Cumple Mami






A ti…
En pocos días será tu cumpleaños. Hubieras celebrado 58 años. Qué lejos me suena y sin embargo qué joven nos dejaste.
Además dos días antes se cumplirán 6 meses desde que te fuiste. Te fuiste… Qué manera más sutil de decirlo, como si hubiera sido por elección propia.
No tuvimos la mejor de las relaciones, ¿pero quién si? Madre e hija, mismo carácter fuerte e intransigente, manera contraria de ver la vida: El resultado explosivo sin dudarlo. No aguantábamos más de 10 minutos sin discutir. Pero no por ello dejé de sentir jamás tu amor de madre. Y es que ese amor es innegable, te arrolla y protege. Y cuando desaparece te encuentras vulnerable al mundo, sintiendo una soledad y tristeza infinitas.
Dicen que cuando pierdes a alguien es cuando te das cuenta con toda tu intensidad del valor que aportaba en ti. Y es muy cierto. Podíamos estar días e incluso semanas sin tener contacto, quizá un mensaje escueto para cerciorarte que todo iba bien. Pero sabía que allí estabas, que cualquier cosa que necesitara podía contar contigo. Si no me encontraba bien me ofrecías toda tu preocupación. Si no sabía desenvolverme con cualquier tarea tus consejos estaban siempre disponibles. Si tenía cualquier duda buscabas cómo resolverla. Ahora ya no.
Una de las últimas veces que te vi antes de descubrir que no estabas bien, fue cuando tuvimos esa conversación. Yo iba a coger unos cuántos aviones después de incidentes varios. Y siendo como eras de sufridora, me sorprendiste con tu buen pensar diciendo que no hay que dejar de hacer nada por miedo ni angustiarse por lo pueda pasar a uno mismo o a los demás. Que si pasa bienvenido sea mientras te pille haciendo lo que querías. Y bien grabadas quedaron esas palabras. Aunque jamás hubiera pensado que cercanos quedaban los días en que tendría que afrontarme a ello y aplicármelo.
Recuerdo que cuando entré en la habitación de la clínica por primera vez poniendo mi mayor sonrisa para hacerte sentir mejor me la devolviste y me dijiste “te he echado de menos”. Ese es mi último recuerdo de ti. Así lo decidí. No son los días en la clínica viéndote primero cansada, más tarde triste y luego sufriendo. Ni mucho menos los últimos donde ya no estabas. No. Mi último recuerdo es mirándome con tu inmenso cariño y diciéndome “te he echado de menos”.
¿Pues sabes qué? Yo también, pero en presente: Te echo de menos. Y a pesar de que todo el mundo insiste en que es cuestión de tiempo, yo siento que no será así, que cada día que pasa me doy más cuenta de tu ausencia y el vacío no hace más que incrementarse. Y que cada momento especial que me llegué ya no podré compartirlo contigo.

Pero soy afortunada de haber disfrutado de ti casi 30 años. Me quedo con todo tu cariño, tus quejas y cabreos varios, tus risas, tu fuerza… Me quedo con todos los recuerdos, de infancia y de más mayor, buenos y no tanto, y en mi mente siempre apareces con una sonrisa enorme y preguntándome “Cuca, ¿cómo estás?”.

Cris.





Cumple mami II

Seis meses que te fuiste pueden parecer una eternidad, cuando quisiera recuperar ese tiempo para poder estar siquiera un minuto contigo.

Sé que lo último que querrías sería vernos apenados, apesadumbrados, o vencidos por el acontecimiento que nos separó, pero tú no estás con nosotros y  eso no podemos cambiarlo.

Y por ello seguimos adelante, día a día, con nuestras vidas, manteniéndonos unidos e intentando honrarte siendo cada uno, la mejor persona posible.

Será para nosotros otra forma de vida, en la que tu ausencia, presente en todos los actos cotidianos, se irá asimilando y aceptando, con la rabia del vencido.

El dicho popular dice que el tiempo lo cura todo, pero cómo se puede curar una separación tan traumática, simplemente tendré que acostumbrarme y eso cuesta mucho.

Ya todo son recuerdos entre nosotros, de todo tipo, tremendamente valiosos por no poder aumentarlos.

A veces siento como si tu mano me acariciara la cabeza, queriendo quitarme la pesadumbre que me acompaña, estando con la mirada perdida y lo consigues.

Irán llegando fechas en las que tu falta será más notable, y en cada una, alzaré mi mirada al cielo, dónde sino,  para pensar en ti, y que me digas, estoy bien.

Alfredo




6 meses llenos de un vacío que difícilmente podíamos haber imaginado...
El próximo día 28 hubieras cumplido 58 años y hace 20 años que murió mi padre... que coincidencias...
Acabo de ver el escrito que ha hecho Cristina y al ver tu foto, me ha venido a la cabeza una cosa que me dijiste un día en la clínica.
El lunes 22 de setiembre, al salir de trabajar, fui a verte a la clínica donde había quedado con mamá. Recuerdo que solo entrar, tu cara se iluminó y me regalaste una sonrisa enorme y dos palabras que no olvidaré en la vida: "hola bonita". Enseguida empezaste a preguntarme por mis cosas y de repente me dijiste (con el genio que siempre te ha caracterizado): haz el favor de decirla a mamá que no venga esta tarde, me sabe mal que venga a diario mañana y tarde porque va muy cansada. Al cabo de un momento de haberme dicho esto, entro ella por la puerta y solo pudiste sonreír. Pero realmente, ¿en qué otro sitio podía estar?
Recuerdo que cada vez que veníamos a verte uno de nosotros, se te iluminaba la cara, incluso cuando te costaba mantener los ojitos abiertos.

El vacío es enorme y mucha gente suele decir que con el tiempo se irá pasando, la verdad, lo dudo, pero quiero que sepas que SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE vamos a estar al lado de Alfredo y de tus tres niños.
Elena


Seis meses tristes, intensos.
Ya sabes que siempre intento buscar lo positivo de cada circunstancia y por triste que sea, lo encuentro. Aquella llamada tuya: "no vengas que ens posarem a plorar las duas". Tenías ganas de que estuviera contigo y yo también lo necesitaba. Así es que entré en la habitación, con una sonrisa y no forzada. El corazón me iba a toda marcha.  Me cogiste de la mano y a partir de ahí, me fuiste haciendo el regalo de tu cariño. Así lo sentí Mari Carmen. Elogiabas mi vestido gastadito, al día siguiente mi vieja blusa, al día siguiente ¡¡jolín que alegría!!: "sabes?" me dijiste, "me gustaría comer un arrocito integral con verduritas". Al salir de la clínica me fui a comprar las verduras, creo que nunca he cocinado con tanto amor. Me fuiste presentando a todos vuestros amigos que por cierto decían, que no hacía falta que dijéramos que éramos hermanas. Y tus incesantes riñas, llenas de cariño. : "Que haces otra vez aquí?. Haz el favor de irte a casa a descansar", "pero tú estás tonta?" Y luego se lo dijiste a Elena: "siento que tu madre vaya y venga cada día, mañana y tarde". Bueno, lo discutíamos y yo volvía, era lo que las dos necesitábamos. Y era la manera que teníamos de mostrarnos el cariño, que aunque siempre había existido, nunca había aflorado con tanta intensidad. Por eso en medio de la tristeza y el dolor ............, estás en mi corazón Mari Carmen y en el de todos y es bueno que hablemos de ti, que te hagamos presente en nuestras reuniones. El dolor es grande, pero tengo la certeza que estás rodeada de amor y de luz y que descansas y estás en paz y eso trato de visualizar, tal como me aconsejó un muy buen amigo y me ha ido muy bien y me ayuda a vivir el duelo. Para mí es Dios y El es amor. Tengo la inmensa suerte de creerlo así. Cada uno lo vivirá como pueda y sepa.
Me gusta cuando Guille y Miki me dicen :"hola chatunga" y cuando Cristina me pone un whatsApp o me llama. He hablado con ellos bastante, sin agobiarlos. Quiero que Alfredo y ellos, estén seguros de que estoy a su lado, de que pueden disponer de mí. Cuando nos vemos, estás entre nosotros, es evidente. Luego el vacío es enorme, pero grande la satisfacción de haber estado con ellos. Trato de hacer comidas parecidas a las tuyas, pero Alfredo no tiene nada que envidiar: es todo un cocinitas. Encuentro a faltar tu "holaaaa" al teléfono y como sonido de fondo un tenedor batiendo huevos para la tortilla de la cena y nuestras conversas, en las que no siempre estábamos de acuerdo y muchas cosas Mari Carmen. 
El día 28 de Marzo tu cumple, el mismo día que Sta. Teresa y el mismo día que hará 20 años que Ignacio ........ está al otro lado y lo recuerdo con todo mi amor y me duele no oír su voz ronca, grave,  tan lleno de ternura y a veces de reproches, pero mi comunicación con él, de otra manera, pero muy intensa, continúa y continuará siempre. También contigo es y será así, y con papá y mamá y la tía y tío Batán y y y y y y  tantos.

Ah, y si nunca te lo había dicho, te lo digo ahora: 
Te quiero chata
Gloria 



5 comentarios:

  1. Una historia emotiva, que describe despedidas definitivas por las que todos hemos pasado con un ser querido.
    Muy bueno eso de quedarse con alguna frase de afecto o con un momento de serenidad, por encima de las rispideces que haya habido en la relación..
    Muchos saludos, Alfred.

    ResponderEliminar
  2. Una historia cargada de crudeza, yo también sufrí una pérdida y a mi lo que más me impresiona es ese " nunca más" lo volveré a ver. Esas dos palabras están en mi caso llenas de dolor, pesan como una losa sobre mi vida y aunque ya han pasado algunos años siguen pesando y cada día creo que más.
    Saludos Alfred.
    Puri

    ResponderEliminar
  3. Todo lo que se pueda decir a Cris ahora es nada. Y de nada sirve decirle que el tiempo suavizará el tinte de ese vacío que el robo de su madre le ha dejado. Como sé que no sirve, sólo recordar que lo que dejó dentro en ella, es lo que permite decir que sigue y seguirá viva.

    Un fuerte abrazo a esta familia, que ha de seguir con esa ausencia inmensa de una gran mujer.

    ResponderEliminar
  4. Hay ocasiones tan especiales, que el dolor, no muere con el tiempo y es incapaz de ir pereciendo en el olvido, y se queda en el alma, tatuando con lágrimas su sombra.

    Gracias a pasarte por mi blog me ha permitido conocer el tuyo.

    ResponderEliminar
  5. Hay ocasiones tan especiales, que el dolor, no muere con el tiempo y es incapaz de ir pereciendo en el olvido, y se queda en el alma, tatuando con lágrimas su sombra.

    Gracias a pasarte por mi blog me ha permitido conocer el tuyo.

    ResponderEliminar