EL ANCIANO



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El Anciano 





Él seguía yendo cada día, arrastrando sus cansadas piernas, ayudado por un bastón con empuñadora de plata, señal de que en algún momento de su vida alguien le consideró merecedor de tan noble artilugio, supuestamente para honrar sus canas tan bien llevadas.

Cuando llegaba a su destino, últimamente tenía la propina de tener que usar las escaleras, dado que los ascensores estaban precintados para evitar su uso y con ello contagios, por no poder controlar las nuevas normativas de aforamiento. 

Con lo cual su llegada a los andenes de la estación se le hacía más fatigosa, pesada e incómoda. Pero eso a él le daba igual, lo importante era poder llegar a tiempo de ir recibiendo todos los trenes, que cada día llegaban más o menos puntuales al pueblo donde residía, desde no recordaba ya cuantos años hacía, poco después de enterrar a su compañera de vida.

Momento en que sus hijos lo aparcaron allí, una vez tuvieron los poderes necesarios para poder hacerlo.
  
Así que, a la falda de aquella sierra tan urbanita, respirando un aire fresco y puro, sentado en uno de aquellos bancos, que exigían un gran cansancio para ser usados, se pasaba el día. 

Mientras tanto los cuidadores de la residencia se volvían locos buscándolo, por los jardines tanto propios como los adyacentes e incluso los parques públicos del pueblo, había dos. Pero nunca lo encontraban, hasta que era él quién regresaba renqueante, cuando ya atardecía, siempre haciéndose el loco en cuanto a todo lo que no fuera requerir su cena, sin dar explicaciones de sus escapadas.

Cuando el asunto llegó a la directora del centro, que se pasaba esporádicamente para controlar que todo se mantuviera en un cierto orden de cara afuera, puso el grito en el cielo y exigió, dado que consideraba el comportamiento del interno inaceptable, fuese confinado en su habitación y sacado al jardín bajo vigilancia y reducido mediante ataduras si fuera necesario.

De este modo, al día siguiente le encomendaron a la nueva, una enfermera titulada buscándose la vida haciendo prácticas, contratada con urgencia para demostrar la tenencia de personal titulado en el centro, capaz de hacer frente a la pandemia con solvencia, que se hiciera cargo de aquel viejo.

  • - Don Paco: Hoy nada de escaparse, seré yo quien le acompañe en el paseo matutino y le volveré a la hora de comer. ¿De acuerdo? 
  • - ¡A la estación! 
  • - ¿Qué le pasa a la estación? 
  • - Quiero ir a la estación, nena. 
  • - No soy Nena, me llamo Isabel. Y el lugar ya lo     decidiré yo. ¡Estamos! 
  • - Nena, te llamaré Isabel sí me llevas a la estación. 
  • - ¿Qué manía tiene con la estación? Sí la tiene súper     vista. 
  • - Cosas mías. 
  • - Le llevaré con el cochecito (una silla de ruedas). 
  • - Bueno, mientras me lleve. 
  • - Así me gusta, que sea obediente.

  • Vista su predisposición, se negó a atarlo a la silla, tal como le había indicado la encargada, con su habitual mal genio.

Salieron del centro, por la puerta principal, que mostraba el antiguo esplendor y señorío de aquella bella mansión de veraneo, de la época cuando los algodoneros hicieron fortuna, ahora reconvertida en centro geriátrico.

Cuando llegaron a la estación del tren, Isabel se dio cuenta de la imposibilidad de subir al andén a su protegido, al no disponer en funcionamiento del ascensor. Se dirigió a las taquillas para preguntar, pero le dijeron que estaban fuera de servicio para evitar aglomeraciones de más de 3.5 personas, que era lo que las autoridades sanitarias habían recomendado. Ellos no tenían a nadie para controlar el servicio y por eso los habían desconectado. Además, tampoco les podían ayudar a subirles a mano, por la misma razón de escasez de personal.

  • - Don Paco, tendremos que buscarnos otro sitio para     ver los trenes desde lejos o cambiar de aires.
  •  - Isabel, puedo subir a pie, lo he estado haciendo     cada día. 
  • - ¡No, imposible! Esta bajo mi tutela y no puedo   permitir que se caiga y se rompa algo. 
  • - ¡Qué me voy a romper! El alma tengo rota. 
  •  Pero de que se queja Don Paco, si está muy bien   cuidado y sus hijos vienen una vez al mes a verlo. 
  • - ¡Estoy sólo! Todos mis compañeros se han ido. 
  •  Bueno, pero usted está vivito y coleando. ¡Tendría que  alegrarse! 
  • - ¡Pues no! Va a ser que no. Ya no me importa. Por eso   vengo aquí. 
  • - ¿Por eso se escapaba? ¿Por qué se ha quedado sin   compañeros? La verdad es que sí, que el virus ese ha   sido muy cabrón, pero Ud. está la mar de bien. 
  • - Ya no me importa. 
  • - No se desanime, que pronto tendrá nuevos amigos,   cuando esto pase, dejarán entrar más abueletes. 
  • - ¡No hija no! Yo ya quiero irme, no espero a nadie. 
  • - No se desanime. ¿Además, qué tiene que ver la   estación con todo esto? 
  • - Espero a la señora esa que viene a por todos, no   entiendo por qué se ha olvidado de mí. 

Barcelona, 18 Junio 2020 

54 comentarios:

  1. Hoy me hiciste que mis ojos se lavaran, y eso me llegó al alma.
    Un texto donde has dejado dicha tantas cosas.
    Un abrazo amigo, feliz jueves.

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  2. Uffff, las lágrimas casi no me dejan ver el teclado.

    Un texto con mucha tela que cortar, querido Alfred. Tantas cosas dichas en estas líneas. La soledad, el abandono, la tristeza del alma, el cansancio de seguir viviendo cuando ya no tienes un por qué, ni con un con quién, ni por un por quién, el egoísmo de los hijos , la insensibilidad...

    Hoy tu texto me ha llegado directo al corazoncito.

    Chapeau!!!

    Besines.

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    1. No quería provocar el llanto.
      Es un compendio de cosas que se dan y que ahora con el tema de las residencias de mayores, está bien exponer.
      Muchas gracias Livy.
      Besines.

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    2. Tú no me hiciste llorar, querido Alfred, sino la cruda realidad que encierra tu relato.

      Y además el llanto no es malo ;)

      +Besines

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    3. ¡Hola!
      Me refería a que no buscaba el simple hecho de emcionar, si no el de pulsar una situación de por sí patética y que se vive más de lo anecdótico.
      Por supuesto que no, siempre y cuando sea por una causa justa.
      +Besines.

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  3. Has apuntado bien y has hecho diana en el centro de los sentimientos. Por algo no me retiro de esta casa virtual, sustituyo los amigos que me faltan, por otros nuevos que me dais la compañía de aquellos que se fueron.
    Tu entrada tiene muchos argumentos para pensar y para mirarnos hacia adentro..
    Gracias y un abrazo.

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    1. Aunque sea en la distancia y a través de una pantallita, creo que aquí también se tejen amistades.
      Muchas gracias Juan.
      Un abrazo.

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  4. Esperarla a ella, dónde mejor que en una estación.
    Me ha encantado.
    Un saludo

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    1. En las estaciones se suelen recibir a los forasteros, lo que pasa es que está señora no lo es. Habita con todos, en todas partes.
      Muchas gracias.
      Un saludo Jesús.

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  5. ¡Qué triste!Llegar a una edad avanzada y ver esa soledad alrededor...Y lo malo es que nosotros los dejamos ahí , aparcados y solos.Es un texto para reflexionar mucho sobre él.
    Feliz día, Alfred

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    1. Cantidad de ancianos que se quedan en una posición bien desvalida.
      Gracias Rita.
      Feliz finde.

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  6. La Parca, que viene a recogerles, se olvidó del anciano en la estación. Me gusta cómo has ambientado la historia, los detalles de la convivencia en las residencias y esa excusa para no ayudarles a llegar al andén.

    Con o sin coronavirus, hay ausencias que marcan, en el último tramo de la vida, más que otras ausencias. Un beso

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    1. Muchas gracias Albada Dos.
      El último tramo, a veces, está muy desatendido.
      Un beso.

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  7. Hola Alfred!
    Un buen texto, bueno de hecho ya me he acostumbrado a que sea bueno, es lo normal.
    Pobre abuelo, aunque lo tratas todo con humor, pobre hombre, da más pena que gloria. En el fondo aunque sea rebelde, es tierno y divertido. Podría ser una historia muy real.

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    1. Hola Enric!
      Muchas gracias.
      Muchas gracias otra vez.
      Creo que se acerca bastante a la realidad, es lo que hace a la historia triste.

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  8. Alfred, será la música que arranca sentimientos, leerte ha dejado aflorar uno en mí que me ha llegado al alma. Triste... y creo que nuestros mayores han llegado a ese punto de no retorno. Me ha encantado leerte.

    Mil besitos para tu tarde.

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    1. Muchas gracias Auroratris, es una historia triste, en cuanto se acerca mucho a la verdad de bastantes ancianos.
      Besitos mil.

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  9. ¡Qué relato tan tierno Alfred! ¡Cuánta verdad en las palabras!
    Un abrazo. ¡Feliz Verano!

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    1. Muchas gracias Mara, digamos que se le ha puesto sentimiento.
      ¡Feliz verano!
      Un abrazo.

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  10. Se le apagaron las ilusiones, al principio pensé que esperaba a los hijos pero la realidad ha sido si cabe mas triste. Un abrazo

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    1. Llega un momento en que uno es consciente de que su tiempo se ha acabado.
      Un abrazo ester.

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  11. Tremendo tu relato. Pura emoción a flor de piel!
    Cuánta tristeza estamos viviendo por todos lados... cual será el precio a pagar con tantos duelos?
    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias lunaroja. Son situaciones que tocan la fibra.
      Un abrazo.

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  12. Un relato que llega al alma, Alfred, y que encierra tanta y tanta realidad. Qué triste que te "aparquen" en una Residencia, a la que van, obligados para cumplir, una vez al mes. Cuanta tristeza la de ese abuelo, que solo quiere irse como su mujer y sus amigos.
    Y la música, acompaña.

    Un beso.

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    1. Gracias Carmela, son cosas que tenemos alrededor, es cuestión de fijarse.
      Un beso.

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  13. Mi querido Alfred, tus letras llegan
    profundo mi amigo, calan la piel del
    sentimiento mi amigo, la musica muy
    especial y bella,por favor te cuidas
    mi amigo lindo.

    Besitos dulces
    Siby

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    1. Gracias querida amiga Siby.
      Nos hemos de cuidar
      Dulces besitos.

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  14. Decía Becquer en un poema "Dios mío qué solos se quedan los muertos", pero a veces los vivos se quedan queriendo ir a encontrarse con ellos para recuperar la compañía perdida con su marcha.
    Emotivo relato.
    Un abrazo.

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    1. Muy solos, pero lo triste es querer morirse por soledad y hastío.
      Muchas gracias Chema.
      Un abrazo.

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  15. Un relato emocionante que te remueve por dentro sin compasión.

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    1. Gracias Tracy.
      Son situaciones en que la compasión no está contemplada.

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  16. ¡Excelente Alfred, ehhorabuena por tan buen relato.

    Besos al alma.

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    1. Muchas gracias Paula, tú también te has esmerado mucho hoy ;)
      Besos sentidos.

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  17. Me hiciste recordar a mi madre, esperando a que la vengan a buscar, deseando irse, pero sin darse por vencida. Quiero decir, no es depresión, es cansancio.

    ¿Será que llega un momento en que realmente podemos sentir que ya fue suficiente?

    Besos

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    1. Bueno, tuve una abuela que en su etapa final, ya decía que estaba cansada y que se la llevaran ya. Y puedo asegurarte que no era por sentirse abandonada.
      Besos.

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  18. Es triste esta historia Alfred, que triste que teniendo familia se encuentre solo en un asilo de ancianos...... Saludos amigo.

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    1. Creo que hay una cantidad notable de ancianos que simplemente se les aparca. Más o menos podríamos hablar de quienes apuntan a los hijos a multiples actividades para no tener que ocuparse de ellos. Pero esa es otra historia.
      Saludos amiga.

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  19. Esa señora a todos nos vendrá a buscar algún día, tu protagonista cansado de la vida, la busca ansioso viendo que a sus amigos ya los vino a buscar.
    Triste situación y muy real.
    Un abrazo Alfred.
    Puri

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    1. De eso puedes estar segura.
      Creo que es bastante habitual.
      Besos Puri.

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  20. cuando uno es viejo es difícil y se convierte muchas veces en un trapo lo usan pero no lo ayudan

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    1. Hay casos en que son un trasto inútil, al que da pena tirar.
      Gracias.

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  21. Buenísimo final, Alfred, todos la esperamos... en alguna estación.

    Abrazos.

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    1. Muchas gracias Rafael. La esperamos por que sabemos que ha de venir, no por ganas.
      Abrazos.

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  22. Hola Alfred , muy bueno el relato .... Y la enfermera tienen el mismo nombre que el mió el real ¿No seré yo? jajajajajaja a todos nos llega tarde o temprano esa visita , esperemos que tarde mucho en venir , te deseo una feliz noche , besos de flor.

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    1. Muchas gracias Flor, pues no tenía ni idea ;))))
      Nos toca y nadie se escapa.
      Feliz noche Isabel.
      Besos.

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  23. Un relato que muestra la realidad de la vida, es triste saber lo que en un futuro nos espera.

    Besos.

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    1. El futuro no pinta bien para aquellos que son arrinconados, abandonados, por intereses económicos.
      Besos.

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  24. Qué cruel situación la de las residencias...les han abandonado a su suerte y los que quedan...de qué van a tener ganas?
    Tu relato lo expone muy bien.

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    1. Una cruel injusticia, muchas veces dejada pasar por alto, de esas cosas en que se gira la cabeza para no ver, no saber. Luego la gente nos extrañamos de un aumento excesivo de ancianos desatendidos, que en el fondo no han importado mucho a nedie. Con las honorables excepciones de rigor, por supuesto.
      Muchas gracias Carmen.

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  25. Sé por qué llego hasta aquí.
    Porque te leo con frecuencia y este post me impresionó cuando lo leí porque es real como la vida misma y aún sigo pensando en él.
    Me gusta como escribes, siempre con la palabra justa, correcta y sabia.
    Y me he decidido a ponerte un comentario porque varias veces te has acercado tú a hacerlo en el blog de la persona que mucho tiene que ver conmigo jajajaja
    Buen día Alfred y un saludo.

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    1. ¡Hola Ángela!
      Se bienvenida y sí sabes por qué, pues mejor. ;)
      Muchas gracias por tus elogiosas palabras.
      Será un placer tenerte por aquí.
      Buen día y un saludo.

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