Imagen obtenida de Internet
Waltz Nº 2
Encuentro
inesperado
Situémonos en el espacio tiempo de la acción.
Una tarde de
verano en un céntrico parque, de una bochornosa ciudad de clima mediterráneo,
en un caluroso día de finales de julio,
sentado en un banco municipal que asombrosamente ha sido respetado por los grafiteros
o graciosos artistas en ciernes que suelen poner lemas, firmas y sentencias por
todos los rincones factibles de recibir la impronta de su spray.
Aprovecho para
poder leer tranquilamente, sentado a la sombra de una acacia frondosa y bien
cuidada, identificada convenientemente en plan divulgativo con una placa
metálica colocada en el suelo, fiel receptora de los orines perrunos tratando de
marcar sus propiedades territoriales.
Oigo a lo lejos
los ruidos del zoo, situado colindante al parque que me acoge, con sus rugidos
de animales, chillidos de monos, graznar de zancudas y berridos de elefantes,
hay más sonidos pero no sé identificarlos, sigo enfrascado en la lectura, que
no me produce ninguna satisfacción, pero qué es una penitencia autoimpuesta
para tiempos de asueto estival.
Mientras sigo
enfrascado en la vana comprensión del Ulises de Joyce, noto una presencia
incómoda frente a mí, es esa sensación que tienes cuando alguien te mira
fijamente en el autobús o en un bar, que no conoces de nada, pero que tienes
ahí como juzgándote de no se sabe qué.
Al levantar la
vista del libro, veo frente a mí un espléndido ejemplar de tigre bengalí, con
todas sus rayas puestas. Cuando abre la boca con un rugido, supongo que para
saludarme, observo con desagrado unos colmillos un tanto amarillentos en
exceso, el sombreado de los ojos le resta calidez a esa ojeada que me dedica, dándole un toque en exceso agresivo.
Está claro que
no suele cuidarse, pues también me parece que los bigotes no los lleva
convenientemente recortados, dando a su boca una asimetría extraña.
Por suerte la
mirada, tiene la nobleza de los buenos salvajes, a pesar de su apariencia de
presidiario, no me parece un mal bicho y le contesto en plan saludo, levantando
la mano en la que tengo el libro, que desaparece en un bocado entre sus fauces,
para que luego digan que los salvajes no saben apreciar nuestra cultura.
Lo triste de
este hecho es que no sabré cómo acaba la historia y ya llevo muchos veranos con
ella, intentándolo, tantos que estaba pensando en escribir un paseo por mi
ciudad, emulando a su protagonista.
Pero ahora sólo
puedo pensar en mis penosos sueños erótico festivos, y cómo el acabar en los
brazos de una sensual tigresa, eran de un cariz diferente a como pintan en este
encuentro.
Y echo de menos
un buen violín afinado, como elemento disuasorio y amistoso, para tratar de
calmar sus ansias de conocerme mejor interiorizándome en su estómago.
Por suerte los
cuidadores del zoo, vinieron a tiempo de impedir que intimáramos convirtiéndonos
en un solo ser,
No obstante me
pusieron una multa por dar de comer cosas indigeribles a los animales del patrimonio municipal, como
es preceptivo en las ordenanzas.
Admirada y cautivada por tus letras atrapantes
ResponderEliminarEs un gozo transitarte
Me siento liviana no soy la única con Ulises.....
Cariños y buena semana
Muchas gracias por tan lindo homenaje.
EliminarDe tanto en tanto me gusta darle una puya al Ulises ;)
Un abrazo y buena semana.
Ainsss Alfred que cosas amigo. Parque de la Ciudadela, banquito, libro, sombrita, zoo cercano. Por cierto...¿de qué iba el libro?
ResponderEliminarBuen relato mis felicitaciones.
Besos y feliz semana.
A qué es placentero el entorno y la sensación de arrobo veraniego.
EliminarNunca he conseguido acabarlo, a pesar de ser considerado uno de los libros más importantes del siglo XX.
Muchas gracias.
Besos y feliz para ti también.
Jajaja, buena imaginación y muy buen relato que me ha encantado, ya que como le pasará a todo el mundo cuando se lee algo, he visualizado todo lo que has escrito, desde el banco, hasta el de la multa.
ResponderEliminarUn placer leerte Alfred.
Bonita imagen.
Un abrazo.
Gracias Elda, espero te haya llegado un poco de la brisa vespertina, para hacer más llevadera su lectura :)
EliminarMuchas gracias, la foto es gentileza de google.
Un abrazo.
¿El Ulises en pleno sofocón veraniego? Más valiente es eso que mantenerle la mirada al tigre.
ResponderEliminarOye, me había creído la historia, ¿sabes? De verdad pensaba que se había escapado un tigre del zoo y se zampó el Ulises. Es que yo me creo las cosas más inverosímiles.
Muy bien relatado. Luego si acaso nos cuentas tu sueño erótico festivo con la tigresa :P
Besos
Es posible Celia, el Ulises es una cosa de armas tomar. Haces bien en creértelo todo, se vive más feliz ;)
EliminarMuchas gracias. Eso es una cuestión de nocturnidad sin alevosía pero con mucha imaginación.
Besos.
Hola, Alfred
ResponderEliminarBuen sentido del humor. Esto no te hubiera ocurrido si el libro, realmente te hubiera interesado. Hay que seleccionar mejor, aunque realmente esto, nos ha pasado a todos.La fantasía erótica la tienes que explicar con más detalle.
Hola Enric!
EliminarMuchas gracias. Ese es el problema, es un libro castigo, de esos de lectura obligada en cualquier lista literaria que se precie mencionando las mejores obras. Las fantasías...son eso...fantasías ;)
Gracias por el buen humor, lo he disfrutado de cabo a rabo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti por aceptarlo y disfrutarlo :)
EliminarUn abrazo.
Me sumergí en tu relato y no salí mas de el. Me gustó.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Guillermo, tendrás que salir para introducirte en el siguiente ;)
EliminarSaludos.
Hay que cuidar a los animales. Es normal que te pusieran la multa...
ResponderEliminarBesos.
Por supuesto, pero es que yo también soy un animal...y la multa no era preceptiva.
EliminarBesos.
He desistido definitivamente de leer el Ulysses de Joyce.
ResponderEliminarMe doy por vencido.
Lo he intentado en infinidad de ocasiones pero nada... no logro avanzar mucho... eso sí, como somnífero tiene una eficacia asombrosa.
Saludos.
Estoy emocionado, no sé si lo volveré a intentar, pues siempre me había quedado la duda de que algo debía de tener y soy incapaz de encontrar. Pero tus palabra ahora, son como un viento fresco y liberador, me eximen de tener su lectura como obligación perentoria.
EliminarEl problema es que a veces desata unas pesadillas incontrolables.
Saludos.
¡Hasta el final me has tenido en vilo!
ResponderEliminarYa he vuelto de mi vacaciones.
Un abrazo desde Madrid
Jajaja!!! Que exageración !!! Bienvenida!!!
EliminarUn abrazo desde Barcelona!!!
Por le menos has salvado la piel, que no es poco. Que luego se hagan realidad las fantasías eróticas quizá sea ya mucho pedir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Salvar la piel no es siempre lo más importante, imagínate allí, en el parque, sólo, sin el libro, ante la autoridad competente y teniéndome que disculpar ante un triste tigre bengalí. Y encima sin poder fantasear.
EliminarUn abrazo.
Jajaja, qué bueno eres, caray!
ResponderEliminar"El gusto que le hubiera dado a Joyce, saber donde fue a parar ese ejemplar".
Un beso y felicitación, por tu texto y buenos reflejos.
Muchísimas gracias Sara!!!
EliminarTras extraérselo al tigre , en una intervención de urgencia, fue arrojado a una basura ordinaria del centro, es decir no fue reciclado como papel, con lo que acabó en un vertedero, del cual fue cogido por una gaviota curiosa, que al caérsele del pico por su excesivo peso, acabo en un barco del puerto que justamente zarpaba para Irlanda con un cargamento de botellas falsas de Jameson. :)
Un beso y agradezco de todo corazón tu felicitación.
Jajjaja la culpa de que no puedas fantasear con esa tigresa la tiene Joyce!
ResponderEliminarTe lo digo yo...
; )
Besos.
Jajaja!!! Cómo lo sabes!!! Es que el libro tiene tela.
EliminarTienes toda la razón. ;)
Besos.
Jajaja, mira que terminar hasta multado por dar de comer cosas indigeribles!! Si por poco te zampa a ti!! Ay qué mal repartidas están las multas. Y por la lectura ni te preocupes, está claro que no estás en el momento para ella, habrá otras más interesantes, una de esas que engancha hasta devorarla completa... Genial relato Alfred.
ResponderEliminarLo de las multas siempre ha estado mal repartido ;)
EliminarSeguro que sí.
Muchas gracias Yashira!
El tigre supo apreciar el arte de la lectura zampándose todo el libro.
ResponderEliminarAbrazo
En realidad el tigre me liberó a mi del suplicio de seguir leyéndolo :)
EliminarUn abrazo!
La literatura sale de diversas formas y maneras, aveces más realista y a veces más onírica, pero siempre es una externelización de nuestras propias neuras :)
ResponderEliminarEn el breve tiempo que duró la acción, aparte de preocuparme por mi mano, no pude apreciar si se trataba de un o una, en cualquier caso tenía un tamaño considerable.
Saludos!
Eso no se le hace a un tigre, jajaja.
ResponderEliminarBuena historia y bien escrita.
Yo sí lo he leído hasta el final pero se me hizo pesadísimo y la mayor parte del tiempo no entendía nada de lo que estaba leyendo.
No, ciertamente los tigres se merecen un respeto.
EliminarMuchas gracias!
De verdad! Cuéntame más? Qué emociones sentías? Eras consciente de lo que estabas leyendo? Te sentiste superior al resto de los mortales? Por favor, por favor, dime algo.
Sentí sudores fríos y ganas de matar a Joyce. También me di cuenta de que no tengo la cultura suficiente como para leer eso. Leí pero como el que oye llover.
EliminarEs tremenda esa sensación de angustia que comentas, piensa qué solo se mata a alguien con la indiferencia o el olvido.
EliminarQuién dice que es cultura y que cantidad has de tener para poder apreciar una lectura? Notabas las gotas de lluvia, caer sobre ti, como en una triste y brumosa mañana en el Dublin grisáceo narrado en el libro?
Divertido relato, pese al dramático final. Con la "tigresa" de la foto no hubieras tenido problemas. Ja ja ja...
ResponderEliminarGracias por hacerme sonreír. Felices vacaciones.
Muchas gracias! Seguramente el conflicto hubiera tenido otro cariz e incluso el libro no habría salido tan perjudicado, bueno eso según los gustos de la tigresa, claro! ;)
EliminarFelices vacaciones!
Hola Alfred, jeje que bueno eres y que fantasía tienes:), la pobre tigresa que encima te hizo un favor quitándote de las manos el dicho libro que no sabias como terminar de leerlo y viene ella y zas, termino con el, eso si, muy mal lo de la multa:), he pasado un rato agradable leyéndote.
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja! Muchísimas gracias :)
EliminarNo sabes bien el favor que me hizo, a pesar del susto le estaré agradecido de por vida. La multa es el peaje a pagar, como en todo.
Me alegro.
Besos.
Que termine un libro siempre parece que nos deja cierta sensación, puede ser jubilosa o de nostalgia. Ahora bien, cuando las circunstancias extrañas o ajenas a nosotros no da como saber terminará es una zozobra que queda.
ResponderEliminarLa verdad es que la lectura nos salva. Aquí tienes un ejemplo tácito. Que habría sido si no trajeras ese bien libro en tus manos
Bueno diría que eso es así, pero en esta obra en concreto creo que eso no ocurre, a pesar de haberla acabado de leer, no tengo ninguna sensación negativa por ello.
EliminarEn este caso el libro fue una especie de salva conducto aceptado por el animal.
Joyce habrá sido un extraordinario bocado, seguro.!que buen apetito el de ese tigre ^*
ResponderEliminarNos queda la conclusión de que el Ulises es apreciado por los animales, que curioso No?
Eliminar:) y marilyn monroe incluso dicen, se retó a leerlo
ResponderEliminary lo terminó
vaya, que hasta las criaturas salvajes y exóticas gustan de el...
Puedo teñirme los cuatro pelos que me quedan de platino, pero no se yo si servirá para algo...
EliminarEl mundo de los animales es un gran desconocido :)
Esa tarde en el parque pintaba normalita por como empieza tu historia,pero los acontecimientos superaron a la realidad y se convirtió en una historia de terror con tigresa incluida. Ese final que nos expones da para mucho con multa incluida.
ResponderEliminarAlfred,tienes a las musas desbordantes de inspiración,dale de mi parte las felicitaciones.
Besos
Puri
Muchas gracias Puri, eres un sol, les daré tus felicitaciones y espero me sigan acompañando con sus favores ;)
EliminarBesos.
Alfred.
Hombre, no es para menos que te pusieran una multa, darle de comer el Ulises a un tigre, es una bajeza tremenda, pero bueno, yo le di de comer a una cucaracha la metaformosis de Kafka...
ResponderEliminarBueno no se que decirte, hace un tiempo se intentó poner de moda por aquí la venta de insectos fritos, da alto valor proteico, según los nutricionistas, pero loa cosa no acabó de cuajar como en los países orientales donde sí es una comida apreciada. Cuestión de modas y tradiciones...
Eliminar;)
Sabes te salvaste por la campana ; o a lo mejor hubieras preferido , que tú atractiva amiga feria te hubiese dado un pequeño mordisquito , por que la verdad sea dicha no está nada mal la gatita salvaje , mientras leía supuse que nos sorprederias , con un encuentro de está clase , y sabes está muy bien relatado me a gustado mucho.
ResponderEliminarEn cuanto al escritor de joyce , perdóname por mi gran ignorancia pero no conozco nada de sus escritos y más sí son libros muy densos y difíciles de tragar jajajaja.
Besos de flor .
Pd ; voy a seguir leyendo todas tus entradas que tengo atrasadas , vale ahora vuelvo .
Hola Flor! Bienvenida! Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones.
EliminarLa gatita que ilustra el relato no está nada mal y no me importaría tener un encontronazo con ella ;)
Pero tener un libro a mano que salve una situación peliaguda tampoco está mal.
Me alegra que te gustara.
Joyce tiene cosas interesantes como Dublineses, que es una delicia. Pero el Ulises, considerada una de las mejores obras de la literatura del siglo XX, no puedo tragarla, es superior a mis fuerzas, lo he intentado en diversas ocasiones, con paréntesis de años, que te hacen cambiar la perspectiva de las cosas y no hay manera.
Besos.
Considérate en tu casa, entra y sal todo lo que quieras, aquí estará todo igual, esperándote :)