CAMISA CARIBEÑA

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Música "ad hoc"

Camisa Caribeña 

La consideró una camisa festivalera, divertida y digna de ser llevada sin recato.

Un amor a primera vista que le arrebató el sentido y no pudo menos que comprar tras asegurase de la talla a vuela pluma mientras iba hacia la caja, donde la cola impresionaba, dada la distancia obligada entre personas.

No estaba la cosa para ir a un probador y perder media hora de cola o más. 

Dado que ahora entre un usuario y otro, pasaba un chico muy formal y uniformado, armado con un desinfectante y una bayeta multiusos, para pasarlo por todo aquello que hubiera tenido posibilidad de ser tocado por las manos del anterior cliente.  

Un sacrificio que no estaba dispuesto a correr aún con el temor de equivocarse y tener que volver para hacer un cambio. 

Una vez en casa y probada con total naturalidad, sin agobios ni prisas, ante un espejo sin olores a desinfectantes industriales, encontró que le quedaba de maravilla.

Ante lo cual no tuvo más deseo que el de hacer llegar la buena nueva del hallazgo a su más sincera crítica, de todo lo que tenía que ver con su vida actual y futura.

Hoy en día hacerse una foto y enviarla es de lo más corriente y usual. Ya nada queda en el anonimato para uso y disfrute personal, todo es compartido. Las ridiculeces incluidas, pero es que se sentía tan fresquito con aquella camisa de carácter caribeño...

Ya se imaginaba bajo un cocotero, tomando una caipiriña, viendo bailar seductoramente una jovencita de alegre sonrisa y curvas vertiginosas. 

Empezó a barruntar las posibles respuestas a la foto compartida: 

• ¿Dónde vas con eso?  
• ¡Ya la puedes ir a cambiar!  
• ¡No te pega nada!  
• Sí quieres la usas para ir por casa, cuando estés solo. 
• Póntela cuando vayas a cenar con tus amigos... 
• 
  

Acertó en dos de ellas, no estaba nada mal, era un buen porcentaje. 

Por momentos empezó a temblar solo de pensar en desprenderse de aquella maravilla. 

Toda su ilusión de un viaje exótico, más allá del confinamiento territorial quedaba en nada. 

Aun así, hizo un vano intento de autoconvencimiento personal, buscando la ayuda del juicio juvenil, más radical en conceptos de moda, pero a la vez un tanto más permisivos.  

Con eso se conformó un tanto, pero perder un viaje, ni que fuera imaginado... 

Mejor ir preparando una piña colada en su recuperado confinamiento. Para celebrar tan magno día, aniversario de Nelson mandela, a quién sí le gustaban estas camisas. 

Barcelona, 18 Julio 2020