La
carta
Fue
bastante extraño, casi nunca miro el buzón de correos que hay en la portería,
según se entra a la derecha, todos bien alineados, de madera castaño pulida, con sus
plaquitas en las que constan los nombres, de los sufridos usuarios.
Porque
normalmente sólo suele haber, propaganda comercial, que a pesar del
cartelito de la entrada, indicando que no es bienvenida, sigue siendo de lo
poco que llega, a parte de las multas del ayuntamiento y algún desagradable
aviso de la hacienda pública, siempre presta para acabar con nuestros escasos
pecunios.
Pero
ahí estaba, el escurridizo vecino del tercero, en funciones de presidente
vitalicio, pero que sólo se ocupa de sus cosas y de aquello que puede
beneficiarle, al usar el ascendente con los diferentes artesanos que se dedican
al mantenimiento del edificio; para indicarme con su cara de conejo, señalando
con sus incisivos, el triangulito blanco que asomaba por debajo de la trampilla
del buzón que me correspondía.
- ¡Parece que tiene
correspondencia!
Soltado
así a bote pronto, con ganas de enfatizar sobre algo curioso que me había
ocurrido, por ser el bicho raro del vecindario, que se limita a saludar y no
meterse en la vida de los demás.
- ¿Ah Sí? ¡ Qué observador es usted!
Mirándolo como si tuviera una Thomson en las manos y estuviera haciéndole papilla, esparciendo sus sesos por la portería.
El tipejo se me quedo mirando, esperando que abriera el susodicho buzón para extraer ese sobre tan intrigante, pero se quedó con un palmo de narices, cuando me limite a decir:
Mirándolo como si tuviera una Thomson en las manos y estuviera haciéndole papilla, esparciendo sus sesos por la portería.
El tipejo se me quedo mirando, esperando que abriera el susodicho buzón para extraer ese sobre tan intrigante, pero se quedó con un palmo de narices, cuando me limite a decir:
- Qué lástima que
no lleve la llave, de todas formas seguro que no es nada importante.
Sonriendo como una comadreja, satisfecha de haber engañado, una vez más, al gordo gato castrado señor de la finca.
Saliendo del edificio con paso decidido y con ganas de olvidarme del asunto, mientras dejaba caer con desidia, un papel en el suelo, para fastidio del sujeto.
Bien mirado, lo de las cartas es cosa del siglo pasado, ya saben, ese en que se escribía con una maquina, que mientras tecleabas, imprimía en un papel y sacabas la copia ya hecha, como dirían ahora, un portátil con impresora integrada.
Ya veríamos si era capaz de acordarme del sobre de marras y al volver a casa, bajar con el llavín para abrir el inútil buzón atestado de todo tipo de papeles inútiles y una carta sospechosa.
¿Sospechosa por qué? Os preguntaréis, pues por ser una cosa rara, ya no utilizada, no ser un objeto común en las vivencias diarias, ni más ni menos.
Como un político honrado, un príncipe cobarde, un pirata generoso o un zorro protector.
Me metí en el viejo bar, justo en la esquina de casa, que seguía oliendo a café, boquerones en vinagre, bayeta con exceso de lejía y un cierto sabor rancio indescifrable. Pero siguen teniendo varios periódicos de papel para leer por parte de la clientela, a pesar de qué quién se asoma a la barra sea un chino desdentado y con cara de no leer ni los pies de fotos de los platos expuestos.
Eso sí, decía los buenos días con entusiasmo y con la inclinación de cabeza justa para evitar le fuera rebanado el cuello, por el integrista de turno que salía de la parroquia cargado con sus paquetes de comida.
No sé por qué digo todo esto, debe ser que estoy en un caos mental, tras tanta noticia desafortunada, protagonizada por tíos con turbante y chilaba.
A todo esto, tras las compras necesarias para sobrevivir unos días más, me he olvidado completamente de coger la llave del buzón y bajar a por la carta de marras.
Con lo cual no os puedo decir de que se trata esta vez, si una invitación a una boda, un cheque en blanco por mi buen comportamiento, una citación judicial por haber faltado a algún colectivo, la consabida notificación de hacienda reclamando el redondeo más intereses de la última declaración de renta…qué se yo.
Sonriendo como una comadreja, satisfecha de haber engañado, una vez más, al gordo gato castrado señor de la finca.
Saliendo del edificio con paso decidido y con ganas de olvidarme del asunto, mientras dejaba caer con desidia, un papel en el suelo, para fastidio del sujeto.
Bien mirado, lo de las cartas es cosa del siglo pasado, ya saben, ese en que se escribía con una maquina, que mientras tecleabas, imprimía en un papel y sacabas la copia ya hecha, como dirían ahora, un portátil con impresora integrada.
Ya veríamos si era capaz de acordarme del sobre de marras y al volver a casa, bajar con el llavín para abrir el inútil buzón atestado de todo tipo de papeles inútiles y una carta sospechosa.
¿Sospechosa por qué? Os preguntaréis, pues por ser una cosa rara, ya no utilizada, no ser un objeto común en las vivencias diarias, ni más ni menos.
Como un político honrado, un príncipe cobarde, un pirata generoso o un zorro protector.
Me metí en el viejo bar, justo en la esquina de casa, que seguía oliendo a café, boquerones en vinagre, bayeta con exceso de lejía y un cierto sabor rancio indescifrable. Pero siguen teniendo varios periódicos de papel para leer por parte de la clientela, a pesar de qué quién se asoma a la barra sea un chino desdentado y con cara de no leer ni los pies de fotos de los platos expuestos.
Eso sí, decía los buenos días con entusiasmo y con la inclinación de cabeza justa para evitar le fuera rebanado el cuello, por el integrista de turno que salía de la parroquia cargado con sus paquetes de comida.
No sé por qué digo todo esto, debe ser que estoy en un caos mental, tras tanta noticia desafortunada, protagonizada por tíos con turbante y chilaba.
A todo esto, tras las compras necesarias para sobrevivir unos días más, me he olvidado completamente de coger la llave del buzón y bajar a por la carta de marras.
Con lo cual no os puedo decir de que se trata esta vez, si una invitación a una boda, un cheque en blanco por mi buen comportamiento, una citación judicial por haber faltado a algún colectivo, la consabida notificación de hacienda reclamando el redondeo más intereses de la última declaración de renta…qué se yo.
Sarrià, 15 Junio 2017
Jajajajajaj.
ResponderEliminarTe aseguro Alfred que me haces pasar unos ratos impagables. Lo que me haces reír, sonreir y carcajearme en menos de dos minutos es tremendo.
Hace un tiempo escribí un post sobre los buzones y la costumbre perdida de escribir cartas, por tanto de recibirlas. Y lo que lo echaba en falta y que sigo mirando el buzón día tras día con la esperanza de recibir una bonita carta :)
Así que yo hubiese subido a todo correr a por la llave.
Relato con enjundia, además de la carta, aparecen los políticos, el vecino patético, los atentados...
Ufffff, telita.
Besines
Envíame tu dirección para poder enviarte una carta de inmediato, carta bomba por supuesto, y que te quedes tranquila en tu esperanza. ;)
EliminarMuchas gracias!
Besines.
¿Carta bomba?
EliminarPor favor!, no me quieras tanto, prefiero me quieras menos pero mejor.
Esta no se me olvida, jajajajajaj
Muchas de nadas!
Besines
Jajaja!!!
EliminarPiensa que vienen las verbenas con su pirotecnia y tal...
Lo importante es recordar ;)
Besines.
Yo me carteé mucho tiempo con mi marido, era una sensación maravillosa recibir carta!
ResponderEliminarEspero segunda parte del relato para salir de esta intriga...
Besitos
Era bonito cartearse y esperar las cartas con ilusión...
EliminarBesitos.
Hola Alfred!
ResponderEliminarSí. Esto de las cartas parece que está en desuso y no me extraña. Menos un premio, te envían cualquier cosa que seguro que no te apetece leer. Por si acaso, me leería la carta.
Hola Enric!
EliminarHoy en día existen otros medios de comunicación mucho más inmediatos, también menos reflexivos.
Será cuestión de leerla.
Me encantaban las cartas escritas a mano en papel, y poder tocarlo, y olerlo, y ahora, lo que hay en el buzón es, o propaganda, o cartas del banco.
ResponderEliminarBesos y feliz noche, amigo.
Lo que se encuentra uno ahora en el buzón es mucho más prosaico que todo eso que comentas y es mejor no olerlo.
EliminarBesos y feliz semana.
Yo creo que será de tu banco ofreciéndote un préstamo, porque los bancos ya se sabe que dan los créditos cuando les interesa a ellos, no cuando los necesitas. Así que ya te estás creando una necesidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es aquello de que te dejan el paraguas cuando hace sol y te lo quitan cuando llueve ;)
EliminarUn abrazo.
A mi me mandan alguna de vez en cuando, aunque por desgracia no suelen ser de amor. Tengo tanta gente esparcida por el mundo que a veces me mandan algún libro acompañado de misiva. La verdad es que es impagable, no tiene precio ese momento de oler el papel y descifrar esa letra casi ilegible a veces, preciosa y cuidada otras. Pero sí, es una fiesta cuando, para variar, el buzón trae este tipo de regalos. Un beso.
ResponderEliminarPues dicho así, sí que tiene que ser un regalo, un libro con una misiva, que más quieres, no serán de amor pero se le parece, al menos tienen que haber pensado mucho en ti. :)
EliminarUn beso.
Alfred, Tú lo que quieres es tenernos en vilo, yo ya estoy esperando el próximo post. ¡Me muero de curiosidad! Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mara!
Eliminar;)
Un abrazo.
que misterio.
ResponderEliminar:)
que buena estrategia mantenernos atentos...
las cartas, la correspodencia de alguien y tener algo suyo de puño y letra
quisera volver a esas costumbres aunque arcáicas dirían unos pero llenas de sentires. (menos las de hacienda)
Ya ves.
Eliminar:)
Tener una carta de puño y letra es un lujo.
(Hacienda siempre al margen)
Y nos dejas así?
ResponderEliminarJajajjaja, bueno, ya nos dirás.
Saludos.
Si! Qué pasa? ;)
EliminarYa veo que os tendré que decir algo más.
Saludos.
También puede ser una carta de amor !!! que tiempos en que se escribía en papel y con pluma, que tiempos ahora con ver el wasshap ya sabes si tu amor te quiere o te odia, que tiempos tan tristes para la escritura amorosa.
ResponderEliminarBesos ALfred.
Puri
No creas, son buenos tiempo para la escritura, pero de otra forma. Bueno para la amorosa no lo sé.
EliminarBesos Puri.
Nos quedamos con la intriga...y con ese temazo de Amy Winehouse,menos mal...
ResponderEliminar; )
Besos.
Jope! Al final tendré que hacer otro post sobre el tema de esta carta, voy a por la llave...
Eliminar;)
Besos
Podría ser la csrta de una admiradora secreta...
ResponderEliminarBesos.
Mmmm!!!! Interesante sugerencia. Muy interesante...Gracias!
EliminarBesos.
Apoyo la moción, ¡queremos sabeeeeeeeeeeeeeer!
ResponderEliminarVaya! Tendré que ponerme. :)
EliminarYo pasaría de la carta -de hecho lo hago-, en casa, es mi esposa la que recoge el correo, y raro es la vez que sean buenas noticias. Así que tu mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé que decirte, por aquí arriba me achuchan para que la coja y veamos de qué se trata...
EliminarUn abrazo.
Hola Alfred, te aseguro que jamás me cansaré de leerte, eres diverso y genial, ya te he hecho el resumen.
ResponderEliminarGracias, miarma.
Un abrazón.