La Esperanza I (Gustav Klimt 1903) |
Momento musical
REGRESIÓN
El desconcierto había hecho mella en él, tanto tiempo conviviendo con la pandemia le estaba destrozando.
Al principio se lo tomó como unas vacaciones especiales. Pasó a relacionarse con su mundo financiero a través únicamente del ordenador. En realidad solo fue ampliar aún más, ese débil contacto que mantenía con sus asesores.
Más tarde, empezó a agobiarle eso de estar en casa encerrado, paseando por aquella inmensa terraza y dedicándose todo el día únicamente a cuidar y regar plantas.
Tras haberse visto todas las series y películas posibles a través de las diversas plataformas existentes. Empezó a fijarse en las cosas de la casa.
Despidió al personal doméstico, para no tener ninguna posible fuente contaminante, aparte de que se había visto todos los videos tutoriales necesarios para poder llevar un hogar eficazmente.
Cuando se abrió un poco la mano, permitiendo pequeños desplazamientos, aprovechó para escaparse a su casa de campo; al menos tenía jardín y mucho más distanciamiento social.
Ahora todos los suministros se hacían puerta a puerta, por lejos que estuviera el destino, por eso no tenía que preocuparse.
Pero en vez de vivir más tranquilo, la angustia existencial empezó a invadirle. Allí sólo, en medio de su hermosa casa, contemplando una maravilla de paisaje, se seguía sintiendo en peligro.
Ya no sabía qué hacer, ni a dónde ir. Posibilidades tenía muchas. El desahogo económico permite muchas cosas, pero ninguna posible solución le convencía.
Intentó recordar, en qué momentos de su vida había sido feliz. Eso le llevó unos días, hasta darse cuenta de que su existencia había transcurrido por una placidez sin límites, con pocos sobresaltos, escasas relaciones personales y menos de algo semejante a sentimentales.
Tenía un vago recuerdo de dependencia, en su etapa infantil de apego familiar, pero dada su escasa relación con los padres, apenas recordaba nada.
Siempre estuvo en buenos internados, en los que se hablaba en otro idioma del que se escuchaba en la calle. Se percató de ello cuando iban a algún acto educativo, como una visita museística o a algunas ruinas de civilizaciones pasadas y por ello totalmente caducas a sus ojos.
Al final cayó en la cuenta de que su estado más parecido a la sensación de plena felicidad, ausencia de peligro y ninguna necesidad de interactuar, fue en el aislamiento uterino.
Aquello era: ¡Pura maravilla! Alimentado sin preocuparse por el aumento de peso, música ambiental amortiguada, voces discretas que le contaban bellas historias, sensación ingrávida que le permitía geniales pasos de baile... bueno la cosa luego se volvió pequeña y se estaba algo encogido, pero ahora esto lo podría arreglar.
Lo tenía claro: se haría construir un útero para poder vivir de forma indefinida, aislado de este mundo enfermo.
Barcelona, 2 septiembre 2020
Hola Alfred!
ResponderEliminarDiría, que al protagonista del texto, por decir algo suave, le falta una tuerca.
Una persona normal, tiene unas relaciones humanas normales, haya pandémia o no. De acuerdo que ahora, es todo más difícil, pero una persona ha de tender a la normalidad.
Hola Enric!
EliminarEs posible que en su confinamiento, se le haya agudizado su paranoia.
Eso es una suposición que a la vista del texto no se da.
Muy normalito no parece.
Cuántas veces hemos envidiado ese momento, incluso el sueño de un bebé... Esta realidad nos está haciendo analizar mucho, demasiado. Muy bueno, Alfred, y la música cadenciosa nos lleva de la mano a esa regresión.
ResponderEliminarMil besitos para tu tarde.
Ya se dice, "dormir como un bebé", cuando el sueño es plácido y profundo.
EliminarEse hombre intenta hacerse con el lugar perfecto al que asocia su total protección.
Muchas gracias Auroratris.
Mil besos en la tuya.
Creo que no guardamos memoria y por lo tanto conciencia clara de aquel estado donde se nos iba haciendo, pero quién sabe si algo inconsciente o subconsciente no nos persigue toda la vida. Y entonces destella, se manifiesta, en pequeños momentos, espacios aparecidos, tiempos vacíos que aunque sean efímeros nos dejan una sensación de placidez. Acaso eso mismo le ocurre al protagonista de tu relato. Pero construir un útero ad hoc es tan difícil...O acaso nos persigue permanentemente su eco.
ResponderEliminarGracias, un abrazo.
No le demos por tan seguro, una buena sesión de hipnosis igual hace tomar conciencia de como era la estancia allí.
EliminarDe todas formas aquí se toma en el sentido de la protección absoluta para un ser.
Un abrazo.
El confinamiento puede llegar a ser un martirio, pero también, como en este caso una regresión.
ResponderEliminarTexto digno de ser clasificado como de ciencia ficción.
Me ha gustado
Un saludo
Ya puestos a estar confinados, hay que buscar la seguridad absoluta.
EliminarMuchas gracias.
Un saludo.
No hay cosa peor en esta vida que vivir obsesionado y traumatizado por algo, y vivir obsesionado en este caso con la pandemia creo es mucho peor que ser portador del propio COVID19.
ResponderEliminarUn abrazo Alfred.
Vivir en angustia permanente, es peor que pillar una enfermedad en principio curable.
EliminarUn abrazo.
Desde luego la salida de alli es traumática, nada más llegar lo que hacemos es llorar, por algo será, pero como no tengo recuerdo alguno de qué tal se estaba no puedo decir.
ResponderEliminarEsta pandemia y su confinamiento ha hecho que muchas personas hablen consigo mismas y no les ha gustado lo que han visto.
Conste que el final me ha hecho reir de lo lindo.
La música le va genial.
Besines.
Igual lloramos por no querer salir. Según lo hay que ver dan ganas de volver corriendo, aunque lleve un tiempo verlo.
EliminarLos diálogos unipersonales pueden desquiciar a más de uno.
Eso es lo mejor.
Muchas gracias, es muy cadenciosa.
Besines.
Una magnífica ficción sobre cómo ha reaccionado alguna gente (irse al campo, no tener servicio doméstico) llevada a un grado extremo con esa construcción. Aunque quizás no sea tal ficción y haya desperdigados por el mundo más de un millonario hipocondríaco que se construya algo similar no en la forma pero si en las prestaciones. Un abrazo
ResponderEliminarNo estoy tan seguro de que no lo hayan intentado.
EliminarUn abrazo.
El útero materno como recuerdo ancestral de la tranquilidad y protección absolutas...
ResponderEliminarBuen relato.
Besos.
De eso se trata.
EliminarMuchas gracias Amapola.
Besos.
Espero que no decidan abortarle...
ResponderEliminarSaludos.
Sería lo suyo.
EliminarSaludos.
inrteresante articulo y comentarios en silencio los leo gracias
ResponderEliminarGracias Mucha.
EliminarEres muy amable.
Muy bueno. Al final es ser anacoreta de tu propio paraíso personal, y nunca tan bien servido como el del útero materno. Muy bien llevado, con ese ir tirando para atrás.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias. El dinero da para muchas chifladuras.
EliminarUn beso.
Muchas personas han pasado por momentos de recapitulación, de acoplamiento y de miedo durante el confinamiento, el aislamiento ha dejado secuelas y ha cambiado de costumbres, seguro que alguno vería una solución en el final de tu relato, abrazucos
ResponderEliminarHan sido días de dura prueba para casi todos, pero los hay que se lo han tomado a la tremenda.
EliminarAbrazos.
Que buen texto nos has dejado y para pensar es cierto que cada uno ha vivido esta situación que atravesamos de diferentes formas. Esperemos que no lleguemos al estado de tu protagonista. Un abrazo y muy feliz noche.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarEsperemos que no.
Un abrazo, feliz tarde.
Vivir hacia atrás, como proponía no recuerdo quien. Nacer mayor, jubilarse sin problemas económicos, trabajar para hacerse un futuro, realizar los estudios, jugar, entrar al seno materno y terminar en un orgasmo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora que lo dices, era un chascarrillo de esos circulantes ;)
EliminarPero nuestro hombre creo que se pierde el último momento.
Un abrazo.
Interesante lo que compartes, este aislamiento nos esta volviendo locos a varios que hasta el útero materno queremos regresar y eso no sera posible estando cuerdos....... Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarCuerdos o locos, los más variopintos trucos para seguir vivos, están saliendo a la luz.
EliminarSaludos amiga Sandra.
Su hermoso texto trae a la contemplación una situación de pandemia que aún continúa hoy. Gracias por invitarnos a reflexionar sobre esto.
ResponderEliminarMuy agradecido por sus amables palabras en reconocimiento de mi texto.
EliminarUn saludo.
El momento actual da miedo, y con el miedo se tiende a la huida o al ocultamiento, -en cualquier lugar, primera morada o segunda-. No sé si es regresión o puro escapismo inmaduro e infantil.
ResponderEliminarEn cualquier caso, tu relato invita a pensar y tomar la vida en sus manos.
Un abrazo Alfred.
Cuando el miedo se apodera de uno, todo empieza a estar perdido, incluida la cordura.
EliminarMuchas gracias, cada uno ha de espabilar con su vida.
Un abrazo.
Al principio creía que hablabas de mí, ja,ja,ja.
ResponderEliminarHombre, si la cosa empeora y volvemos a estar peor que al principio de la pandemia, quizá sí que nos convendría vivir en un pseudo útero materno, libres de preocupaciones, je,je.
Un abrazo.
No XD, no estaba personalizando en nadie, ni conocido ni desconocido. ;)
EliminarAl final nos haremos nuestro propio refugio personal e intransferible.
Un abrazo.
Brillante entrada que te lleva a pensar. Y no menos brillantes los artistas elegidos:Gustav Klimt, Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes.
ResponderEliminarLa cadencia y el ritmo de bossa nova le da aún mas empaque a tu entrada.
Un abrazo.
Gracias Juan, sabes apreciar los referentes puestos, que realzan mis pobres palabrejas.
EliminarUn abrazo.
Me parece que el personaje estaba demasiado obsesionado con la pandemia y nula relaciones sociales y de amistad. Ojalá no lleguemos a ello.
ResponderEliminarMuy buen texto, imagen y música.
Un abrazo!
Obsesionado sería poco, está es un escalón algo superior.
EliminarEspero que no.
Muchas gracias.
¡Un abrazo!
Hola Alfred, esta maldita pandemia creo que nos esta volviendo a todos un poco loquillos como al protagonista de tu magnifico relato, aunque la solución que el ve, esta mas bien difícil al igual que con el virus.
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja, Un poco mucho, esto está durando demasiado.
EliminarSu solución creo que es solo la suya.
Besos.
Tu texto seguro que muchos lo han sentido igual, pero no hay que obsesionarse, solo desear que no volvamos a estar confinados.
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Ahora vienen los coles y la época en es más fácil enfermar. Veremos como acaba esto.
EliminarUn abrazo cálido.
Creo que muchos vamos acabar construyendo un refugio. Espero que no nos altere demasiado este estado. Muy buen relato Alfred.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Espero que no se te ocurra uno de esos.
EliminarMuchas gracias Nani.
Muchos besitos.
Tu protagonista ¿era medio negro, cantaba "smooth criminal" y dormía en una cámara hiperbarica?
ResponderEliminarSituación angustiosa y tendente a...
Saludosss alfred
;)))) No se me ha ocurrido ponerle cara, pero los gustos musicales no cuadran con los de la presentación, o sea que un negro decolorado y bailarín no es.
EliminarSaludos.
Espero que consiguiera el útero que era lo que quería. Pero yo me conformaba solo con tener una casita en el campo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya ves, tenía una casita en el campo y le parecía demasiado arriesgado.
EliminarYo también.
Un abrazo.
Hola!
ResponderEliminarPara mi,uno te tus relatos más bonitos,me ha enganchado de verdad... me pareció muy bueno!
Un saludo!
¡Hola!
EliminarMuchas gracias lunaroja, un individuo muy neuras ;)
¡Un saludo!
Muy buen texto, bien estructurado a mi parecer. El protagonista, a la luz del aislamiento forzado, descubre que las garantías que le suponían sus posesiones, han huido. Eran garantes de ficción. Hay un viaje interior en el que el único lugar de certezas pasa por el útero. De allí solo cabe renacer. O enloquecer.
ResponderEliminarGracias Mónica. Un individuo adinerado, con las necesidades bien cubiertas, poco o nada sociable, encerrado de tal forma en sí mismo que al final ante la amenaza exterior, prefiere ir a lo único que le proporciona seguridad. Más bien enloquecer, creo.
EliminarUuuuy el sueño del pibe Alfred, pero demasiado feliz intranquiliza eh?
ResponderEliminarDigamos que no es mi sueño personal Carmen y supongo o espero no sea el de nadie. Pero es una suposición no del todo descartable según el grado de neurosis de algunos elementos.
EliminarHay muchos "uterinos" navegando por esta vida... sin acabar de encontrar puerto!
ResponderEliminarBueno, tal vez y como decía Machado:
"Y cuando llegue el día del último viaje
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."
Abrazos Alfred. Buen texto.
Ni nos lo imaginamos. elementos que prescinden de todo contacto o responsabilidad de especie humana.
EliminarBuenas palabras las del maestro.
Muchas gracias Ernesto, un abrazo.
Qué bueno Alfred! La verdad es que todos nos estamos aislando, cada uno en su cuasiútero.
ResponderEliminarBesitosss
Gracias lopillas. estamos en plan de regreso al seno materno que nos garantice total protección.
EliminarBesitos.
No conocía de tus relatos pero me alegra que el primero que he leído haya sido este. Es un tema tan actual e intrincado que a todo el mundo le afecta de una forma u otra, ya sea por su condición física, por precaución o por deber cívico... Como sea, la humanidad aun no sabe bien las consecuencias de esto que estamos viviendo y para muchas personas, la paranoia, la claustrofobia y todo lo que termine en fobia o hipocondría, sera su modo de vida...
ResponderEliminarUn placer leer tus letras y nos seguimos viendo...saludos
Muy agradecido por tu presencia por aquí, doblemente si te ha gustado lo que hayas podido leer. ;)
EliminarLas consecuencias de todo esto las veremos durante largo tiempo y creo que dejaran huella en las generaciones juveniles.
Saludos.
Una cita brillante de un personaje singular, plasmada en "Del inconveniente de haber nacido"
ResponderEliminarA lo mejor nuestro héroe se desquició de alguna manera por no haber asimilado correctamente el hecho de vivir.
Un abrazo Julio.
Hi Alfred!I love Klint
ResponderEliminarNice to see your blog again
Anita
Un autor importante ;)
EliminarUn placer recuperarte.
Saludos.
una vez mas el Mundo es injusto aqui en USA morimos sufrimos y en otras partes del Mundo la gente aun puede ser feliz...quisiera poder ser ave...flor o semilla y volar...
ResponderEliminarEl mundo es injusto para la mayoría de gente, vengan de donde vengan, la población con pocas preocupaciones es una inmensa minoría.
EliminarEso estaría bien.
Por algo será que es en la ingravidez que hacemos lo más importante de nuestras vidas: ser y crecer.
ResponderEliminarHe sentido deseos de volver al útero, y a su ingravidez, muy a menudo. Tal vez debería hacerme uno también.
Besos
Encuentro que se empieza a ser y crecer en la captación de la vida, pero que ésta se desarrolla fuera, en la pelea exterior.
EliminarCon una cámara hiperbárica igual te apañabas.
Besos.
Es el tipo pensamiento de la persona que reemplaza el afecto comprando cosas materiales; pero hay sentimientos que no se compran solo se sienten y el que lo tiene se siente el ser mas afortunado del mundo.
ResponderEliminarMuy triste y real muy bien contada te felicito por el don de crear estas historias.
Besos Alfred!!
Vivimos en un mundo muy materialista, todo se puede comprar, los sentimientos cuentan poco y muy ceñidos al gozo inmediato.
Eliminar¡Muchas gracias Gra!
Besos.
Muy interesante texto Alfred...siento que cuando surge un problema no todas las personas lo abordamos de la misma manera... Ahora es la pandemia, que nos afecta a todos( aunque la disfracemos de muchas cosas)... pero aquellos que por desgracia la han vivido mas de cerca... o los que estan solos... o las personas muy mayores...o los depresivos...seguro buscan refugio...y a veces esos refugios no se encuentran...no siempre hay un amigo, una palabra, un mensaje alentador... y entonces sobreviene "la regresion"... Un abrazo !!!
ResponderEliminarMuchas gracias eli, por supuesto que no, pero es posible el comportamiento de un narcisista ajeno al devenir ajeno.
EliminarMe gusta tu reflexión.
Un abrazo.
Sabes cuando se inicio todo esto,
ResponderEliminaryo también tenia la pandemia esta,
que no dejaba hacer nada, ni dormir,
pero no hay que sugestionarnos tanto,
a veces tanto pensar traemos con la
mente lo que no queremos, hay que tratar
de vivir como podamos, muy bueno lo que
escribiste mi amigo, te cuidas siii.
Besitos dulces
Siby
No hay que dejarse llevar por el pesimismo, las cosas volverán a su cauce y nos encontraremos con mundo muy necesitado del contacto humano.
Eliminar¡Muchas gracias!
Dulces besos Siby.
Se entiende y se suspira siempre ...gracias por tu visita un placer amigo ...besos
ResponderEliminarAsí es Marina, gracias a ti.
EliminarBesos.