Daniel Harding
Verdi: Réquiem IV. Sanctus
Poema solidario
contra el maltrato
de género
Denuncia
Cuerpos atemorizados,
agarrotados, sufrientes,
que amaron en pasado y, ahora,
se preguntan, tarde, por qué.
Aguantaron humillaciones mil,
chantajeadas emocionalmente,
por ser madres, la mayoría,
sin recursos, para con su prole.
Otras, con otro tipo de suerte,
diferente, contemplan horrorizadas,
su despertar a esa, mal llamada,
vida marital, siendo una propiedad.
Lo cual les permite desaparecer,
huir de su destino, no sin heridas,
la mayoría de veces duraderas
más allá de las marcas en la piel.
De todo esto no cabe, sino denunciar,
que da igual el número de años pasados,
en cada uno, las cifras de la vergüenza,
aumentan, y parece que no importe.
Pero hemos de alzar la voz por ellas
por todas las amenazadas con la pena
de esa violencia gratuita y humillante
convertida en un cáncer intolerable.
Terrassa, 21 noviembre 2025

Alfred, tu palabra se convierte en eco de tantas voces silenciadas. El poema no es solo denuncia, es memoria viva de las humillaciones que nunca debieron ser rutina. Cada verso golpea como un aldabonazo en la conciencia: cuerpos que amaron y fueron castigados, madres que sostuvieron sin recursos, mujeres que escaparon con cicatrices invisibles.
ResponderEliminarLa violencia de género es ese cáncer que nombras, que corroe sin distinguir edades ni tiempos, y que nos obliga a alzar la voz una y otra vez. Gracias por recordarnos que la poesía también puede ser arma, que la belleza de la palabra se transforma en resistencia. Ojalá cada lector de tu blog sienta la urgencia de no callar, porque el silencio es cómplice y la denuncia, como bien dices, es deber.