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Momento musical
EL PASTEL
Se había esmerado siempre lo indecible en la cocina, en parte porque le gustaba y en parte porque tenía alguien difícil de contentar.
Él solía tener la delicadeza de alabar con un “muy bueno", (sobre todo cuando había público en la mesa), cualquiera de sus contribuciones para la alimentación familiar.
Aunque inmediatamente soltaba un pero...
- Le falta un pelín de sal.
- Está algo demasiado hecho.
- Esto se cocerá en el estómago.
- Con un poco de romero estaría más gustoso.
- Te has pasado con el vino.
- Con lo que ha costado ya puede estar bueno.
- Poniendo coñac francés no me extraña que esté sabroso. etc.etc.etc.
Aunque inmediatamente soltaba un pero...
- Le falta un pelín de sal.
- Está algo demasiado hecho.
- Esto se cocerá en el estómago.
- Con un poco de romero estaría más gustoso.
- Te has pasado con el vino.
- Con lo que ha costado ya puede estar bueno.
- Poniendo coñac francés no me extraña que esté sabroso. etc.etc.etc.
Quieras que no, eso iba minando su autoestima, máxime cuando era considerada a nivel familiar y amistoso una joya en la cocina, digna de alabanzas y de respeto.
Pero él no lo veía así. Formaba parte de sus obligaciones como ama de casa, consideraba que era lo lógico y punto.
También le encantaba hacer todo tipo de pasteles y postres. Tartas de varios sabores, torrijas con rica miel, rosquillas de anís, buñuelos de viento...se solía ceñir mucho al calendario religioso.
Los pasteles de chocolate, convenientemente emborrachados, era de lo poco en este aspecto que su contrario solía tomar e incluso repetir.
Así que harta de los menosprecios habituales a su labor culinaria y, de los desprecios psicológicos a su saber ir por la vida, impedimentos para ir a ver a su familia, imposibilidad de tener trato con amigas, e incluso vejaciones sexuales con golpes por no ponerse a tono a sus requerimientos, optó por una solución sencilla para su gran problema.
Para el día del cumpleaños del susodicho, pensaba hacer una tarta ad hoc, para tamaña efemérides. El elemento en cuestión cumplía los 50, lo cual tiene su importancia, además venía la familia en pleno.
Comentó con los hijos, que había hecho un pastel individual, de chocolate negro con arándanos y frambuesas, regado todo con un licor de su cosecha, de uso exclusivo para el homenajeado, en el cual pondría las velas pertinentes, para que él y solo él las apagara con uno de habituales bufidos y, luego tranquilamente se lo comiera. Era su regalo.
Los chicos protestaron ruidosamente, pero los calló con la promesa de otra tarta de trufa para ellos, sin licor, pues era demasiado pequeños para ello.
Los jóvenes se rieron por lo bajini, pues llevaban cierto tiempo saliendo de noche y tomando cubatas con los amigotes.
Llegada la comida de celebración, sirvió unas ricas viandas que disfrutaron todos relamiéndose los labios. Eso sí con los consabidos “peros de rigor.” Para al llegar el momento de los postres, sacar la espléndida tarta individual con las velas para el páter familias.
Éste con su habitual grosero comportamiento, sopló sin dilación sobre las velas, salpicando de cera el mantel ante su ímpetu desenfrenado, para acto seguido atacar tenedor en mano tan sugestivo manjar. Nada de esperar a que el resto de comensales fuera servido de la otra tarta.
Tras acabar todos de comer y mientras se tomaban el café, don criticón empezó a poner una cara avinagrada, que se fue volviendo blanquecina, le entró un sudor frío que le hizo empapar la camisa y perder su habitual hierática postura. Se llegó hasta su sillón, donde se desplomó como un almohadón de esos fofos.
Boqueaba sin poder articular palabra y presentía cercano el fin de sus días. La familia observaba atónita la escena, sin atenerse a ver qué pasaba.
Ella dueña de la situación, le puso una manta por encima, diciendo al resto que podía tratarse de un corte de digestión por su avidez en comer el pastel.
Todos eran conscientes que tragaba más que comía.
Él seguía sin articular palabra, sólo quejidos y al poco pidió con señas tardías, (pues ya estaba soltando la primera papilla), un traslado al baño. Acto seguido se descompuso por la parte trasera, con una hediondez descomunal que alejo a todo el personal menos a su sacrificada esposa.
Ella solícita y entregada, se lo llevó al baño y le ayudó a desvestirse, lo metió en la ducha y procedió con la manguera a sacar toda aquella porquería.
Mientras se llevaba la ropa sucia a la galería, se apagaron las luces y se oyó un ruido sordo en el baño, como si cayera un cerdo del techo o algo parecido.
Momento en que el hijo mediano, más mañoso para estos menesteres daba una mirada a los contadores, ella seguida de sus suegros y una cuñada metomentodo, entraban en el baño, para ver todos ellos con los ojos fuera de las orbitas, al que fuera amo y señor de la casa, en una postura indecorosa, con los pelos de punta y cierto semblante chamuscado, muy chamuscado.
En la bañera del agua nauseabunda surgía un cable, dando a entender que accidentalmente se había caído dentro el calefactor.
A raíz de aquel desafortunado accidente y, tras el cobro de la herencia, la flamante y liberada ama de casa encargó una necesaria reforma en la casa y el electricista le recomendó que cambiara el diferencial, pues tardaba mucho en saltar y podrían tener un susto.
El pobre no sabía cuánta razón tenía.
El pobre no sabía cuánta razón tenía.
Barcelona, 15 Enero 2020
Un cerdo menos.
ResponderEliminarUna persona libre más.
Saludos.
Por ahí va la cosa.
EliminarSaludos.
La Virgen!! jajajjajja Tal como dice Toro, un cerdo menos jajajja
ResponderEliminarBesitos Alfred
Es triste decirlo pero hasta ella creo que lo entendería ;)
EliminarBesitos kanet.
¡Pues merecido lo tenía! Así debería pasarles a todos los cerdos como él. Un abrazo, Alfred
ResponderEliminarPuede que sí, pero tan ignominiosa...no lo sé.
EliminarBueno sí, que se fastidie.
Un abrazo, Rita.
Pobre hombre, con lo bueno que era...
ResponderEliminarTan bueno que se ganó el cariño eterno de su paciente esposa.
EliminarAhora le lleva flores a su tumba, en cada aniversario de su muerte. Por cierto le acompaña un vecino del 4º, que tenía mala fama por escribir versos.
Me resulta inevitable ponerme del lado de ella. Lástima no hubiera sabido librarse antes de tanto maltrato psicológico (es mucho más fácil dañar a otros de lo que a menudo creemos).
ResponderEliminarHas recreado tan bien el contexto que el desenlace parece hasta natural.
Besos, Alfred
Son decisiones que cuesta de tomar, he estado dudando de dejar que cayera la estufa dentro o no ;)
EliminarEl daño psicológico causa más daño y cuesta más de sanar.
Muchas gracias.
Besos, Alís.
Hola Alfred!! Merecido final para alguien que maltrata psicologicamente a quien dice amar!!
ResponderEliminarMuy buena historia de las tantas que generalmente la mujer termina asesinada en manos de hombres siniestros.
Un beso!!
Más que amar lo que hacen es poseer, en la aceptación más literal de la palabra.
EliminarPor una vez he querido retratar a alguién que se convierte en heroína.
Un beso.
Muerto el perro, se acabó la rabia.
ResponderEliminarA otra cosa, mariposa. Por ejemplo, a vivir... por fin.
Un abrazo.
Claro y conciso.
EliminarSí, a vivir que son 2, 3, días.
Un abrazo.
Está mal, muy mal alegrarse pero me alegro del final, hay gente que no son ni personas. Este final me gusta mucho mas que los de las noticias. Un abrazo
ResponderEliminarEstá mal, pero me lo he pasado estupendamente.
EliminarGracias Ester.
Pobre tipo. Le dieron un final muy premeditado, como suele ser en casos de tanto rencor.
ResponderEliminarUn abrazo.
De pobre nada, había hecho unas oposiciones muy trabajadas para ser tratado así.
EliminarUn abrazo Sara.
Interesante historia que no se aparta mucho de la realidad de algunas parejas, quitando el final, que desde luego no me ha dado nada de pena, :))).
ResponderEliminarUn abrazo, Alfred.
Pena da todos los prolegómenos que llevan a este desenlace.
EliminarNo al final tristemente se considera hasta merecido.
Un abrazo, Elda.
Genial Alfred, tiene el final adecuado.
ResponderEliminarBuen finde.
Un beso.
Muchas gracias maricarmen.
EliminarA todo cerdo le llega...
Buen finde.
Un beso.
Un final genial, muy usual en la vida misma, hay mucho más maltrato psicológico que físico, y ese maltrato hace más daño... pues sí, un cerdo menos.
ResponderEliminarFeliz día Alfred
Como bien dices, ese maltrato va minando la persona hasta anularla del todo. La reacción virulenta consigue reequilibrar las cosas.
EliminarFeliz día.
Un placer leerte de principio a fin. Bien merecido se lo tenia, mas se merecía por ser malo con ella, hombres así abundan por el mundo pero un dia tendrán su final, como este infeliz. Saludos amigo Alfred.
ResponderEliminarMuchas gracias. Abundan más de los que salen en los papeles y lo malo es que mucha gente lo da por normal.
EliminarSaludos amiga Sandra.
El desarrollo es genial. Un relato con la introducción, el ritmo y los tiempos perfectos. El final, claro, estupendo :-)
ResponderEliminarPor los accidentes en el baño. Un cerdo menos, una viuda más. Un beso
Muchas gracias Albada Dos, tus palabras animan a seguir...
Eliminar¿Eliminando cerdos?
Un beso.
Antes le tenía que haber hecho el pastelito!
ResponderEliminarBien pensado...
Besos.
(Temazo de Sydney Bechet de fondo...)
Todo necesita un tiempo de aprendizaje ;)
EliminarMuchas gracias.
Besos.
¡A qué sí!
Vaya...
ResponderEliminarContundente final.
Besos.
Pues ya ves.
EliminarA un tema fuerte le corresponde un final contundente.
Besos.
Todo arreglado. Ahora a cocinar con tranquilidad a sabiendas que, seguro, no tiene quejas.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo
Eso parece. Cualquiera se atreve ;)
EliminarMuchas gracias Juan.
Un abrazo.
Hola Alfred!
ResponderEliminarNo digo que sea una merecida venganza pero me ha parecido muy grato el suceso. Me he divertido.
Hola Enric!
EliminarSe trata de reivindicar con humor.
Me alegro.
Que maravilla Me voy a comprar una igual
ResponderEliminarGracias por compartir tus deseos
Gracias, pero ve con ojo. ;)
EliminarA ti, por leerlos.
Me he quedado muy a gusto con este relato. Hay que matar más (literariamente jaja)
ResponderEliminarQué pinta tiene esa tarta...
Besitosss
Me alegra un montón oír eso. ;)
EliminarPor supuesto, todo literario.
Buena, muy buena.
Besitos.
Es muy duro el maltrato psicológico.
ResponderEliminarMuy bien narrado tu relato, me ha encantado, amigo Alfred.
Y esa tarta uhmmmmm qué rica de chocolate.
Besos.
Es de lo peor.
EliminarMuchas gracias amiga María.
Ni te cuento.
Besos.
Sé que está fatal, pero mi Eva vengativa ha soltado una risilla...
ResponderEliminarNo puedo con ella, perdona...
Mi Eva literaria está también encantada con el relato...
Un beso de chocolate del bueno.
Ni lo intentes, igual se vuelve contra la Eva reflexiva.
EliminarTu Eva literaria me comprende mejor. ;)
¡Oh que bien! Chocolate negro.
Otro para ti.
Amigo Alfred, aunque la cosa no es para reír, yo lo he hecho a base de bien.
ResponderEliminarSegún leía, estaba viendo al buen señor poniendo todos los pegos que hay que poner. El final, buenísimo.
Un fuerte abrazo.
Me alegra leer eso, hay que dar rienda suelta a nuestros más bajos instintos y luego pedir perdón.
EliminarEs que cuando se ponen se vuenven muy pesados, nunca están contentos con nada.
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo María De Los Ángeles.
Beautiful.
ResponderEliminarMerci bien!!!
EliminarEl final lo mejor.
ResponderEliminarPara mi justo.
Besito
Gracias Inma_Luna.
EliminarComo eres ;)
Besito.
Dulce y electrificante venganza.
ResponderEliminarMuy dukce, sí ;)
EliminarUn saludo.
Sabiendo la solución, no me extrañaría otro emparejamiento en breve.
ResponderEliminarUn abrazo Julio.
Alucinada me has dejado... La verdad que el hombre era inaguantable, pero ella se pasó un pelín, eh? Jajaja.
ResponderEliminarMuchos besos!!
No creo, digamos que él pilló una mala corriente. ;)))
EliminarMuchos besos Adelina.
Me encantó; y sin llegar a ese extremo, ni de una ni de la otra parte, comprendo muy muy bien cómo puede sentirse una delante siempre de un "pero..."
ResponderEliminarEn fin, por aquí me quedo... un beso.
¡Hola!Te doy la bienvenida a esta casa de muchas letras con los contraluces propios de un autor peculiar ;)
EliminarUn beso.
Muy buenos días mi querido, Alfred.
ResponderEliminarEl incordio ha sacado un ratito en el día de hoy para simplemente estar contigo y desearte un gran día, siempre lo mejor y hoy lo superlativo ;)
Te quiero, caballero.
Besines a tutiplen :)))
Disfruta!
Muy buenos querida Livy, también para ti.
EliminarEs un detallazo que te hayas asomado por aquí, para desearme un buen día siendo tan especial.
Igualmente mi Dama, cascada de besines ;))))
Eso haré!!!
Huele a chamusquina...
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Un poquito, hay que ver lo que cuesta que ciertos olores nos abndonen.
EliminarAbrazo literario.
Cada quien cosecha de lo mismo que siembra... es la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, por aquí se dice: "Quién siembra vientos, recoge tempestades"
EliminarAsí es la vida.
Un abrazo.
pasé por el bello homenaje que te hizo Prozac así que te deseo un feliz cumple y que la pases genial!! abrazo grande...
ResponderEliminarHola JLO, viniste de un buen sitio, hermoso du detallazo, muchas gracias.
EliminarGran abrazo.
Muchas Felicidades! Vengo de casa de Livy y os dejo un abrazo a los dos! .... de norte .... de luz
ResponderEliminarHola AtHeNeA, te digo lo mismo, buen sitio de donde estuviste.
EliminarUn gran abrazo.
Esa mujer fatal debe ser más precavida, de lo contrario... muy buen final.
ResponderEliminarSaludos don Alfred desde Colombia.
No sé si llamarla mujer fatal, sea lo adecuado, pero que lo ha solucionado de una forma un tanto fatal, sí podría decirse.
EliminarSaludos desde Barcelona.
Muy bueno, se lo tenía merecido por repugnante y violento.
ResponderEliminarBesos Alfred.
Puri
Gracias Puri, cuesta decir eso de que se lo merecía, pero la realidad es lo qué es.
EliminarBesos.
Se merecía un escarmiento pero, ella creo que se pasó de rosca.
ResponderEliminarSi se enteran los de Bos de esto, que Dios nos coja confesados.
Un fuerte abrazo, Alfred.
Uno de bueno, pero algo tan drástico, es de mucho resentimiento acumulado durante mucho tiempo. A esos ni mentarlos.
EliminarUn fuerte abrazo Manuel.
Querido Alfred, pensé que te había comentado ya, lo primero felicitarte por tu cumpleaños y que cumplas muchos más y que sigas así de guapo y templado, en cuanto a tu relato decirte que este reventó como el lagarto de Jaén, un cerdo menos al que aguantar.
ResponderEliminarBesos y feliz semana besos de flor.
¡Hola Flor!
EliminarMuchas gracias, espero seguir así mientras pueda ;)
Desconozco al de Jaén, pero imagino.
Besos y feliz semana.
¡¡¡Lo que habrá sufrido esta pobre mujer con el "crítico gastronómico"!!! Es que este tipejo no conocía el refrán: "La venganza es un plato que se come frío"
ResponderEliminarÉl la mataba a fuego lento y ella fue más expeditiva al final (mira que tardó...), como una olla a presión, saltó la válvula por los aires y zas... Chamuscadito se quedó :DD
El fondo es tremendo...pero aunque no se debe alegrarse de la muerte de nadie... depende del "alguien" y tu forma de contarlo es soberbia.
¡Ah! Y el soberbio pastel de la foto es de ñamñam jajaja
Un beso y una sonrisa (a pesar de)
Parece ser que no ;)
EliminarAquí se puede aplicar aquello de que a cada cerdo le llega su San Martín.
Muchas gracias Framboise.
Un beso con sonrisa sincera.