Exposición “Sorolla una nueva dimensión”
Foto de A.C.P.
HUNTZA "Aldapan gora" bideoklipa
La Verbena
XXXVII
Al final, tras la cena, venía la hora de la música, la coca y el “champagne”, en esto ya sabemos que Don Pedro, no estaba para ahorros innecesarios. Eso sería lo más normal de la noche. La cena ya había sido algo extraña y eso, que menos su primo y albacea Ernesto, era el único que estaba al corriente de la noticia que se avecinaba. Pero el hecho de hacer dejar los móviles a todos, justo en la entrada, para que nadie pudiera hacer, fotos o pasar o leer algo, no gustó nada, pero él era el anfitrión y nadie se quería enemistar con el jefe.
Al final de la espléndida cena, con aperitivo con delicatessen de todo tipo, ensaladas varias con cosas curiosísimas en su composición, para después acabar con unos lenguados a la meunière, que no se los saltaba un torero, aunque creo que les va más la carne, no sé.
La cuestión, a la hora previamente prevista, Ernesto se levantó y leyó el manifiesto, mediante el cual, se comunicaba la buena nueva, de que don Pedro, ponía en marcha una fundación, a la cual le ponía el insigne nombre de querida esposa, que en el cielo esté, y que sería nutrida con su patrimonio al completo, dedicada a las todas las buenas causas, que serían buscadas por sondeo popular, varias e imprescindibles, que en la Barcelona post olímpica, eran imprescindibles de solventar, según sus sufridos habitantes.
Ni que decir tiene, que los únicos entusiasmados con el proyecto, fueron Don Pedro, Pedrito y Ernesto, el resto se atragantó con el “champagne”, se olvidó de la espléndida cena, la cual parecía que había sentado mal a más de uno, precisamente a los familiares más cercanos, ni que decir tiene que el alienígena de la cara verde, que corrió hacia el baño, con una cara verde amoratada, era precisamente el que todos estamos pensando, José Carlos, el cual curiosamente no salió de la noble estancia, en toda la fiesta.
Arriba, a la inmensa azotea del edificio, podían acudir todos los vecinos, por ser un espacio común y además siempre había sido así. Pero esta vez, Don Pedro había pedido a Tomás, que solicitara a los vecinos, un tiempo prudencial, antes de presentarse, lo justo para que su familia digiriera la noticia que les había caído encima.
A pesar de las caras de funeral, la familia enseguida empezo a comentar, lo mucho que fardaría eso de tener una fundación, para causas nobles, sin ánimo de lucro y esas cosas.
Terrassa, 30 junio 2025