Johann Sebastian Bach
Orchestral Suite No. 3 D-dur (BWV 1068)
LA FUENTE
Aquel día estaba exhausto, llevaba mucho tiempo sin salir por razones diversas y, estaba más desentrenado de lo que me pensaba, con lo cual no llegué a subir hasta donde tenía previsto, descendí por la vía más cómoda sin ser la más rápida.
Me dolía el cuello y la espalda, notaba las piernas cansadas, con lo cual me paré en una de las fuentes que hay en el camino. Mientras me refrescaba la cara, cabeza, masajeaba el cuello y echaba un trago, lo vi, era un anciano de rostro bondadoso de esos que parecen llevar un tratado de filosofía aplica en su interior. Digo anciano porque saltaba a la vista que era mayor que yo, que no soy precisamente un chaval a pesar de ir con la bici de forma solvente.
Le salude al percatarme de su presencia, parecía de los típicos que se mantienen al margen para no molestar.
--¡Buenos días!
--Buenos días, me respondió con voz suave y clara.
-- Parece que ya empieza el calor
--Sí, cada vez empieza antes, mira como ya ha brotado todo.
--Ni que lo diga, ya sé que cada vez más, pasamos del invierno a casi el verano sin pausa, la naturaleza hace lo que puede y los animales andan desorientados.
-- Le veo cansado, aunque sea más joven que yo, sus fuerzas parecen menguar, es mejor que descanse un rato.
No crea, enseguida me recompongo y me voy.
El campo era una explosión de color amarillo, la ginesta invadía los márgenes junto al hinojo, su perfume dominaba la atmósfera, era imposible ignorar se agradable vecindad.
El abuelete, tenía una mirada socarrona, un hablar claro y parco, pero lo observaba todo y me levantaba la cara cada vez que contestaba para ver mis ojos.
Me extrañó ver solo, allí sentado sin aparentemente ir a ningún sitio, simplemente estaba dejando pasar el tiempo.
-- ¿Ha subido andando?
-- No, yo vivo aquí.
-- ¡Ah! ¡Es de alguna de esas casas que están por ahí abajo?
-- No, no, Aquí, en la fuente, siempre estoy aquí
-- Pero paso a menudo por aquí y nunca lo había visto.
-- Es que cuando me ven ya es tarde, sonrió con beatitud.
Me quede algo sorprendido con la respuesta y me entraron unas ganas locas de proseguir la ruta, me esperaban para comer y ya no me dolía nada. Lo que es nada de nada. Y tenía mucha hambre.
Ahora recuerdo que ni siquiera me despedí.
Barcelona, 14 mayo 2022
Un encuentro muy chulo. Ese hombre sabio, tal vez, casi nadie lo ve. Ni se despide de él :-)
ResponderEliminarUn beso
Hay encuentros de los que más vale prescindir, aunque todos sean experiencias ;)
EliminarUn beso.
El relato entretenido.
ResponderEliminarHe hiciste bien en salir zumbando... Es lo que tiene el "hambre desmedida"... jajjajajajja...
Abrazos Alfred.
Gracias Ernesto, de eso se trata. ;)
EliminarAnte ciertas dudas, solo cabe una huida estratégica.
Abrazos.
Pues ya es demasiado tarde. El yayo ha pescado, y aunwue ya no le duela nada, en la comida no se van a dar ni cuenta de que esta.. mas bien le van a echar de menos
ResponderEliminarMuy muy bueno, con espectacular giro final
Abazo alfred
Una vez señalado, el destino se cumplirá.
EliminarMuchas gracias Gabiliante.
Un abrazo.
Esta narración me ha recordado a alguien.
ResponderEliminarSaludos
Espero que sea para bien ;)
EliminarSaludos.
No hace mal a nadie. Solo mira pasar.
EliminarEso está bien.
EliminarQué bonita manera de encontrar el final. Me ha gustado mucho cómo has manejado este tema tan orgánico como es la muerte. Te felicito, Alfred.
ResponderEliminarMil besitos de domingo.
El final es lo más seguro de cualquier acto.
EliminarGracias Auroratris.
Mil besitos.
"Es que cuando me ven ya es tarde,"...Si es lo que pienso, desde luego, todos los males curados. Muy imaginativo texto, y creo que preciso, lo justo.
ResponderEliminarMuchas cosas cuando las ves, te das cuenta de su existencia, ya te cambian tu futuro, o lo que pueda ser...
EliminarGracias Fackel.
Me ha encantado este relato con ese final un tanto intrigante, pero no debía ser mala cosa cuando el protagonista se recupero del cansancio pronto, y encima con apetito, jjj.
ResponderEliminarUn abrazo Alfred y buen domingo.
Muchas gracias Elda. ¿Intrigante o cruda realidad?
EliminarAnte según que situaciones intentas recuperarte rápido y salir pitando.
;)))
Un abrazo y feliz semana.
Este micro tiene esa magia de personas que nos ayudan sin pedirlo y, que sus modos nos alientan a seguir el camino . Algo había en el anciano que solo lo vio de caminante. Un abrazo.
ResponderEliminarUna forma un tanto peculiar de animarte a continuar.
EliminarQuedarse no era una opción. ;)
Un abrazo Campirela.
Qué final, Alfred, ya estaba del otro lado el ciclista y conociendo la eternidad! A la fuente le falta reparación, no así a Bach a quien se lo ve completo como siempre, un abrazo!
ResponderEliminarDigamos que a punto estaba de no necesitar más la bici. ;)
EliminarUn abrazo maría cristina.
El calor cada día se adelanta más.
ResponderEliminarBesos.
El calor se adelanta y desbarata a todos los seres vivos.
EliminarBesos.
Hola Alfred, vaya con el abuelete, ya no nos podemos fiar de nadie aunque tenga esa actitud socarrona, esa visita no la queremos nadie aunque no nos libraremos de ella, magnifico relato.
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja.
EliminarYa ves tú como se te puede presentar el futuro negro.
Muchas gracias.
Me gusta más así que con una guadaña.
ResponderEliminarUn abrazo.
(Por cierto, si quieres hacer la raya (—) sin tener que juntar dos guiones, puedes hacerla con Alt+0151)
En eso te doy la razón, algo más amable es.
EliminarGracias por la info.
Un abrazo.
Hola Alfred!!
ResponderEliminarTodos seguramente tuvimos un encuentro parecido, como este abuelete, y es ahi cuando hacemos un click y cambiamos todo, valoramos y disfrutamos mas lo que tenemos, y mas si tenemos alguien que nos espera con una rica comida en casa.
Fabuloso relato Alfred.
Y que decir de Bach, esta es una obra que tiene para mi doble valoracion, por la belleza musical en si, y otra porque forma parte de la introduccion de una de las canciones mas lindas, "Con su blanca palidez" de Procol Harum.
Hermoso post Alfred te mando muchos besos!!
Hola Gra!!!
EliminarBien cierto y te das cuenta de la cruda realidad pero lo bien que se está en ella.
Muchas gracias.
Estás bien documentada ;)
Muchos besos para ti también.
Un sabio encuentro. De esos que implican un antes y un después en la reflexión... Por lo que me dejas pensando, Alfred.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Sabio por la experiencia que te da.
EliminarPiense, piense Ud.
Abrazo carlos.
Me encantó , para reflexionar ♥️
ResponderEliminarGracias Magalí.
EliminarSiempre hemos de reflexionar ante todo.
Digamos que le vio las orejas al lobo! Una huida a tiempo! Me ha encantado! (aunque también puede leerse como que fue inexorable el fin, así que entre otras cosas ya no le dolía más nada, ni tenía calor) Prefiero que se haya salvado!
ResponderEliminarUn beso.
Y menudo lobo!!!
EliminarMuchas gracias, tiene las lecturas que cada lector prefiera. ;)
Un beso lunaroja.
Tot i ser molt simpàtic, millor no veure'l.😉
ResponderEliminarEncara que t'he de dir que millor que vingui d'aquesta manera que amb una falç.
Un relat molt interessant amb aquest gir final. Enhorabona!.
Aferradetes, Alfred.
És d'aquelles cites que no per programada vols arribar aviat.
EliminarL'estètica sempre ajuda. ;)
Moltes gràcies.
Aferradetes, sa lluna!!!
Hay encuentros que aunque son inevitables en algún momento de la vida, sinceramente son un peñazo, ni abuelo majete ni leches, vistas como vistas a la oscura dama es una auténtica "merde" (en gabacho queda mejor jajaj) y encima que aparezca en plan aviso ,por aquí ando, no se te olvide. Es hasta de mala baba :)))))
ResponderEliminarBesines
Siendo inevitable y segura, mejor dejar la cita para otro momento.
EliminarPuede venir de abuelo majete o de mujer fatal, pero el resultado será el mismo.
El gabacho permite suavizar lo que no deja de ser algo que no nos huele bien. Mala baba si tiene la cosa. ;))))
Besines
ResponderEliminarMejor no verlo...
Buena noche.
Un abrazo.
Siempre está ahí, a la espera del momento oportuno. Hay que saberlo.
EliminarBuenos días Laura.
Un abrazo.
Cuando el cerebro te dice que tienes que salir corriendo ya son diez segundos tarde :) por eso el miedo debe ser instinto, no puede dejarse en manos de la cabeza ;)
ResponderEliminarEs una buena apreciación la tuya. Actuando rápido se ahorran desgracias. ;)
EliminarUn hombre sabio. Muy pocas personas tienen encuentros que dejen enseñanza.... Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarSabio y poderoso. La enseñanza es el salir corriendo.
EliminarSaludos amiga Sandra.
Hola Alfred!
ResponderEliminarGracias por poner esta música que te acerca a lo divino. Es sorprendente la historia del abuelete . Ahora que hace buen tiempo quizás vive en una barraca de la montaña y es su territorio, su fuente. Si es lo que digo, es un poco triste pero así es la vida!!!
Aún gracias que es una persona amable!
Hola Enric!
EliminarEs el padre de todos los músicos.
Son encuentros de esos que dejan huella.
Hola Alfred , un relato muy entretenido , la verdad es que las caminatas como pasar unas horas en la playa , hacen ternera hambre , hiciste bien en seguir tu camino , besos de flor.
ResponderEliminarPd , Me acabas de dar una idea para un relato , me puedes prestar tú foto de la fuente , pondré tu autoría.
Hola Flor!!!
EliminarMuchas gracias, lo mejor en estos casos es proseguir con presteza.
Besos.
Pd. Me alegro por ello, puedes usarla con total disposición.
Paso a darte las gracias , por dejarme la foto , en cuanto tenga el relato pasare a avisarte , ya que me gustaría hacer una continuación de tú relato , ya que me lo has dejado bordado en el final "me entraron unas ganas locas de proseguir la ruta, me esperaban para comer y ya no me dolía nada. Lo que es nada de nada. Y tenía mucha hambre.
EliminarAhora recuerdo que ni siquiera me despedí. " Es apartir de aquí donde empiezo yo mi continuación , te deseo una feliz tarde besos de flor.
Estupendo!!! Ya me irás diciendo ;)
EliminarBesos Flor.
Miedo me dan esas apariciones fantasmales. La próxima vez que me pare para beber agua de una fuente miraré a mi alrededor por si hubiera algún anciano al acecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Igual te topas con una joven mozuela llenando un cántaro, que te sonríe al verte y te pregunta algo y...
EliminarUn abrazo.
Y no le dolía nada, nada de nada. Impresionante tu relato. Hay que llevar cuidado con los esfuerzos.
ResponderEliminarSe pasan las ganas de quejarse en demasía, no vayas a dar razones de más.
EliminarGracias por la visita.
Bueno, pues dejas la duda: realidad o jugarreta de la imaginación. Un abrazo, apreciado Alfred.
ResponderEliminarCarlos
Esa siempre estará ahí.
EliminarEl lector decide.
Un abrazo con aprecio, Carlos.
Por más que diga, pensé, que había dejado mi comentario, pero veo que no e igualmente aun recordando la historia ya no sé qué decir. Igual leo en sueños 😄 y eso ya es preocupante.
ResponderEliminarUna preciosa historia que más de uno realmente quisiera poder vivir. De esas personas no hay que tener ningún miedo.
Un gran abrazo amigo Alfred.
Pues mira que ahora tengo que revisar en spam, ya me han advertido que algunos comentarios no salen.
EliminarGracias por tu comentario.
No hay que temer pero tampoco hay que fiarse demasiado. ;)
Un abrazo.