El Viejo Ciprés (Foto del autor)
Llueve, llueve
mucho, con intensidad y gran dedicación, la tierra hace rato se ahogó, ya no
acepta más agua y deja que corra, buscando conocer lugares nuevos.
Un
triste y asqueroso ciprés, me está mirando impávido y sin ninguna vergüenza,
con la superioridad moral de los conversos, esos quienes piensan mantener el
espíritu elevado y sacrificado hasta el final de sus días.
Digo todo
esto, porque noto como observa mis idas y venidas, mientras reflexiono sobre el
extraño hecho de estar viviendo un verano de carácter invernal.
Incluso
me ha parecido ver un pingüino, paseando impertérrito por la calle colindante.
Supongo
que el ciprés, lo que tiene es una envidia cochina, pues al fin de al cabo, el
está ahí, aguantando todo el chaparrón, y yo aquí, a cubierto, mirándolo por la
ventana, bien resguardado y en el fondo choteándome.
Parece
mentida con lo mayor que es, pues me lleva un montón de años de experiencia,
esté soportando estas tormentas y aun no es capaz siquiera de ponerse a buen
recaudo.
Un
ciprés a la puerta de una casa, es señal de bienvenida y acogida, para el
caminante que ha de menester cobijo, en su cansado peregrinar, aunque éste no
parece tener conciencia de su papel, por la forma en que me observa, tan
fijamente que parece atravesar la ventana, tras la que observo cómo le va
cayendo la lluvia encima, con cierta sorna por mi parte.
Los
grados van cayendo a medida que avanza la noche y nada nos hace pensar que
estamos en pleno verano.
A él, seguro que le ha despistado del todo, le tiemblan todas las ramas y algunas hojas
están abandonando su lugar, cayendo pausadamente al enfangado suelo.
Está
claro que el ciprés está viejo, va perdiendo frondosidad constantemente,
ofreciendo ramas secas saludando displicentes.
Pero eso
no se lo voy a tener en cuenta, es fruto de la edad y no hay que abusar de
nuestros mayores, aunque sean tan tarugos como ese viejo árbol.
Estoy
pensando en encender la chimenea, e incluso lo bien que iría esa cantidad de
madera vieja, que me contempla.
Me da la
impresión que mis pensamientos no le hacen ninguna gracia, supongo que con la
edad también ha perdido algo de humor.
Bueno,
me voy a dormir, veremos qué cara pone mañana por la mañana.
Alp, 10
Agosto 2017
Yo creo que lo tienes preocupado por ver que piensas que el verano —si es el actual— tiene carácter invernal. Por un chaparroncico de nada. Aunque la verdad es que no he estado nunca en Alp y no sé el tiempo que hace por allí.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajaja!!! Fue algo más que un chaparroncito veraniego ;) Pero eso si, totalmente soportable, pero claro hay que jugar un poco. Lo del frío si fue impresionante, han sido temperaturas invernales. Pero eso si, el árbol aguantó estoicamente sin rechistar.
EliminarUn abrazo.
De la forma que está apretando el Lorenzo este año, yo también sueño con frío, lluvia y tormentas, sobre todo con ese anhelado frío.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un abrazo.
Ya ves, nunca llueve a gusto de todos ;)
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Muy bueno , tú por sí acaso escondete no vaya ser que te acaricia con una de sus ramas , en cuanto a la lluvia aquí sigue sin llover , te deseo un feliz día besos de flor .
ResponderEliminarMuchas gracias! Espero que no, pero ya he puesto unas cuantas millas de distancia :)
EliminarFeliz día!
Besos.
A ver si mañana está de buen humor.
ResponderEliminarBesos.
Oh! Seguro que sí! Sólo es un viejo cascarrabias.
EliminarBesos.
Hola Alfred!
ResponderEliminarEl escrito, que bien está, tiene su dosis de buen humor y originalidad. Lo único que falta es que el ciprés se pusiera a buen recaudo de la excesiva lluvia. La verdad es que no me hubiera gustado ser un ciprés, por bonitos que estos sean.
Hola Enric!
EliminarGracias, un ciprés es un árbol hermoso y con un cometido muy digno, pero éste en concreto me despistó un poco ;)
Cuando busque paraguas y te hable será memorable.
ResponderEliminarOriginal post. Un beso
Deberíamos hablar más con los árboles.
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
Es cierto, yo también creo que parece que con los años se va perdiendo el humor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu texto, amigo Alfred.
Besos.
Sí, pero por suerte, creo que no me está afectando :)
EliminarMuchas gracias mi buena amiga María, por cierto felicidades con retraso.
Besos.
Acabaste con el inocente ciprés. Y él que solo te miraba con gran ternura. : )
ResponderEliminarUn abrazo.
Oh no! No pensaba acabar con él, fue una inocente broma.
EliminarNo supe apreciar la ternura en su mirada, de tan callosa que estaba. :)
Un abrazo.
Creo que estás pasando el verano al lado de mi casa, lluvía, frío... Al ciprés, déjalo estar, con su prepotencia, su orgullo, su vejez envarada... Solo por estas jugosas reflexiones que nos has regalado pensando en él, merece que le levantes la condena del fuego eterno.
ResponderEliminarSaludos
Pues que bien, buen sitio para estar ;)
EliminarAsí será. le perdonamos sus culpas, pues todos cometemos faltas y hay que ser benévolos.
Saludos.
En realidad el ciprés te miraba pensando...qué humano más idiota! en lugar de estar disfrutando de la lluvia dejándose empapar por ella, ahí está agazapado a buen recaudo y mirándome como un tarado. Pobres hombres no saben disfrutar de lo que la naturaleza les regala...por eso ellos duran tan pocos años y en cambio aquí estoy yo con cientos de años.
ResponderEliminarOriginal escrito con ese sentido del humor tan made in Alfred ;)
Besines.
Puede ser, pero estar remojándose, a una temperatura inferior a lo soportable en cualquier época del año, no creo que sea de un disfrute muy especial ;)
EliminarEso sí, él seguirá ahí, cuando mis cenizas abonen los campos del más allá.
Muchas gracias mi gentil dama.
Besines.
Alfred, espero que estéis todos bien.
ResponderEliminarUn abrazo enorme!
Hola Livy, gracias por preguntar, estamos todos bien y mira que es una zona que suelo frecuentar cuando voy al Ateneu.
EliminarSe decía que Barcelona y en la zona más céntrica era muy factible un atentado de estas características.
Es terrible estar en manos de la barbarie más absurda.
Un abrazo muy sentido.