MALAS LLUVIAS XXXV

 



Foto de A.C.P. 



 Chet Baker + Rain 

 

Malas Lluvias

XXXV

  

Que tiempos aquellos, en los que se podía quedar uno contemplando tranquilamente como caía la lluvia, ahora el agua del cielo no cae suavemente en cortinillas, es tirada a cubos sobre los sufridores ciudadanos o bien soltada como cuando se abren las compuertas de un pantano, para llevarse todo por delante. 

Ahora no está Arturo, en la sala contemplando esa sensación que se tiene a buen recaudo cuando la lluvia invade las calzadas. Simplemente escucha como Ofelia, aterrorizada contemplando las imágenes de la televisión, despotrica, se lamenta e insulta, mientras los reporteros cuentan lo que está pasando en una región, inundada por el agua desbordada, mientras protección civil juega al mus, esperando que los políticos encargados del tema se decidan a actuar, cuando hayan acabado con sus asuntos particulares. 

Parece mentira, pero la vida oficial y la real, van paralelas, pero sin mezclarse, como buenas vías de tren que no llegan a llevar a nadie a ningún sitio. 

A unos no les interesa y a los otros no se les da posibilidad alguna. 

Lo único que Arturo entiende, es que existen dos tipos de personas, los que deciden que han de pagar y los que los mantienen con su trabajo. 

Para él todo es muy sencillo, ya sabemos que todo se basa en 0 y 1, a partir de ahí se monta un todo que no se acaba nunca. Una cuestión de estadísticas, que los algoritmos descifran para dar siempre las respuestas más pertinentes, o con más posibilidad de acierto, cada vez iba mejorando más rápido y su capacidad de éxito era más fiable, lo evolucionaban continuamente, las actualizaciones en su sistema operativo, le hacían estar al día sin problemas. 

Arturo era un asistente de primera magnitud, de ser considerado un simple empleado doméstico, con más o menos posibilidades de uso, pero siempre en el aspecto de auxiliar casero, se había convertido en un pozo sin fondo del cual sacar todo tipo de información adecuada a trabajos bien complejos. 

Tanto Don Pedro, con ayuda de su nieto, como Ofelia, en sus distintos trabajos de documentación para sus estudios, se habían ido dado cuenta del inmenso potencial que su servicio les podía proporcionar. Así las cosas, estaba claro que en aquella casa estaban bien ilusionados de cara al año que se avecinaba.  

(Continuará) 

Terrassa, 12 enero 2025 

4 comentarios:

  1. A veces pasa. Y es toda una suerte que eso pase.

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    1. Bueno, eso depende de la situación en que se encuentre cada uno, como en todo.

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  2. No sé qué fue de Arturo, Don Pedro, Ofelia... me desconecté y esa apasionante aventura que nos regalabas quedó relegada a un rincón de ese ordenador-mente que a diario se llena de muchas cosas.
    La música de esta entrada me devuelve el recuerdo, tendré que buscar un momento que sea bueno para ponerme al día. Solo espero que Arturo se haya humanizado y no al revés, que sus compañeros se hayan vuelto robóticos persiguiendo quimeras artificiales.

    Me iré enterando, muchos besos Alfred!!!

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  3. Que de cara a este año que se avecina también vengan muchas ilusiones, pan en nuestra mesa y muchos relatos como este para nosotros. Querido Alfred.

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