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Último mate
Hoy es el día de despedirse de Argentina, toca adentrarse en otro país de costumbres parecidas, al menos en la zona patagónica que comparten, pero diferentes en su idiosincrasia.
Sentado en una mesa, apurando las últimas gotas de internet que me mantienen comunicado con los míos, tomando un mate con un poco de azúcar pues si no es imposible para mi carácter, repaso en una vista atrás virtual, lo que ha dado de si nuestro recorrido argentino, con una pequeña incursión por zona uruguaya.
Quedará la esplendidez de Buenos Aires, una ciudad imposible de olvidar, a la que siempre más me sentiré vinculado, es hermosa, supongo que traidora y se olvidará de mi, pero me subyugó al llegar, al estar y al irme. Lo cual no puede decirse de todas las ciudades, al menos prescindiendo de la corrección educativa para con los paisanos del lugar.
El breve paso por Montevideo no se reflejará tanto en mis recuerdos, es una ciudad para mi más convencional con un centro histórico un tanto desolado y poco atractivo para el turista de a pie. La parte moderna de la ciudad es tan fría y aséptica como cualquiera perpetrada por grandes estudios, supongo que soy injusto, pero es lo que recordaré.
El paso por Ushuaia marca la diferencia abismal entre una ciudad espléndida, visitada en pleno verano con mucha vida en las calles, a pasar a una zona áspera, desolada, dura, climáticamente hablando, que conoció épocas muy duras en las que su fatídico penal era su referente. Ahora invadidos de turismo, explotando sus riquezas naturales y con un estatus fiscal y autonómico diferencial con respecto al resto del país, sus habitantes viven un cierto bienestar social importante.
Me quedarán en la retina sus lobos marinos, sus pingüinos australes, sus colonias de chillones aves cormorán, avistadas antes por su desagradable olor y ruido que por la visión entelada por los fríos vientos del canal de Beagle.
El paseo por las orillas de lago Roca, con su quietud y la esplendidez de tranquilo entorno, donde el cartero afincado más al sur, tuvo la gentileza al saber mi procedencia de facilitarnos una senyera para hacerme una foto con ella.
Tras un breve paso por la parte de Xile, para ver el impresionante parque natural donde se hayan las Torres del Paine, cabe destacar la estancia en Calafate, centro urbano desde donde se organizan las visitas al parque nacional donde se encuentra, solemne y majestuoso, el glaciar Perito Moreno.
Algo digno de verse, un espectáculo natural con su dosis de suspense, pues aunque sabes lo que va a pasar,no sabes ni cuando ni como y siempre te pillan con la guardia bajada.
En Bariloche y su parque natural de Nahuel Huapi, hemos disfrutado de una vistas inacabables en su extensión y contenido, tal cantidad de agua repartida en un sin número de lagos, lagunas y ríos impresiona, sin contar el lago que da nombre y vida a la zona natural protegida que no deja de ser un pequeño mar por su extensión y profundidad.
No puedo dejar de mencionar a sus gentes, donde hay de todo, locuaces recalcitrantes que te dan una lección de patriotismo convulso o una arenga política en función de como le afecta el último cambio, o autistas incapaces de expresar un sentimiento personal ni que sea de desagrado hacia el que le inquiere cargado con una mochila al hombro. En general puede decirse que son de natural amable, con predominio del carácter latino, con muestras centro europeas para dar rigidez al sistema. Nativos creó considerar que no queda ninguno, en la tierra del Fuego los pobladores iniciales fueron mermados por la aportación de enfermedades cómo el sarampión, para la que no tenían ninguna defensa, en el resto de Argentina consta según publicaciones vistas, pequeños grupos protegidos de los descendientes de la población que disfrutaba en la antigüedad de todo lo que hemos estado viendo.
En fin recordaré con nostalgia mi breve paso por estos lugares, con el cariño y afectó por las cosas vistas, las gentes tratadas y el grato ambiente en el que hemos vivido. Por cierto tengo que decirle al amigo que me introdujo en el mate que pese a intentarlo sólo puedo tomarlo con un poco de azúcar y el comercializado de forma civilizada en bolsitas de esas tan poco auténticas. Todo lo demás excede mi capacidad de absorción de mejunjes varios.
Que envidia me das.
ResponderEliminarAhora mismo iría a recorrer todo eso...
Saludos.
De verdad te lo recomiendo, recorrer estos parajes te reconforta por dentro.
EliminarSaludos.
Veo que llevas a parte de Argentina en el corazón tatuada. Me gusta este reportaje viajero, que sabe a disfrute y a veracidad
ResponderEliminarUn beso
Creo que sí, visitar estas tierras cala hondo y quedas marcado.
EliminarUn beso.
Soy de la opinión de Toro, sin dudarlo agarraría una maleta y me iría a esa hermosa tierra, donde algo ( o mucho ) de mi corazón se ha quedado ahí
ResponderEliminardisfruta mucho , muchísimo de cada instante
y gracias de verdad por compartir este viaje, en el que yo no he dejado huella en tus post pero te aseguro los he leído y vivido
un beso
Si ya has estado me comprenderás fácilmente, hay que vivirlo.
EliminarUn beso.
Nosotros también recordaremos tu paso por esos lugares, por el cariño que le has puesto a las cosas bien contadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, es fácil cogerle cariño a todo esto.
EliminarUn abrazo.
He recorrido tus entradas anteriores para empaparme del sentimiento que te han producido esos parajes y ha sido un auténtico placer.
ResponderEliminarSeguimos viajando contigo por esos maravillosos lares.
Un beso.
Pues acompáñame, que ahora me adentro en Xile ;)
EliminarUn beso.
Sin duda una vivencia con mayúsculas. Guárdala muy dentro de ti, Alfred.
ResponderEliminarBesos.
Muy guardada queda y muy dentro de mi, pues está siendo una experiencia vital importante.
EliminarBesos.
Pendiente con mucho interés de la próxima crónica.
ResponderEliminarGracias
Intentaremos estar al nivel de los lectores, que no es fácil. ;)
EliminarTomo nota de Buenos Aires, los siete lagos... Esto de la senyera me ha llegado al corazón. Bien turista, sigue viajando y contando. Todo lo que cuentas es cultura y ésta, es siempre bienvenida.
ResponderEliminarUn saludo y hasta la próxima.
Fue sorprendente al ir a sellar el pasaporte en el puesto de correos más al sur, ver como al momento nos sacó una entelada para sorpresa de los demás clientes y provocar la consecuente discusión entre la comunidad de habla hispana.
EliminarUn saludo independientemente viajero.
Muy buena tu bitácora. Cálidos saludos desde estas tierras australes y, especialmene, desde esta ciudad al borde del enorme río color de león, que alguna vez llegó a llamarse la Reina del Plata. Buenos Aires, además de una metrópolis muy versátil, es un espiral de muchas cosas inefables, pero no es traidora... y siempre recuerda las huellas de sus visitantes. Seguramente se habrá quedado con un pedacito de tu alma, que tal vez y acaso sólo recuperes cuando vuelvas a visitarla, o dediques unos instantes a evocarla.
ResponderEliminarHasta pronto!
Perla
Esperó que en su memoria este gravada mi huella para ser rescatado del olvido y poder volver a pasear por sus calles.
EliminarHasta siempre!