Foto de I.C.C.
Un Pont de Mar Blava - Lluis Llach
Entre jazmines
Cenas amistosas, vecinales, veraniegas, de conversaciones a la fresca, pautadas y de largo recorrido.
Un cielo despejado dando paso a la contemplación de las estrellas.
Las plantas hacen de testigos silenciosas, callados testimonios de cuanto se habla y se dice, sea o no escuchado por el contertulio.
Comensales enfrascados en degustar a la vez palabras e ideas, junto con platos y bebidas, sin mezclar conceptos y actitudes.
Curiosidad manifiesta por vidas y andanzas ajenas, cada cual muestra sus experiencias, aunque dada la edad, son manifiestamente más limitadas en un bando que en otro.
Suenan amortiguados los ecos de una tele, risas abalconadas de jóvenes marchosos, maullidos gatunos quejosos por la invasión sonora, aullidos perrunos intimidando a los anteriores.
La paz nocturna nunca es completa. Tal cual como la que nos interesa para el mundo.
En la mesa todo eso importa poco, las vivencias ajenas atraen como osos a la miel. Y más si de puro curioso, cuesta imaginarte algo tan diferente a lo propio.
Los efluvios del jazmín, atemperan las sensaciones de pertenencia a una gran ciudad. Ya se sabe que los humos ajenos, ni que sea de noche molestan por poca presencia que tengan.
Las palabras sobrevuelan la mesa como gorriones a la busca de migas, intentando ajustarse en frases inteligentes, de esas que sorprenden al tertuliano.
Temas para hablar hay muchos, todos interesantes y dignos de ser utilizados, lo cual hace que el paso del tiempo no se tenga en cuenta.
Da igual que sea religión, tema delicado donde los haya, si uno es practicante de algo que puede provocar sarpullidos extraños entre el vecindario y otros vivan ajenos a los santos aceptados.
Política ni te cuento, últimamente estamos todos de un irascible subido, de esos que tiran de espaldas cualquier posibilidad de acuerdo, ni que sea entre gente civilizada.
El nivel de enseñanza patrio y sus innumerables cambios de leyes y métodos, también dan para un largo y profundo debate de nunca acabar.
Historias y batallitas propias y ajenas sirven bien para distender el ambiente acalorado y reverdecer en fresco nocturno, los calores veraniegos.
Ya no hay balcones cantores, ni gatos reclamando, ni perros poniendo orden, ni vecinos discutiendo. Solo una conversación sin hilo, pero con muchas puntadas.
A lo lejos el sordo sonido de una ciudad apagada, las brigadas de limpieza en las calles, ruido de contenedores vaciados, nuestro eco en el patio.
Poco más que el respirar de plantas y flores, que alegran nuestro entorno, perfuman el ambiente y decoran el lugar.
El suave olor de jazmines persiste y nos envuelve para cerrar la noche.
Barcelona, 22 Julio 2020
Una noche bien aprovechada en la cárcel del planeta.
ResponderEliminarQue tengas muchas más.
Saludos.
De tanto en tanto los presos nos reunimos en el patio y así intercambiamos información.
EliminarSaludos.
Una exhaustiva, a la vez que poética, representación de la vida cotidiana, antes, durante y después de cualquier avatar social.
ResponderEliminarUn abrazo.
La vida tiene detalles de estos que de tan nimios no les damos importancia y son los que más tienen.
EliminarUn abrazo.
Una descripción muy acertada de esas tertulias al anochecer en torno a una mesa...
ResponderEliminarUn abrazo, Alfred!
Gracias Carmela, es ese dejar fluir la vida y que nos traiga esos conocimientos que nos enriquecen sin darnos cuenta.
EliminarUn abrazo.
Esas noches de verano son las que mas me gustan ;una noche soñada; de las que se puede disfrutar en familia o con amistades. Una cena la musica y los jazmines perfumando el lugar;es perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo Alfred!!
Son de esas cosas medio improvisadas que sale bien. Las disfrutas un montón e incluso las recuerdas por tiempo. Sí, algo perfecto.
EliminarUn abrazo Gra!
Una noche de verano con todo detalle que hace recordar esas que surgían antiguamente con los vecinos saliendo con sus sillas a la calle, a disfrutar el ambiente nocturno cuando el calor de la ciudad se calmaba con la noche.
ResponderEliminarBuen relato Alfred.
Un abrazo.
Es verdad, en tiempos era común lo de sacar las sillas a la fresca y platicar entre vecinos.
EliminarMuchas gracias Elda.
Un abrazo.
Qué poco se necesita para disfrutar de un rato agradable, una noche estrellada, una charla amena, un silencio compartido, o unas risas que lo llenan todo. Tenemos tanto a nuestro alcance y nos perdemos a veces en tonterías.
ResponderEliminarHace años que aprendí que hay temas que si o si suben la bilirrubina: 1.- La política, este tema por encima de otros. Lo aprendí desde bien pequeña, quizás por vivir donde vivo.
2.- El fútbol, he visto discusiones de lo más peregrinas por este tema.
3.- La religión, pero éste en menor medida.
Y con eso me dí cuenta que nos creemos seres libres pero somos quizás los seres menos libres del planeta.
En fin, que me he ido por los cerros del Amboto.
Que tengas muchas más noches de disfrute sano :))
Besines.
Es que soy de lo más sencillito.
EliminarPues mira se pudo hablar un poco de todo sin que salieran sarpullidos.
En mis tiempos se decía: "por los cerros de Úbeda"
Y tú que las veas. O al menos leas la crónica. ;)
Besines.
En mis tiempos también se decia por los cerros de Úbeda pero quise barrer para casa :)))))
Eliminar+Besines
Como sois los del Norte ;)))
Eliminar+Besines.
Son agradables esas noches de conversaciones en que las horas pasan sin darnos cuenta. Y si son con aroma a jazmín, más todavía.
ResponderEliminarBesos
La verdad es que se nos hizo tardísimo sin darnos cuenta.
EliminarFue una velada de lo más agradable.
Besos.
Una descripción minuciosa de lo que es una noche de verano, muy bellamente escrito.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Rita, cuando algo sale bien, explicarlo es muy fácil.
EliminarUn abrazo.
Precioso jazmín el de tu foto pero lamento no poder leer el texto con el que lo acompañas, ya que hay párrafos enteros que me aparecen montados unos en otros y solo dejan entrever la parte superior de letras como la t o la l con su lacito. Y no tengo ni idea como arreglarlo para que me aparezcan bien. Feliz día
ResponderEliminarPues no sé que puede ser, una lástima.
EliminarFeliz día.
¡Hola! Para mí eso es sin duda el placer de las pequeñas cosas.
ResponderEliminarTe sigo, te espero por mi rincón.
Un saludo.
http://marca-indeleble.blogspot.com/
Hola Né, pasaré por tu rincón.
EliminarLos placeres de las pequeñas cosas son los más auténticos.
Un saludo.
Hola Alfred!
ResponderEliminarLa vida de una ciudad, sobre todo si es grande, tiene sus pros y sus contras pero sobretodo en verano, la sociedad se encuentra mucho más a gusto para para estar bien, cerca de la naturaleza y si puede ser al aire libre. La palabra libertad, resume la sensación de bienestar que se siente.
Hola Enric!
EliminarPor eso va bien disponer de uno de esoso pequeños rincones donde la vida transcurre con sosiego y se tienen conversaciones bajo las estrellas de forma civilizada.
La palabra libertad sienta muy bien.
Estaba yo el otro día, en mi terraza hablando con un cactus. Cactus que tiene nombre, como no podía ser de otro modo (Manolo). Es curioso porque después de una hora larga de tertulia, me di cuenta de que el espinoso era incapaz de llevarme la contraria. Percibí en él un Séneca mudo pero sabio. De los que saben escuchar aún y sin oír nada.
ResponderEliminarPor un momento pensé si no me estaba volviendo loco. ¿Que hacía yo hablando con un cactus?
Poco después llegué a la conclusión de que era un tiempo mucho mas aprovechado que, por ejemplo, hablar de política, de religión o de futbol.
Será que me hago viejo...
De esas conversaciones también he tenido, pero hecho en falta la contrarréplica ;)
EliminarEs mejor hablar de cosas serias.
No, que va.
Las veladas pueden ser geniales o todo lo contrario, cada uno disfruta a su manera a veces tan sólo contemplar el cielo nos sirve para ser felices.
ResponderEliminarTu texto a parte de esos bellos jazmines es una velada propicia del verano.
Un placer leerte.
Una conversación, en el transcurso de una cena veraniega al aire libre, tiene un algo especial.
EliminarMuchas gracias Campirela.
Un abrazo.
Es la perfecta descripción de la sensación placentera de una velada bien aprovechada. De que ha valido la pena el esfuerzo que te costó decidirte a acudir.
ResponderEliminarGracias
Saludos
Pues así es.
EliminarMuchas gracias por tus apreciaciones.
Saludos.
La felicidad está en saber valorar y disfrutar esos momentos que tan bien describes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso es lo que creo, rodearte de buena gente y hacer fluir una buena conversación. El entorno ayuda y las viandas más ;)
EliminarUn abrazo.
Con un aroma semejante, cualquier otra cuestión resulta, como mínimo, secundaria.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Todo ayuda, para que el momento tenga ese algo especial.
EliminarSaludos.
Una noche sencilla,con buena música y aroma de jazmín...es mucho.
ResponderEliminarY más en estos tiempos...
Besos.
A veces nos creemos que para conseguir ese efecto mágico, hay que hacer y poner muchas cosas, cuando la sencillez en la propuesta y el uso de las buenas palabras, es suficiente.
EliminarBesos.
Ahora creo que hay pocas tertulias vecinales. Siendo niña si que veía a mis padres y vecinos charlar al fresco después de la cena. Yo no tuve esa suerte. Ahora solo conozco a la vecina del 4º, que es ademas amiga.
ResponderEliminarMaravilloso Lluis Llach.
Un abrazo amigo
La verdad es que yo lo recordaba de los pueblos.
EliminarUn pieza musical en que aúna culturas diferentes.
Un abrazo amiga.
Tus relatos y poemas son el reflejo de la vida diaria, son cercanos,certeros y siempre tienen un contenido que nos deja pensando.
ResponderEliminarMe gustan mucho.
Un abrazo.
Suelo hablar de las cosas cotidianas, las importantes, las que vivimos. Aunque a veces se me escapa alguna travesura ;)
EliminarGracias, me halaga lo que dices.
Un abrazo lunaroja.
Algarabía es una palabra preciosa, como la de tu relato que lo he disfrutado mucho. Esa foto huele!
ResponderEliminarBesitos Alfred
Muchas gracias, pequeños grandes momentos relatados con tranquilidad veraniega.
EliminarBesitos lopillas.
Las velada veraniegas, con aromas y charlas, con risas y recuerdos.
ResponderEliminarUn beso
Son esas veladas tomadas al vuelo, un tanto improvisadas pero de las que se obtiene un resultado excelenete.
EliminarUn beso.
Me has recordado a mis noches de verano en una zona de playa, esas tertulias, los juegos de parchís, las risas y conversaciones envueltos en ese aroma a jazmín.
ResponderEliminarPreciosa música, Alfred.
Mil besitos y feliz noche.
Sí, todos tenemos en mente esos recuerdos, de épocas en que se compartía mucho más que ahora.
EliminarMuchas gracias Auroratris.
Mil besos y feliz día.
Momentos agradables para recordar. Saludos amigo,.
ResponderEliminarSeguro que sí, se guardan en la memoria durante mucho tiempo.
EliminarSaludos Sandra.
Gracias a los jazmines mucha de la insustancialidad que nos rodea, embarga, pasa desapercibida.
ResponderEliminarLa descripción que haces de esos espacios veraniegos, nocturnos, acertada!
Abrazos Alfred.
Como mínimo la atempera ;)
EliminarMuchas gracias Ernesto.
Un abrazo.
Que bonitas son esas reuniones
ResponderEliminarsanas con los amigos,recordando
los momentos vividos, pienso
yo que ya se han perdido mi amigo,
y ahora mas con lo que estamos
viviendo peor, nadie quiere salir
por temor.
Besitos dulces
Siby
Las cosas no se pierden del todo hasta que uno no quiere.
EliminarNo nos dejemos desanimar.
Dulces besos Siby.
Personalmente creo que es uno de mis perfumes de flor preferido.
ResponderEliminarJustamente ayer por la noche me llegó esa fragancia tan dulce.
Saludos
Me alegro por ello, es un aroma relajante.
EliminarSaludos.