Crónicas desde la cuneta II
Cuando ves la calidad de la gente que
te rodea, esa que no conoces, ni saludas, ni dedicas un vistazo, es cuando
tienes un problema, por nimio que sea y tienes que recurrir a ella.
Sentados sobre las maletas, tras el diagnóstico certero, conciso y cruel del mecánico, esperamos un taxi para llevarnos a la
ciudad y ahí recoger un vehículo para proseguir nuestro viaje de regreso a
casa.
Nuestro fiel compañero de fatigas, no
ha podido más, siendo víctima de un desfallecimiento importante, que le impide
continuar, estamos en fiestas y su arreglo va para días.
Su aparato circulatorio dijo basta,
la bomba rota impedía la circulación del líquido refrigerante, expulsando el
vital contenido, en un babear continuo.
Forzamos la exigencia de su funcionamiento,
añadiéndole agua al ritmo que la perdía hasta llegar a manos expertas, que
fueron los que nos avisaron de la locura de seguir por ese camino.
Así que, ahí estábamos, viendo con
pena, como lo cargaban en un camión con destino a una base de repatriación,
mientras nosotros esperábamos el mismo destino.
Nos recogió una taxista, sudamericana,
morena y locuaz en grado sumo, para nosotros, que veníamos de un recorrido,
parco en palabras.
Los castellanos y norteños, no son gente de
natural habladora, se limitan a las palabras justas para hacerse entender o
manifestar que no quieren entenderte, sin florituras.
Pero está, nos puso al corriente de
toda su vida, en los diez años que llevaba acá, y de los males y operaciones,
que acababa de sufrir.
Todo en un recorrido de apenas unos
veinticinco Km. A velocidad de vértigo, sorteando coches, motos, peatones
descerebrados y buses impresionantes.
Una vez en el centro de recogida de
vehículos de alquiler, en un momento nos ofrecían uno para sustituir al nuestro,
dándonos un excelente corcel, joven y brioso, perfumado aún con el olor de recién
salido del concesionario.
Todas las personas nos atendieron con
una sonrisa, unas palabras de ánimo, para no agravar una situación incómoda y
sin aceptar ninguna dádiva personal, solo nuestro eterno agradecimiento.
Agosto 2014
Lo que os ha pasado es muy cabreante. Lo siento, Pero a partir de ahora, tocan las aventuras interesantes.
ResponderEliminarSólo ha sido, un pequeño incidente, que la asociación de conductores ha resuelto de forma estupenda.
EliminarUn abrazo.