AUSENCIA



                                                     El faro de Edward Hopper



Al pie de un faro te dejé, con unos pétalos de rosas bailando al agua, que las olas mecían sin descanso, allí donde paraste tu camino.

El tiempo transcurrido no hace sino acrecentar en mí, la sensación de tú ausencia, en todas las acciones, estábamos para compartirlas, ahora la mayoría de las cosas, sin ti no las entiendo.

En estos días, de celebraciones en familia, las ausencias calan más hondo, en el momento del brindis, una copa no se eleva, aunque todas suenen por ti.

Los recuerdos se agolpan, las emociones afloran, los conciertos rememoran, la poesía de nuestros momentos se siente.

Noto el calor que me quieren dar, saben que un frío gélido anida en mi interior, amigos y familia se vuelcan en recuperar los rescoldos, que me permitan seguir.

Tal como quieres que sea, pues siempre pusiste todo el anhelo para que siguiera, incluso en aquello que pudiera no convencerte.

Tendré muchas o pocas lunas por ver, pero ninguna será tan espléndida como la última compartida, esa que estaba dedicada a ti.

Mientras la brisa acaricia las plantas,  que intento regar con el mismo mimo que tú, pienso en tus cabellos al viento.

Escucho el lamento del saxo, que nos sonaba grato y alegre cuando compartíamos el placer de escuchar esas baladas.

La abrupta manera de separarnos, sin despedirnos siquiera, hace que tenga que improvisar mi camino, ese en el que ya no me guiarás.

Pero espero hacerlo de forma que puedas sentirte orgullosa de mí andar.






HUIDA INUTIL






Foto del autor



Cada vez le costaba más caminar, empezaba a entrabancarse, pero el desespero le obligaba a seguir, a medida que el torrente procedente de sus ojos, le empapaba la ropa, aumentando su peso.

Se arrastraba apoyándose en las paredes, lastimándose los brazos al rozar contra las piedras de las casas.

No podía dejar de llorar, era tal la magnitud de su pena, que las lágrimas le salían a borbotones, sin calmar aquel desprecio que sentía hacia sí mismo.
En su ahogo, en un ataque de arrepentimiento tardío, se arrancó con desespero el alzacuello, desabotonándose su sotana preconciliar.

Las lagrimas que la habían convertido en un vestido, pegajoso y con más peso del que por su significación se le suponía, eran ahora un sudario, que empezaba a aceptar como algo justo y necesario.

Por mucho que corriera y se arrepintiera, no tenía la certeza que su dios, se dignara a perdonarlo.

Aunque él seguía caminando, cada vez con más dificultad y menos convicción, la sombra de campanario, le alcanzaba. 

Allí quedaba la victima de su fechoría, se lo llevó arriba, para enseñarle el manejo de las campanas, y entre su fogosidad y las intenciones de escapada del alumno de primaria, este acabó cayendo al vacío.

Cuando se asomó y vio la masa inerte, con un charco debajo de la cabeza, que iba aumentando de tamaño, con un color rojo que destacaba con fuerza sobre el suelo grisáceo de los adoquines, supo que tenía que correr, huir, desaparecer.

Acabó de desabotonarse la sotana, tirándola al suelo, quedando despojado de su condición sacerdotal a ojos de los escasos viandantes, que a esa hora pasaban por delante de él y algunos le saludaban con reverencia y respeto.

Verlo en aquellas circunstancias, acostumbrados a su pulcra presencia, totalmente afeitado, con el pelo arreglado y las manos súper cuidadas y la ropa impecable, sorprendía del todo.

Le preguntaron que le pasaba, si necesitaba algo, si quería que lo acompañaran a algún sitio, él con  voz temblorosa, decía que no, que no  a todo, y seguía caminando hacia el puente, hacia su perdición.


EL BILLETE




El billete
Solicitó un libro que le habían recomendado hacia bastante tiempo y que ahora con el estreno de la película, había vuelto a la palestra informativa.
Cuando se lo entregaron, tras dar las gracias y firmar la recepción del mismo, lo introdujo en el bolso sin más.
Llegó a casa, les quitó los zapatos a sus doloridos y cansados pies, dejó el bolso en el recibidor y se trasladó a la cocina a preparase un té reparador, verde aromático, con toques de lima japonesa, con una cucharadita de azúcar de caña.
Lo llevó a la sala y mientras corría las cortinas para poder  ver el suave atardecer, cuando las luces rojizas se adueñaban de los tejados, entonces recordó el libro.
Fue a buscarlo, se puso unas zapatillas y se instaló en el sillón a hojearlo.
Sin darse cuenta, ya se había tragado el primer capítulo y el té  se había enfriado, no le importó demasiado, dado que el libro le estaba enganchando.
Buscó algo para poner de punto de libró y entonces se percató de que el libro tenía uno.
Un billete de tren, usado y de cercanías,
De algún estudiante, evidentemente de letras, poniéndose al día de la literatura molona que arrasa en las listas de ventas.
Oh quizás de una laboriosa empleada, que distrae sus penosos trayectos al trabajo, leyendo.
También podría ser de un sesudo profesor de historia, que aprovecha el libro, para con las pautas de acontecimientos, que va indicando, relatar los hechos pasados de una manera amena y divertida.
Se quedo mirando la noche incipiente, e intento imaginarse la persona, cuya mano depositó el billete a dieciocho páginas del final.
No había  leído un capítulo completo, signo evidente de leer en trayectos cortos, oh de no importarle demasiado, dejándolo cuando otra cosa reclamaba su interés.
Se inclinó enseguida por la opción de una persona mayor, los jóvenes, están todo el día con la música colgando de la oreja y mirando la pantallita del móvil.
Cada vez la intriga le arreciaba más, opto por ponerse los zapatos y regresar a la biblioteca, tenía tiempo de llegar antes de que cerraran.
Se dirigió a la chica que tan amablemente le había atendido:
¡Hola!
¡Buenas tardes! ¿Caramba ya se lo ha leído?
No, no es eso, podría decirme quién lo solicitó antes
La chica miro en la pantalla, los datos con los movimientos de entradas y salidas.
Lo siento, Ud. Es la primera persona que lo ha solicitado.
Al ver la cara de extrañeza, añadió. No constan los datos de los donantes, solo miramos si la obra ya la tenemos o no y la incluimos en la base de datos.
¡Vale! ¡Muchas gracias! Era sólo una curiosidad
Si viene mañana, quizás la Sra. Dolores, sepa quién es el donante.
Por las mañanas, es cuando suelen traer libros.
¡Gracias!
¡A Ud.!
Enfiló el camino hacía su casa, con el libro en la mano, el punto en su sitio y la noche puesta.
Otra vez en casa, zapatos fuera, libro en mano, billete sobre la mesa.
Ese billete de tren usado, que empezaba a tener vida propia, al menos en su imaginación
Correspondía a un trayecto que solía hacer a menudo, era entre su flamante ciudad y la capital, apenas treinta minutos.
Se imaginó las caras que solía ver, mientras recorría los campos, que esperaban la siembra.
Mientras, acariciaba el billete con las yemas de sus huesudos dedos, como si fuera la cabeza de un gato, que le tuviera que adivinar la respuesta a sus elucubraciones.
Tras mucho cavilar, otra taza de té y un concierto entero de
Brandenburgo, el número tres en concreto.
Recordó un apuesto caballero, sentado siempre en el lado de la ventanilla, con un libro en las manos y a veces, riendo por lo bajini.
Sí tenía que ser él, mañana sin falta, cogería el tren, inspeccionaría todos los vagones, hasta encontrarlo y entonces.
¿Y entonces qué? Perdone, estoy leyendo el libro que cedió a la biblioteca municipal, y se dejo un punto que era un billete de este tren
Elevaría su cabeza plateada y con sus ojillos verdes se le quedaría mirando con cara de pasmo, diciéndose: Otra loca a ¿primera hora de la mañana?
No tenía ningún sentido, ¿Que pensaba encontrar? ¿El amor de su vida? ¿Su príncipe azul? ¿El compañero perfecto?
¡No! Eso no es posible, eso no existe, eso sólo es propio de las películas americanas, las de final feliz, las comedias.
Al día siguiente, no fue a la estación, se había leído todo el libro durante buena parte de la noche y dirigió sus pasos a devolverlo y si acaso se prestaba, averiguar su propietario, ya sólo por curiosidad.
¡Hola! ¡Buenos días!  Vaya hoy si que ha madrugado, acabo de abrir y ya está Ud. Aquí.
¡Anda! Me lo vuelve a traer o es que me da otro ejemplar.



MATE



MATE

Recientemente unos buenos amigos han estado de viaje por el cono sur, Patagonia y Cabo de hornos y todo eso.

Es un lugar que nos cae como muy lejos, pero que goza de todo nuestro reconocimiento y aprecio por sus gentes y paisajes.

Conociendo mi afición por todo tipo de bebidas e infusiones, incluidas algunas sin componente etílico, tuvieron claro el "souvenir" adecuado para mi.

Me trajeron como recuerdo de viaje, un lote para preparar la bebida nacional de dichos lugares, que es el mate.

Hasta hace poco, para mí el mate, se refería a una jugada de ajedrez, o bien otra de baloncesto, en la modalidad de exhibición, más que nada.

Luego, a medida que han ido viniendo oleadas de emigrantes sudamericanos, he ido comprendiendo que también es una bebida para mantenerse en forma y que toman a todas horas, incluso por la calle.

 Van paseando o sentados en el transporte público y se rellenan con un termo con agua caliente, la calabaza donde se preparan la infusión.

Que de eso se trata, un bol donde se deposita una paja especial, con todos los poderes del mundo, es bueno para el colesterol, para los tumores y para los humores, en ella se vierte agua caliente, se espera y se toma con una boquilla especial, para que no pasen los trocitos de hoja.

Como quiera que en un divertimento de esos que corren por las redes sociales, acabe siendo considerado un aprendiz de Cortázar, me dispuse a probar dicho brebaje y ver sus efectos en mi escritura.

Deposite con mucho cariño la cantidad recomendada de hierba, la saltee para que se ahuecara, y escancié con mucha delicadeza el agua previamente calentada, en el interior de la calabaza bellamente ornamentada.

De entrada tuvo un efecto de desconcierto en mi paladar, poco acostumbrado a una tisana tan fuerte.

Le añadí más agua, pero el resultado no varió en un milímetro del inicio, opté por añadirle azúcar, esperando que nadie me viera o sospechara tamaño sacrilegio, pero el resultado siguió sin alterarse.

Encima no me salía ningún cronopio, que me adentrara en el noble arte de hacerse un mate y disfrutarlo largamente durante una tarde de invierno.

Con lo cual mi inspiración sigue su curso de brillante agudeza ya conocida y la valoración de mis escritos sigue una monocorde línea plana, para goce de conocidos, insufribles al desaliento.

He intentado recurrir a mi memoria musical, a ver si trayendo las viejas canciones de Atahualpa Yupanqui, le encontraba gusto a la cosa, pero nada.

Como creo que tantos millones de personas no pueden tener el gusto equivocado, he pensado en darle otra oportunidad, a mi paladar, de conocer tan grato brebaje, un día de estos.

De momento observo con detenimiento la calabaza, con su borde plateado, que me sugieren una infinidad de mundos posibles, esos que se encuentran en ella, más los que me imagino.

Tengo la necesidad de manifestar mi descubrimiento, justo cuando su amargo contenido, frío de calor humano y sin agua caliente reponedora, me evita inspiraciones que fecunden, adentrándome en un laberinto.



DESOLACION


Volví a contemplar aquella ausencia  de materia renovable, que nos permitía una digna subsistencia.

No podía ser que en tan breve espacio de tiempo, las fuentes de energía se hubieran agotado sin piedad.

Los estantes lucían empolvados con las marcas de los antiguos inquilinos, algunos círculos  marcados nos recordaban pasadas noches alegradas con cerveza.

Recordaba vagamente una araña, refugiada en verano del calor ambiental, haciéndose fuerte, en un paquete de hierbas para el caldo, recuerdo del invierno anterior.

En una caja de plástico, unas migajas secas de jamón, nos retraen a esplendidas sesiones, de familiaridad compartida, con un pan con tomate.

Los cajones de las verduras, manifiestan una ausencia de materia, propia de un agujero negro, que se ha ido comiendo todo lo introducido, mano incluida.

Ni siquiera el consabido yogurt caducado, ha permanecido en su puesto para recordarnos, el vencimiento de nuestros días.

Una corteza de queso parmesano, reconvertida en cabrales, espera con parsimonia manifiesta, su pase a la reserva.

Un antaño espléndido limón recién cogido del árbol, nos contempla envejecido, seco y encogido con cara de ninguna gota poder soltar.

La botella de leche, visiblemente engordada, nos indica que su silueta no es fruto de ningún esplendido embarazo y mejor no gozar de la alegría de su perfume.


 Unas botellas, a las que se les cayeron las etiquetas en algún otoño, son testigos presenciales de mi cara atónita ante tanta...

 ¡ Desolación !




                     foto obtenida de internet

LA NUBE


La nube

                             Foto del autor
Supe que eran las siete de la tarde en cuanto la bandada de cotorras abandonó su estancia en las palmeras y se adueño del espacio aéreo, hasta entonces compartido libremente por gorriones, mirlos y palomas.
Estaba sentado tan ricamente en una nube, mientras asistía atónito al espectáculo sonoro, de decenas de cotorras embistiendo a sus vecinas las palomas, en su torpe vuelo de cornisa en cornisa.
Viendo pasar el tiempo, sintiendo el ligero bochorno de final de verano en mi cuerpo.
Cuando vi pasar a Genaro, haciendo su ronda habitual, de última hora de la tarde, revisando que todo estuviera en orden, antes del cierre,
Cuando levantó la cabeza al verme y me preguntó que hacía ahí.
Le contesté con la superioridad que da estar en un plano superior, ¿Ya ves! Aquí arriba sentado, me siento muy importante.
¿Y eso?
Tú no sabes la cantidad de información que tengo debajo del culo.
¿Y no sería más útil en la cabeza?
Siempre tenía que soltar una de sus frases lapidarias, para hundirte la autoestima y hacerte sentir una mierda. (Con perdón)
Genaro tenía estas cosas, fruto de su híper realismo y su apego a las cosas más simples y sencillas.
Desde su intrascendente puesto de trabajo, según algunos, nos marcaba a todos

Mientras, los demás pájaros, optaban por desaparecer de la escena, ante la agresividad de la nueva clase dominante.

MIRADA INQUIETANTE









Imagen obtenida de internet


Cruzando el parque
Después de una copiosa comida de celebración, nada menos que un treinta cumpleaños, de esas que se prolongan hasta que los camareros nos miran con cara de siesta.
Opte por salir a caminar, una buena forma de hacer bajar, literalmente, lo excesivamente ingerido y de paso airearme para recobrar el ánimo.
Las celebraciones se me hacen especialmente duras, parece que me hayan borrado la sonrisa de la cara, poniendo una de circunstancias, para adentrarme en el mundo que me rodea.
A medida que me iba acercando a mi barrio, la noche se adueñaba de la tarde.
Parece mentira que a finales de noviembre, desees ir en mangas de camisa, mientras contemplas las calles adornadas con motivos navideños.
Motivo para la polémica, pues en plena situación de crisis, con desahucios diarios y gente rebuscando en los contenedores de los supermercados, el ayuntamiento se gasta un pastón, para alegría de las compañía eléctrica.
Dirán que así, se crea una sensación de optimismo, que impulsa al consumidor, al que aun le quede algo, a gastarse en los comercios, parte de sus menguados recursos.
Mientras pensaba en todo ello, me adentre en un solitario parque, que me permitía acortar buena parte de la distancia hasta mi casa.
Un festivo, a última hora de la tarde, no solía estar muy concurrido, ciertamente, a parte de una mujer con un cochecito en el que llevaba a un bebe, con la que me crucé en la entrada, no vi a nadie más.
Mientras me adentraba en el recinto, admirando los frondosos árboles e intentando adivinar el camino, que el fastuoso alumbrado municipal, con esa luz amarillenta, que debe de hacer las delicias de los insectos, pero que no te permite ver más allá de tus narices, hasta la próxima farola.
Ya muy en medio, llegando a un viejo caserón, reconvertido en centro cívico, totalmente cerrado por la hora y el día de la semana, oí un crujido a mi espalda.
De esos que en las películas, no auguran nada bueno, en el que la chica aprovecha para abrazar al héroe, que evidentemente, nunca se entera de nada.
Como no hacía nada de viento, ni se veía un alma por toda la zona, me mosqueo un poco.
Siempre podría ser un perro, suelto por un incívico amo, que no está al corriente de las ordenanzas, sobre lugares públicos,
Pero, solo un crujido y nada más, nada de resoplar con fuerza, restregarse contra un árbol, orinarse en otro y corretear un poco.
Podía ser una piña al desprenderse en caída libre, compitiendo con la manzana de Isaac.
Me calme, aspirando despacio y soltando aire más despacio todavía, seguí a paso vivo hacía la salida.
Superado el claro, donde estaba el palacete, me adentro otra vez en árboles, flores, plantas setos.
Ahí el ruido fue más nítido y no había el sonido del rebote de la piña al caer al suelo.
Me paré en seco, como había pasado directamente de un lado a otro, sin yo verlo, oh acaso eran dos y querían atacarme.
En esto vi unos ojos, acechantes, inmensos, escudriñando la posibilidad de obtener algo de mi persona.
Tenía por lo menos dos metros de altura y solo le veía los ojos, totalmente dilatados.
Entonces se pronunció, alto y claro, Dejándome con el desconcierto por haber podido desconfiar de un desconocido.
Era un buho




DESPEDIDA

                    foto de C. Comerma



Las aguas están encalmadas, y solo el ligero chapoteo contra las rocas, dan fe de que están vivas.

Con mil brillos capturados al sol, que nos ciegan sobre la barca, disimulando nuestros sentimientos, mientras protegemos nuestras miradas con mano temblorosa a modo de visera.

Con ojos enrojecidos, contemplamos el baile de los pétalos, moviéndose al suave compás de las olas.

Intento tapar con bellos recuerdos la crueldad de la despedida, mientras  tus cenizas se hunden en su último reposo en tu mar, escuchando las estrofas de esa canción para ti emblemática.

Ya sea desde la barca o desde las rocas, da igual dónde estemos, todos nuestros pensamientos son tuyos, de y para ti, en un último acto de  despedida, en el que nos unimos con más fuerza.




foto de E. Puig

LOS TARROS DE LAS ESENCIAS

                                                            Oleo de Steve Mills



El tarro de las esencias
La casa era antigua, muy antigua, tenía más de trescientos años, era de esas casas de piedra, con paredes de un metro de grosor, que aislaban del crudo invierno y del caluroso verano.
Nada más entrar por la puerta de servicio, te topabas con la cocina, una amplia estancia, en la que destacaba una enorme chimenea con su banco de madera alrededor, donde calentarse, en tiempo frío.
Unas paredes blanquísimas, en las que destacaban un viejo escurre platos bajo el cual se hallaba un fregadero tallado en un bloque de granito, aposentado en una encimera de baldosas, compartiendo  espacio  con los fogones de carbón.
En otra pared, un anaquel cerrado, para evitar que los ratones accedieran a los alimentos  y unos  estantes de madera para depositar en ellos todas las cosas que solíamos traer del mercado.
En el superior, una larga línea de tarros de cristal, con indicaciones de su contenido, escritos sobre unas etiquetas adhesivas.

Invariablemente, cuando llegábamos ante él, se reproducía la misma escena, esas cosas de los juegos infantiles, que cuando más los repites más les gustan.
Se ponían, nos poníamos a leer las viejas etiquetas de papel, esas con margen azul marino, que se usaban en tiempos en los cuadernos escolares.

 La cantinela empezaba:

-         Arroz, azúcar, café, garbanzos, harina, judías, laurel, nueces, olivas, pan rallado, pasta sopa, sal… y al tiempo los críos salían corriendo a la era, esperando ser atrapados en un abrazo de complicidad.
-         Con el tiempo, estando más atentos y viendo los tarros, preguntaban por unos que estaban en un rincón.
-         ¿Esos que están vacíos no tienen nombre?
-         ¡Oh, sí, claro que sí! No están vacíos, son los tarros de las esencias.
-         ¿Qué es eso?
-         Pues…. Es un poco complicado de explicar.
-         ¡Cuenta, cuenta!
-         No lo vas a entender.
-         ¡Si entiendo! ¡Sí, seguro, sí entiendo!

La madre, mirándome de reojo, sonríe, diciéndome con la mirada, sal de esta, si puedes.

Las madres, siempre prosaicas, aferradas al pragmatismo, a la naturalidad de las cosas.

Algo que se considera fundamental, en la composición, en la realización de alguna cosa.

Por su mirada, intuí que no me estaba explicando demasiado bien, tampoco es que lo tuviera demasiado claro, en mi cabeza.

El peque se había ido a jugar con la pelota y reclamaba mi presencia, pero la mayor seguía plantada frente a mí, con una cara cada vez más inquisitiva, esperando una respuesta coherente a su pregunta.

Como le explico a esta criatura, que en esos botes, tan limpios y transparentes, aparentemente vacíos de contenido, guardan lo más sagrado de nuestra forma de ser, de hacer, de pensar.

-         Verás, en estos botes, se guardan las esencias, que son como una especie de perfume que nos dice como son las cosas.

-         ¡Puedo oler! Ábrelo, quiero olerlos.
-         No, eso es muy delicado y si lo abro y se pierde, nos quedaremos sin saber lo que somos y todas esas cosas.
-         ¡Bueno vale! ¿Pero entonces para qué los tenemos?
-         Para un caso de urgencia, en un caso de pérdida de identidad.
-         ¡Vale! ¿Me sacas la bici?
-         ¡Claro cielo!



DESNUDOS EN EL BALCON


Foto obtenida de internet



La noche está clara, con ese aspecto lechoso, que tiene cuando la ciudad duerme y el bochorno sigue presente.

El lamento de un saxo, surge de un piso del ensanche barcelonés, a través de un balcón abierto, donde una luciérnaga nos indica que alguien contempla la calle sin bullicio, fumando tranquilamente.

Si pudiéramos entrar, veríamos una sala donde un viejo tocadiscos desgrana las notas, mientras en una mesa los vasos y la botella, hace rato que perdieron su contenido.

En una puerta abierta que comunica con una habitación, se contempla una cama, sobre la cual un bello cuerpo femenino, en el que se aprecian las marcas del bikini, nos muestra su esplendor juvenil.

Mientras el hombre en el balcón fuma, contempla los camiones de la basura, pasando por la avenida, haciendo carreras entre ellos, para no tener que hacer demasiada cola de espera para la descarga.

Se le ocurre que sería un buen asunto, hacer apuestas sobre ello, y lo comenta en voz alta.

En esto nota la calidez de unos pechos femeninos sobre su espalda desnuda.

Sin inmutarse ni moverse apenas, le pasa el cigarrillo y con las manos libres la atrae aún más hacia sí, apoyando las manos en sus suaves glúteos.

Acepta el olor acre del humo del camel, en su oreja izquierda, que ella expulsa lentamente por su boca entreabierta.

Y contemplando el espectáculo de las carreras de los camiones cargados con las inmundicias generadas por los habitantes de la ciudad, suelta:

Por mucho que apostáramos y ganáramos, no tendríamos la fortuna que esos desechos generan en los bolsillos de los que las controlan”.

Ella, acabado el cigarrillo, apoyando sus manos en el vientre, para abrazarlo, se aprieta aún más contra él, apoya su cabeza, esta vez en el hombro derecho y le da un beso en la oreja, diciendo :


“ Más que de apuestas, hemos de pensar como ganaremos para poder generar nuestra cuota de porquería”
























IN MEMORIAM

                                                     


                                            Mari Carmen (28-03-1957 / 26-09-2014)



                                                                   

Cuando Alfredo me comentó que le gustaría que dijese unas palabras, mi primera respuesta fue que no me veía capaz, pero tras pensarlo no he querido perder la oportunidad de dedicarle un breve escrit   o a mi madrina:

Querida Mari Carmen, ahí donde cada uno crea que estés,  te quiero agradecer todo este tiempo que hemos pasado juntos. Y es que siempre te recordaremos como una persona generosa, buena y amigable.

Me pongo a pensar y me vienen a la cabeza un montón de buenos recuerdos... veranos en Las Casas de Alcanar, en la masía, etc. siempre lo hemos pasado muy bien estando contigo, y es que con tu ingenio y tu sentido del humor, ¿quién no se ha reído? 

Si por algo has destacado siempre, es por tu fuerza, ya que has sido una luchadora toda tu vida y eso se ve plasmado en el legado que dejas, estos tres soles de hijos.

Me cuesta mucho hacerme a la idea de todo esto, por eso quiero conservar todos estos recuerdos y llevarlos siempre en el corazón.  Y es que ahora, aunque parece que estás muy lejos, estamos mucho más cerca de ti de lo que nos imaginamos.

Siempre he creído que cuando perdemos a un ser querido, ganamos un consejero y un ángel de la guarda, así que estés donde estés seguro que cuidaras de todos nosotros.


Hoy es un día muy triste para todos, especialmente para los que pasan el día a día a tu lado, y aunque es muy difícil vivir sin tu presencia física, estoy convencido que lo que tú quieres,  Mari Carmen,  es que nos mantengamos unidos y que te llevemos siempre en nuestro corazón con alegría.

Oscar.















Hola a todos, todas.




os escribimos unas notas para saludaros a  todos pues sentimos no poder estar con vosotros en este momento tan intenso. Alfred, Cristina, Guille, Miki - os enviamos esta nota desde el otro lado del Atlántico. Estamos lejos, pero estos últimos días hemos pensado mucho en vosotros y nos gustaría poder daros un fuerte abrazo.




El tiempo es dinero - dicen aquí los yanquis. Después de una década de vivir aquí, hemos aprendido lo importante que es el tiempo para ellos, le sacan el jugo a la vida tanto como pueden. Yo les explico que eso ya lo decían los romanos con lo del Carpe Diem pero... se piensan que les estoy hablando de un restaurante italiano.




Nos damos cuenta de como va pasando el tiempo cuando vamos a visitaros por Navidad.

parece que fue ayer cuando celebrasteis vuestra boda, Alfredo y Mari Carmen. Digo celebrasteis porque creo recordar que era mi cumple, y nos saltamos mi ¡fiesta! Fue una fiesta preciosa, al aire libre, con San Bernardo incluido. Y aquella novia joven, marchosa y con tanta personalidad me impresiono desde el principio. Yo era un mocoso, ella me tomaba el pelo, y yo tenía vergüenza. Todavía recuerdo, cuando ella me pillo escondiéndome debajo de la mesa con manteles de boda; es como si me dijera con su mirada " me casé con el más joven Comerma, y he venido para quedarme. Así que pórtate bien conmigo ".





A lo largo de los años, ella me debió seguir la pista, no me quitaba el ojo. Yo era el nieto mayor de la familia Comerma. Ella era la más joven del " clan Comerma ", la más distinta, pensaba yo. Debía ser su mirada cariñosa, acogedora. Su personalidad tan generosa.




Parece que fue ayer cuando su hija Cristina justo empezó a andar, y me hicieron voluntario para enseñarle a subir y bajar escaleras en Caldes de Malavella con los Avis. Creo que nos tiramos toooda una tarde arriba y abajo de las escaleras cerca de la recepción. Ahora somos nosotros los que tenemos hijos, gracias a vosotros, padres y madres, abuelos. Cada vez que volvemos para Navidad a veros, y a pesar de que los caminos se separen un poco me gusta poder recordar todo aquello. Muchas veces nos gustaría tener la familia más cerca.




Creo que de alguna manera con Mari Carmen siempre hubo alguna conexión diferente, especial. Desde aquel día que me pilló debajo de la mesa de su boda tuvo curiosidad por saber lo que yo hacía o pensaba, por que rincón del mundo me estuve paseando. Y aunque estuviéramos liados sirviendo el caldo de Nadal, siempre nos preguntaba a Lola y a mí como nos iba, o a que nos dedicábamos últimamente. Siempre me gustaba hacerla reír, me encantaba como se reía, sus carcajadas. Formaba parte de esa conexión especial entre nosotros, ella me hacía la pregunta adecuada para que yo le pudiera contestar con mi tontería y así reírnos los dos. Era como si lo tuviéramos ensayado. Y esa sincronía también funcionaba con Lola.




Pero el tiempo es oro. Ahora os toca a vosotros Cristina, Guille, Miguel y Alfred a llevar la antorcha, la luz que ilumina el camino, para saber adonde vamos. . Es nuestro deber  acordarnos de su cariño y sus risas, de su energía e ímpetu. Todo debe seguir.




Desde aquí os mandamos, Lola, Marina y yo un fuerte abrazo, grande, generoso, como es ella en nuestro recuerdo.




Seguro que ahora mismo ella me está preparando la próxima pregunta para que le pueda 

hacer reír de nuevo...





Eric.







Querida Mari Carmen,



Nos has dejado, de golpe, mudos. Sin opción a protestar ante este extraño dolor que tenias, y que ahora todos sentimos nuestro.



Mari Carmen, todos cuantos te conocieron te recordaran como una persona valiente. Tremendamente valiente. Decidida hasta el último momento a afrontar lo que fuera necesario para salir adelante.



Nos has dejado de golpe, pero no te vas en vano: fuista tan generosa, nos diste tanta humanidad a los que aquí seguimos, que intentaremos seguir como si no te hubieses ido.



Porque nos queda tu valentía, tu fuerza, tu ilusión. Reencarnada en tus hijos, en tu familia, en tus amigos, en todos nosotros. Tu energía se agotó antes de lo que todos hubiésemos querido. Pero la energía no se pierde: se transforma. La tuya, ahora, esta dentro de todos nosotros, y de nosotros depende hacerla perdurar.







Alfredo, has sido el mejor compañero que podía tener Mari Carmen: combinasteis ilusión y realismo, imaginación y determinación. Creo que lo puedo decir porque lo he vivido desde el principio: el día de vuestra boda es uno de los primerísimos recuerdos que conservo de mi infancia, y siempre o asocio a un momento feliz. Igual que venir a veros a Milton, a Balmes, a Tavern, a Artesa. O al Puig, cuando veníamos con mis padres en furgoneta. Con vosotros siempre me sentí a gusto, por eso siempre os consideré una pareja envidiable. Y eso no se pierde por muy duro que sea el momento actual: la felicidad vivida es un tesoro que guardarás siempre, y la felicidad futura es una emoción más intensa de lo que ahora puedes suponer.



Cristina, Guille, Miki: esa energía que transmitía Mari Carmen es la que ahora debéis cuidar y transmitir a os demás. Trabajando en lo que os motive, o buscando un trabajo con el que disfrutar; saliendo con los amigos, o trayendo los amigos a casa. Buscando novios y novias, o haciendo que ellos y ellas os encuentren a vosotros. Teniendo hijos, o teniendo cerca los hijos de quienes queráis. Ayudando a quien tengáis cerca, o yendo de voluntarios donde os necesiten. No dudéis en comeros el mundo, igual que lo hizo vuestra madre. Nada la podrá hacer más feliz que eso. Y si flaqueáis, contad con nosotros, cuando sea, donde sea, cada día: contad con nuestra ayuda en esta hora, difícil, y en todas las horas siguientes.

Albert








A MI QUERIDA FLORECILLA DEL CAMPO


Adiós mi querida "Florecilla del campo", o quizás no...

Te deseo que allá donde estés vayas hacia la Luz y encuentres la Paz y el Amor.

Si existe la reencarnación, y yo deseo que así sea, resulta que como te has ido en el signo de Libra, volverás en ese mismo signo, que es el del equilibrio y la adaptabilidad.

Dicen que los que han convivido en una vida, pueden volver a encontrarse en la siguiente y  a mí me gustaría mucho que así fuera, porque a lo mejor tengo la suerte de ser un geranio, un jazmín o un pimiento del que tu cuidarás con esmero.

Y si así fuera, se que nunca me faltaran ni el agua, ni los cuidados necesarios para que me mantenga con vida.

y yo me sentiré afortunada y feliz  de estar contigo, porque nos habremos reencontrado.

Tu hermana María José













          PARA TI, MARI CARMEN.

Tenía que ser el Mediterráneo el que estando de por medio nos uniera en tu fiesta de despedida.
Estuve con algunos hermanos míos en Barcelona hace unos días.  Te vi muy serena, muy dulce y si me apuras parecía que estabas a punto de soltar un taco de los tuyos ; motivos los tenias, tanta gente, tanto coche, llovió en los momentos que no debía hacerlo .
El acto del "comiat" fue muy entrañable, se habló siempre de ti, de tus hijos, de tu marido, de tus hermanos, de tu querida Mallorca, de que fuiste  una madre y una esposa ejemplar y que además cocinabas muy bien y tantas y tantas mas .
Después nos fuimos a un restaurante por el Port Olimpic a reponer fuerzas y créeme Mari Carmen me hiciste mucha falta, no recuerdo que hubo  para comer , si te diré que bebí la cerveza y el vino que te correspondía a ti, pero tú no estabas, no estabas !!.
Nos has dejado a todos muy "fotuts".  Tienes trabajo de enviarnos  desde donde estés todas las carretillas  que te encuentres,  cargadas de ánimos , de amor, de risas de las tuyas, de aquellas  risas que parecía que te partías en dos y  todo lo que veas que nos puede ser útil . 
Si ves a tus padres, a la Tía, a mis padres; punyeta ! a todo el que veas lo saludas  diles que por aquí vamos haciendo camino, "que se hace camino al andar" .
Y no quiero molestarte más Mari Carmen, vuela, vuela que aquí en Soller, desde el 26 de Setiembre,  y como dirías  tu,  estoy jodido.

Te quiero ,

Toni Frau Gayá
30-09-2014













In memoriam
Una vez me comentaste que no te había dedicado ningún escrito y era cierto, en ningún momento podía ponerte limitada por unas palabras.
Dado que nos has dejado de una forma prematura y no deseada, ni por ti, ni por nadie, ahora sí que pondré unas líneas dedicadas a recordarte y a decirte, sin límites, lo importante que has sido para mí y para los que han podido compartir vivencias contigo.
El destino que tan felizmente nos unió, ha decidido separarnos de forma trágica y dejarme sin palabras para despedirte.
Porque no quiero despedirme de ti, quiero seguir teniendo el privilegio de mantenerme a tu lado, de otra forma, pero a tu lado.








Gracias Mari Carmen por todo el afecto, el tiempo y la preocupación que invertiste en hacer de mí una persona mejor, por todos y cada uno de los momentos en los que me acercaste a ti y a los tuyos, por haber sabido encontrar siempre las palabras acertadas o por tu incalculable y constante paciencia.
Gracias por tus guisos, por esas tardes de Risk y charlas extensas, por toda la simpatía depositada en cada “idiota”, por enseñarme que nuestro equipaje debe ocupar tan solo una maleta, por esos sabios consejos que todavía guían mis pasos, y como no, por no haber dejado de compartir nunca la mejor de tus sonrisas conmigo.
Queden estas palabras dedicadas a la eterna memoria de Mari Carmen, memoria forjada tras años de amistad y un profundo cariño, de instantes inolvidables y hermosos recuerdos que con tanta felicidad atesoro en mi corazón. Con profundo dolor, comparto aun así la alegría de aquellos que encontraron en ella a una gran amiga, a una hermana o a toda una madre, convirtiéndose para todos en una persona sumamente querida.
Carlos R.de R.



Si me voy antes que tú, no llores por mí ausencia; alégrate por todo lo que hemos amado juntos.

No me busques entre los muertos, en donde nunca estuvimos; encuéntrame en todas aquellas cosas que no habrían existido si tú y yo no nos hubiéramos conocido y amado.

Yo estaré a tu lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos: en nuestros hijos, por supuesto, pero también en el sudor compartido en los trabajos y fatigas, y en las lágrimas que intercambiamos día tras día.

Y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado: siempre recibieron algo de nosotros y  llevan incorporado, sin saberlo ellos no notarlo nosotros, algo de mí y de ti.

También nuestros fracasos, nuestras indiferencias y nuestros fallos serán testigos permanentes de que estuvimos vivos y no fuimos ángeles, sino humanos.

No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que mires que hayamos estado, con quienquiera que hables que nos conociese, allá habrá algo mío, algo nuestro. Aquello sería distinto si tú y yo no hubiésemos aceptado vivir juntos nuestro amor durante estos años. El mundo estará ya siempre salpicado de nosotros.

No llores mi falta, porque sólo te faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento. Llora si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, que no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo puede hablar los ojos.

Y vive. Vive creando cada día, y más que antes. Porque yo no sé cómo, pero estoy seguro de que, desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a ti.

Así, con esta esperanza, deberás continuar dejando tu huella, para que, cuando tu muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la Única Creación, muchos puedan decir de nosotros: si no se hubiesen amado, ¡Qué hubiera sido de nosotros!

¡Siempre te recordaremos!

Alicia y Francisco.






Hola rubia esta noche sal fuera y cierra los ojos, mira hacia arriba y abre los ojos.
Esa estrella que parpadea es La Nena que te manda un beso y así ya os conocéis.

Así lo haré cariño. Ella está en la Luz y nos acompañara siempre. La Vida es eterna. El Ser nunca muere. Un luminoso abrazo.








                                         Nos has dejado de un día para el otro
                                         sin saber el porqué...Pero a pesar de la 
                                         tristeza y añoranza, nos llevamos un gran
                                         recuerdo de ti. Porqué dicen que cuando un
                                         ser querido se marcha nos deja su mayor
                                         virtud, y tu nos has dejado lo mejor que se 
                                         puede tener, tu alegría, tu valor y tu fuerza, y 
                                         por eso, cada día que pase sin tenerte cerca
                                         voy a crecer como persona y voy a afrontar la
                                         vida con más ganas que nunca, tal como tu
                                         hubieras hecho. Te quiero mama.
                                         Miki.










SOLO HE PASADO AL OTRO LADO DEL CAMINO.
La muerte no es el final, sólo he pasado al otro lado del camino. Allí me estaban esperando.
Yo soy yo, tú eres tú. Lo que fuimos la una para la otra, lo seremos siempre.
Llámame como siempre me has llamado
Háblame como siempre lo has hecho
No emplees un tono diferente
Continúa riendo de lo que nos reíamos juntas.
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre en casa sea pronunciado como siempre ha sido.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestro pensamiento?
¿Sólo porque estoy fuera de vuestra vista?
La vida significa lo que siempre ha significado.
La vida es lo que siempre ha sido.
El hilo no se ha cortado. Estoy muy cerca de vosotros, podemos comunicarnos.
Mi amor por vosotros no muera.
Volveréis a encontrar mi corazón.
Os espero al otro lado del camino
Ya no habrá para mí lágrimas, ni llanto.
Silencio y Paz



San Agustín/ Gloria