COMIDA CASERA (XXVIII)

 


Foto de A.C.P.




DUDA

 


Foto de A.C.P.



Nora Jones 
Help Me Make It Through The Nigth Slow



En la duda

está mi verdad


Así, siempre siento,

aquel estar obligado

a una constante lucha,

esa sistemática busca,

que en aras de poder

descubrirla, te obliga,

tejer y destejer la tela

cuál Penélope actual

con aquello conocido

bordado haya en ella,

esperando saber cuanta

realidad cierta encuentre

en ese hermoso ropaje

cuál capa protectora

arropa nuestra ciencia,

ese pobre conocimiento

con el que se intenta 

transitar por la vida

creyendo saber, algo.


Terrassa, 30 mayo 2024

TRANSPIRENAICA




Documental Transpirenaica
Video realizado por G.C.G.

Sí, queréis un reportaje así de chulo, acudir a: 


40 Días - Solo por los Pirineos

Supongo que los que nos hemos calzado unas botas de montaña para andar entre ellas, estamos algo más capacitados, para reconocer y admirar, lo que lleva de sacrificio y valor, algo que podemos considerar una gesta.

Si es algo que realiza un hijo, el orgullo es notable y el resultado se aprecia aún más, por ello os muestro un trabajo ajeno, el cual lo considero altamente apreciable y muy digno de dar a conocer.

Una travesía saliendo de una playa del mar Cantábrico, para llegar al mar Mediterráneo, Pirineos mediante. Excursión en solitario, con la dificultad añadida que ello representa. 

Muchos días de recorrido en solitario, con pocos encuentros con seres humanos, realizando la misma hazaña, en un sentido o en otro, mucha caminata acumulada en las botas y hacen cada paso añadido, más difícil, más lento, siendo costosa la subida, pero también la bajada.

Un recorrido maravilloso, que nos ofrece de forma nítida, para disfrute en casa de los sedentarios, que o ya no podemos hacer tal esfuerzo o no se está preparado para ello.

Pero está claro que os recomiendo totalmente su visionado, pues notaréis las sensaciones que producen el recorrido andando entre montañas y las buenas vibraciones captadas desde sus alturas.



Caminante no hay camino

Caminante, son tus huellas
 el camino y nada más;
caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nuca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
si no estelas en la mar.

Antonio Machado



OPINIONES & GUSTOS (XXVII)








Foto de A.C.P.






Miles Davis - Miles In The Sky (1968)







Opiniones & Gustos





Tal como había prometido, a la mañana siguiente, Tomás, que regresaba de la tienda de Paco, se disponía a entregar su mercancía, antes de llamar a la puerta de la residencia de Don Pedro, hizo lo propio en casa de Ofelia, a quién no se le reconoce lo de Doña, más por cuestión de edad que por los méritos adquiridos que, si los tiene y sobrados, evidentemente.


- ¡Hola Tomás!
- ¡Buenos días, Ofelia!
- Don Pedro, me encargó irle a buscar material de reflexión y me dijo que una botella era para Ud.
- ¡Caramba, que detalle! ¡Cómo se nota que es todo un caballero!
- Sí, de la vieja escuela, ya no quedan.
- Ud. Tomás, lo aprecia de veras. ¿Verdad?
- Sí, Sra. Siempre se ha portado muy bien conmigo.
- Lo creo, es de los que hacen las cosas en silencio.
- Exactamente Ofelia.
- ¡Dígale, que tengo uno que le gustará, quiero que lo pruebe!
- Muy bien, es una invitación, ¿Entonces?
- ¡Sí! Y para usted también.
- ¡Oh, yo no tomo de estas cosas, en horas de trabajo!
- No importa, le pondré lo que le apetezca.
- ¡Muchas gracias... Ofe... Sra.!
- Ofelia, sin más.
- ¡Gracias!

Tomás, se fue pensando, que la buena gente de aquel lugar tenía costumbres extrañas y una forma de comportarse, más bien curiosa.

Llamó a casa de Don Pedro, le abrió María que le hizo pasar a la cocina, en cuya despensa fueron colocando con sumo cuidado la preciada carga recién traída, su valor estaba más en lo que representaba que en el valor monetario desembolsado, eso maría lo tenía muy claro. Menudo era Don Pedro para estas cosas.

Luego Tomás se fue hacia el gabinete, donde Don Pedro sesteaba entre libros para comunicarle la invitación de Ofelia.

- Don Pedro, ya tiene a buen resguardo su encargo, y entregada a su vecina la botella.
- ¡Gracias Tomás!
- Por cierto, nos ha invitado, a Ud. y a mí, a pasarnos por su casa para tomar una cata, de algo que le va a gustar.
- ¡Muy bien! Tiene golpes escondidos esta jovenzuela.
- Crecen de otra manera, Señor.
- ¡Sí! Y me gusta.

Se levantó para iniciar el camino hacia la visita con premio, una cata en su casa y vista las sabias valoraciones de su vecina, exigía una pronta presencia, seguro que no podía ser para nada, algo vulgar. Al salir del piso, Don Pedro comunicó a María que, para cualquier cosa, estaría en casa de la vecina.

Tras llamar a la puerta, Ofelia les abrió con la sonrisa puesta, le gustaba la gente puntual y más sin indicar la hora, señal de que hay interés.

- ¡Buenos días! Aquí estamos para cumplir y saber valorar su generosa oferta.
- ¡Muy buenas! ¡Pasen, pasen!

Caminaron por el pasillo, siguiendo a la anfitriona en silencio, con la expectativa por ver con qué les sorprendía.

Cuando abrió el armario de la sala, que hacía las funciones de mueble bar, a Don Pedro le vino como un rayo de luz que le iluminó la mente y le aporto la comprensión de saber que estaba ante alguien digno de admiración y, se abstuvo de soltar aquello tan típico y a la vez aberrante, en estos casos de: ¡Y es una mujer!

- ¿Qué les parece? - Sacó una botella y se las mostró.-  Me la trajeron unos amigos que han estado en Escocia, y saben lo que me gusta.
- Pues lo desconozco, aunque por lo que tiene por aquí, veo que está bien surtida.
- Sí, no me gusta tener muchas, pero sí que sean buenas botellas.
- Se nota ¿Este es el que hemos de probar?
- El que quieran, pero este cumple bastante en cuanto a calidad/precio, al menos por aquí. Supongo que por desconocido.
- Es verdad, en cuanto empiezan a ponerse de moda, te suben los precios a lo bestia.
- ¡Pues nada, manos a la obra!
- ¿Qué les apetece para acompañar?
- Cualquier cosa que tenga, no se complique la vida.
- De acuerdo, tengo un queso ahumado, que irá estupendamente. ¿Tomás, qué le traigo de beber?
- ¡Oh, un bíter sin alcohol estará muy bien, gracias!
- ¡Marchando!

Desapareció hacia la cocina, mientras ellos se sentaban en un sofá, dejando la botella en la mesa de centro. Tomás se acercó al mueble y cogió unos vasos. Al poco, apareció Ofelia, con una bandeja en la que, en unos boles de porcelana, había aceitunas, almendras fritas, y tacos de queso y una reconocida marca del aperitivo solicitado.

- ¡Excelente! Exclamó Don Pedro.
- Muchas gracias, ya lo sirvo yo, añadió Tomás.

Mientras cogía la botella y les escanciaba su destilado y envejecido licor, y se ponía su inofensivo bíter, con una rodaja de limón, Ofelia cuidaba los detalles.

- Buen aroma, y color. Tiene cuerpo, sabor fuerte, es penetrante, el sabor ahumado le da un toque peculiar. - Empezó a soltar Don Pedro, para que viera que algo del tema sabía.

Mientras ellos dos iban degustando la malta y cantando sus excelencias, cada uno indicando los matices que más le gustaba, Tomás bebía tranquilamente su aperitivo y se dedicaba a las almendras, de esas fritas con abundante sal, muy viciosas, el queso lo probó, pero el toque ahumado, no le satisfizo y ya no repitió. A cabo de un rato y cuando ya había acabado casi del todo su bebida, se incorporó en un momento en que parecía haber una tregua, en el canto de las excelencias de los whiskys de las islas con respecto a los de las tierras altas. Si me disculpan, tengo que bajar a la portería.

- ¡Oh, sí, perdón Tomás! Lo repetiremos otro día que tenga libre. Le dijo Ofelia.
- ¡Claro que sí! Añadió Don Pedro.
- Muchas gracias por su invitación, estaré encantado en regresar otro día. - Soltó muy sinceramente Tomás.
- Pues nada, Yo también me retiro. - Añadió Don Pedro. - María ya me tendrá la comida a punto. ¡Muchas gracias, Ofelia! Es una espléndida vecina. - Sonrió Don Pedro y se añadió al desfile de Tomás por el pasillo, camino de la puerta.
- ¡Gracias a los dos, hacen esta casa mucho más agradable! - Les respondió Ofelia, mientras caminaba detrás de ellos, acompañándolos a la puerta de salida, sonriendo.

Cuando estuvieron fuera, regresó a la sala y se puso un poco más de malta, llamó a Arturo, le pidió que lo recogiera todo, pero antes que le pusiera una pieza de jazz interesante.

(Continuará)

Terrassa, 24 mayo 2024


SINGLE MALT (XXVI)

 


Foto de A.C.P.



 

Luigi BoccheriniMinuetto  

Quinteto de cuerda en E Mayor 

 

XXVI 

 

Don Pedro, contemplaba la botella vacía de su malta preferido y por esta vez, ni remugó, ni protestó, ni tan siquiera puso esa cara tan suya, de desacuerdo, cuando uno de sus principios más inmutables, parecía haber desaparecido en combate. Hay cosas que están por encima de cualquier tipo de escuelas éticas o filosóficas. 

Tenía abierta la puerta a una muy buena revalorización de una parte importante de su colección de arte. Sabía que aparte de la botella, a su primo le tendría que pasar una buena comisión, nadie hace nada por nada, aunque fuera Ernesto, pariente curioso donde los hubiera, en el que las cuestiones pecuniarias, no eran las fundamentales es la elección de sus preferencias a la hora de desarrollar un trabajo o actividad profesional. Pensó en llamar a Tomás, para que se ocupara de buscar la reposición pertinente, pero se lo pensó mejor, e iría él mismo dando un paseo, hasta la tienda de licores y vinos, que estaba a escasas manzanas de la casa y así caminaba un poco y podía ver que tenían, siempre le hacía gracia, ver como se esforzaba el encargado por colocarle alguna botella, fuera del catálogo de sus preferencias, pero era como un juego y ambos se lo tomaban a sí. Últimamente, los precios se habían disparado bastante, lo del Brexit podía tener algo que ver, pero por lógica las destilerías tenían que facilitar, el poder vender compensando los aranceles que ahora se encontraban por doquier los importadores. Estaba claro que a su gobierno eso le daba igual, tenían asumido que el mundo seguía consumiendo sus destilados por ser los mejores y punto.  

Cuando cerraba la puerta de su casa, camino de la vinoteca del barrio, se paró ante la de Ofelia, sería una buena idea preguntarle a Arturo, por cómo estaba la bolsa, las cotizaciones de ciertas marcas, estaban fluctuando de forma vertiginosa, pero a veces había alguna agradable sorpresa, y tener un buen asesor es importante. 


  • ¡Hola! ¡Buenos días! 

  • Buenos días, don Pedro. 

  • Verás Ofelia, iba camino de comprar alguna botella a la bodega y he pensado consultar antes con Arturo. 

  • ¿Bodega? ¿Por aquí? 

  • Bueno mujer, ahora se les llama vinotecas, tiendas especializadas en vinos y licores. 

  • ¡Ah vale! ¡Sí claro! Pase Ud. 

  • ¡Gracias! 

  • Es que, con su aspecto, no pienso que hable con alguien como mi madre. 

  • Ya, es algo que pasa. (su cara era todo un poema)  

  • ¡Vamos pues, veamos que dice Arturo! (Ofelia, ni había caído en cómo se lo tomó, tampoco le importaba demasiado, no consideraba a Don Pedro, como alguien con quién tener excesivos miramientos). 

  • ¡Sí, eso, vamos a verle! (Internamente agradeció el cambiar de tema). 


Arturo estaba enfrascado en una partida de ajedrez, con un grupo de aficionados franceses, haciendo simultáneas, dejó dos en tablas para poder atender a Don Pedro, aunque si llega a saber de qué se trataba, quizás le hubiera hecho esperar, no le gustaba ceder así por las buenas. 

Atendió a Don Pedro, en su petición, saber el precio de las botellas de Whisky de malta, las más reconocidas por prestigio, y por su relación calidad/precio.  

En nada le tuvo preparada la lista, para que pudiera ir adecuadamente informado a la tienda y no ser víctima de sus propias manías. Había tantas marcas que seguro tendrían un de esos más artesanales, o no tan conocidos, con una calidad más que aceptable y a mitad de precio, que los consagrados. 

Al pobre paco de la vinoteca, no sabía la que se le venía encima, hasta ahora le había servido a Don Pedro, sus marcas de siempre, remugaba a cada aumento de precio, pero era lo que había con aquellas desmesuradas en cada recepción de mercancía, tampoco Don Pedro era de los que se conformaba con bajar el listón, pero ahora estaba mejor informado y en plan neutral, lógicamente Paco siempre miraba de colocar lo que tenía. 


  • ¡Buenos días don Pedro! 

  • Buenos días, Paco. 

  • ¿Viene a reponer la despensa? 

  • ¡Sí, ya ves, aquí a pasar por caja! 

  • Bueno, bueno, no se queje, que buenas satisfacciones nos da, el agua de fuego. 

  • Será por lo que quema el bolsillo. 

  • No se quejará, Don Pedro, que Ud. Siempre ha estado bien atendido. 

  • ¡Sí es verdad Paco! No me quejo por ti, es por esos importadores, veamos te traigo una lista y dime que tienes aquí de ella y cual te parece el más interesante. 

  • ¡Veamos! Esto de internet, me trae frito, ahora todo son ofertas y muchas de cosas que solo son botellas bonitas... pero esta parece interesante... ¿La ha hecho Ud.? 

  • No, a mí estas cosas se me escapan, digamos que ha sido un asistente. 

  • Pues el chico promete. Le ha puesto marcas menos conocidas, pero de buena calidad, con lo cual el precio es bastante más razonable. Sí se lo hubiera dicho yo, no me habría hecho caso. ¿Verdad? 

  • ¡Exacto, Paco! Ya sabes que soy algo tozudo para estas cosas, pero tampoco me gusta gastar a lo bruto. 

  • De acuerdo, estas dos las tengo aquí, son 8 y 10 años y no están mal, poco conocidos eso sí, éste no, este otro no se lo recomiendo, es muy áspero, fuerte, se hace en barricas de bourbon, y éste es uno de esos ahumados, típicos de las islas, para sus gustos, tampoco lo veo. ¡Ah! Tengo este de 12, que sale muy bien, y no llega a 40€ 

  • Pues vale, dame éste y ahora no me digas 39€ Ponme un par. 

  • Llévese una, lo prueba y luego ya me dirá, se lo dejo en 35€. 

  • Muy bien, Paco. 


Salió de la tienda la mar de satisfecho, el suyo habitual ya pasaba de los 70€ Así que la cosa estaba clara. 

Cuando llegó a casa, llamo a su vecina. 


  • Me he traído esto, estaba en la lista y me lo han recomendado. (Le enseño el envase el estuche de la botella, la presentación era con clase). 

  • Ah, muy bien, la lista de Arturo, le ha valido. 

  • ¡Sí, muchas gracias! ¿Te apetece probarlo? Hacemos una cata en casa, en plan aperitivo. 

  • ¡Vale! ¿Por qué no? 

  • ¡Pues vamos! 


Se dirigieron al piso de Don Pedro, mientras al pobre Arturo no le decían nada. 

Pasaron directamente a la sala, donde Don Pedro sacó dos vasos anchos y bajos y escancio el líquido con la generosidad justa y adecuada, para poder degustar adecuadamente el producto recién comprado, puso unas almendras tostadas, que sacó de una lata metálica, para acompañar y no tomarlo a palo seco. Ni se le ocurrió preguntar si quería hielo, cosa de los americanos, o agua fresca, cosa de los ingleses, los escoceses que se supone conocen algo más su producto, se lo toman solo, a pequeñas dosis, lo que pasa es que rellenan el vaso las veces que haga falta. 


  • Quiere que le diga los matices de roble, canela, manzanas, con algo de turba fresca, o simplemente le digo que me parece muy adecuado, con un sabor persistente y aromatizado lo justo. Soltó Ofelia, con cara de saber muy mucho lo que era un muy buen elaborado producto. 

  • Don Pedro, sonriendo, le contestó: disfrutemos con calma de este néctar de las tierras altas, y luego ya si acaso, nos soltamos algunas de las tonterías de rigor. 


Así, lo hicieron, saborearon el producto, tomaron las almendras, más unas aceitunas aliñadas y unas patatas fritas de las de verdad, que les trajo la solícita María. 


  • No vive Ud. nada mal, Don pedro, afirmó Ofelia, con el vaso en la mano. 

  • Oh, sí es verdad, mis sacrificios y esfuerzos me costó, con algo de suerte, también tengo que decirlo. 

  • Ya verá como Ud. también lo consigue, querida Ofelia, se le nota una mujer preparada y que sabe bien lo que le conviene. 

  • ¡Oh! ¡Querido! Espero llegar a tener una vida placentera en la que conseguir llegar a mis objetivos, principalmente vivir en paz conmigo mismas y no depender de nadie. 

  • Perdone si me he tomado ciertas confianzas, Ofelia, será cosa de creer que era un momento distendido. 

  • ¡Será! Le dejo, con el agradecimiento por todo, por el detalle de invitarme a probar su compra, y por supuesto, la inestimable ayuda que me presta Arturo. 

  • ¡Bien, Ofelia, no se preocupe por ello, seguirá a su servicio, mientras quiera! En cuanto al malta, cuente con una botella, una vez probado y aprobado, es lo menos que le debo. 


Rieron los dos, en el fondo, se entendían bien, cada uno en su trinchera. 


(Continuará)


Terrassa, 20 mayo 2024