Foto gentileza de Olga
Homenaje a Enio Morricone
Postconfinamiento
La cosa parecía haber mejorado, al menos lo suficiente para permitir una cierta apertura a la antigua liberalidad en los comportamientos callejeros.
Ya no hacía falta salir en los horarios asignados por franjas de edad, ni mucho menos para cosas muy concretas, cómo era sacar basura, ir a la farmacia o comprarse alimentos. Ahora la libertad era total.
Por suerte en el período más restrictivo del encierro, su diario se lo subía una buena vecina al volver de pasear una hermosa y tranquila golden retriever, (la gente con perros tenía una cierta libertad de acción).
Pero ahora con la libertad reconquistada y sabiendo que aquel fin de semana las susodichas vecinas no estaban, al menos no veía actividad por las ventanas del patio, optó por bajar él solito a la portería a por su periódico.
Aunque ahora cuando ya se podía permitir el lujo de salir a cualquier hora, por aquello de que le quedaba una cierta aprensión, tras lo mucho leído, escuchado y recomendado por todo tipo de medios, amigos y pareja, prefería no coger el ascensor tanto al subir como al bajar, así se evitaba abrir y cerrar puertas tocar botones y respirar en espacio pequeño y cerrado, en el qué a saber quién había estado de sus deplorables vecinos, menos las de delante, claro está, que le subía fielmente su ración de culturilla diaria.
El sábado todo fue bien, bajó, lo agarró y subió resoplando, pero bien. Pero el domingo, las cosas se torcieron un poco. Tuvo la mala suerte de desequilibrarse mientras bajaba, al pisar un felpudo que estaba mal puesto, haciendo una doblez incómoda para ser pisada, estaba en la puerta del lado donde se inicia el descenso, esos dos escalones los hizo en precario, al no querer cogerse a la barandilla (a saber, cómo estaría de limpia y, seguro que desinfectada no lo estaba).
Con lo cual ya inició un descenso del segundo tramo en plena caída libre, intentando apoyar el codo, según le habían dicho a la hora de tocar mandos y timbres, pero eso no agarra mucho y el tozolón en su impacto contra la pared final, fue considerable, tanto que se abrió una puerta con una mujer asustada al ver el estropicio que el hombre había dejado al manchar la pared, recién pintada encima, incrustando un par de dientes como firma.
Evidentemente por educación le tuvo que preguntar por su estado, sabiendo que era el lobo solitario del cuarto, en su fe interna se lo hubiera evitado, pero no era lo que le habían enseñado en la parroquia.
El pobre hombre, balbuceando con dificultad manifiesta, le dijo que no era nada, solo un resbalón con mal final, que podía seguir.
Ella le insistió, en que al menos entrara a descansar y a enjuagarse la boca con agua oxigenada e incluso le ofreció para más tarde unas gotas de Agua del Carmen para recuperar su ánimo.
Él se lo agradeció, pero se mantuvo en sus trece de huir de las garras que le tendía la santurrona del primero segunda. Soltera y beata a tiempo completo.
Ni siquiera recogió los dientes, total eran postizos y seguro por lo visto, menos resistentes que los originales para los encontronazos.
Renunció a su lectura de información veraz y contrastada, (con todo el cinismo del mundo era lo que siempre ponían en portada) y llamó al ascensor apretando el botón con el dedo sin guantes, agarró el tirador con toda la mano, jadeó y respiro hondo en su interior, reconociendo el perfume de la vampiresa del tercero primera, el cigarro del impresentable del ático, los aromas del perro del cuarto, los efluvios del corredor urbano del segundo primera y algunas cosas más que no pudo precisar.
Cuando llegó a su rellano, le pegó una fuerte patada a la puerta del ascensor sin miramiento alguno y se dirigió a su piso metiendo la llave en la cerradura sin desinfectarla antes con la botellita que llevaba siempre con él.
Al fin estaba en su casa y no le importaba ese estúpido virus, que le traía a él y a todo el mundo enloquecido.
Barcelona, 6 Julio 2020
Es una visión que no creas, pero hay mucha gente que piensa asi como tu personaje del texto.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues me parece a mí que es un comportamiento muy recurrente ;)
EliminarUn abrazo Campirela.
El agua del carmen me gustaba mucho, con azúcar y agua fresquita. Feliz verano
ResponderEliminarLa recuerdo de pequeño en el cole, era un remedio un tanto curioso, era muy fuerte y dulce, debía de ser por eso de azucar que me dices.
EliminarFeliz verano Ester.
Es muy lo que hay. Reconozco que me he sentido un poco identificado. Yo también llevo la botellita, por si aca.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Creo que sí. En el fondo todos hemos hecho alguna de esas cosas, menos caerse espero ;)
EliminarMuchas gracias Chema.
Un abrazo.
Por estos lares sigue sucediendo...
ResponderEliminarY vaya, nada nos viene bien, pero tal parece que el virus no se quiere ir. 110 días de cuarentena u por el sur argentino volvemos a fase 1.
Parece que aún queda tela por cortar.
Saludos
Hola Bárbara, se bienvenida por este rincón de las palabrejas.
EliminarYa imagino, os llegó más tarde, pero aquí, tal como se comporta el personal, pronto estaremos en las mismas.
Aun queda mucho por decir.
Saludos.
Hola Alfred, ahora dice la prensa que hay unos 2000 expertos que contradicen la versión de la OMS, esto ya es la repera. El protagonista del relato es una muestra de la psicosis que empezamos a tener, junto a la carencia de sentido común y solidaridad de ciertos colectivos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola maricarmen. Está claro que hay un cierto haartazgo, se ve dando una vuelta por nuestro entorno, por ejemplo se ven pocas mascarillas y encima mal puestas.
EliminarUn abrazo.
Me he pasado, lo siento.
ResponderEliminarson 200*
¡Ozuuu!
EliminarSiguen siendo muchos.
Los psicólogos, también conocidos en términos coloquiales como "loqueros" se harán de oro este próximo otoño.
ResponderEliminarEste próximo otoño será llanto y crijir de dientes.
EliminarY los loqueros frotándose las manos sin gel.
Un buen relato Alfred, este virus nos esta volviendo locos, por aqui anda al 100% haciendo de las suyas. Saludos amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra. Está desquiciando al personal de forma lenta pero inexorable.
EliminarSaludos amiga.
Odisea en una bajada al portal. Me ha encantado, qué peripecia, amigo. Muy divertido. Acabaremos medio locos todos. O un poco más locos.
ResponderEliminarUn beso, Alfred.
Hay bajadas un tanto accidentadas, pero si encima intentas no utilizar las manos, las consecuencias pueden ser muy negativas, tanto que pueden hacerte renunciar a todo. Medidas de prevención incluidas. la locura forma parte de la mente.
EliminarUn beso Albada.
Yo debo ser un suicida porque tomo precauciones pero vaya, las mínimas...
ResponderEliminarSaludos.
Eres un suicida, destilando tu vida de forma lenta, para disfrute de los que se amontonan contemplando tu agonia de forma intelectual, eso sí.
EliminarSaludos.
El personaje acabó harto de asepsia y tanta desinfección.
ResponderEliminarBesos.
Puestos a romperse la crisma, mejor hacerlo sin amargarse el día a día.
EliminarBesos.
Jajajaajaj. Esa ironia marca de la casa ;)
ResponderEliminarComo no soy una necia tomo precauciones, pero sin caer en el paroxismo, me niego a vivir con miedo. La bella dama cuando ella desea te encuentra aunque vayas con mascarilla o botecitos ;)
Besines.
Ya ves, hay cosas que no se pueden evitar. Gracias Livy ;)
EliminarSin vivir con el miedo puesto, ni querer ser un vigilante áctivo de las esencias del purismo ortodoxo de la maldicha "Nueva Normalidad" creo que las cosas se están desmadrando, habrá rebrote por tontos.
Besines.
Fijate si aquí no pasa nada que hasta el hombre más importante del mundo, el presidente americano, dice que esto es una patochada y que desinfectándose con "lejia" ya estamos curados.
ResponderEliminarSaludos
No me hables de este impresentable que tendría que estar enjaulado y con una camisa de fuerza para evitarle cualquier tipo de acción.
EliminarDudo que pueda haber un personaje público, más nefasto para la especie humana.
Saludos.
Que se puede pensar de un hombre rosa, acompañado de una muñeca, lo que dice muy poco del pueblo americano.
EliminarSaludos
Nada bueno, es el único del trío maravillas que aún no ha pillado el virus, está haciendo tarde y eso que no deseo mal a nadie, es simplemente para que deje de decir tonterias y tome alguna medida decente por su país.
EliminarUn abrazo.
Jajjaja por huir del bicho casi no lo cuenta
ResponderEliminarBueno, hay que mantener alguna medida que gracias a ello no está siendo gorda la cosa.
Besitos Alfred
Si es una situación llevada al límite, para goze y disfrute de los confinados. Pero viendo el desmadre que hay por la calle y lugares públicos, me da miedo en cómo puede acabar la cosa.
EliminarBesitos lopillas.
Pobre hombre, pero tan fácil como lavarse las manos al llegar a casa y las llaves. Buena historia de alguien tan aprensivo que le costó los dientes, :))).
ResponderEliminarUn abrazo.
Pasó de un extremo al otro, por un simple encontronazo ;)))
EliminarUn abrazo Elda.
Ya lo dice el refrán: a la fuerza ahorcan.
ResponderEliminarMe lo he pasado en grande leyendo las peripecias de ese individuo, más que prudente, hipocondríaco, ja,ja.
Un abrazo.
Pues sí, ;)
EliminarUn poco exagerado el vecino de marras.
Pero a eso estamos llegando.
¡ja, ja!
Un abrazo.
Muy bueno, Alfred. Tenemos de todo en la viña del Señor, los que no toman ninguna medida y los que se pasan... pero pocos en el término medio.
ResponderEliminarMuy divertida la peripecia de este pobre hombre.
Un beso!
Muchas gracias Carmela.
EliminarTenemos de todo y variado.
Por suerte creo que estoy en ese termino medio.
Una peripecia propia de un obsesivo.
Un beso.
Yo creo que lo que le pasó a tu protagonista es más frecuente de lo que parece. No lo de caerse por las escaleras, pero si lo de no tocar aquí o allá y andar siempre cpn el gel frotándose las manos. Sin ir más lejos, yo misma , cuando salgo de casa nunca voy sin él y procuro tocar lo menos posible.
ResponderEliminarUn abrazo
Nos estamos volviendo neuróticos. Demasiado tiempo tomando todo tipo de precauciones, asegurándose de no tocar nada, apretando botones con los codos, llevando la mascarilla puesta a pesar del calor, lavando las manos veinte veces al día, etc.
EliminarEn eso estamos todos.
Un abrazo Rita.
Muy bueno!
ResponderEliminarMorricone...se va uno de los maestros de las bandas sonoras...cuántos recuerdos!
Su música sin duda no solo acompañó sino que mejoró muchas películas.
Besos.
Muchas gracias Carmen.
EliminarSe ha ido un maestro de los que todos hemos disfrutado en alguna o en todas sus obras. Ke estaremos agradecidos por ello. Creo que las mejoró, a veces recordamos más la banda sonora que el argumento en sí.
Besos.
Pues aunque parece ficción, el relato expresa lo que está sucediendo. Claro, solo para algunos, porque otros son negacionistas desde el día antes del enloquecimiento vírico. Que haya suerte y ojalá todo quede en la ficción, porque hay aún un largo recorrido, incierto y desconocido, uf. Me gustó, un abrazo.
ResponderEliminarHe intentado ser lo más fidedigno posible a la realidad que me envuelve. Los otros no cuentan para mí. Ahora solo queda el panocha por coger el virus.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Ayer me quedé helada con tu relato. Porque el compositor murió a causa de una caída. :( ¿casualidad?
ResponderEliminarD.e.p.
Gran abrazo.
Fue casualidad, lo empece a escribir antes de que me enterase de la noticia de la muerte del maestro y de la causa. D.E.P.
EliminarGran abrazo Sara.
El gran Morricone ya no está entre nosotros, nos deja un gran legado, como lo demuestra esta pieza. Y sobre tu relato, ay, Alfred, es la vida misma, vamos haciendo malabarismos para evitar a este virus que juega al escondite con nosotros. Si antes tenía un tubo de crema para manos en cada bolso, ahora es una botella de hidro-alcohol... Me ha encantado tu relato, emana cierta ternura.
ResponderEliminarMil besitos para ti y muy feliz día.
Se nos ha ido un gran músico, un maestro que nos marcó a todos con sus bandas musicales, esas películas las tenemos en la memoria gracias a él.
EliminarTodos vamos con la botellita, guantes para según donde, mascarilla puesta y aporreándolo todo con el codo, incluso a los amigos.
Muchas gracias Auroratris, la vida con algo de ternura es más llevadera y con algo de humor más todavía.
Mil besos y feliz noche.
Habrá que ver el estrés post-covid que llegará.
ResponderEliminarUn gran relato Alfred,tal y como nos tienes acostumbrad@s a l@s que te seguimos.
Excelente tu narrativa.
Un abrazo.
Eso seguro, ya veremos qué pasa.
EliminarMuchas gracias lunaroja, intentando siempre hacer algo decente.
Un abrazo.
El pobre de tu vecino se parece a mi hijo:
ResponderEliminarNo me deja salir de asa, me ha hecho una raya en el recibidor para que no pase, no puedo abrir la puerta...en fin.
Dice que estoy en edad de riesgo y por eso me cuida mucho. Yo, menos mal que vivo en un bajo y no tengo que coger el ascensor ni subir escaleras.
Un abrazo.
Pues vaya, piensa que es todo inventado ;)
EliminarBueno yo vivo solo, así que nadie me limita los espacios.
En el momento álgido del confinamiento sí que venían mis hijos para hacerme la compra y eso.
Me acostumbré a usar las escaleras eso sí.
Un abrazo.
Hola Alfred,
ResponderEliminarExcelente crónica.
El virus nos ataca y la fauna degenera. La fauna de la "rue del percebe". Un lobo solitario con dientes postizos. Estamos más tocados por el virus de lo que creemos; incluso los que no estamos tocados por el virus.
Si estuviéramos "en el valle de Elah", Tommy Lee Jones volvería a colgar la bandera boca abajo.
Felicitaciones y saludos
Hola Gabiliante, se bienvenido.
EliminarMuchas gracias.
El virus sigue a lo suyo y la gente se idiotiza por momentos.
Me gusta ese simil fílmico.
Saludos.
Interesante homenaje que le has hecho al MAESTRO, con esa recreación, me imagino que basada en su caída, ¿no?, ¿Oes más realidad que ficción?-
ResponderEliminarCoincidimos en la obra escogida para su homenaje, lo que no era extraño, ¡es tan bonita la banda sonora de Cinema Paradiso....!
Me uno a tu homenaje y a todos los que se le hagan al MAESTRO-
Hola Tracy. Ha sido una triste casualidad. El homenaje o reconocimiento lo ceñía a poner una de sus obras más emblemáticas. Aunque también recuperé en el otro blog un texto en también lo amenicé con su música, en aquel caso con el famoso solo del oboe.
EliminarD.e.P. el maestro Ennio.
Ni modo mi querido Alfred,
ResponderEliminartu crónica te quedo muy buena,
a seguir esperando que así como
llego el virus se retire, aunque
no olvidaremos el dano que hizo.
Besitos dulces
Siby
Pequeña incidencia colateral en un mundo angustiado ante la invasión de un virus que algunos, urilizamdo la técnica del avestruz, niegan.
EliminarDulces besos Siby.
Muy buen relato Alfred! Real y entretenido.
ResponderEliminarE ilustrativo. Pues ya vamos conociendo al vecindario. :)))))
Abrazos.
Muchas gracias Ernesto.
EliminarHay que quitarle hierro al asunto ;)
Pues sí, empezamos a conocerlo.
Un abrazo.
Me gusta como escribes
ResponderEliminargracias por compartir lo que eres
lo que sabes
Lo que sientes
Hola Mucha, se bienvenida.
EliminarGracias por la visita y las palabras que la acompañan.
Querido Alfred: Ya me noto yo bien pero en casa me dicen que espere un poco mas ...Gracias amigo ,mi sobrina Ester me llama "ESTRELLA DE MAR"
ResponderEliminarAbrazos
Hola Marina, me alegra saberlo.
EliminarEs lo que eres, una estrella de mar.
Abrazos.
Hola Alfred!
ResponderEliminarCon mucho sentido del humor, nos cuentas el comportamiento de una persona exagerada. El virus nos acecha a todos, hemos de hacer las cosas tal y como nos han enseñado, pero llevando una vida lo más normal posible. A partir de aquí, el de arriba, decide.
La música de Ennio Morricone, es de una vitalidad asombrosa. Se nos ha ido un genio.
Hola Enric!
EliminarNo hay que perder el sentido del humor, la pandemia no se lo merece y los que mandan menos.
Hay peliculas que si les quitas su música no tendrían esa sensibilidad y profundidad que muestran.
nuestra capa de cordura era una capa muy, muy fina. A nada que han llegado los problemas y hemos rascado en ella nos hemos encontrado con el monstruo que habita en nuestro interior :)
ResponderEliminarEso parece, tenemos unas capas de culturilla y educación, que soportan poco una ataque de disolvente pertinaz.
EliminarHola Alfred!!
ResponderEliminarQue bueno que vuelvan a la "libertad" es buenisimo; aca estamos con el pico mas alto de contagio;:veniamos bien hasta que comenzo el invierno 😦.
Yo vivo en una casa; pero en los edificios hay muchos espacios compartidos y el ascensor es el principal foco de infeccion. Este vecino tendra que correr el riesgo en el ascensor antes que se vuelva a caer.Cosas que pasan.....
Un beso.
Hola Gra!
EliminarSuerte que tienes, aquí estamos con el caluroso verano y el hecho de ir con la mascarilla puesta es un buen tormento. Por eso muchos no la llevan. Hoy lo han hecho obligatorio, pues como recomendación no se tiene en cuenta.
Un beso.
Cuando hace calor; es muy molesta la mascarilla no se soporta.... pero es para el bien de cada uno; habra que sacarla cuando no hay otras personas!!
EliminarOtro beso
No es agradable, pero hay que llevarla por respeto hacia los demás e interés propio.
EliminarOtro beso.
Hola Alfred, relatas lo que en realidad muchas personar viven, esa psicosis, en cambio otros pasan de todo sin preocuparles lo que pueda sucederle a ellos y a los demás.
ResponderEliminarMerecido homenaje a este gran maestro Ennio Morricone.
Un cálido abrazo
Ya ves que es un poco lo que saco, tras una seria observación del entorno ;)
EliminarUn gran maestro que nos proporcionó momentos maravillosos.
D.E.P.
Abrazo cálido.
Yo no sé pero llevamos una temporada que no dejamos de desinfectar las cosas, tanto los objetos, como las llaves, y las manos cada dos por tres, yo creo que se me han borrado hasta las huellas dactilares de tanto gel como me estoy dando, si nos sirviera de algo, ¿verdad? lo peor es que no todos actuamos igual.
ResponderEliminarMuy buen relato, y la fotografía me encanta.
Besos.
Creo que estoy perdiendo el tacto ;)
EliminarNo, no todos actuamos igual, por aquí hantenido que hacer obligatorio lo de llevar la mascarilla siempre puesta, pues al dejarlo según distancias y sitios, cantidad de gente la dejó de usar y así estamos.
Besos.
Pobre hombre; todo el cuidado del mundo no le sirvió para nada, puesto que después de la desgracia ya le importó un rábano todo.
ResponderEliminarMe he divertido leyéndolo.
Un saludo
Esa es la historia, pasa de un extremo a otro.
EliminarYa sabes que los extremos siempre se tocan ;)
Me alegra saberlo.
Un saludo.
Es que si no la hacemos a la entrada, la hacemos a la salida!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Pues eso parece!!!
EliminarMuchos besicos.
Con humor todo se lleva mejor, así es más llevadero Alfred.
ResponderEliminarMuy bueno. Nunca se olvidará a Morricone nos dejó mucho.
Cuídate.
Un abazo.
Para mí ese aserto es fundamental.
EliminarTodo es mucho más llevadero.
Muchas gracias.
Nos queda su maravillosa música.
Igualmente Laura, un abrazo.
Uma boa história é feita um tópico. Há certas coisas que são forçadas a nos fazer sair de casa durante essa pandemia e a única maneira de evitar a exposição ao vírus é que devemos cumprir muito bem o protocolo de saúde recomendado. Traga um desinfetante para as mãos.
ResponderEliminarMuchas gracias Himawan. Por supuesto que hay que seguir el protocolo, esto es solo una broma.
EliminarUn saludo.