Foto de I.C.C.
Funeral
Presentarse en un funeral en el que prácticamente no conoces a nadie, salvo a la fallecida y su marido, en la que además vas más en representación "de" y no en la de invitado "por ser", tiene sus pequeñas contradicciones.
Por un lado, te sientes obligado ante toda aquella desdicha que se respira en el ambiente, aunque no siempre con igual intensidad como en este caso, todo sea dicho de paso. Por otro no te sientes afectado por la tristeza ajena y te lo puedes tomar con un cierto distanciamiento emocional.
Parecía un velatorio de una persona mayor, muy mayor, de esas que han de pedir disculpas por haber tardado tanto en irse, dando eso sí, muchos avisos sin concretar, durante demasiado tiempo.
Aquí todo esto no era el caso. Para los referentes actuales de los protagonistas de tales eventos, estaba en edad de merecer más de una prórroga.
Pero así son las cosas, por poner poco cuidado en la propia autoestima médico personal, había llegado a un desenlace un tanto precipitado para los estándares actuales.
Al no tener con quién hablar, a parte de la persona más afectada a la cual ya le había dado el pésame tanto el propio como el delegado, me pude dedicar a la observación antropológica de la pequeña fauna allí reunida.
Sentado tranquilamente en uno de los sofás en los que me pude ubicar mientras esperaba la ceremonia religiosa de despedida.
Sin ser una tarde de jolgorio, la sensación no era la de estar en un ambiente de despedida definitiva de un familiar, parecía el encuentro cariñoso de los que se ven en contadas ocasiones y aprovechan para ponerse al día de sus cuestiones personales.
Cuando fuimos requeridos para trasladarnos a la capilla en donde se realizaba el responso, los murmullos de todo tipo bajaron el tono, pero no la intensidad y así se descendió a la planta en donde se ofrecía el oficio religioso.
Tras la cronología sobre la finada hecha por el cura, que confirmó en su exposición que no conocía de nada aquella alma recién partida, pues a parte de los típicos tópicos no dijo algo propio que nos hiciera pensar en la persona concreta, real y que estaba en cuerpo presente en su bonita caja de madera, allí ante nosotros.
Terminada la perorata de conformismo ante lo inevitable, vino el turno para el de las alabanzas y reconocimiento para la finada por parte de un miembro de la familia.
Normalmente ni que sea por proximidad amistosa o familiar, se suele seguir con más interés la declamación necrológica y así rápidamente salí del letargo ambiental en el que estaba sumido.
Sin cortarse ni un pelo y a pesar del amor que se tiene por toda madre, empezó a desgranar todo aquello de bueno y también de malo que tenía aquel ser que le había dado la vida y ahora había perdido la suya.
Aquí es donde la cosa se puso interesante incluso para los más mayores con el cura añadido, todos prestaron más atención incorporándose en sus asientos como para oír mejor.
Sobre todo cuando soltó de entrada diciendo con contundencia:
Mamá era una persona de carácter, muy mandona y que nos tenía atemorizados, empezando por papá el cual ha sido la persona más insultada de la cual tenga noticia. No hay día que no se fuera con una docena de improperios a la cama, eso sólo de buenas noches, durante el día en que estaba en el colegio o luego trabajando deberían de ser muchas más.
En cuanto a mí, (siguió desgranando desde el atril, leyendo de un arrugado papel), cuando le dije que estudios quería hacer, me sugirió que dada mi poca cabeza mejor me buscara algo más sencillo e incluso mejor una pareja rica y de buena familia. Por suerte no te hice caso.
Mi hermano no salió mejor parado, pero al ser más conformista, solo le acusaba de ser un calzonazos que no destacaría en nada y sería un pobre hombre como su padre.
Madre, te echaremos de menos, tus palabras nos llenaban los días e incluso las noches, llamabas cada día para saber de tus nietos y algún día de extraordinario fervor preguntabas por mí o por mi pareja.
Llegados a este punto, quién más quién menos, estaba mirando fijamente el féretro por si se movía, al revolverse su ocupante.
Barcelona, 26 Enero 2020
La verdad es que el discurso del hijo se sale de lo habitual. No así el del cura que, haciendo cuatro preguntas a un familiar cercano del difunto, se cree con elementos de juicio suficientes como para hablar de él. Como muchos de los que están asistiendo al acto lo conocían perfectamente, les da la sensación de que se han confundido de funeral.
ResponderEliminarUn abrazo, Alfred.
Los curas de estos lugares parece más bien que se limiten a cumplir un puro trámite. Los asistentes al acto parece que les impporte poco y se contentan con la costumbre que se ha impuesto ahora de que sea un familiar cercano quien realice el obituario.
EliminarUn abrazo chema.
No supe si llorar o reír. Da la sensación de que genera cierto alivio la pérdida de esta mujer. Ojalá no hablen así de nosotros cuando nos vayamos...
ResponderEliminarPensaba también que antiguamente los funerales, sobre todo en el ámbito rural, eran una instancia para reencontrarse con vecinos y familiares que no se veían habitualmente. Había en ese sentido algo de celebración en cada funeral. Y, por último (me ha hecho pensar mucho esta entrada), he recordado la sensación de rabia que me producían las palabras de los sacerdotes cuando hablaban de una persona sin conocerla, pero como si lo hicieran. Mejor callarse y sólo rezar.
Besos, Alfred
Pues un poco de estupor si produce. Esperemos que no hablen así de nosotros cuando nos quedemos sin turno de réplica.
EliminarEs verdad, había ido alguna vez y recuerdo que era una fiesta familiar, con gran cantidad de comida por en medio. Un poco como en las películas americanas.
Los curas nunca callan, siempre aprovechan su turno de palabra.
Besos Alís.
Bueno, por lo menos la familia se sinceró en sus sentimientos, nunca es tarde para sincerarse con alguién, en alma y de cuerpo presente.
ResponderEliminarMuy original relato.
Besos.
De eso estoy seguro, al menos de quién tenía el protagonismo en esta ocasión.
EliminarMuchas gracias Amapola.
Besos.
Hay funerales donde todo es fiesta en lugar de guardar respeto por el difunto ahi presente, yo he asistido a algunos asi... estuve en uno en que en la noche de velacion, los hijos del finado, montaron tiendas de campaña para dormir, ahi mismo, frente al cuerpo de su padre, y la funeraria lo permitio... Saludos Alfred.
ResponderEliminarBueno, sin ser una fiesta, tampoco es un acto de duelo tal como estábamos acostumbrados. No creo que esté ni bien ni mal, hay algunos en los que se ve mucha afectación ficticia. Lo de montar tiendas lo veo una pasada.
EliminarSaludos Sandra.
Me ha parecido una historia magnífica, Alfred y sobre todo tan "real", tan "posible" y que no creo que nunca podamos encontrarla precisamente por la falta de sinceridad que existe en este mundo. Me ha hecho pensar la de veces que podría existir esa situación y que sin embargo la callamos.
ResponderEliminarLo que dices del discurso del cura es tan cierto, mejor sería muchas veces informarse antes sobre la persona de la que va a hablar o simplemente rezar por ella.
Un texto magnífico.
Un beso
Muchas gracias Carmela, real y posible lo es bastante ;)
EliminarA veces sueltan su rollo con un desconocimiento total del finado.
Palabras huecas que no convencen a nadie.
Un beso.
Menuda despedida!!!
ResponderEliminarSeguramente le dijo lo que no se atrevió a decirle en vida.
Saludos.
Algo sonada sí es ;)
EliminarBueno yo diría que sí se las habrían tenido.
Saludos.
Hay madres que dejan impronta a fuego. Igual se remueven luego en la tumba cuando se dice, pero tal vez la hija hizo el gesto de sinceridad que nunca se atrevió. Un día es un día.
ResponderEliminarMuy bien narrado. Un abrazo
madres absorventes y mandonas haylas y suelen dejar ese rastro denunciado al final.
EliminarMuchas gracias Albada.
Un beso.
Y a esto nos lleva el soportar "la sangre propia" como una imposición. No todo el mundo se merece nuestro cariño por muy familia que sea.
ResponderEliminarYa descansan en paz
Besitos
Ser de la familia ya no da patente de corso.
EliminarTe pueden criticar más y mejor.
En paz se quedan los presentes.
Besitos lopillas.
¡¡Joder!!, se la tenían guardada.
ResponderEliminarSaludos
Al final todo sale ;)
EliminarSaludos.
Bueno, el hijo fue sincero sobre lo que pensaba de su madre, para mi es peor que hubiera dicho todo lo contrario a lo que realmente pensaba ..o se calla o dice la verdad.Muy bueno Alfredo.
ResponderEliminarUn abrazo para este lunes.
Un familiar directo muy sincero y sin pelos en la lengua.
EliminarNadie osó poner en duda sus palabras.
Muchas gracias Campirela.
Un abrazo y buena semana.
Jajajajajajajaja, mira que no me gustan los funerales, por muchas causas a parte de la más obvia, pero a este creo que merecía la pena ir, solo por escuchar las palabras de su hijo, me recuerda un poquito a 5 horas con Mario, y si el buen hijo hubiese seguido durante mucho más tiempo cantándole las "verdades" a su madre, me da que la finada hubiese tenido más adeptos que en vida.
ResponderEliminarCurioso funeral, Alfred.
Besines.
No gustan a nadie, pero a veces toca ir.
EliminarAquí sorprende un poco la verdad, nada de almíbar sobre la difunta, más bien pimienta.
Las 5 Horas es más de reproches contra el marido y en plan privado, aquí era expuesto a familiares y amigos.
Muy curioso Livy.
Besines.
Jajaja, esperó que estuviera muerta para cantarle las cuarenta, cuando ya no podía decir ni pío, más valía que lo hubiera hecho en vida quizás le habría resultado más efectivo, jajaja.
ResponderEliminarUna situación muy original sin duda.
Un abrazo.
Yo diría, dado que nadie se sorprendió demasiado, que era algo habitual entre ellas.
EliminarOriginal del todo, gracias.
Un abrazo Elda.
Ufff, le dijo lo que no le dijo en vida...Sus palabras no les dejaban dormir.
ResponderEliminarExcelente historia no usual en una madre, pero real.
Feliz semana Alfred.
Un abrazo.
No estoy del todo seguro que se lo guardara para soltarlo en esa ocasión, parece que soltó lo que todo el mundo sabía.
EliminarPara nada usual, pero real del todo ;)
Feliz semana Carmen.
Un abrazo.
Caramba!! Me has tenido enganchada al relato, pendiente de cada frase, como esos que estaban sentados en el funeral. Se ha despachado a gusto, debía tenerlos muy sometidos a los pobres. Estoy segura que a pesar de la sorpresa, lo que no lo era tanto eran las andanzas de la señora para el resto de los mortales.
ResponderEliminarBesos Alfred
Es que es para estarlo, el tema se las trae ;)
EliminarLas miradas al féretro daban fe.
Besos Kanet.
Siempre que se muere alguien parece que en su vida todo ha sido bondad y llevarse bien con todo el mundo, cuando realmente todos tenemos nuestras miserias. Tu relato me recuerda la obra de Miguel Delibes, " Cinco horas con Mario". Es una muy buena reflexión. Un abrazo.
ResponderEliminarSí eso es lo que quieren hacernos creer, pero no cuela ;)
EliminarMiserias siempre hay para dar y vender.
Antes también me lo han puesto, la verdad es que vi la puesta en escena teatral hace muchos años y recuerdo como un monólogo recriminando al marido una serie de cosas. Era muy buena.
Un abrazo.
Me gustaría ver algo así. Es más, recuerdo en concreto una ocasión en la que me esperaba algo parecido y, en cambio, todo eran halagos...tanta era la hipocresía que llegué a preguntarme si no me habría equivocado de funeral. Pero ya se sabe, de muerto todos son buenos.
ResponderEliminarUn beso.
Al enemigo que se va...puente de plata.
EliminarPero está bien que la gente se suelte un poco ;)
Un beso.
No hay muerto malo, decían mis abuelos, pero en este caso la sinceridad primó sobre las adulaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso es lo que la buena educación nos inculca, pero luego viene la realidad respondona.
EliminarUn abrazo.
Yo el otro dia estuve en un entierro, fue la primera vez que estuve en una ceremonia laica y me sorprendió (para bien) esa manera de despedirse de alguien querido.
ResponderEliminarBesos
He asistido a ese tipo de actos y he de decirte que se lo preparan muy bien antes, hablando con los familiares para obtener el máximo de la personalidad del finado, a fin y efecto de luego poder hacer una exposición del mismo, fiel y coherente.
EliminarBesos Laura.
Hola Alfred!
ResponderEliminarPara el que lo lee y tal como lo explicas, es un funeral divertido pero bueno, vaya familia! , bien pensado podrían haber muchas así. Un buen relato.
Hola Enric!
EliminarUna familia peculiar si que era ;)
Supongo que más de una habrá.
Muchas gracias.
Bueno Alfred, para ser un funeral distante para ti, resultó interesante. Por lo menos el padre, si es que vive, dormirá tranquilo sin tener que escuchar improperios de día y de noche.Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mara. En estas cosas más vale estar a la expectativa.
EliminarAl padre lo vi como muy tranquilo ;)
Un abrazo.
Cuando se mueren la gente los defectos y las acciones negativas parecen que se van de vacaciones...y no es así, dejan huellas y de las buenas también, forman parte de su vida...
ResponderEliminarUna genial entrada Alfred.
Besos.
Ya, pero por norma, no se suele afear la conducta del finado, más bien todo son elogios y parabienes, lo cual también es un poco falso.
EliminarMuchas gracias mari carmen.
Besos.
Jjajaja qué bueno! desde luego que sí la echarán de menos y mucho.
ResponderEliminarMuy bueno tu post y la imagen, amigo Alfred.
Besos.
;)))) Seguro que sí!!!
EliminarMuchas gracias María.
Besos amiga.
Jajaja, que bueno, hasta cierta parte de tu escrito, yo totalmente de acuerdo, eso es lo que sucede siempre, pero este final no me lo esperaba, jajaja Cuando uno muere, solo se recuerda lo bueno...
ResponderEliminarMuchos besos, es muy bueno y me encantó.
;)))), Todo final puede sorprenderte.
EliminarMuchas gracias Adelina.
Besos.
Vaya con la madre,menuda perla!
ResponderEliminarYo no me acercaría al ataúd por si acaso...jajajajaj
Besos.
La canción...un acierto!
Eliminar: )
Todo el mundo te puede dar sorpresas.
EliminarDigamos que había un ciero distanciamiento que al principio no entendí, como tampoco que estuviera cerrado con llave. ;)
Besos.
No ha sido fácil de encontrar.
Eliminar:))))
Querido Alfred: Estoy leyendo que estuvisteis de funeral...lo siento ,siempre que se va un familiar deja un gran vacío .
ResponderEliminarGracias por tu compañía en mi blog .
Besos y abrazos
Hola Marina, por suerte para mí no era nadie próximo.
EliminarUn placer visitarte.
Abrazos.
Hay Alfred... lo contaste de una forma muy graciosa.... "era una persona muy mayor tanto que tenia que pedir perdon por no irse antes" jajaja. Tu relato fue muy entretenido y con respecto al discurso del hij@ deja muy bien parado al viudo por todo lo que tuvo que pasar.... se ve que la queria de verdad. La cancion en frances me parecio muy romantica hasta que vi que se trataba de "Si ves a mi madre" justo para la ocacion, cuando termino segui escuchando "Autum Leaves" este estilo es jazz no?
ResponderEliminarUn beso y que disfrutes el Fin de semana!!
Muchas gracias Gra!
EliminarParece como sí las personas mayores viviesen demasiado.
(C. Lagarde dixit.
Sí efectivamente es jazz.
Un beso y feliz finde.
;) genial, Alfred. No creo que en vida alguien hubiera podido decirle sus verdades a la finada.
ResponderEliminarAbrazo.
Muchas gracias Sara, aunque tarde, alguien le cantó cuatro verdades.
EliminarAbrazo.
Hola Alfred, espero que el funeral no fuera de verdad y solo sea parte de uno de tus relatos, ya que el pobre viudo aguanto mucho y a la muerta su hijo la puso buena, yo se de un caso que la suso dicha murió 5 veces, pero a última hora siempre volvía a la vida, al final está fue la que de verdad enterró a su marido, ya que era propensa a que le diesen ataques catatónico.
ResponderEliminarTe deseo una feliz semana, besos de flor.
Tú caso sí que daría para un buen post. ;))))
EliminarFeliz semana Flor.
Besos.