Gran Vía / Arenas

Citados en un centro comercial, de los que proliferan en las grandes ciudades, cómo templos sustitutivos de los tradicionales, con los mismos mercaderes ofreciendo la felicidad por unas monedas.
Nos encontramos con la misma apariencia de dos colegiales, haciendo novillos de sus obligaciones familiares, esas no escritas que te roban el tiempo de tus aficiones personales.
Pisando un suelo que en su día fue arenoso, coso de corridas taurinas, donde se sacrificaban animales, en loor de multitudes, enfervorizadas con la contemplación de la muerte y el riesgo, enalteciendo los valores de hombría de los matadores.
Cómplices de todo lo contrario, recorremos el centro buscando las fotos en que exponen la transformación producida en la plaza de toros, al pasar a su nueva dedicación.
Un siglo, totalmente documentado fotográficamente, en el que se nos explica de manera minuciosa, desde la obras iniciales de los peones con boina, hasta la remodelación actual de obreros con casco, con alzamiento del edificio incluido, en un alarde de ingeniería constructiva.
La tormenta amaina y nos invita a salir del lugar, saturado de turistas ávidos de comprar todo tipo de recuerdos, y nos dejamos llevar por la avenida, en busca de un local menos franquiciado, donde poder tomar unas tapas reconfortantes.
Hablamos, hablamos y hablamos, nos pisamos las palabras y reímos por ello, comentamos y nos criticamos, reconocemos méritos ajenos y rechazamos los propios.
La noche se nos echa encima, es tiempo de recuperar las rutinas diarias, caminamos por el paseo,siguiendo los hilos rojos que muestran las luces de los coches reflejadas en el asfalto mojado.
Contemplamos los edificios singulares, que nos permiten mostrar nuestra admiración por la belleza, en todas sus facetas.
Llega la hora de la despedida, que se alarga más allá del tiempo permitido, marcado  por los horarios de trenes.
Un abrazo sincero es poco para tan buenos momentos compartidos, pero es la moneda compartida por tenerlos, disfrutarlos y aventurar de nuevos.




                                                                   Foto de internet

6 comentarios:

  1. esos encuentros con amigos del "pasado" son más que disfrutables, uno elige con quién y dónde hacerlos y creo que ésa es la clave para que no falle

    beso

    ResponderEliminar
  2. Los encuentros, para ponerse al día, tras largas pausas que los medios modernos no compensan del todo, mantienen viva la llama de la amistad.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Los ávidos cómplices de la historia de una reconversión, haciendo un recorrido por un tiempo de trajes de luces y sangre roja, pasando por los matojos del olvido hasta llegar a una construcción de vanguardia.
    Bajo la lluvia los paraguas no son precisos para recomponer los temas ya charlados, con el sabor de que las nuevas palabras afirman consolidados afectos.
    La avenida, deviene paseo por el presente y la belleza que esconde cada paso que asoma desde la esquina de la vida del paseo de la amistada.

    Un abrazo, Alfred.

    ResponderEliminar
  4. Caminando por la avenida, origen y destino, de una conversación vital inacabada.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Una buena experiencia en un lugar único, con la presencia de la historia que tú trasmites tan bien y en una buena compañia. No se puede pedir más.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  6. Sí, en una muy buena compañía, que es lo más importante.
    Un saludo cordial.

    ResponderEliminar