en el turno de noche, prefirió dedicarse al cuidado de un viejo cascarrabias, a quien fue recomendado por su cuñada Teófila, encargada del servicio doméstico de la casa de Don Sebastián. 


Matías era el típico hombre orquesta, capaz de arreglar cualquier cosa con solvencia, con la paciencia de Job y la bondad de Ruth, lo cual lo hacía apto para aguantar día y noche al viejo malhumorado, siempre denostando todo lo que veía hecho por gente más joven que él o sea, casi toda. 


En el fondo Matías aspiraba, (una vez conocida la casa, el barrio y el tipo de gente que eran sus habitantes, gracias a su cuñada), sustituir a Leandro en sus funciones de portero de la finca en los últimos veinticinco años, que estaba ante su próxima jubilación, el cual le había comentado dicha posibilidad y estaba dispuesto a recomendarlo ante el presidente de la comunidad de vecinos.  

Jubilación que se iba demorando a medida que los diferentes gobiernos, iban alargando cual chicle usado, la concesión del derecho a su pensión, a los sexagenarios con poco tiempo para dejar de serlo. 


Así llegamos al día de autos que nos ocupa, en donde Matías que siempre se quedaba un rato tras la cena del señor por si era menester su ayuda para llevarlo a la cama o cualquier otra contingencia, fue requerido por Don Sebastián a su gabinete en el cual lo había dejado aparcado, para que se tomase su infusión de manzanilla mientras contemplaba alguna de sus colecciones de sellos de la gloriosa época de los veinticinco años de paz.

 

  • Matías, hijo (usaba este apelativo en su acepción de: ser débil, dependiente y de poca formación académica) 

  • Dígame Don Sebastián. 

  • He estado pensando, en que mi fin puede venir en cualquier momento... 

  • No diga Ud. Eso ¡Don Sebastián! Que tiene cuerda para rato. 

  • Sí hijo, sí. Ya sé lo que me digo. 

  • Me entristece oírle decir estas cosas. 

  • Ya, pero hay que hacerlo. 

  • Bueno, Ud. Me dirá.

  •  

  • La cuestión es que no tengo familiares próximos, que se puedan ocupar de mí cuando vayan menguando mis capacidades. (lo cual era harto evidente). Con lo cual había pensado en fueras tú el que te ocuparas de mi etapa final, no quiero acabar en un asilo o residencia de esas que dejan aparcados a los ancianos.

  •  

  • Le entiendo Don Sebastián, pero lo que me pide es muy delicado, de una gran responsabilidad, eso lo tendría que asumir un pariente cercano suyo.

  •  

  • ¡No! Ningún miembro de mi familia, el que quede, si es que hay alguno, sería digno de asumir tamaño encargo. 

  • Pero don Sebastián... 

  • Ni, pero ni nada. He dispuesto en mi testamento que tu seas mi único heredero. Con la condición para ello que me cuides hasta mi final, haciendo todo lo posible para que ello ocurra lo más tarde posible. 

  • Lo que Ud. Diga Don Sebastián, le estoy muy agradecido por su confianza y lo atenderé con mucho gusto durante todo el resto de su vida. 

  • ¡Así se habla, hijo mío! Pues nada, el lunes iremos a casa del notario a formalizarlo. 

  • Lo que Ud. Mande. ¿Tendré que ir arreglado? Me refiero a ponerme corbata y esas cosas. 

  • No, no es necesario. ¡Qué cosas tienes Matías! 

  • Bueno señor, es que yo no he ido nunca a un sitio de esos. 


Don Sebastián se lo miro con los aires de superioridad cristiana, de quién tiene medios y cultura para colonizar a otros congéneres.

 

  • No te preocupes, tú haz lo que yo te diga 

  • ¡Sí Don Sebastián!

  •  

Obediente y respetuoso para con sus mayores, Matías cumplió con nota tras aceptar la herencia con sus condiciones ante el notario. 


Renunció a sus aspiraciones de portero, se instaló en su residencia para servirlo a tiempo completo, cosa que hizo hasta el último aliento de Don Sebastián con fidelidad perruna.

 

Cuando llegado el triste momento de hacer efectiva la herencia, resultó ser que los bienes no eran tantos y apenas dieron para un entierro de primera, eso sí, que ya estaba estipulado en los papeles, antes de repartir nada. Así mismo la vivienda pertenecía al banco con el que había firmado el finado una hipoteca inversa, de cuyo importe había disfrutado a lo largo de su muy prolongada vida.

 

Hecha la liquidación de bienes, del saldo y una cartera de acciones de empresas variopintas, que solo parecieron interesar a la corporación bancaria a la hora de colocarlas a sus clientes más fieles, pero que ahora carecían de valor en el mercado de presentes, le quedó lo justo para poder pagar la fianza de un piso de alquiler en una zona periférica de la ciudad.

 

Matías tenía un mes de gracia para abandonar la residencia del lugar.

 

Teófila, podía disponer de lo que quisiera del ajuar de la casa. 


 

  • Lo que yo te decía, está muy manido. 

  • ¡Pero si tiene un final con sorpresa! 

  • Sorpresa la mía, que no tengo una miga que llevarme al pico. 

  • No captas el mensaje de denuncia ante la explotación del débil. 

  • ¡Ya estamos! Sube a la mesa y empieza a declamar. A ver si te aplauden.




Barcelona, catorce septiembre 2021 


 

61 comentarios:

  1. 👏👏👏👏 Yo si aplaudo. Buen relato Alfred y con moraleja y todo!!
    Besicos muchos.

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  2. También aplaudo y fuerte. Buena moraleja y música callejera que se oye con agrado...

    Un beso.

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    1. ¡Muchas gracias maricarmen!
      Muchas veces te alegran el día.

      Un beso.

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  3. El pícaro don Sebastián, supo buscarse un criado gratis. Al principio se pierden una palabras, las ultimas de cada renglón. Abrazos

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    1. Como mínimo le salió barato tener tanta dedicación por su persona.
      Ya veo, en el móvil no lo hace.
      Abrazos.

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  4. Uy que pena la gente a veces es aprovechada. Te mando un beso

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    1. Gente abusona, siempre hay y quién se deja enredar por un supuesto beneficio, también.
      Un beso para ti.

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  5. Si es que no te puedes fiar de nadie.
    Y menos de las apariencias.

    Saludos.

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    1. Vivimos en una sociedad en la que las apariencias lo son todo.

      Saludos.

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  6. Ya sabes las causas del porqué la esposa se suicidó, su marido era un cabrón con pintas.

    Saludos

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    1. Ya sabes como las gasta la gente de "Ley y orden"

      Saludos

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  7. Tienes que arreglar la plantilla. La columna lateral (derecha) se superpone en parte al texto de la izquierda y también pisa la foto.

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  8. Un relato con una realidad vista por la mente de unos lindos gorriones ( libres como nadie). Me has hecho penar si ellos pudieran hablar cuantas historias nos contarían. Un abrazo .

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    1. Hemos de escuchar más a los seres que nos rodean.
      Un abrazo.

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  9. Preciosa la foto de los dos gorriones en la mesa. Una imagen de pandemia donde los pájaros bajaron a la tierra y la alegraron con sus trinos envueltos en una naturaleza explosiva y floreciente.
    El texto me ha dejado con un sabor amargo que me pesa en el alma. Qué bien escrito está y, como en un espejo, deja ver la cruda realidad a través de las palabras.
    Hay tantos "don Sebastianes" en esta vida...

    Un abrazo, Alfred

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    1. ¡Muchas gracias!
      La vida es agridulce.

      Un abrazo, María Pilar.

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  10. Que final tan triste. Es apasionante cómo vas metiendo el tema, pero lo tomas, de la soledad en la vejez, y de las hipotecas inversas, amén de esos valores preferentes.

    Perefecta narrativa, chispeante, irónica, bien llevada. Un beso

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    1. Casi todos los finales son tristes, a veces simplemente por que se acaba algo.
      Muchas gracias, un comentario que anima.
      Un beso.

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  11. Tu foto me ha recordado la hecha por mi nieta que publiqué hace unos días.
    Está claro que no hay que fiarse de las apariencias, que hay mucho macho cabrio con motas,(por no copiar la descriptiva explicación del amigo Emilio Manuel), que no entiende de fidelidades.
    Muy buena entrada, bien acompañada con la música.
    Un abrazo.

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    1. Es una solución de imagen de acompañamiento, que he utilizado varias veces, son unos seres que tienen un encanto especial, quizás sea por la sensación de libertad que desprenden.
      Ya sabes, dejad que los pájaros vengan a mí.
      Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  12. Buen relato amigo Alfred, las apariencias siempre son engañosas. Estas cosas suelen ocurrir con más frecuencia de la que pensamos.
    Buena foto y buena música de acompañamiento.
    Un abrazo.

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  13. Lo que se llamaría un viejo sinvergüenza con todas las letras, pero la vida seguro lo compensará a Matías, gorriones que buscan migas que ya no están, culpa de la gran limpieza, gracias además por la música, un abrazo Alfred!

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    1. Todo limpio y reluciente para el próximo servicio, pero siempre les queda algo por el suelo. ;)
      ¡Un abrazo maría cristina!

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  14. ¡Menudo par de dos! El viejo por poner los dientes largos sin tener un duro y el cuidador por querer aprovecharse. ¡En fin , cosas que pasan!
    Un relato muy entretenido.
    Abrazos

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    1. En todas las cosas hay dos caras.
      Muchas gracias Rita.
      Abrazos,

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  15. siempre hay que sospechar de las buenas intenciones.
    Los gorriones eso lo tienen claro.

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    1. Se impone el: "Desconfía y acertarás"
      Ellos viven sin apariencia.

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  16. Tal vez por esta clase de sorpresas que deparaba don Sebastián su mujer decidió no esperar a que llegue el ascensor para bajar...

    Abrazo más que grande, Alfred. Me encantó.

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    1. Parece ser que le costó, pero al final tuvo claro el futuro que le esperaba.
      Me alegra saberlo.
      Un gran abrazo Carlos.

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  17. Me ha encantado tu relato. Muy propio además. El abuelo se moriría pensando que había sido Matías el afortunado de encontrarse con él, en vez de todo lo contrario.
    Un abrazo.

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    1. ¡Muchas gracias, Chema!
      Cada cual se quedará con su versión, suponiendo que en el más allá le dejen.
      Un abrazo.

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  18. ¡¡Pobre hombre, que sorpresa se llevaría!!
    La música, aunque callejera está muy bien, menuda orquesta...
    Un gran abrazo

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    1. Sorpresas da la vida.
      Hay grupos muy animosos.
      Un gran abrazo.

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  19. Desde luego, yo si que te aplaudo, Alfred, ¿no sé si lo oyes?
    Los que más saben los gorriones, que tienen una vida dura, pero a su aire.
    Un abrazo y gracias por está historia.

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  20. Desprès del tretzè avortament, normal que la dona anés de cap al forat. Hi ha persones què quan és fan grans es tornen més esquives, però aquest ja venia de sèrie.
    L'abús de poder i la fam estan molt units, malauradament.

    Un bon relat, Alfred. La foto y la música un acompanyament perfecte.
    Aferradetes.

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    1. Venia format de sèrie, sense possibilitat de canvi o evolució.
      Malaudarament es així.
      Moltes gràcies.
      Petonets.

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  21. Mi amigo Alfred, eres genial
    con tus historias y todas te
    quedan de maravilla, ademas
    la música me agrado mucho.

    Besitos dulces

    Siby

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  22. Las apariencias engañan. Buen relato amigo Alfred. Saludos.

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    1. Totalmente de acuerdo.
      Muchas gracias amiga.
      Saludos Sandra.

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  23. Com diu La Isabel sovint: "La vida és cruel". Sortosament, no sempre, però massa sovint n'és, de cruel.
    Una bona abraçada!

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    1. Té raó. La vida és cruel i no es conforma amb tonteries.
      Una forta abraçada.

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  24. Alfred, si no tens inconvenient, t'agrairia molt disposar del teu email, que òbviament seria només per a molt comptades ocasions i no per a molestar. Per a no fer-ho públic aquí, pots usar el meu blog. (En el menú superior, sota la foto de núvols, punxant on diu "contacte" Moltes gràcies. També li he demanat al J. Trujillo

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  25. Aquí queda el dicho: Más sabe el diablo por viejo que por diablo... creo.

    Un abrazo Alfred

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  26. Un relato triste, como la misma vida.

    Besos.

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  27. Tu relato me da mucho que pensar. ¿Quién es el débil? Don Sebastián se encontraba solo y únicamente pretendía ser cuidado por alguien, verse solo, abandonado, senil, debe de ser muy duro y casi no tenía herramientas para solventar su vida hasta su fin.
    Matías eligió lo que creía iba a ser una fortuna antes que trabjar como portero. Digo yo que como empleado tenia que ser suficiente su responsabilidad como contratado para cuidarle y no esperar recompensa alguna.
    Pues la verdad, me inclino a favor de Don Sebastián, no sé lo que opinarás tú.
    Un relato de diez.
    SAludos.

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    1. Cada cual a mirado por sus intereses, pero como en todo, el pobre es el débil.
      Creo que ya tienes la respuesta. ;)
      Muchas gracias.
      Saludos.

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  28. Me ha gustado mucho este relato real como la vida misma, esa que nos da siempre sorpresas a pesar de que siempre hay personas engañosas y personas inocentes que acaban por sorprendernos.
    Una abraçada.

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    1. Muchas gracias Montse, en el fondo la vida es una sucesión de engaños.

      Una abraçada.

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  29. Oye, qué coraje me ha dado el viejo.
    La próxima vez pondré atención al canto de los gorriones, cuentan cosas muy interesantes.
    Besitos montones, querido Alfred

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    1. Da un poco de eso.
      Hay que poner el oído siempre. ;)
      Muchos besitos lopillas.

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  30. Bueno, uno era un lince pero el otro no era un pardillo.
    Son simpáticos.
    Feliz sábado.

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  31. Un juego continuo de engaños.
    Fascinante historia. :)
    Un fuerte abrazo.

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    1. Como en la vida misma.
      Muchas gracias Sara.
      Un abrazo fuerte.

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